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doncella Tarsia un hijo natural, Don Fadrique de Aragon, que heredó el condado de Luna, el señorío de Segorbe y los demás estados que le pertenecian como nieto de Doña María.

La muerte de Don Martin rey de Sicilia, fué muy sentida en todos los reinos de Aragon, no solo por sus altas prendas, sino porque no teniendo el rey otros hijos ni hermanos, se preveian los males que acaecerian en la sucesion del reino. Procuróse prevenirlos, y como último medio, se logró convencer al rey contrajese segundas nupcias con Doña Margarita, gallarda jóven, hija de D. Pedro de Prades; mas aunque en demanda de sucesion se agotaron todos los recursos de la ciencia y del empirismo, algunos muy contrarios á la salud del rey, la reina quedó tan intacta como antes de casarse, á pesar de no tener Don Martin mas que cincuenta y un años. Diego Monfar dice á este propósito en su crónica de los condes de Urgel: «Atribuyóse esta su dolencia á pestilencia, pero la mas comun opinion fué, que murió de las comidas y unciones que le daban las mujeres, sin consejo de los médicos para..... y certifícase esto, porque despues de muerto, hallaron en su aposento una arquilla llena de semejantes ungüentos y conficciones (1).»

ΕΙ rey falleció en 31 de Mayo de 1410, sin señalar sucesor en el testamento, ni de palabra: sin determinarse á dirimir tan grave cuestion, agitada ya por los pretendientes á la corona, meses antes de morir, pero inclinándose visiblemente á dejar el trono, al menos de Sicilia, á su nieto Don Fadrique, el hijo natural de Don Martin y Doña Tarsia. La solemne de

(1) Otro cronista, Lorenzo Vala, añade los siguientes detalles: Sunt enim qui dicant nullo pacto, nec medicorum arte, nec multifariis machinis, potuisse eum vel concubere cum muliere, vel puellæ virginitatem demere, licet mater aliæque nonnullæ fœminæ velut ministræ, puellæ adessent, licet viri quoque aliquot auxilio regi essent, qui ventrem, quasi appensum per fascias à lacunari pendentes quibus tumor proni ventris cohiberetur, dimitterent eum sensim in gremium puellæ, ac sustinerent: sed hæc verecundius forsitan in silentio reponuntur.

TOMO V.

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1398.

claracion de legitimacion estaba acordada, pero no llegó á verificarse. Dejó oficialmente la procuracion y gobernacion del reino al conde de Urgel, si bien excitando ocultamente y con insistencia á los aragoneses, para que no le obedeciesen.

El cisma que desgraciadamente dividia la Iglesia y afligia á la cristiandad, obligó al Papa Benedicto XIII á presentarse en Barcelona, de donde marchó á Zaragoza, el año 4410. Si hubiéramos de juzgar la justicia de su causa por los antipapas que se le opusieron, y la corta vida de estos, parece que la Providencia se declaraba respecto á este punto en su favor, aunque le abandonasen los reyes de la tierra, excepto el de Aragon. Despues de la muerte de Clemente VII que fué el primero que se le opuso, los cardenales sus enemigos, eligieron á Bonifacio IX: muerto este en 1404, eligieron á Inocencio VII, quien habiendo fallecido en 1406, fué sustituido por Gregorio XII. Alejandro V, nombrado en el Concilio de Pisa por los cardenales disidentes de los dos Papas, murió en Mayo de 1440; eligiéndose en Bolonia por sucesor á Juan XXIII. De manera, que cuando Benedicto XIII se refugió en Aragon, se le habian ya opuesto seis antipapas. Veremos en el capítulo siguiente la influencia que en el compromiso de Caspe ejerció este personaje.

Ningun acto legal particular podemos consignar del rey Don Martin en Aragon, porque concentrada ya en su época la facultad legislativa en las Córtes, todo el interés legal pasa á los congresos reunidos en sus cuatro brazos. Bueno es sin embargo consignar, que en 4.o de Mayo de 4398, estableció concurso anual entre los aficionados á la gaya ciencia, señalando cuarenta florines de oro para comprar alhajas con que premiar las mejores obras que presentasen los poetas, imitando los concursos de París y Tolosa.

CORTES DE DON MARTIN.

Ya hemos indicado que al morir el rey Don Juan, se ha→ llaba su hermano Don Martin en Sicilia, y que su mujer la

duquesa de Montblanch, contribuyó poderosamente á que se le nombrase rey de Aragon, y conde de Barcelona, por los catalanes. Esto nos muestra, ó bien que á la sazon se encontraban reunidas las Córtes de Cataluña en Barcelona, ó que la reina convocó parlamento general para el objeto indicado. Pero dejando tal cuestion para la crónica parlamentaria del principado, vengamos à la reunion celebrada por los aragoneses en Zaragoza, cuando tuvieron noticia de la muerte del rey.

Acordaron en efecto congregarse los prelados, personas eclesiásticas y barones, mesnaderos y caballeros con los ciudadanos de Zaragoza y procuradores de las ciudades y villas del reino, siendo bastante numerosa la reunion. Conformáronse todos en que el reino debia defenderse y proteger las fronteras, y para ello intimaron al gobernador general D. Gil Ruiz de Lihori, adoptase las medidas oportunas. Habíanse presentado interin en Zaragoza, dos embajadores del conde de Fox y de su mujer la infanta Doña Juana, con cartas de estos para el arzobispo y jurados de Zaragoza, y para el Justicia de Aragon. Reunieron los jurados el concejo, y acordaron no abrir las cartas del conde, ni admitir las credenciales de los embajadores, hasta que estuviese congregado el reino en virtud de la convocatoria hecha.

Reunidos pronto los cuatro brazos en Julio de 1395, se 1395. abrieron las cartas de los condes, se admitieron los embajadores, y el obispo de Oleron, que era uno de ellos, dió cuenta de que las cartas y embajada tenian por objeto reclamar la sucesion del reino para la condesa de Fox, si no se presentase otra persona con mejor derecho; rogando y pidiendo se examinase el asunto con justicia. El arzobispo de Zaragoza contestó en nombre de toda la congregacion, que se responderia á los embajadores despues que deliberase. La contestacion fué, que Aragon reconocia por rey y señor a Don Martin, hermano del rey difunto, y que á él correspondia entender en lo relativo á la embajada del conde y condesa de Fox; despi

1395.

diendo en el acto á los embajadores, y mandando á Ramon
de Torrellas y otros comisionados, marchasen á Barcelona y
pusiesen lo acaecido en conocimiento de los catalanes, adop-
tando un comun acuerdo para la defensa del reino, en caso
que el de Fox apelase, como apeló, á las armas.

La defensa del reino exigió que todos los que componian
los cuatro brazos de las Córtes, se reuniesen en Zaragoza el 15
de Octubre del mismo año; convocándose á los que tenian
derecho de asistencia, inclusa la reina viuda Doña Violante,
por sus villas de Borja, Magallon y Tauste; pero sin llamarla
reina, sino muy alta y excelente señora Doña Violante, mujer
que fué del rey Don Juan. Muchos nobles acudieron por pro-
curador: entre los caballeros é infanzones asistió el Justicia
Juan Jimenez Cerdan, y por Zaragoza, nueve procuradores.
Se adoptaron en esta congregacion, medidas de defensa contra
el conde de Fox, y lo mismo hicieron los catalanes, reunidos
en Barcelona por la reina Doña María.

En cuanto la congregacion de los aragoneses tuvo noticia de que el rey Don Martin se habia presentado en Cataluña, nombró una comision que saliese á recibirle, en union de otra elegida por los jurados de Zaragoza. Los comisionados llevaban sus instrucciones, acerca de lo que debian manifestar al monarca, quien se hallaba en Badalona el 25 de Mayo de 1397. Felicitáronle conforme á sus instrucciones, por la sucesion; pero le recordaban, que siendo preciso, segun los fueros y costumbres del reino, que el sucesor en la corona, antes de ser jurado como señor y coronado, jurase en la ciudad de Zaragoza delante del Justicia Mayor los fueros, usos y costumbres á todos los aragoneses, y á los que en el reino de Valencia estuviesen aforados á fuero de Aragon, y los particulares de Teruel y Albarracin, se presentase en Zaragoza á prestar el referido juramento, y tambien el de la indivisibilidad de los reinos, segun lo establecido por el rey Don Jaime; sin cuya garantía prévia, el reino no estaba obligado á responder ni obedecer lo que les mandase cualquier rey que sucediese,

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antes de jurar la union y guardar el referido privilegio de Don Jaime, ni tampoco á jurar por señor al tal sucesor, antes que prestase juramento en Zaragoza. Dijéronle asimismo, que si Aragon habia tolerado se intitulasen Don Martin y Doña María rey y reina antes de jurar, habia sido para dar á entender al conde de Fox y á la condesa Doña Juana, que Aragon reconocia por rey á Don Martin, y para que desistiesen de sus pretensiones; pero pasado el peligro le pedian, que jurase los fueros, usos y costumbres, y les diese reales provisiones, de que el título que le habian dado, no serviria de precedente ni causaria perjuicio al reino en lo venidero, ni en general ni en particular. Lo mismo en sustancia pidió la comision particular de Zaragoza, añadiendo solamente, que la ciudad descaba tenerle pronto en su seno, para que se coronase en ella, y recibiese la Orden de caballería, segun era costumbre.

No parece agradó mucho á Don Martin el lenguaje de los aragoneses, ni menos los requerimientos, y pretextando la necesidad de tomar medidas de defensa por la frontera de Cataluña y su descanso personal, aplazó la presentacion en Zaragoza, marchando á Barcelona, donde el 28 de Junio pronunció sentencia contra el conde de Fox, declarándole rebelde y reo de lesa majestad, con secuestro de todos los bienes.

Despachados los asuntos en Barcelona, se dirigió el rey á Zaragoza, y entró en la ciudad el 9 de Octubre de 1397, jurando el mismo dia en manos del Justicia Jimenez Cerdan, que él y todos sus oficiales y autoridades, guardarian y mandarian guardar inviolablemente los fueros formados por su padre el rey Don Pedro, en las Córtes generales de 1348, y los demás fueros, privilegios, libertades, usos y costumbres del reino de Aragon que el mismo juramento hacia á los prelados, barones, mesnaderos, caballeros é infanzones y á todos los demás del reino de Valencia, aforados á fuero de Aragon: que guardaria igualmente á los de Teruel, Albarracin y sus aldeas, sus costumbres y fueros particulares; y finalmente, que observa

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