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SEGUNDA PARTE.

Considera Ballot como segunda parte de la ortografía el tratado de las figuras gramaticales ortográficas, y emplea un largo y minucioso trabajo en probar, mas que la existencia de dichas figuras en la lengua, de lo que nadie duda, la manera como deben escribirse las voces ó frases en que aquellas se cometen.

Para no apartarse del curso que el referido autor va siguiendo en su gramática, coloco bajo el mismo órden y con igual título esta parte de la ortografía, que si bien es interesante, pero no requiere la extension ni el inútil trabajo con que hubo de tratarla. Ballot, el cual se veria precisado á ello por causa del mismo sistema en que se fundaba. Las razones que expondré, despues de dar una idea de este, pondrán en camino al lector para desempeñar esta interesante parte de la ortografía, segun principios lógicos ó de gramática general, tomando ejemplo de otras lenguas neolatinas, interpretando al mismo tiempo el carácter del idioma y fundándome en la práctica que han seguido algunos de nuestros escritores modernos, es decir, de aquellos escritores conocedores del idioma, ó que han querido escribirlo conforme á los mismos principios ya citados.

Proclamando Ballot que «las muchas figuras gramaticales de la lengua catalana la hacen concisa, lacónica y elegante y que la

union de palabras que con ellas se forma es la admiracion de los estrangeros;» pasa á esplicar, con ejemplos, las cinco figuras que principalmente se cometen, á saber; la sinéresis, por la que se unen dos sílabas, como jals veig en lugar de ja los veig; la síncope, que es cuando se omite una letra de enmedio de una sílaba, como en el ejemplo antecedente jals, en que se calla la o del pronombre los; la apócope, cuando se omite una letra del final de la diccion, como ¿quem dirá? en lugar de ¿qué me dirá?; la sinalefa, cuando se calla la vocal con que acaba una diccion por empezar con la misma vocal la que sigue, como l'home, l'or, l'orgull, en vez de lo home, lo or, lo orgull; y la inversion ó methátesis, cuando se transforma ó invierte el órden de las letras, como et pegaré (jamás se encuentra la inversion et en escrito alguno) en vez de te pegaré, després de un temps ne ve un altre en vez de en ve un altre; y haciendo observar que en lo antiguo no se señalaba con apóstrofos ó virgulillas, creyendo con la introduccion de tan indispensables signos (que no encuentra en las antiguas constituciones) profanada la intencion y memoria de «<los sábios que asistieron a las Córtes generales donde obraron con tanta madurez y consejo,» se declara enemigo de este sistema, diciendo nada menos que, empleándolo, pareceria la escritura catalana «un sarpullit, sarna ó gorrodura que daria mòlt que enténdrer y que gratar.» Con tal fin, y deseando presentar la lengua pura y limpia, «con las solas notas de ortografía que (segun dice) están admitidas en las demás lenguas,» ofrece un ejemplo comparativo, esto es, un trozo de escrito, primero sin apostrofar y luego apostrofado, del cual, no puedo dejar de copiar la parte escrita (segun seria de suponer) bajo su sistema. «Lo aposento, en que lo advocat, ó lo home de estudi, te lo estat, en ques nota lo órde, ques déu observar en los tribunals. Lo escrit en que se esplica la especie dels contractes, que se han fet, y lo inútil de altres, que se usan y que pera entendrels se necessita llarch temps. Lo ayre y lo maneig de un home, que ab diligencia se instruheix, etc.»

Por fin, tras de esta muestra, desarrolla el autor su sistema, con esplicaciones y ejemplos, solo con la idea de probar que se

encuentran las mencionadas figuras en varias partes de la oración, y así ocupa un largo espacio esplicando la sinéresis con artí→ culo, con nombre, con pronombre, con verbo, con preposicion, con conjuncion; la sinalefa en iguales casos; ambas figuras en los pronombres ell, lo y los, en el pronombre se etc. etc. y en algunos casos, no siempre, marca con un acento agudo la vocal en que se comete la figura, por parecerle que en ella se detiene un tanto la pronunciacion, como en este ejemplo: la miseriál consum. Mis observaciones, para probar lo infundado del sistema de Ballot y la inutilidad de su curioso trabajo serán sencillas, mas para hacerlas, y à fin de verificarlo con la brevedad y claridad posibles, es lo mas oportuno seguir por orden y por partes la exposicion del propio sistema, de la manera que sigue.

1.a La no aplicacion de apóstrofos y virgulillas en la lengua catalana, no es porque la índole especial de esta lo rechace, sinó por no emplearse tales signos en lo antiguo en ninguna lengua, y haber dejado de tener importancia oficial política y en gran parte literaria el catalan precisamente cuando las demás lenguas se regularizaron, y sujetaron á principios gramaticales, de ma→ nera que la lengua catalana escrita desde el siglo XVI, en cierto modo, debe considerarse solo como la continuacion rutinaria de la usada en siglos anteriores, que pueden clasificarse de mas rústicos ó descuidados por lo que toca al cultivo de los idiomas; y por consiguiente, léjos de inferirse agravio con la innovacion a la memoria de los antiguos sábios, se honra mas y más su obrá, puesto que se la proporciona mayor brillo y claridad, y se acaba y perfecciona la parte que antes habia quedado incompleta, por haber disminuido la importancia de la nacionalidad catalana.

a

2. No por emplearse en el escrito los apóstrofos y virgulillas deja de ser la lengua mas pura y limpia, pues los han admitido las lenguas à medida que se han ido regularizando, y todas las neolatinas y otras que no lo son emplean tales signos, lo que prueba una distraccion del autor y que solo se fijó, de seguro, en la lengua latina y en la castellana, únicas en las que no se

encuentran.

3.* La omision de apóstrofos y virgulillas, con cuales signos las figuras quedan mas patentes y marcadas, léjos de proporcionar claridad al idioma lo hace confuso, puesto que de la aglomeracion de palabras resultan grupos, ante los cuales vacila el lector poco práctico por no saberse si el grupo es una sola palabra ó son dos, y en vano daria vueltas al diccionario el que pensase lo primero como se puede ver en estos ejemplos: Maneja la cuál ca. Es digne de premil just. La scienciát serveix. Si tan penosáus es ma presencia; en vez de Maneja la cual ca. Es digne de premi'l just. La sciencia 't serveix. Si tan penosa us es ma presencia. ¿Reconoce el lector si hay claridad en las palabras cuál, premil, scienciát y penosáus?

4. Si es cierto que las figuras dan elegancia y concision à la lengua, contrario es el mismo Ballot á su sistema, cuando en su ejemplo comparativo omite precisamente las figuras (lo que prueba el temor que tendria de no ser tan inteligente el escrito no marcando aquellas con apóstrofos,) pues deja de hacer la sinérisis y sinalefa del artículo masculino y de los pronombres, diciendo, lo aposento en que lo advocat, los contractes que se han fet, en vez de laposento en que ladvocat, los contractes que shan fet, resultando de aquí, que, en vez de hacer mas concisa la lengua, la hace difusa, y obliga á pronunciar el catalan de manera que nunca se ha pronunciado, confundiendo su índole con el de la lengua castellana, en la que el artículo y el pronombre no varian por mas que se afijen.

5. Se contradice el referido autor en su sistema, cuando, sin embargo de parecer su ley absoluta, sin razon para esceptuar, presenta palabras donde se marca la sinalefa con el apóstrofo, como con los ejemplos de esta figura l'home, l'or, l'orgull, que en mi concepto se encuentran en igual caso que lo aposento y lo advocat, y cuando al hablar de la sinalefa del pronombre ell, lo y la, y de la misma figura en el pronombre se, cita, entre otros varios, los siguientes ejemplos: Pren consell d'ell mateix. Fia d' ques cortesia. Cuydado que l'ofegas. Qui sol s'aconsella, sol se penadeix. A so de tabals no s'agafan llebras. Qui s'esperas desespera.

ell

Tras estas observaciones, y con el ejemplo de las demás lenguas que, en esta parte, son de la índole de la catalana, el lector podrá convencerse de cuan indispensable es la aplicacion de los apóstrofos, por no quedar otro medio, á seguir el sistema de Ballot, que ó dejar la lengua confusa, ó escribirla á la castellana, esto es, sin cometer las figuras, pronunciando los artículos y pronombres con todas sus letras en todos los casos, y produciendo, por consiguiente, un lenguage forzado como no se ha hablado

nunca.

Conviene, pues, ahora dar las reglas que han de servir de guia para el escritor, marcando las escepciones que la costumbre y buen sentido gramatical aconsejan, para evitar confusion, y poner en claro la diversidad que puede haberse observado entre los modernos escritores, los cuales, al paso que han adoptado en general, y sin una sola escepcion, el sistema de apóstrofos, los han aplicado, sin embargo, los mas á su antojo y capricho y otros bajo un sistema mas o menos aproximado al que voy á exponer.

Pondré, en primer lugar, y para dar al César lo que es del César, las siguientes reglas, que fueron las adoptadas por la comision nombrada por el Consistorio de los juegos florales para el arreglo de una ortografía, y de las que soy partidario desde muchos años.

«Cuando el artículo ó el pronombre personal, porque, precede á una palabra que empieza con vocal ó h, pierde la vocal que le es propia, se pondrá el apóstrofo despues de la consonante que queda del referido artículo y pronombre y en el lugar que á aquella correspondia, como en l'home, l' imperi, l'estima, m'estima, t'estima, s'estiman, aun cuanda la palabra anterior termine tambien con vocal, como si l' imperi, deya l'home, si m'estima, etc.

Si el artículo ó pronombre sigue à una palabra que acaba con vocal, y empieza por consonante la diccion que viene despues, el apóstrofo se colocará delante, como la dona 'l veu venir, tu'm miras, jo't diré, etc.

Cuando se quieran apostrofar los plurales del artículo masculino y de los pronombres de la primera y tercera persona, se

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