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trese en los mas indicados laberintos, acometa á cada paso lo imposible, resista en los páramos despoblados los ardientes rayos del sol en la mitad del verano , y en el invierno la dura inclemencia de los vientos y de los yeIos 3 no le asombren leones y ni le espanten vestiglos, ni atemoricen endriagos: que buscar estos, acometer aquellos , y vencerlos á todos y son sus principales y verdaderos exercicios. Yo pues, como me cupo en suerte ser uno del número de la andante caballería > no puedo dexar de acometer todo aquello que á mí me pareciere que cae debaxo de la juridicion de mis exercicios: y así el acometer los leones que ahora acometí y derechamente me tocaba > puesto que conocí ser temeridad exorbitante , porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos extremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad; pero menos mal será, que el que es valiente toque y suba al punto de temerario, que no que baxe y toque en el punto de cobarde: que así como es mas fácil venir el pródigo á ser liberal 3 que el avaro ^ así es mas fácil dar el temerario en verdadero valiente , que no el cobarde subir á la verdadera valentía : y en esto de acometer aventuras, créame vuesa merced \ señor Don Diego, que ántes se ha de perder por carta de mas > que de menos , porque mejor suena en las orejas de los que lo oyen: el tal caballero es temerario y atrevido, que no, el tal caballero es tímido y cobarde. Digo , señor Don Quixote , respondió Don Diego y que todo lo que vuesa merced ha dicho y hecho , va nivelado con el fiel de la misma razón, y que entiendo, que si las ordenanzas y leyes de la caballería andante se perdiesen, se hallarían en el pecho de vue

TOM. III. T ij

sa merced , como en su mismo depósito y archivo: y démonos priesa , que se hace tarde, y lleguemos á mi aldea y casa , donde descansará vuesa merced del pasado trabajo, que si no ha sido del cuerpo, ha sido del espíritu, que suele tal vez redundar en cansancio del cuerpo. Tengo el ofrecimiento á gran favor y merced , señor Don Diego, respondió Don Quixote, y picando mas de lo que hasta entonces, serian como las dos de la tarde quando llegaron á la aldea y á la casa de Don Diego , á quien Don Quixote llamaba, el Caballero del Verde Gabán.

CAPÍTULO XVIII.

De lo que sucedió á Don Quixote en el castillo 3 ó casa del Caballero del Verde Gabán , con otras cosas extravagantes.

alió Don Quixote ser la casa de Don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas empero, aunque de piedra tosca , encima de la puerta de la calle, la bodega en el patio, la cueva en el portal, y muchas tinajas á la redonda, que por ser del Toboso le renováron las memorias de su encantada y transformada Dulcinea, y sospirando, y sin mirar lo que decia y ni delante de quien estaba, dixo:

¡Ó dulces prendas por mi mal halladas! Dulces y alegres quando Dios quería. ¡O tobosescas tinajas, que me habéis traido á la memoria la dulce prenda de mi mayor amargura! Oyóle decir esto el estudiante poeta, hijo de Don Diego, que con su madre habia salido á recebirle, y madre y hijo quedáron suspensos de ver la extraña figura de Don Quixote, el qual apeándose de Rocinante , fué con mucha cortesía á pedirle las manos para besárselas , y Don Diego dixo: recebid , señora, con vuestro sólito agrado al señor Don Quixote de la Mancha, que es el que tenéis delante, andante caballero, y el mas valiente y el mas discreto que tiene el mundo. La señora > que Doña Christina se llamaba, le recibió con muestras de mucho amor y de mucha cortesía, y Don Quixote se le ofreció con asaz de discretas y comedidas razones. Casi los mismos comedimientos pasó con el estudiante, que en oyéndole hablar Don Quixote , le tuvo por discreto y agudo. Aquí pinta el autor todas las circunstancias de la casa de Don Diego , pintándonos en ellas lo que contiene una casa de un caballero labrador y rico ; pero al traductor desta historia le pareció pasar estas y otras semejantes menudencias en silencio , porque no venían bien con el propósito principal de la historia, la qual mas tiene su fuerza en la verdad , que en las frias digresiones. Entraron á Don Quixote en una sala, desarmóle Sancho, quedó en valones y en jubón de carnuza , todo visunto con la mugre de las armas : el cuello era valona á lo estudiantil, sin almidón y sin randas, los borceguíes eran datilados, y encerados los zapatos. Ciñóse su buena espada, que pendia de un tahalí de lobos marinos : que es opinión, que muchos años fué enfermo de los riñones : cubrióse un herreruelo de buen paño pardo; pero ántes de todo, con cinco calderos , ó seis de agua (que en la cantidad de los calderos hay alguna diferencia) se lavó la cabeza y rostro, y todavía se quedó el agua de color de suero: merced á la golosina de Sancho , y á la compra de sus negros requesones, que tan blanco pusiéron á su amo. Con los referidos atavíos y con gentil donayre y gallardía salió Don Quixote a otra sala donde el estudiante le estaba esperando para entretenerle en tanto que las mesas se ponían , que por la venida de tan noble huésped queria la señora Doña Christina mostrar, que sabia y podia regalar á los que á su casa llegasen. En tanto que Don Quixote se estuvo desarmando , tuvo lugar Don Lorenzo (que así se llamaba el hijo de Don Diego) de decir á su padre \ quien diremos , señor , que es este caballero que vuesa merced nos ha traído á casa? que el nombre , la figura, y el decir que es caballero andante , á mí y á mi madre nos tiene suspensos. No sé lo que te diga , hijo, respondió Don Diego , solo te sabré decir , que le he visto hacer cosas del mayor loco del mundo , y decir razones tan discretas, que borran y deshacen sus hechos: háblale tu, y toma el pulso á lo que sabe , y pues eres discreto , juzga de su discreción, ó tontería lo que mas puesto en razón estuviere , aunque para decir verdad , antes le tengo por loco que por cuerdo. Con esto se fué Don Lorenzo á entretener á Don Quixote , como queda dicho , y entre otras pláticas., que los dos pasaron, dixo Don Quixote á Don Lorenzo : el señor Don Diego de Miranda padre de vuesa merced me ha dado noticia de la rara habilidad y sutil ingenio que vuesa merced tiene, y sobre todo , que es vuesa merced un gran poeta. Poeta, bien podrá ser , respondió Don Lorenzo , pero grande, ni por pensamiento: verdad es que yo soy algún tanto aficionado á la poesía, y á leer los buenos poetas ; pero no demanera que se me pueda dar el nombre de grande que mi padre dice. No me parece mal esa humildad , respondió Don Quixote, porque no hay poeta que no sea arrogante , y piense de sí que es el mayor poeta del mundo. No hay regla sin excepción, respondió Don Lorenzo , y alguno habrá que lo sea > y no lo piense. Pocos 3 -respondió Don Quixote; pero dígame vuesa merced i que versos son los que agora trae entre manos, que me ha dicho el señor su padre que le traen algo inquieto y pensativo? Y si es alguna glosa, á mí se me entiende algo de achaque de glosas y y holgaría saberlos, y si es que son de justa literaria, procure vuesa merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor, ó la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia , y el tercero viene á ser segundo, y el primero á esta cuenta será el tercero al modo de las licencias que se dan en las Universidades; pero con todo esto , gran personage es el nombre de primero. Hasta ahora , dixo entre sí Don Lorenzo , no os podré yo juzgar por loco , vamos adelante , y díxole: paréceme que vuesa merced ha cursado las escuelas ¿qué ciencias ha oído? La de la caballería andante , respondió Don Quixote , que es tan buena como la de la poesía, y aun dos deditos mas. No sé que ciencia sea esa, replicó Don Lorenzo , y hasta ahora no ha llegado á mi noticia. Es una ciencia , replicó Don Quixote , que encierra en sí todas, ó las mas ciencias del mundo , á causa que el que la profesa ha de ser jurisperito , y saber las leyes de la justicia distributiva y conmutativa, para dar á cada uno lo que es suyo , y lo que le conviene: ha de ser teólogo para saber dar razón de la christiana ley que profesa clara y distintamente adonde quiera que le fuere pedido: ha de ser médico , y principalmente herbolario y para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que

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