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vian á sus casas, y recogían las libreas que por sola ostentación habian dado. Notable espilorchería, como dice el Italiano , dixo Don Quixote; pero con todo eso tenga á felice ventura el haber salido de la Corte con tan buena intención como lleva, porque no hay otra cosa en la tierra mas honrada, ni de mas provecho , que servir á Dios primeramente, y luego á su Rey, y Señor natural , especialmente en el exercicio de las armas, por las quales se alcanzan, si no mas riquezas, aloménos mas honra , que por las letras , como yo tengo dicho muchas veces , que puesto que han fundado mas mayorazgos las letras que las armas , todavía llevan un no sé que los de las armas á los de las letras , con un sí sé que de esplendor que se halla en ellos , que los aventaja á todos. Y esto que ahora le quiero decir , llévelo en la memoria, que le será de mucho provecho, y alivio en sus trabajos, y es, que aparte la imaginación de los sucesos adversos que le podrán venir, que el peor de todos es la muerte , y como esta sea buena, el mejor de todos es el morir. Preguntáronle á Julio César, aquel valeroso Emperador Romano , qual era la mejor muerte. Respondió, que la impensada , la derepente y no prevista : y aunque respondió como gentil, y ageno del conocimiento del verdadero Dios, con todo eso dixo bien , para ahorrarse del sentimiento humano , que puesto caso que os maten en la primera facción y refriega, ó ya de un tiro de artillería, ó volado de una mina ¿que importa? Todo es morir y acabóse la obra, y según Terencio, mas bien parece el soldado muerto en la batalla, que vivo y salvo en la huida, y tanto alcanza de fama el buen soldado , quanto tiene de obediencia á sus Capitanes, y á los

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que mandar le pueden: y advertid, hijo, que al soldado mejor le está el oler á pólvora, que á algalia, y que si la vejez os coge en este honroso exercicio, aunque sea lleno de heridas y estropeado , ó coxo , aloménos no os podrá coger sin honra, y tal que no os la podrá menoscabar la pobreza , quanto mas que ya se va dando orden como se entretengan y remedien los soldados viejos , y estropeados, porque no es bien que se haga con ellos lo que suelen hacer los que ahorran y dan libertad á sus negros , quando ya son viejos y no pueden servir, y echándolos de casa con título de libres, los hacen esclavos de la hambre, de quien no piensan ahorrarse , sino con la muerte: y por ahora no os quiero decir mas, sino que subáis á las ancas deste mi caballo , hasta la venta, y allí cenaréis conmigo , y por la mañana seguiréis el camino, que os le dé Dios tan bueno, como vuestros deseos merecen. El page no aceptó el convite de las ancas, aunque sí el de cenar con él en la venta, y á esta sazón dicen que dixo Sancho entre sí : válate Dios por señor ¿y es posible, que hombre que sabe decir tales , tantas y tan buenas cosas como aquí ha dicho , diga que ha visto los disparates imposibles que cuenta de la cueva de Montesinos? Ahora bien , ello dirá, y en esto llegáron á la venta, á tiempo que anochecía, y no sin gusto de Sancho, por ver que su señor la juzgó por verdadera venta, y no por castillo, como solía. No hubiéron bien entrado, quando Don Quixote preguntó al ventero por el hombre de las lanzas y alabardas, el qual le respondió , que en la caballeriza estaba, acomodando el macho : lo mismo hicieron de sus jumentos el sobrino y Sancho , dando á Rocinante el mejor pesebre, y el mejor lugar :de la caballeriza,

TOM. III. EE

CAPÍTULO XXV.

Donde se apunta la aventura del Rebuzno, y la graciosa del Titerero con las memorables adivinanzas

del mono adivino,

l\lo se le cocía el pan á Don Quixote, como suele decirse , hasta oir y saber las maravillas prometidas del hombre condutor de las armas. Fuéle á buscar donde el ventero le habia dicho que estaba, y hallóle, y díxole, que en todo caso le dixese luego lo que le habia de decir después acerca de lo que le habia preguntado en el camino. El hombre le respondió: mas despacio, y no en pie se ha de tomar el cuento de mis maravillas: déxeme vuesa merced , señor bueno, acabar de dar recado á mi bestia, que yo le diré cosas que le admiren. No quede por eso , respondió Don Quixote, que yo os ayudaré á todo , y así lo hizo , ahechándole la cebada , y limpiando el pesebre, humildad que obligó al hombre á contarle con buena voluntad lo que le pedia, y sentándose en un poyo, y Don Quixote junto á él, teniendo por Senado y auditorio al primo, al page, á Sancho Panza y al ventero, comenzó á decir desta manera : sabrán vuesas mercedes, que en un Lugar, que está quatro leguas y media desta venta , sucedió que á un Regidor dél, por industria y engaño de una muchacha criada suya (y esto es largo de contar) le faltó un asno, y aunque el tal Regidor hizo las diligencias posibles por hallarle, no fué posible. Quince dias serian pasados, según es pública voz y fama, que el asno faltaba, quando estando en la plaza el Regidor perdidoso, otro Regidor del mismo pueblo le dixo: dadme albricias, compadre, que vuestro jumento ha parecido. Yo os las mando, y buenas9 compadre5 respondió el otro; pero sepamos donde ha parecido. En el monte , respondió el hallador , le vi esta mañana , sin albarda y sin aparejo alguno y y tan flaco, que era una compasión miralie : quísele antecoger delante de mí, y traérosle; pero está ya tan montaraz y tan urafio, que quando llegué á él 3 se fué huyendo, y se entró en lo mas escondido del monte: si queréis que volvamos los dos á buscarle 9 dexadme poner esta borrica en mi casa, que luego vuelvo. Mucho placer me.haréis, dixo el del jumento , é yo procuraré pagároslo en la mesma moneda. Con estas circunstancias todas, y de la mesma manera que yo lo voy contando y lo cuentan todos aquellos que están enterados en la verdad deste caso. En resolución, los dos Regidores á pie, y mano á mano se fuéron al monte y y llegando al lugar y sitio donde pensáron hallar el asno? no le hallaron , ni pareció por todos aquellos contornos 3 aunque mas le buscáron. Viendo pues que no parecia, dixo el Regidor que le habia visto al otro: mirad , compadre, una traza me ha venido al pensamiento, con la qual sin duda alguna podrémos descubrir este animal 3 aunque esté metido en las entrañas de la tierra} no que del monte: y es , que yo sé rebuznar maravillosamente , y si vos sabéis algún tanto , dad el hecho por concluido. { Algún tanto decis, compadre? dixo el otro, por Dios que no dé la ventaja á nadie, ni aun á los mesmos asnos. Ahora lo verémos, respondió el Regidor segundo, porque tengo determinado que os vais vos por una parte del monte , y yo por otra , de modo que le rodeemos y andemos todo3 y de trecho en trecho rebuznaréis vos, y rebuz

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naré yo, y no podrá ser menos sino que el asno» nos oya, y nos responda 5 si es que está en el monte. A lo que respondió el dueño del jumento: digo compadre 5 que la traza es excelente 5 y digna de vuestro gran ingenio, y dividiéndose los dos, según el acuerdo, sucediói que casi á un mesmo tiempo rebuznaron, y cada uno engañado del rebuzno del otro acudieron á buscarse , pensando que ya el jumento habia parecido, y en viéndose , dixo el perdidoso ¿ es posible , compadre, que no fué mi asno el que rebuznó? No fué sino yo, respondió el otro. Ahora digo , dixo el dueño y que de vos a un asno, compadre , no hay alguna diferencia en quanto toca al rebuznar 3 porque en mi vida he visto 5 ni oido cosa mas propia. Esas alabanzas y encarecimiento , respondió el de la traza, mejor os atañen y tocan á vos , que á mí, compadre 5 que por el Dios que me crió , que podéis dar dos rebuznos de ventaja al mayor'5 y mas perito rebuzna-, dor del mundo , porque el sonido que tenéis es alto , lo sostenido de la voz á su tiempo y compás , los dexos muchos y apresurados y y en resolución, yo me doy por vencido, y os rindo la palma y y doy la bandera desta rara habilidad. Ahora digo, respondió el dueño, que me tendré y estimaré en mas de aquí adelante , y pensaré que sé alguna cosa , pues tengo alguna gracia, que puesto que pensara que rebuznaba bien? nunca entendí que llegaba al extremo que decís. También diré yo ahora, respondió el segundo, que hay raras habilidades perdidas en el mundo , y que son mal empleadas en aquellos que no saben aprovecharse dellas. Las nuestras , respondió el dueño, sino es en casos semejantes como el que traemos entre manos, no nos pueden servir en otros, y

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