Imágenes de páginas
PDF
EPUB

como algunos, que el Petrarca nos imitase ó nos copiase. El idioma lemosin, que algunos, con poca verosimilitud, suponen nacido del francés antiguo combinado con el enguage que llevaron á la Provenza los españoles allí refujiados á la invasion árabe; ese idioma que otros suponen (coetáneo del catalán) formado en el siglo X por el borgoñés y el latin corrupto, modificado por la casa aragonesa en el siglo XII, decaido y transfigurado en el XIII; no hay duda que se difundió por casi toda la corona aragonesa casi al mismo tiempo en que nacia verdaderamente el castellano, viniendo á formar en cierto modo los dialectos ó romances catalan y valenciano; entre los cuales y el provenzal y lemosin, de quienes dice D. Tomas Antonio Sanchez que fueron una sola lengua, establecen algunas diferencias los filólogos, pero conviniendo generalmente en que el lemosin puro fué modificado por el catalán, cuyo nombre tomó en la corona de Aragon, en que el valenciano procede del catalàn, y ambos del lemosin, habiéndose castellanizado el primero y afrancesado el segundo andando el tiempo, y en que el catalan tuvo cierto aire castellano (sin duda influido por Aragon) que le diferenciaba lo bastante del lemosin puro, el cual procedia del latin y el francés primitivo. Ese idioma, y mas bien que él su gusto y poesia, pasaron rápidamente los Pirineos desde que, en el decurso de pocos años, los Berengueres reinaron en Provenza y Aragon, á la primera mitad del siglo XII; fueron tambien llevados á Sicilia por Federico y á Nápoles por Carlos de Anjou (16), y despues influyeron hasta en la poesia castellana durante el siglo XIII con Alfonso XI,

(16) Hay, no obstante, quien atribuye á Alonso V de Aragon y á Fernando el Católico la influencia castellana sobre Nápoles que llegó (dicen) hasta el punto de hacer alli vulgar la lengua castellana: más tarde ya sabemos

si bien esta modificó á su vez el génio provenzal desde la coronacion de D. Fernando el de Antequera,

Algunos reyes de Aragon, prescindiendo de que sus conquistas sobre las Baleares, Sicilia y Nápoles, y aun sus empresas, primero sobre la misma Valencia, despues sobre el S. del Mediterráneo, unas veces por cuenta propia, otras en combinacion con Castilla, les hiciesen mas conveniente su residencia en los pueblos marítimos; preciso es confesar que por muy otras razones tuvieron hacia Barcelona y Valencia una predileccion que negaron constantemente á Zaragoza, tal vez porque en esta capital, cabeza natural del reino, se conservaban mas puras las libertades de Sobrarbe, que con frecuencia humillaban á los mas altivos monarcas, haciéndoles duro de soportar el freno con que se reprimian sus demasias ó sus naturales ímpetus de mando. Rey hubo, y á la verdad no de los que menos trabajaron en pró de las libertades públicas, si bien despues que las Córtes le destruyeron el privilegio de la Union, que salió hacia Cataluña, maldiciendo la tierra de Aragon y «era esta (como dice Zurita) general aficion de los reyes, porque desde que su cedieron al conde de Barcelona, siempre tuvieron por su naturaleza y antiquísima patria á Cataluña, y en todo conformaron con sus leyes y costumbres, y la lengua de que usaban era la catalana, y della fué toda la cortesanía de que se preciaban en aquellos tiempos.»>

Los monarcas, pues, no hay que negarlo, usaban con frecuencia en lo que á ellos tocaba, el idioma lemosin ó catalán. (17) Este lenguaje palatino, que por imitacion ha

que otro hombre ilustre de raza aragonesa, Antonio Perez, hizo familiar el idioma español entre las personas cultas de la corte de Francia con provecho de aquella literatura.

(17) Este nos parece el lugar oportuno para citar un breve pero apreciable trabajo que no hemos leido sino despues de preparado el nuestro para

blarian tambien los cortesanos, como hoy se habla el francès en algunas córtes de Europa, en donde es, para esplicarnos á la moderna, lenguaje oficial; era el que nuestros monarcas empleaban aunque no siempre, como escritores, como ordenadores de su casa, como príncipes y aun como particulares; á lo cual contribuia, segun ya hemos insinuado, el vigor con que florecia la poesia provenzal y el constante apoyo que recibió de nuestros reyes el arte de bien decir, en el cual fueron algunos estremados, y otros muy dignos de mencion, como se prueba con los nombres de Ramon Berenguer V, Alfonso II, Pedro II, Jaime I, Pedro III, Pedro IV, y el infante D. Fadrique que reinó en Sicilia.

Todavía pudiéramos añadir que no solo en aquello á que llegaba, para espresarnos asi, la accion privada del Rey, sino aun en las escrituras de fundacion, en algunas cartas pueblas, en libros de cuenta y ́razon (18), en los procesos (19),

la impresion. Nos referimos al Discurso sobre el origen, uso y cultura de la lengua española en Aragon, impreso en el Memorial literario de febrero y marzo de 1788, en el cual se desarrollan en general las propias ideas que en esta Introduccion, faduciéndose tal cual vez argumentos idénticos, como el que mas adelante presentamos acerca de los vocablos aragoneses declarados por Blancas. Enuncia, comunmente sin correctivo, las ideas de Masdeu que considera á los idiomas catalan y valenciano como padres del provenzal y castellano, de Bastero que tiene á la poesia vulgar por hija de la literatura provenzal, de Nasarre que supone la inmigracion de esta en Castilla, y de Terreros que atribuye por el contrario á la influencia castellana de los tiempos de Fernando el Magno la entrada del idioma general en Aragon; pero supone que no existen documentos castellanos anteriores al siglo XIII contra lo que llevamos demostrado, explica la coleccion legislativa del obispo Canellas como prueba de que el catalan era una de tantas lenguas como en Aragon se usaban, y asegura, en fin, que de los instrumentos consta haber hablado siempre el español los reyes aragoneses, que es lo que en el texto á que se refiere esta nota no nos atrevemos á asegurar por nuestra parte.

(18) En 1848 se publicó, con otros documentos sobre la segunda espedicion de Alonso V en 1432, un «Libre ordinari de dates, fetes per en Bernat Sirvent tesorer general desde maig de 1432 fins lo derrer die de decembre apres seguent.»

(19) Sirva de ejemplo el que se formó para justificar en 4363 la muerte del infante D. Fernando hermano de Pedro el Ceremonioso.

y en los actos del reino, se usó por algun tiempo el idioma lemosin, en prueba de lo cual nos cita el Sr. Torres Amat los fueros de D. Jaime el Conquistador, las proposiciones ó discursos de la Corona en la apertura de las Córtes, las ordenanzas Ꭹ otros documentos oficiales. Aquel idioma (digámoslo de paso) es el que algunos designan con el nombre de romance, aunque en la comun inteligencia sea este el verdadero idioma castellano; y es que, derivados del latin todos los idiomas y dialectos neo-latinos, en cuyo número hay que contar al provenzal y sus derivados, llamáronse todos romans ó romances, esto es hijos del romano, siendo mas natural esta etimologia que la árabe de al-romi, enunciada aunque no apoyada por Marina.

Y ya que hemos hablado de los fueros y del idioma en que parece haber sido algunos redactados, no será inoportuno el indicar que mucha parte de ellos, y desde luego los de D. Jaime I, fueron sucesivamente traducidos del romanz en latın, como lo afirma el Justicia mosen Juan Gimenez Cerdan en su célebre carta á Diez d' Aux, por los famosos letrados Jimenez Perez de Salanova, Galacian de Tarba y Juan Lopez de Sessé. En la coleccion general que de ellos corre impresa nótase que hasta los primeros años del siglo XV, esto es, hasta los decretados en las Córtes de 1414, todos se hallan redactados en idioma latino, (20) empezando á leerse en castellano

(20) Pero ese latin era en muchos fueros tan impuro como lo fué generalmente en la edad media; y porque de él mismo se puede fácilmente deducir el que en Aragon habia de usarse como vulgar, copiaremos un trozo correspondiente á 1247, que dice: «Villana debet habere per suas dotes unam domum coopertam in qua sint duodecim bigæ et unam arenzatam vinearum et unum campum in quo possit seminire unam arrobam tritici in voce linaris, et suas vestes integré et suas joyas et unum lectum bené paratum de melioribus pannis qui sint in domɔ et duas meliores bestias de dɔɔ aptas ad laborandum cun omnibus suis apparamentis.»

los de las Cortes de Maella de 1423, asi como los de Alfonso III, inclusos en los de Pedro III que los dió en 1283, pero que desde luego tienen un lenguaje mas moderno que el de su tiempo.

Volviendo á insistir sobre la introduccion del idioma provenzal, quien mas contribuyó á ella, despues de los primeros condes catalanes de la Provenza, fué D. Jaime el Conquistador, el cual, hasta donde esto es posible, declaró lengua de córte el lemosin, que merced á varias causas llegó á hacerse popular, aunque no, como se ha supuesto, en todo el reino. Pero debe, sin embargo, notarse que al cabo de un siglo decayó la pureza de la nueva habla y la nueva literatura, pues si bien hacia el fin del siglo XIV (1390) se fundó en Barcelona, y luego en Zaragoza, un Consistorio de la Gaya Ciencia á imitacion del que años antes (1324) se habia fundado en Tolosa, ya es punto bastante averiguado en la historia de las letras y las artes, que las Academias suelen fundarse para detener la decadencia, pero sin poder atajarla por completo si otras causas no comunican nuevo impulso al ingenio, de suyo libre y aventurero. Tambien contribuyó á esa decadencia el elemento castellano, gradualmente introducido en la Corona de Aragon, ya por el advenimiento de Fernando I en 1414 (21), ya por el ejemplo del marques de Villena que á un tiempo insinuaba el gusto aragonés en Castilla y el idioma castellano en Aragon.

De entre los escritores que prefirieron el idioma lemosin, son muchos y muy ilustres los que pueden citarse, pe

(21) Ticknor cita un certamen celebrado en Valencia el año 1474, en que se presentaron cuatro poesias castellanas: Milá dice en sus curiosísimas Observaciones sobre la poesia popular que los romances castellanos, se hicieron tradicionales ya en el siglo XV.

« AnteriorContinuar »