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que pudiera la primera division británica ir desahogadamente en busca de un paso que no estuviese lejos dei desaguadero del rio. La acompañaban diez y ocho pontones y seis pequeñas lanchas porteadas en carros, cuarenta coheteros y algunos soldados de artillería para elevar las piezas que tuviera el frances en la márgen derecha. Habíase hecho resolucion, para verificar la travesía, de construir seis balsas puestas sobre tres pontones cada una, y conducir en dos veces al otro lado y antes de la aurora 1,200 hombres, sostenidos por igual número y por doce piezas planteadas en la ribera izquierda.

Imposible de practicarse cosa alguna en la noche por mas esfuerzos que se hicieron, no empezó la faena del paso hasta el 23 en la tarde, habiéndose escogido para ello un parage que tenia doscientas varas de ancho en baja mar y á distancia unas cinco de la boca del rio. Echáronse de pronto al agua los seis botes, y se pasó una maroma de una orilla á otra para sujetar tres balsas listas ya, y de las que cada una trasportó á la vez sobre sesenta hombres, consiguiendo desembarcar luego en la orilla opuesta hasta quinientos, entre ellos algunos coheteros. Pero subiendo la marea con fuerza, hubo de suspenderse la maniobra, teniendo los que habian pasado que abrigarse detras de unas colinas de arena ó sean méganos á las órdenes del coronel Stopford. Dos regimientos franceses salieron muy animosos de la ciudadela para atacarlos, pero una descarga. de cohetes reprimió sus impetus, y los forzó á retirarse, no acostumbrados á la novedad y estrago de proyectiles tan singulares. A favor de buena y despejada luna cruzaron aquella noche el rio mas tropas inglesas, y afianzaron el puesto de los que habian tomado

la delantera.

En esto arribó al embocadero del Adour la flotilla procedente de Socoa; pero furiosa y encrespada la barra no era fácil salvarla, y los que lo intentaron tuvieron que desistir, despues de padecer trabajos y muchas averías. Mas alta despues la marea, renováronse las tentativas para entrar, y perecieron algunos buques; pero metidos en el empeño los marineros británicos y no tan impedidos por el viento, que fue amansando, venciéronlo todo con su arrojo y esperiencia, y regolfaron por el rio arriba treinta buques en la tarde del 24. Quedó lo demas del convoy sotaventeado.

Seis mil ingleses estabau ya por la noche á la derecha del rio, no habiendo cesado en su paso, y verificándolo aun á nado algunos caballos, luego que abonanzó el tiempo y lo consintió la marea. Acamparon al raso, y por la mañana marcharon sobre la ciudadela; la derecha tocando al Adour, y dilatada la izquierda por el camino real conduce de Bayona á Burdeos; con lo que todo á Bayona. cortando las comunicaciones con el norte del rio, completaron el acordonamiento de la plaza y el de todas sus obras, incluso el campo atrincherado. Ayudó á este movimiento un falso

Se acerca del

que

ataque, por la siniestra márgen, de la brigada de Lord Aylmer y de la quinta division británica en union con los españoles del ejército de Don Manuel Freire.

Ni se dejaba de la mano el trabajo del puente, que Echa un puente se finalizó el dia 25, estableciéndole en donde tiene sobre el Andour. de anchura el rio 370 varas, y yendo á dar el cabo opuesto cerca del pueblo de Boucaut. Formóse dicho puente con veinte y seis cachamarines ó barcos pequeños de la costa cantábrica, asegurados á proa y á popa con anclas ó cañones de hierro cogidos en los redactos del Nive, con cables fijos en ambas orillas para resistir á los embates del flujo y reflojo, y estendidos por cima de las cubiertas tablones á manera de esplanadas, que facilitasen la rodadura y peso de la artillería. Una cadena colocada mas arriba del puente le protegió contra las arremetidas y abordage de las lanchas cañoneras y buques enemigos fondeados al abrigo de la

ciudadela.

Era esta obra de grande importancia por afianzar la comunicacion entre ambas riberas durante el bloqueo y sitio intentado de Bayona, y franquear las calzadas de la derecha del Adour, de cuyos pueblos parecia mas hacedero abastecerse de todo lo necesario, muy quietos por alli los naturales, libres de molestias y seguros de puntual y cumplido pago.

Mientras que maniobraba asi el ala izquierda del Avance de Wellington. ejército aliado y que embestia tambien á Bayona, trató Wellington, reforzada que fue su derecha, de ejecutar un avance general por aquel lado contra las huestes del enemigo. En consecuencia atacó el mariscal Beresford, seguido de la cuarta y séptima division y una brigada, los puntos fortificados de Hastingues y Oyergave á la izquierda del rio de Pau, y forzó á los enemigos á recogerse á Peyrehorade, en sazon que Hill cruzó el gave de Oloron sin resistencia por un vado en Villenave, y lo mismo Clinton entre Montfort y Laas, amagando Picton el puente de Sauveterre, que volaron los franceses. Don Pablo Morillo rodeó por su parte la plaza de Navarreins, la cual no era dable reducir de pronto sino con artillería gruesa.

Los aliados, yendo adelante, enderezáronse á Orthez, pasando Beresford el gave de Pau por bajo de su confluencia con el de Oloron, y continuando lo largo del camino real de Peyrehorade en direccion de aquella ciudad sobre el diestro costado del euemigo, haciendo otro tanto Picton rio abajo del puente de Bourenx, y tambien sir Stapleton Cotton con la caballería, sostenidos ambos por un movimiento de flanco que hicieron otras dos divisiones. Ocupó Hill las alturas fronteras de Orthez á la izquierda del grave de Pau, no pudiendo forzar su puente.

Cabeza de su prefectura aquella ciudad, y residencia antigua y célebre de los príncipes de Bearn antes de su traslacion á Pau,

brero.

Batalla de Or- iba á presenciar ahora reñida contienda trabada á sus thez, 27 de fe- puertas y en los alrededores. Habia escogido en ellos ventajosa estancia el mariscal Soult á lo largo de unas lomas por espacio de media legua. Su derecha bajo del general Reille descansaba sobre el camino real que va á Dax ocupando el pueblo de Saint-Boés: su centro, que regia Drouet, alojábase en una curva por donde se metian y giraban las colinas, y su izquierda al cargo de Clausel se apoyaba en la ciudad y defendia el paso del rio. Las divisiones de los generales Villatte y Harispe y tropas del general Paris manteníanse de respeto en parage elevado y en el camino que se dirige à Mont-de-Marsan por Soult de Navailles. Componía esta fuerza un total de mas de 40,000 hombres.

Dispuso Lord Wellington para empeñar la refriega que Beresford con las divisiones cuarta y séptima y la brigada de ginetes de Vivian atacasen la derecha de los enemigos, y se esforzasen por envolverla; debiendo á la propia sazon arremeter contra el centro é izquierda de aquellos el general Picton asistido de la tercera y sexta division, y apoyado por Cotton con otra brigada de cabaliería. Incumbia al varon Alten quedar de reserva, y á sir R. Hill forzar el paso del gave, y trabar pelea con la izquierda de los fran

ceses.

A las nueve de la mañana del 27 de febrero se enredó la accion, con mala estrella para los aliados en un principio por la parte de Beresford, con buena por el centro; si bien disputada la victoria largo rato, cejando aqui el enemigo, pero pausada y admirablemente formado en cuadros. Semejante repliegue precisó sin embargo al mariscal Soult á recoger sus alas y á ordenar una retirada general, acarreándole luego este movimiento otros daños, sin que le bastase la maestría y pericia militar que mostró ; porque cruzando el general Hill el gave y adelantándose sobre la izquierda francesa en ademan de atacarla en su marcha retrógada, tuvo aquel mariscal que avivar sus maniobras, aunque inútilmente, avivando tambien las suyas al mismo compas el general Hill: de manera que acabaron los franceses por desparramarse é ir en completa huida, teniendo detras á los ingleses, que á carrera abierta pugnaban para alcanzarlos y hundirlos. Alli vinieron lástimas y mas lástimas sobre los vencidos, quienes perdieron 12 cañones y 2,000 prisioneros; pereciendo ó estraviándose infinidad de fugitivos punzados por la bayoneta británica y acuchillados ó cosidos por el sable de sus ginetes. Hubo no obstante de costar á los ingleses muy caro tan glorioso triunfo, habiendo corrido riesgo la vida de Lor Wellington, contuso de una bala de fusil dió en el que de pomo su espada, y le tocó en el fémur, causándole el golpe tal estremecimiento, que le derribó al suelo, estando apeado y en el momento inismo que se chanceaba con el general Alava, herido este poco antes, no de gravedad, pero en parte sensible y blanda que siem

pre provoca á risa. Hizo alto el ejército británico al anochecer en Sault de Navailles: su pérdida consistió en 2,500 hombres, de ellos 600 portugueses; no asistió á la accion fuerza alguna española. Tuvieron los enemigos en sus filas una baja enorme que, segun cuentan relaciones suyas, pasó de 12,000 hombres; pero proåncida en mucha parte por la desercion, siendo grande el número de conscriptos y gente nueva. Fue gravemente herido el general Foy y nuerto el general Bechaud.

Movimientos posteriores.

Prosiguieron los franceses por la noche su retirada y paráronse detras del Adour junto à Saint-Sever para allegar y recomponer su hueste, juntándoseles algunos refuerzos que venian de camino. En pos suyo fueron los aliados al dia inmediato; pero esquivaron aquellos el reencuentro yendo la vuelta de Agen. Entonces repartiéronse los anglo-portugueses entrando su ala izquierda sin resistencia en Mont-de-Marsau, capital del departamento de las Landas, colocándose el centro en Cazères, y moviéndose el 2 de marzo la derecha á las órdenes de Hill del lado de Aire, márgen izquierda del Adour, en donde tuvo este general un recio choque con la division de Harispe, no empeñada en Orthez, y llevó al fin la palma de la victoria cogiendo ó destruyendo muchos almacenes y efectos acopiados alli.

Frutos opimos fueron de todas estas operaciones acordonar las plazas de Bayona, San Juan de Pie de Puerto y Navarreins, atravesar el Adour, enseñorearse de sus principales comunicaciones y pasos, y coger ó destrozar vituallas, enseres y otros abundantes recursos del enemigo.

Libertó á este de mayores daños el tiempo lluvioso en demasía; intransitables dé resultas los caminos, rebalsadas las tierras, hinchados los torrentes y arroyos, y aplayados los rios. Vióse por tanto Lord Wellington obligado á detenerse, y pudo Soult mudar de rumbo, yendo hácia Tarbes é inclinándose á los Pirineos, con intento de recibir por la espalda ausilios del mariscal Suchet, si bien incomodando á los pueblos con exacciones, falto de víveres perdidos en los almacenes de Aire, y dejando descubierto á Burdeos y sus comarcas, en la confianza de que Wellington no osaria

internarse tanto.

Intento de los partidarios de la

casa de Borbon.

Equivocóse en esto, pues yendo de caida Napoleon y su imperio, alzaron la cabeza y se multiplicaron los partidarios de la casa de Borbon mas numerosos en aquella parte de Francia que en otras, y alentaron á Wellington á que les prestase ayuda, y saliese de su acostumbrada pausa y circunspeccion. Hablamos de la llegada al cuartel general ingles del duque de Angulema y de la proteccion que le dispensó Lord Wellington. El aparecimiento de un príncipe como este de la antigua y real estirpe de Francia cebó con esperanzas nuevas á los de su partido, convirtiéndose muchos, socolor de leales, en trazadores

de revueltas y levantamientos. Amortiguó Wellington por algun tiempo tales ímpetus, y aun dejó como á un lado al duque de Angulema despues de haber contribuido á traerle; ora por temor de que no correspondiese el pais á cualquiera demostracion que se hiciese en favor de los Borbones, y ora mas bien por las dudas y perplejidad de los aliados del Norte, que, no resueltos todavía á concluir con Napoleon, hiciéronle sucesivamente varias proposiciones de acomodamiento, temerosos de no poder sobrepujarle del todo y vencerle.

Mas rotos luego con él todos los tratos, segun en breve veremos, y no detenido ya Wellington por empeños anteriores ni otros respetos, soltó la rienda á su inclinacion, y consintió en dar apoyo á los que propendian á querer restablecer la dinastía borbónica. Por el tiempo mismo de la batalla de Orthez fue cuando acudieron emisarios de Tolosa y Burdeos en busca del de Angulema, mostrando vivo deseo de que se pusiera este príncipe al frente de los suyos, ciertos de que se conseguiria asi y sin dificultad la restauracion en el trono de la antigua y real familia de Franlington via de cia. Abocáronse todos en Saint-Sever con Wellington Burdeos á Be- quien, en vista de lo que le espusieron, accedió á sus encarecidas súplicas, y resolvió encaminar hácia Burdeos tres divisiones bajo el mando del mariscal Beresford, haciendo adelantar al propio tiempo fuerzas de Don Manuel Freire, que llenasen el vacío que dejaban las otras.

Envia Wel

resford.

Sc declara esta Luego que los ingleses se fueron acercando á Burciudad en favor deos, retiráronse las autoridades imperiales y las trode los Borbones pas, quedando solo el arzobispo y el maire ó corregidor, llamado Mr. Lynch. Determinaron entonces los realistas declararse del todo y alzar banderas por la casa de Borbon, estando ya los ingleses a las puertas de la ciudad. Salió á recibir á estos el maire, quien dijo á Beresford: « Si el señor mariscal quiere entrar << en Burdeos como conquistador, podrá coger las llaves, no ha« biendo medio alguno de defensa; pero si viene á nombre del rey « de Francia y de su aliado el de Inglaterra, yo mismo en calidad de maire se las presentaré con gusto. » Respondióle Beresford satisfactoriamente, y al oirle, gritando Mr. Lynch: «¡Viva el rey!» púsose la escarapela blanca, antigua de Francia, y se quitó la banda (echarpe) tricolor, distintivo de su autoridad. A poco Entran alli el y siendo el 12 de marzo, entraron en Burdeos el da12 de marzo Be que de Angulema y el mariscal Beresford, muy bien resford y el de acogidos y victoreados, amigo siempre el pueblo de Angulema. novedades, y cansada aquella ciudad de la guerra marítima y bloqueo continental tan dañoso á su comercio y esportaciones agrícolas. Dió el mariscal Soult con esta ocasion tremenda proclama, condenando á la execracion de los venideros y vergüenza pública á los franceses que hubiesen

и

Proclama

de Soult.

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