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xote , que se dio á entender que el Bachiller no era el Bachiller 3 el señor Bachiller quedara imposibilitado para siempre de graduarse de Licenciado , por no haber hallado nidos donde pensó hallar páxaros. Tomé Cecial , que vio quan mal habia logrado sus deseos, y el mal paradero que habia tenido su camino, dixo al Bachiller: por cierto, señor Sansón Carrasco y que tenemos nuestro merecido : con facilidad se piensa y se acomete una empresa, pero con dificultad las mas veces se sale della: Don Quixote loco , nosotros cuerdos , él se va sano y riendo , vuesa merced queda molido y triste. Sepamos pues ahora qual es mas loco ¿el que lo es por no poder ménos, ó el que lo es por su voluntad i? A lo que respondió Sansón : la diferencia que hay entre esos dos locos, es y que el que lo es por fuerza, lo será siempre 3 y el que lo es de grado , lo dexará de ser quando quisiere. Pues así es , dixo Tomé Cecialyo fui por mi voluntad loco , quando quise hacerme escudero de vuesa merced y y por la misma quiero dexar de serlo y y volverme á mi casa. Eso os cumple , respondió Sansón , porque pensar que yo he de volver á la mi a hasta haber molido á palos á Don Quixote 5 es pensar en lo excusado, y no me llevará ahora á buscarle el deseo de que cobre su juicio 5 sino el de la venganza, que el dolor grande de mis costillas no me dexa hacer mas piadosos discursos. En esto fuéron razonando los dos, hasta que llegaron á un pueblo , donde fué ventura hallar un algebrista con quien se curó el Sansón desgraciado. Tome Cecial se volvió, y le dexó, y él quedó imaginando su venganza: y la historia vuelve á hablar dél á su tiempo , por no dexar de regocijarse ahora con Don Quixote.

TOM. III.

CAPÍTULO XVI.

De lo que sucedió á Don Quixote con un discreto caballero de la Mancha.

on la alegría? contento y ufanidad que se ha dicho seguía Don Quixote su jornada, imaginándose por la pasada vitoria ser el caballero andante mas valiente que tenia en aquella edad el mundo: daba por acabadas , y á felice fin conducidas quantas aventuras pudiesen sucederle de allí adelante: tenia en poco á los encantos , y á los encantadores, no se acordaba de los innumerables palos que en el discurso de sus caballerías le habian dado, ni de la pedrada que le derribó la mitad de los dientes , ni del desagradecimiento de los galeotes, ni del atrevimiento y lluvia de estacas de los Yangüeses: finalmente decia entre sí > que si él hallara arte 3 modo, ó manera como desencantar á su Señora Dulcinea > no invidiara á la mayor ventura que alcanzó, ó pudo alcanzar el mas venturoso caballero andante de los pasados siglos. En estas imaginaciones iba todo ocupado 3 quando Sancho le dixo i no es bueno 3 señor > que aun todavía traigo entre los ojos las desaforadas narices, y mayores de marca de mi compadre Tomé Cecial? ¿Y crees tú , Sancho , por ventura, que el Caballero de los Espejos era el Bachiller Carrasco y y su escudero Tomé Cecial tu compradre? No sé que me diga á eso, respondió Sancho , solo sé que las señas que me dio de mi casa, muger y hijos > no me las podría dar otro que él mesmo, y la cara > quitadas las narices, era la misma de Tomé Cecial, como yo se la he visto muchas veces en mi pueblo, y pared en me

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dio de mi misma casa , y el tono de la habla era todo uno. Estemos á razón , Sancho , replicó Don Qiiixote: ven á acá ¿en que consideración puede caber 9 que el Bachiller Sansón Carrasco viniese como caballero andante 5 armado de armas ofensivas y defensivas á pelear conmigo? ¿He sido yo su enemigo por ventura? ¿Hele dado yo jamas ocasión para tenerme ojeriza? ¿Soy yo su ribal, ó hace él profesión de las armas para tener invidia á la fama que yo por ellas he ganado? ¿Pues que diremos^ señor, respondió Sancho, á esto de parecerse tanto aquel caballero , sea el que se fuere > al Bachiller Carrasco , y su escudero á Tomé Cecial mi compadre? Y si ello es encantamento, como vuesa merced ha dicho ¿no habia en el mundo otros dos á quien se parecieran? Todo es artificio y traza, respondió Don Quixote, de los malignos magos que me persiguen, los quales anteviendo que yo habia de quedar vencedor en la contienda, se previniéron de que el caballero vencido mostrase el rostro de mi amigo el Bachiller > porque la amistad que le tengo se pusiese entre los filos de mi espada y el rigor de mi brazo , y templase la justa ira de mi corazón, y desta manera quedase con vida el que con embelecos y falsías procuraba quitarme la mia. Para prueba de lo qual, ya sabes , ó Sancho, por experiencia , que no te dexará mentir, ni engañar 3 quan fácil sea á los encantadores mudar unos rostros en otros, haciendo de lo hermoso feo, y de lo feo hermoso, pues no ha dos dias que viste por tus mismos ojos la hermosura y gallardía de la sin par Dulcinea en toda su entereza , y natural conformidad, y yo la vi en la fealdad y baxeza de una zafia labradora con cataratas en los ojos y con mal olor en la boca: y mas

que el perverso encantador que se atrevió á hacer una transformación tan mala, no es mucho que haya hecho la de Sansón Carrasco , y la de tu compadre, por quitarme la gloria del vencimiento de las manos; pero con todo esto me consuelo , porque en fin en qualquiera figura que haya sido, he quedado vencedor de mi enemigo. Dios sabe la verdad de todo , respondió Sancho: y como él sabia que la transformación de Dulcinea habia sido traza y embeleco suyo > no le satisfacían las quimeras de su amo ; pero no le quiso replicar, por no decir alguna palabra que descubriese su embuste. En estas razones estaban , quando los alcanzó un hombre , que detras dellos por el mismo camino venia sobre una muy hermosa yegua tordilla, vestido un gabán de paño fino verde y gironado de terciopelo leonado, con una montera del mismo terciopelo: el aderezo de la yegua era de campo y de la gineta , asimismo de morado y verde : traía un alfange morisco , pendiente de un ancho tahalí de verde y oro , y los borceguíes eran de la labor del tahalí: las espuelas no eran doradas s sino dadas con un barniz verde, tan tersas y bruñidas, que por hacer labor con todo el vestido, parecían mejor que si fueran de oro puro. Quando llegó á ellos el caminante 3 los saludó cortesmente, y picando á la yegua se pasaba de largo ; pero Don Quixote le dixo: señor galán, si es que vuesa merced lleva el camino que nosotros, y no importa el darse priesa , merced recibiría en que nos fuésemos juntos. En verdad 3 respondió el de la yegua 9 que no me pasara tan de largo , si no fuera por temor, que con la compañía de mi yegua no se alborotara ese caballo. Bien puede, señor > respondió á esta sazón Sancho 7 bien puede tener las riendas á su yegua, porque nuestro caballo es el mas honesto y bien mirado del mundo, jamas en semejantes ocasiones ha hecho vileza alguna, y una vez que se desmandó á hacerla , la lastámos mi señor y yo con las setenas: digo otra vez, que puede vuesa merced detenerse si quisiere , que aunque se la dén entre dos platos , á buen seguro que el caballo no la arrostre. Detuvo la rienda el caminante , admirándose de la apostura y rostro de Don Quixote 3 el qual iba sin celada, que la llevaba Sancho como maleta en el arzón delantero de la albarda del rucio , y si mucho miraba el de lo verde á Don Quixote y mucho mas miraba Don Quixote al de lo verde y pareciéndole hombre de chapa : la edad mostraba ser de cincuenta años, las canas pocas, y el rostro aguileno, la vista entre alegre y grave: finalmente en el trage y apostura daba á entender ser hombre de buenas prendas. Lo que juzgó de Don Quixote de la Mancha el de lo verde, fué , que semejante manera, ni parecer de hombre y no le habia visto jamas: admiróle la longura de su caballo, la grandeza de su cuerpo 9 la flaqueza y amarillez de su rostro > sus armas, su ademan y compostura, figura y retrato no visto por luengos tiempos atrás en aquella tierra. Notó bien Don Quixote la atención con que el caminante le miraba > y leyóle en la suspensión su deseo, y como era tan cortes , y tan amigo de dar gusto á todos y ántes que le preguntase nada le salió al camino , diciéndole : esta figura que vuesa merced en mí ha visto , por ser tan nueva , y tan fuera de las que comunmente se usan, no me maravillaría yo de que le hubiese maravillado; pero dexará vuesa merced de estarlo , quando le diga } como le digo , que soy caballe

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