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el cultivo de las ciencias, jamás descuidado en la Corona de Aragon, pone en el caso á los sabios de tener que emplear como lengua literaria y científica la que les era natural, y que solo podia llamarse vulgar comparativamente con la latina, que tambien empleaban aquellos para gran parte de sus obras, y basta leer, ya en el siglo XVI, la crónica de Pedro IV, para convencerse de que es el catalan una lengua manejable, y con fuerza suficiente para expresar con ella cuanto pudiera expresarse con las antiguas clásicas, ó con las neolatinas contemporáneas, que à tanta altura han ascendido despues; y cito aquella crónica, por ser la que señalan reputados críticos como el primer paso de la antigua narracion à la verdadera historia crítica en nuestro suelo.

Á pesar de este desarrollo, anterior al siglo XV, es decir, al período de la mayor pujanza de la lengua catalana y en que empieza su decadencia, (por lo que se verá en el siguiente discurso), apenas encontrará el lector mas que obras en prosa, donde pueda saborear las bellezas de su natural idioma, pero la casi omision de obras en verso no indica la dificultad del idioma para el metro y para la armonía, pues precisamente es de los mas abundantes en monosílabos, no le faltan sinalefas y tiene todas las inflexiones (escepto las guturales) que tienen las demás lenguas neolatinas, ni supone tampoco falta de talentos poéticos en el país. La causa de esta omision es bien diversa, y conviene esplicarla circunstanciadamente.

Considerada la Provenza como país esencialmente poético, ya sea que su especial situacion y demás circunstancias que le embellecen obliguen á considerarlo como el mas propio para hablar al alma, para enardecer el corazon del que sabe sentir, ya sea que por otras causas se le considerara tambien como la mas antigua y conservada cuna de la poesía vulgar en Occidente, por ser generalmente la escuela donde se formaban ó de donde salian la mayor parte de los trobadores en la edad media; influyó tanto esta verdad, creencia ó moda entre los que se sintieron capaces de cantar ó inspirarse, que, sin duda por moda tambien, no se contentaron con imitar la idea que caracterizaba en cierto modo

aquel privilegiado suelo, si que hasta hubo de creerse, que no bastaba para ser poeta sentir, pues se requeria además la imitacion de la forma dominante en las composiciones provenzales y lo que es mas de la lengua que hablaban los trobadores. De ahí que en todos los paises, sobre todo en los que se contaban hacia el Mediodía, se encontrasen ingenios, que, prescindiendo de su lengua natural, escribiesen en la lengua de trobadores, y de ahí tambien que el lenguage respectivo de cada trobador en su país, del trobador gascon, catalan, castellano, portugués etc., se resintiera de la influencia imprescindible del lenguage natural de cada uno, dando por resultado esta circunstancia, aunque secundaria, el que, sin duda alguna, se calificara esta lengua comun y especial de los poetas con el nombre de convencional, porque si bien en su fondo y esencia y generalmente era la lengua de Provenza, ofrecia variantes y caprichos, que la hacian parecer mas bien inteligible que fija y perfecta, de manera que un trobador entendia al otro, aun cuando la forma de ciertas palabras y su pronunciacion no fuesen uniformes. Cataluña, que podria llamarse hermana segundogénita de la Provenza, por razon de su orígen, y con elementos mayores que esta por lo que toca á importancia nacional, no hubo de ser la que menos la imitase en esta costumbre literaria, y así, durante los siglos de gran predo— minio de la Corona de Aragon, contó poetas ó trobadores que escribieron en la lengua de estos (como puede verse en la apreciable obra Los trobadores en España, del Sr. Milá), probando esta costumbre los mismos cronistas, Muntaner, pues aun cuando este escribe su crónica en catalan, la única vez en que quiere hacer gala de trobador ó versificador, emplea otra lengua bien diferente de la suya y que no comprenden muchos de los lectores que ninguna dificultad han tenido para entender la prosa.

Esto explica la razon de la carencia casi absoluta de poesías catalanas durante el predominio del idioma catalan, y hasta en época bien inmediata à la que pudiera decirse de renacimiento de la lengua catalana para la poesía se deja ver la influencia de aquella costumbre, pues los versos atribuidos á Pedro el Ceremo

nioso, en los cuales quizá podamos reconocer la primera tentati– va para escribir poesía catalana, no guardan la constante uniformidad del lenguage empleado por el mismo autor en su crónica.

<«<Vetlan el lit suy nun penser casut.....>>

«Damor no chant axi com far solia.....>>

Apesar de esta observacion justificada y general, hay con todo una excepcion, una sola, y que como tal debemos admitir mientras no aparezcan otros ejemplos, hasta ahora desconocidos, ó que nuevos y especiales trabajos sobre las obras poéticas del autor que vamos á citar, nos proporcionen nueva luz para soltar un juicio que ahora soltaríamos con temor. Ramon Lull, que nació en 1235, escribe en catalan, y de tal manera, que por su perfeccion hasta nos llegaria á parecer su lenguage de época posterior á la suya.

«Mare de Deu, aquelles set spases

qui traversan vostre cor afligit
dalt en lo cel mostran ser set stelles,
e set raigs cascuna fa en la nit.
E son aytans los mistichs candeleros
que viu Joan en lisla de Pathmos.>>

Fuera, pues, de esta excepcion, hasta principios del siglo XV no empiezan las composiciones poéticas catalanas, y esta época, iniciada por los juegos florales de Barcelona, dió, sin duda, mas ópimo fruto que el alcanzado por esta institucion en Tolosa, de donde los nuestros la imitaron. Si en ella pudo ó no influir el valimiento de un verdadero sabio, del Marques de Villena, de manera que pueda juzgarse la institucion de nuestros certámenes poéticos nó como imitacion de una costumbre ó acto cívico, sino la realizacion de un pensamiento verdaderamente literario, lo ignoramos, pero es de presumir que algo podia ayudar para el resultado posterior. Pero sea esta causa, ó sea, y es lo mas positivo, sin duda, que se acercase la época señalada para el renacimiento de las artes y para la fijacion y perfeccion de los idiomas, fué el

siglo XV el que podria llamarse de oro (sobre todo comparado con los que le precedieron y sucedieron,) para la poesía catalana. Durante él se escribieron la mayor parte de poesías que se encuentran en el Cancionero de París y en otros, y es cuando suenan los nombres de Ferrer, Febrer, mosen Jordi (el imitador del Petrarca), Fonollar, Roig (el autor del llibre dels consells) y sobre todo el de Ausias March, de ese Petrarca de la nacion catalana, que llegó á donde no osó jamás ningun otro, y que parecia como destinado para cerrar con gloria la puerta del templo donde se encerraban las dos deidades mas venerandas de nuestro suelo, la lengua y la poesía catalana. Para dar mas cabal idea de cuanto aquí pudiéramos decir, y solo con ánimo de presentar con toda su importancia el cuadro que pueda ofrecer á la imaginacion el período á que me refiero, hágase cargo el lector de las siguientes palabras, puestas en boca de uno de los principales críticos modernos (Ticknor) al hablar del «gran trovador y varon de esclarecido ingenio>> segun así le llamaba el marques de Santillana «Aunque Ausias March en la esencia parece haber imitado á Petrarca, la forma es original suya; su estilo es grande, sentencioso, simple y lacónico, con poco ó ningun artificio, y mucho sentimiento natural; á lo que se añade tal verdad y pureza de diccion, producida en parte por el dialecto que emplea y parte por la ternura y sensibilidad de su temperamento, que el efecto es verdaderamente encantador. No hay duda sino que Ausias March es el mas afamado de todos los poetas catalanes y valencianos cuyas obras han llegado hasta nosotros; pero lo que mas le distingue de todos ellos y de la escuela provenzal en general, es la ternura y sentido moral que reina en la mayor parte de sus obras poéticas: cualidades que han asegurado su reputacion y popularidad hasta los tiempos presentes. >>

Con la importancia nacional de la Corona de Aragon, dirémos ahora, con un poeta como Ausias, en el tiempo más inmediato al renacimiento de las artes y de la perfeccion de las lenguas ¿podrá dejarse de esperar, pues, que la lengua catalana ocupe en los tiempos sucesivos un lugar digno entre los idiomas neolatinos que

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han servido despues para la manifestacion de tantos pensamientos elevados y sublimes?

Sin embargo, en el mismo siglo de Ausias March y en su misma patria, asoma una nueva luz que parece anuncio de obscuridad para la lengua del «gran trovador.» En 1474, Valencia anuncia un certámen público en honor de la Vírgen, y entre las poesías premiadas, cuatro de ellas estaban escritas en castellano. Acaso esta nueva luz fué la que hizo resolver, en el siglo siguiente, al poeta Boscan á abandonar la lengua que le era natural, para ir en busca de gloria, elevando su nombre entre los poetas de Castilla.

En el siguiente discurso verá el lector cuales fueron las causas porque la lengua catalana, á pesar de su fundada esperanza, no hubo de adelantar desde entonces en su creciente marcha.

PRUEBAS DE LA INFLUENCIA FRANCESA EN EL LENGUAGE DEL MEDIODÍA DE FRANCIA.

(Véase antes, para comparar, en la Crestomatía, la página copiada de la Crónica de D. Jaime).

Primer capítulo de la crónica anónima de la guerra de los albigenses, escrita en Languedocien, en el siglo XIV, conforme se encuentra en la historia del Languedoch compuesta por los Maurinos, t. III.

Com entre toutas las causas que lo creator a formadas, premierament a creat et format los entendemens; so és lo entendemens angelic et huma: l' entendement angelic per cogita, et premedita las causas divinas; et lo huma, afin que se exercien en grand labor, et estudi, et meymas conosca las causas inconigudas, et de lasquellas jamay n' y a aguda notissa; lo qual entendement per debilitad de natura, és labile. Et d' aver de toutas memoria, és plus causa divina que humana, comma recita la L. de vet. jur. civili C. A. la qual fauta an volgut obviar, et l' y provesir les bons et sages doctors, tant d' el temps passat, que aussi volen ob

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