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CAPÍTULO XI.

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INTERREGNO.-COMPROMISO DE CASPE.-Preliminares necesarios para la inteligencia de este capítulo.-Ultimos años del rey Don Martin.-Muerte de este sin declarar sucesor.-Estado de los reinos de Aragon y Valencia y principado de Cataluña.-Parlamento de Calatayud. — Asesinato del arzobispo de Zaragoza.-Sentencia canónica contra D. Antonio de Luna y sus cómplices.Parlamento de Alcañiz.-Sus trabajos y operaciones.-Parlamento de los disidentes en Mequinenza.—Capítulos acordados en Alcañiz para resolver la cuestion de sucesion.-Delega el Parlamento en el gobernador de Aragon y en el Justicia Mayor la facultad de nombrar jueces compromisarios.-Parlamentos de Barcelona, Montblanch y Tortosa.-Sus trabajos y operaciones.Mayor imparcialidad y autoridad del Parlamento catalan.-Intrigas de los pretendientes al trono.-Delega el Parlamento de Tortosa en una comision de su seno, la facultad de nombrar jueces compromisarios.-Conformidad de esta comision con los nombres propuestos por el gobernador de Aragon y el Justicia Mayor.-Precauciones adoptadas para asegurar la independencia de los jueces compromisarios.-Bandos de Centellas y Vilarragudes en Valencia.-Parlamentos coetáneos en Traiguera, Vinaroz, Paterna y Benicar16.-Batalla de Murviedro y muerte de Bellera partidario del conde de Urgel.—Parlamento general en Valencia.—Cualidades y circunstancias de los nueve jueces compromisarios.-Instalacion de estos en Caspe.-Medidas que acordaron.-Llamamientos de los pretendientes al trono, asi varones como hembras.-Precauciones de los reinos, para evitar la tiranía. - Demandas y derechos de los pretendientes, duque de Gandía, conde de Prades, Doña Violante y Don Luis de Calabria, Don Fadrique de Sicilia, conde de Urgel, Doña Isabel de Aragon y Don Fernando de Castilla.-Tramitacion y sentencia de este grave negocio.-Es elegido rey Don Fernando de Castilla.-Pormenores de la votacion.-Conducta de los Parlamentos despues de la sentencia.-Juicio crítico de la decision de los compromisarios.-Cuestiones fundamentales. Idem secundarias.-Reflexiones sobre la forma, eleccion y sistema de votacion de los compromisarios y sus opiniones en el fallo.—Influencia del Papa Benedicto XIII y de Fray Vicente Ferrer en este grave negocio.— Pruebas de hallarse prejuzgada la cuestion antes de reunirse los compromisarios en Caspe.-Irregularidad en la votacion de los jueces.-Para dar estos el trono á Don Fernando, tuvieron que adoptar un principio absoluta

mente desconocido en Aragon.-Casi todos los pretendientes eran de mejor derecho que el infante Don Fernando.-Se demuestra que el conde de Urgel era el agnado preferente. - Derechos de las hembras Doña Violante y Doña Isabel.-Interpretacion violenta de las leyes aragonesas, para dar el trono a Don Fernando.-Los jueces compromisarios prescindieron de su mision. Fueron electores y no jueces.-Arbol genealógico.

Una de las épocas mas importantes de la historia política de Aragon, es el tiempo trascurrido desde el 31 de Mayo de 4440, en que murió Don Martin, hasta el 24 de Julio de 1412 en que fué adjudicado el trono al infante Don Fernando de Castilla. La omnipotencia parlamentaria se vió puesta en práctica de hecho y de derecho, aunque fuertemente combatida por las facciones y bandos que ensangrentaron la monarquía, principalmente en Aragon y Valencia. Pocos ó tal vez ningun otro ejemplo se ha presentado en los siglos modernos, de un trono discutido entre los aspirantes, y otorgado por convencion y sentencia de los mismos súbditos, callando definitivamente las armas, ó no teniéndolas en cuenta, aparentemente al menos. Pocos actos mas dignos de nuestra atencion se presentarán en la seccion aragonesa, por la parte legal que encierra la cuestion en sí y la decision de los compromisarios de Caspe.

Mas antes de tratar extensamente la cuestion legal y política, aunque sin descender á detalles propios solo para confundirla, preciso es consignar, sucinta pero claramente, el estado del punto relativo á la sucesion, al tiempo de la muerte del rey de Aragon. Ya dejamos dicho que Don Martin de Sicilia murió sin hijos legítimos, dejando tan solo dos naturales, varon y hembra, y que el varon se llamaba Don Fadrique: que este rey dejó á su padre Don Martin por heredero del trono, volviendo la isla á la corona de Aragon, despues de haher estado separada de ella bastantes años. Hemos tambien

anunciado la muerte de la reina Doña María, primera mujer del rey Don Martin de Aragon: de manera, que á mediados de 1409 se encontraba el reino con un rey viudo y sin sucesion legítima ni esperanza de tenerla.

Todos los súbditos leales que componian los estados del reino, se dolian de la perspectiva que este presentaba, y preveian un funesto porvenir si el rey llegaba á faltar. Este sentimiento parece era entonces general, hallándose poseido de él, hasta el mismo conde de Urgel, que no creia encontrar riyal para ocupar el trono, si Don Martin moria sin hijos. Así lo probó al menos una carta del rey dirigida á Pedro Torrellas en 18 de Agosto de 1409, en que le decia habia determinado contraer segundas nupcias, por las repetidas instancias del conde de Urgel, y de todos los demás reunidos en Córtes. Verificóse en efecto el matrimonio con Doña Margarita de Prades; pero corrida ya de público la noticia de la inutilidad de este paso, empezaron á concurrir los pretendientes que se creian con derecho á la corona, solicitando de Don Martin hiciese testamento y declarase sucesor.

Ya al mes de haber contraido segundas nupcias, se le presentaron los embajadores de Don Luis rey de Nápoles, pretendiendo, que para el caso de no pertenecer la sucesion á Doña Violante, mujer del rey Luis é hija del rey Don Juan de Aragon, tuviese á bien Don Martin, que el príncipe Luis se criara en este reino, para que aprendiera sus costumbres y gobierno. El rey oyó con harto disgusto tal pretension, y la negó á los embajadores. Sin embargo, no partieron estos á Francia y quedaron en Barcelona, sin perder esperanza de ganar por entonces su causa con el rey, porque este acordó reunir en su palacio defensores de los varios pretendientes, y aparentaba mucho gusto en oir los razonamientos del derecho que cada uno creia asistirle. Por la reina de Nápoles y el príncipe Don Luis informaban D. Guillen de Moncada y el obispo. de Cosserans; por el conde de Urgel Bernardo de Centellas, y por el anciano duque de Gandía, Bernardo de Vilarig; pero

despues de las conferencias en que el rey oia las alegaciones de todos, solia despedirlos, diciéndoles, que él tenia por mas seguro el derecho del infante Don Fernando de Castilla.

No era esta sin embargo la intencion ni el verdadero deseo del rey, porque ocultamente favorecia á su nieto Don Fadrique de Sicilia, á quien ya particularmente habia legitimado, desde antes de 22 de Agosto de 1409; pues en el nombramiento de tutor y curador que hizo en favor de Pedro Torrellas, decia, que habia ya legitimado al pupilo Federico: per nos jam legitimato. Poco despues, en el mes de Octubre, se encuentra otra carta autógrafa del mismo rey, mandando al procurador de Catania pagase á la nodriza de su nieto Don Federico, la pension que le habia asignado, motus avito zelo. Así por estos documentos como por otros que han fundado opinion general, es indudable que Don Martin deseaba le sucediese su nieto en todos los estados, ó trató al menos de salvar para él la Sicilia. Al reunir y oir á los defensores de los competidores, parece, segun graves historiadores, proponerse el rey, que los de cada competidor destruyesen mútuamente con sus refutaciones los derechos de los adversarios, y poder presentar él luego como mas preferente, la candidatura de su nieto. No se hallaba por otra parte esta, tan desnuda de valedores como se ha querido suponer, antes al menos de morir el rey; porque los sicilianos instaron siempre vivamente á Don Martin, aun momentos antes de morir, les diese por rey á Don Fadrique; y los aragoneses, si creemos la crónica inedita de Monfar, hicieron que el gobernador de Aragon se presentase en Barcelona, para que facilitase la legitimacion solemne que el rey trataba con el Papa Benedicto; y para que se dispensase, añade, en la ley que hacia incapaces de la corona á los bastardos. Pero tanto la intencion del rey como sus trabajos con Benedicto XIII para la legitimacion, y las gestiones de los sicilianos y aragoneses, no se ocultaban por mucho secreto que se procurase, á la penetracion del conde de Urgel, porque su mujer y madre estaban siempre en palacio muy protegidas por la reina Doña

Margarita, que se oponia á los proyectos del rey, y patrocinaba la causa del de Urgel.

Para contrastar las intenciones del rey, aprovechó la parcialidad del conde la circunstancia de hallarse reunidas las Córtes en Barcelona, y haciéndolas entrar en sus miras, resolvieron en sesion de 15 de Abril de 1440 suplicar al rey, que sobre el grave negocio de la sucesion, se dignase tomar consejo de sus reinos y dictar una medida preservativa y bastante á calmar la ansiedad general. El rey contestó, que ya habia escrito á los reinos le mandasen mensajeros, para con su asistencia y consejo declarar á quién corresponderia la corona, caso de morir sin hijos; pero se duda y con razoń, si era cierta tal convocatoria. Lo que se veia era, que la salud del rey decaia visiblemente; que las intrigas de palacio redoblaban, y que la causa del conde de Urgel ganaba terreno, no solo por la valía de las personas que rodeaban al rey, sino por la opinion que en su favor agitaban sus muchos parientes en Cataluña, los Lunas en Aragon y numerosos y fuertes agentes en Valencia. Conocíalo el rey á pesar de sus graves dolencias, y procuró quitarle influencia en Aragon, haciendo que el arzobispo de Zaragoza y el Justicia Cerdan se opusiesen á que desempeñase el cargo de gobernador general del reino, lo cual consiguieron ausentándose Cerdan de Zaragoza, por no tomarle juramento ni darle posesion.

Decidióse por último el rey á dar el gran paso de la legitimacion solemne de su nieto Don Fadrique, y de acuerdo con el Papa Benedicto, señaló para la ceremonia el 1. de Junio de 1440. Salió al efecto de su palacio de Bellesguart para instalarse en el monasterio de Valdoncellas, inmediato á Barcelona, donde se agravó de tal modo su enfermedad, que ya el 30 de Mayo se convencieron cuantos le rodeaban de que no podia salvarse. El fatal estado del monarca, atrajo en sus últimos momentos las exigencias y aun violencias de algunos competidores, que antes de espirar, intentaron arrancarle una declaracion favorable á sus respectivas pretensiones. Los em

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