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punto de Aragon donde se celebrasen. Replicaron los de la Union; insistió el rey en la negativa, y pidió algun tiempo para deliberar, concediéndole se retirase momentáneamente al refectorio del monasterio con sus consejeros. Guardaban entretanto las puertas y demás puntos de escape los de la Union, y el rey bien penetrado de su situacion, pero no queriendo ceder, ofreció á las Córtes estar y pasar por lo que en razon al punto cuestionable, determinase el Justicia de Aragon. El expediente no satisfacia á los infantes y sus partidarios; quienes perdido ya todo respeto, pedian á grandes voces la confirmacion, y amenazaban al rey con destituirle en el acto y elegir nuevo monarca. Don Pedro salvó este grave compromiso cediendo á la confirmacion, entregando castillos y consintiendo en cuanto le exigieron; pero no sin protestar secretamente en el mismo refectorio del monasterio, ante Fr. Juan Fernandez de Heredia, castellan de Amposta, y ante D. Bernardo de Cabrera, que cedia al miedo, á la fuerza, á la violencia, y no de su grado y voluntad.

Destituyeron en seguida las Córtes á todos los que des→ empeñaban oficios y servicio en Casa Real, nombrando gentes de su confianza, pero protestando tambien el rey secretamente que esto se hacia contra su voluntad. Obligáronle á despedir todos los caballeros catalanes que tenia en su consejo, y á confirmar las donaciones que su padre el rey Don Alonso habia hecho a la reina Doña Leonor y á sus hijos los infantes. Para asegurar estas conquistas sobre el rey, se mandó saliesen de Zaragoza bajo pena capital, todos los que no perteneciesen á la Union. Otros varios capítulos de agravios presentaron al rey, pero se negó tenazmente á decretarlos, contestando siempre, que los resolviese el consejo que ellos le habian impuesto. Provenia la tenacidad del rey, de haber logrado mtroducir desunion entre los ricos-hombres, y tener esperanzas fundadas de hacer la contrarevolucion en el mismo Zaragoza; pero advertida ó desconfiada la Union, pidió al rey, que para mayor seguridad de lo pactado, se le entregasen como rehe

nes algunos ricos-hombres; y eligió aquellos de quienes mas desconfiaba: así lo otorgó el rey, y los de la Union se apoderaron y pusieron á buen recaudo los ricos-hombres que mas se habian significado contra ellos.

No cesaron por esta precaucion las intrigas para ganar el rey partidarios y quitárselos á la Union, procurando principalmente excitar el nacionalismo de los aragoneses contra los castellanos que habian acudido á sostener la Union con los infantes Don Fernando y Don Juan. Volvió la esperanza al corazon del rey, y su ódio, mas especialmente contra el infante Don Jaime, se manifestó públicamente en una sesion de Córtes en que llegó á lamarle falsario, traidor, y desafiarle cuerpo á cuerpo, para lo cual estaba dispuesto á renunciar la corona y absolverle de la fidelidad á que le estaba obligado. El mismo Don Pedro escribe esto en su historia, y añade, que habia mandado á dos caballeros de su confianza, llamados Pedro Jimenez de Pomar y Gonzalo de Castellvi, que estuvie sen en la sesion al lado del infante, y que si se desmandaba, lo matasen en el acto. El infante se defendió de la agresion del rey, y algunos parciales de la Union concitaron al pueblo contra el monarca, obligándole á refugiarse á un rincon de la iglesia, rodeado de sus escasos defensores, que espada en mano se prepararon á defenderle.

A duras penas se pudo apaciguar el tumulto, y vuelto el rey á palacio, deliberó con algunos de sus mas íntimos amigos la resolucion que debiera adoptar en tan críticas circunstancias. Dos caminos se presentaban para salvar la situacion: era el uno, huir secretamente de Zaragoza y acogerse á Cataluña, ó á una de las poblaciones que seguian la voz del rey en Aragon, sacrificando á los ricos-hombres que la Union tenia bien custodiados en rehenes. Era el otro, conceder cuanto la Union pedia, sin perjuicio de hacer luego armas contra todo lo concedido, alegando coaccion. D. Bernardo de Cabrera opinaba por la fuga y el sacrificio de los rehenes: los demás por el segundo extremo, que fué al fin el adoptado por el rey,

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TOMO V.

como mas conforme à su carácter solapado y vengativo. Concedió pues todas las demandas de la Union, devolviendo al infante Don Jaime el gobierno y procuracion del reino, y satisfechas completamente las Córtes, las despidió el 24 de Octubre, prorogándolas para el 4.° de Mayo del año siguien te (1). Salió inmediatamente el rey de Zaragoza, despues de

(1) Insertamos á continuacion el discurso que pronunció el rey para despedir las Córtes, y que tomamos de Zurita, por lo mucho que contribuye á ilustrar los actos de esta legislatura.

Buenas gentes, ya sabeis como á requisicion vuestra, há cerca de tres meses que vine á esta ciudad à celebraros Córtes generales: y el primer dia en la Seu de San Salvador, vos diximos, entre otras cosas, que por averse levantado fama en este reyno, que por nos ó nuestros officiales se hazian algunas cosas, que redundaban en perjuyzio y quebrantamiento de los fueros, privilegios y libertades, y usos de Aragon, nos, queriamos someter á justicia y razon: y deseando que nuestros súbditos viviessen en paz, y en buen estado, y que ninguna manera de quistion fuesse suscitada entre nos y vosotros, os offrecimos y diximos, que si por nos ó por officiales nuestros, se avia hecho alguna cosa contra fuero, ó contra vuestros privilegios, libertades y buenos usos, notificándose, lo revocariamos, y muy cumplidamente se emendaria, porque nuestra voluntad siempre fué y es, que assi se guarde por nos, y nuestros officiales, como lo juramos el dia de nuestra bienaventurada coronación. Porque entendiéssedes que assi lo queriamos cumplir por la obra, en presencia de toda la córte, juramos de guardar vuestros fueros y libertades, antes que por vuestra parte se nos presentassen vuestros capitulos y agravios: y hecho esto, confirmamos algunos privilegios, que en particular nos presentastes. Despues avemos visto y recibido los capítulos que se presentaron en general por toda la córte, y algunos particulares de ricos-hombres y universidades, y de otras personas, y los que tocaban generalmente á todo el reyno, que pareció que eran en conservacion de la justicia, se han proveydo con parecer de algunas personas que nombrastes para nuestro consejo; y sobre algunos otros capitulos y agravios, que eran dudosos, ó no se avian visto, ni proveydo, y se podian determinar fuera de Córtes generales, nos plaze y mandamos al Justicia de Aragon, que está presente, que con acuerdo de algunas personas que señalastes para nuestro consejo, las que eligiere, lo determine y provea; y los otros que no se pueden determinar, sino en Córtes, queden remitidos para las primeras que

puestos en libertad los rehenes, sin dar lugar á que nadie le acompañase á pasar la barca del Gállego, desembarcando de esta y marchando á pié hasta la Torre de Alpunyés, por no aguardar los caballos que debia montar, y llevando tal ira en el rostro, que ninguno de los de Zaragoza se atrevió á pasar con él la barca. Dirigióse acto continuo à Cataluña, para hacer sus preparativos y destruir lo mismo que acababa de confirmar.

El mismo año de 4347 reunió Córtes para los catalanes en Barcelona, y D. Pedro de Egerica convocó Córtes en Villareal, para los valencianos que no habian jurado la Union.

Despues de la victoria que el rey consiguió en Epila sobre

se tuvieren. Mas porque es muy notorio que se nos offrecen grandes y muy peligrosos negocios, y que pueden resultar en mucha afrenta y deshonor de nuestra corona, especialmente en la isla de Cerdeña, porque la ciudad de Sacer está cercada, y en muy evidente peligro, y lo de Rossellon y Cerdania requiere muy acelerado el socorro, porque Don Jaime de Mompeller haze grandes ayuntamientos de gentes para invadir aquellos Condados, y son venidos à nos mensajeros de Mallorca, y affirman, que el rey de Benamarin haze grandes aparejos de armada en Bugia para venir contra aquella isla, y convenga sin dilacion proveer á tantas partes, lo cual no se podria hacer sino en Cataluña, por estar cerca de las costas, por estas causas licenciamos las Cortes: y si á nuestro Señor plaze, volveremos á este reyno para el primero dia de Mayo, ó á lo mas largo para la fiesta de San Miguel: y cumpliremos todo aquello que agora no se ha podido cumplir. Quanto á lo que nos aveys suplicado, que revoquemos los homenajes y juramentos que se han hecho a la infanta Doña Constanza, nuestra hija, por algunos nobles y caballeros, y otras personas de nuestros reynos y tierras, y por los Alcaydes de algunos Castillos deste Reyno, y del de Valencia, nos tenemos por bien de lo hazer, y lo revocamos, y cassamos y los queremos aver por absueltos y libres de los tales juramentos y homenajes. de manera que por esta causa no queden obligados à nos, ni á la infanta, quedando su derecho a salvo, si le tuviere, en la sucesion destos reynos, en caso que lo que Dios no quiera muriessemos sin hijo varon. Con esto os rogamos, assi como á buenos y naturales vasallos, y os mandamos que sigays tales medios, y formas, que con ellas el reyno quede libre de todo bullicio y cessen las execuciones y procesos que se han comenzado: porque toda paz se siga en el reyno."

el ejército de la union aragonesa, y de las ejecuciones y castigos que à ella siguieron, acordó por consejo de los jurados de Zaragoza, y de sus principales partidarios, celebrar Córtes en esta ciudad. Reuniéronse efectivamente el mes de Octubre 1348. de 1318, y en ellas pidió el reino accediese Don Pedro à la renuncia que hacia de los privilegios de la Union; que se destruyesen todos los libros y escrituras referentes á este derecho politico, à la renuncia que tambien hacian de la confederacion y liga pactada con los valencianos, y á la anulacion como ilícitos, de todos los procesos anteriormente formados por los confederados. Escribe el rey Don Pedro en su historia, conforme à estos deseos del reino, se quemaron dentro del monasterio de predicadores, donde se celebraban las Córtes, los dos privilegios de la Union concedidos por el rey Don Alonso; la confirmacion que de ellos habia hecho el mismo Don Pedro en las Córtes anteriores de 1347, y todas las demás escrituras y procesos extendidas y ordenados por los vencidos partidarios, revocándose perpétuamente los refe: idos privilegios. Añaden los historiadores, que fué tal la impaciencia del rey en destruirlos, que deseando hacerlos pedazos por sí mismo, se hirió con el puñal una mano, y que al verse herido, dijo: «Justo es que privilegio que tanta sangre ha costado, se rompa derramando sangre.»

que

Así quedó anulada y destruida la célebre garantía política de Aragon, creada para sostener sus fueros y libertades. El dia siguiente se presentó de nuevo el rey en las Córtes ofreciendo perdon general, exceptuando las personas contra quicnes se habia comenzado ya á proceder, y las condenadas por crímenes de lesa majestad. Juró además ante todos, que guardaria y mandaria guardar inviolablemente los fueros y privilegios del reino, sus usos y costumbres.

En la compilacion de fueros impresos se leen cuarenta y cuatro leyes hechas en estas Córtes. De la totalidad, cuarenta y dos se hallan esparcidas en los nueve primeros libros, y las dos restantes en la seccion de fueros que no están en uso. Da

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