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cío en la biblioteca de los abogados, y á ser de grande utilidad para aquellas personas que tienen necesidad de litigar, y las cuales no siempre tienen los recursos necesarios para expensar los honorarios de un perito en la ciencia.

Los abogados encontrarán en la obra del Sr. Castillo Velasco, la ley moderna de enjuiciamiento con las referencias á la antigua. Para los casos de frecuente tramitación en los tribunales, para aquellos cuya resolución es obvia y demanda la simple enunciación de los fundamentos legales que la sustentan, no puede darse obra alguna de mayor eficacia que la de que nos ocupamos, pues que con toda claridad, precisión y exactitud se hallan en ella indicadas las disposiciones legales antiguas y modernas referentes á todas las cuestiones que pueden surgir en el enjuiciamiento civil.

Cuando el caso que ocupe la atención del abogado sea de aquellos que demanden prolijo estudio; de aquellos cuya solución puede hallarse tan solo al través de discusiones de la ley positiva y de un análisis profundo y detallado de sus antecedentes y motivos, el trabajo del Sr. Castillo Velasco es un guía solícito y seguro, que conducirá con acierto al consultante por el camino siempre oscuro y tortuoso del análisis crítico de la misma. ley, llevándole á las fuentes verdaderas del derecho, de donde saldrá el triunfo de la causa, su saber y pericia encomendada.

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Si es una persona extraña á la ciencia del derecho la que ocurre á la obra del Sr. Castillo Velasco, encontrará en ella no solamente las disposiciones legales conducentes al caso que le ocu

pa, sino el molde forjado por la práctica de los tribunales, cuya carencia es y tiene que ser, motivo cuando ménos, de moratorias y pasos en falso, que si no redundan siempre en gran perjuicio de la causa que se defiende, pueden por lo ménos retardar su éxito, 6 dejarlo incompleto.

El orden con que están expuestos los motivos que abarca la ley de enjuiciamiento civil, la perfecta liga entre ellos establecida, asi como las oportunas referencias expuestas, hacen de la obra un código de procedimientos explicado, en el que se obtiene la letra, la razón, y con ella, el espíritu y tendencias de la ley, claramente desprendidas de las referencias que en la misma obra se contienen; por esta razón podrá ser muy útil á los estudiantes de este año de jurisprudencia.

La empresa es árdua y de difícil realización y hasta ahora entre nosotros solamente intentada, pero sin éxito, por el Sr. Lic. Pablo Zayas. La obra de este Señor por las variaciones radicales que ha sufrido la ley y algunas otras circunstancias, es hoy del todo inútil. El Sr. Lic. CastilloVelasco, ha conseguido su propósito, sin pretenciones de ningún género, tan solo animado por el deseo de iniciar estudios de la naturaleza del que él ha hecho, y presta un importante servicio al Foro, cumplementando á los expositores españoles que muy extensos son, pero que no pueden tratar aquellos casos nacidos de las diferencias que existen entre la ley de enjuiciamiento española y la nuestra. No es pues lo compendiado de la obra, carácter que la hace como antes hemos dicho de fácil y eficaz aplicación, pues que, sin explanaciones muchas veces inútiles, proporciona

lo necesario para el caso; no es ese carácter, decimos, el que le da importancia grande, sino la cualidad que acabamos de apuntar; y si no tuviera otro mérito, este solo bastaría para que el Señor Castillo Velasco, debiera abrigar la seguridad de que sus fatigas en pró de la ciencia, no serán estériles y alcanzarán su justa recompensa.

Francisco Alfaro.

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Elogio mejor y más cumplido de la presente obrita que el que se contiene en las anteriores líneas trazadas por la docta y elegante pluma del Sr. Lic. D. Francisco Alfaro, honra y prez del foro de México, no es dable hacerse y menos por un novel en la ciencia del Derecho, que si bien es cierto reconoce la utilidad é importancia de la misma obra, se siente incapaz de encarecer una y otra y solo acepta la distinción inmerecida que se le hace de que su humilde nombre figure al frente de ella y al lado de otro tan insigne, en atención á la buena amistad que el autor se dig. na dispensarle.

Si las leyes civiles no son en abstracto sino principios inanimados que no podrían ponerse en ejecución faltando funcionarios encargados de aplicarlos, ó careciéndose de formas determinadas para hacerlo, es evidente que mucho merece quien, como el Sr. Lic. Federico M. del Castillo Velasco, á costa de un laborioso trabajo, (que

empresa difícil es vulgarizar los conocimientos. científicos), procura poner al alcance de todas las inteligencias, los referentes á dichas formas procesales que afectan íntimamente á todas las clases de la sociedad, puesto que los favorecidos de la fortuna y los desdeñados de ella, los conocedores de los profundos secretos de la ciencia, y los ignorantes aun de los rudimentos del saber, los hombres y las mujeres, los grandes y los pequeños, todos, en una palabra, pueden á cualquier hora ser arrastrados ante un tribunal 6 para exigirles el cumplimiento de obligaciones que quizá no han contraído, ó para reclamar la justa reparación de sus derechos violados.

Pero hay más todavía: esta obrita es un tesoro tanto para los profanos en la jurisprudencia cuanto para los versados en ella, pues como lo nota el Sr. Alfaro, puede servir á los últimos de guía solícito y seguro, ya en aquellas cuestiones dificiles y complicadas que se suscitan al hacer la aplicación de la ley á los casos particulares, ya en aquellas que aunque sencillas, admiten soluciones distintas de las que les señala la más á propósito para alcanzar el éxito deseado y con menos dispendio de tiempo y de dinero.

El autor, ha abierto, por último, un nuevo camino para los amantes de la ciencia que quieran dedicarse á la noble tarea del publicista, en la que tan alto se ha colocado á pesar de su modes. tia, y que es tan gloriosa como sembrada de abrojos y dificultades. Aunque esto le es bastante conocido, debe animarle á proseguir con empeño en sus labores, el brillante éxito alcanzado por la primera numerosa edición de esta obra que se

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