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cuentro, mira quantos vestiglos se me oponen 5 mira quantas feas cataduras' nos hacen cocos: pues ahora lo veréis bellacos, y puesto en pie en el barco con grandes voces comenzó á amenazar á los molineros, diciéndoles: canalla malvada y peor aconsejada, dexad en su libertad y libre alvedrío á la persona que en esa vuestra fortaleza , ó prisión tenéis oprimida , alta , ó baxa , de qualquiera suerte, ó calidad que sea, que yo soy Don Quixote de la Mancha , llamado el Caballero de los Iléones por otro nombre y á quien está reservado por orden de los altos Cielos el dar fin felice á esta aventura: y diciendo esto echó mano á su espada, y comenzó á esgrimirla en el ayre contra los molineros, los quales oyendo , y no entendiendo aquellas sandeces, se pusieron con sus varas á detener el barco , que ya iba entrando en el raudal y canal de las ruedas. Púsose Sancho19 de rodillas , pidiendo devotamente al Cielo le librase de tan manifiesto20 peligro , como lo hizo por la industria y presteza de los molineros , que oponiéndose con sus palos al barco , le detuviéron; pero no demanera que dexasen de trastornar el barco, y dar con Don Quixote y con Sancho al través en el agua; pero vínole bien á Don Quixote , que sabia nadar como un ganso , aunque el peso de las armas le llevó al fondo dos veces y y si no fuera por los molineros > que se arrojaron al agua, y los sacaron como en peso á entrámbos, allí había sido Troya para los dos. Puestos pues en tierra mas mojados que muertos de sed, Sancho puesto de rodillas, las manos juntas, y los ojos clavados al cíelo, pidió á Dios, con una larga y devota plegaria, le librase de allí adelante de los atrevidos deseos y acometimientos de su señor. Llegáron en esto los pescadores, due

ños del barco, á quien habían hecho pedazos las ruedas de las aceñas, y viéndole roto, acometieron á desnudar á Sancho , y á pedir á Don Quixote se lo pagase: el qual con gran sosiego, como si no hubiera pasado nada por él , dixo á los molineros y pescadores , que él pagaría el barco de bonísima gana, con condición , que le diesen libre y sin cautela á la persona , ó personas que en aquel su castillo estaban oprimidas. ¿ Que personas, ó que castillo dice, respondió uno de los molineros, hombre sin juicio? ¿quiéreste llevar por ventura las que vienen á moler trigo á estas aceñas? Basta , dixo entre sí Don Quixote , aquí será predicar en desierto, querer reducir á esta canalla á que por ruegos haga virtud alguna: y en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco, y el otro dio conmigo al través: Dios lo remedie , que todo este mundo es máquinas y trazas contrarias unas de otras. Yo no puedo mas, y alzando la voz prosiguió diciendo , y mirando á las aceñas: amigos, qualesquiera queseáis, que en esa prisión quedáis encerrados , perdonadme , que por mi desgracia , y por la vuestra yo no os puedo sacar de vuestra cuita 3 para otro caballero debe de estar guardada y reservada esta aventura. En diciendo esto se concertó con los pescadores, y pagó por el barco cincuenta reales, que los dió Sancho de muy mala gana, diciendo : á dos barcadas como estas, darémos con todo el caudad al fondo. Los pescadores y molineros estaban admirados, mirando aquellas dos figuras tan fuera del uso , al parecer, de los otros hombres, y no acababan de entender á do se encaminaban las razones y preguntas que Don Quixote les decia , y teniéndolos por locos les dexáron y y se recogieron á sus aceñas, y los pescadores á sus ranchos. Volviéron á sus bestias, y á ser bestias Don Quixote y Sancho? y este fin tuvo la aventura del encantado barco.

CAPÍTULO XXX

De lo que le avino á Don Quixote con una bella

cazadora.

A saz melancólicos y de mal talante llegaron á sus anímales caballero y escudero? especialmente Sancho , á quien llegaba al alma llegar al caudal del dinero, pareciéndole , que todo lo que del se quitaba, era quitárselo á él de las niñas de sus ojos. Finalmente > sin hablarse palabra se pusieron á caballo , y se apartáron del famoso rio } Don Quixote sepultado en los pensamientos de sus amores, y Sancho en los de su acrecentamiento 3 que por entonces le parecía que estaba bien lejos de tenerle: porque magüer era tonto , bien se le alcanzaba, que las acciones de su amo , todas , ó las mas , eran disparates, y buscaba ocasión de que sin entrar en cuentas, ni en despedimientos con su señor, un dia se desgarrase y y se fuese á su casa ; pero la fortuna ordenó las cosas muy al revés de lo que él temia. Sucedió pues que otro dia al poner del sol, y al salir de una selva tendió Don Quixote la vista por un verde prado, y en lo último dél vio gente, y llegándose cerca conoció, que eran cazadores de altanería. Llegóse mas, y entre ellos vio una gallarda Señora sobre un palafrén, ó hacanea blanquísima adornada de guarniciones verdes, y con un sillón de plata. Venia la Señora asimismo vestida de verde tan bizarra y ricamente, que la misma bizarría venia transformada en ella. En la mano izquierda traía un azor, señal que dio á entender á Don Quixote ser aquella alguna gran Señora , que debia serlo de todos aquellos cazadores , como era la verdad : y así dixo á Sancho: corre, hijo Sancho, y di á aquella Señora del palafrén y del azor, que yo el Caballero de los Leones beso las manos á su gran fermosura : y que si su grandeza me da licencia se las iré á besar, y á servirla en quanto mis fuerzas pudieren y su Alteza me mandare: y mira, Sancho, como hablas, y ten cuenta de no encaxar algún refrán de los tuyos en tu embaxada. Hallado os le habéis el encaxador, respondió Sancho: á mí con eso, sí , que no es esta la vez primera que he llevado embaxadas á altas, y crecidas Señoras en esta vida. Si no fué la* que llevaste á la Señora Dulcinea , replicó Don Quixote, yo no sé que hayas llevado otra, aloménos en mi poder. Así es verdad, respondió Sancho ; pero al buen pagador no le duelen prendas, y en casa llena presto se guisa la cena : quiero decir, que á mí no hay que decirme, ni advertirme de nada, que para todo tengo, y de todo se me alcanza un poco. Yo lo creo , Sancho, dixo Don Quixote , ve en buena hora , y Dios te guie. Partió Sancho de carrera, sacando de su paso al rucio , y llegó donde la bella cazadora estaba , y apeándose, puesto ante ella de hinojos, le dixo: hermosa Señora, aquel caballero que allí se parece, llamado el Caballero de los Leones, es mi amo , y yo soy un"'escudero suyo, á quien llaman en su casa Sancho Panza: este tal Caballero de los Leones, que no ha mucho que se llamaba el de la Triste Figura, envía por mí á decir á vuestra grandeza , sea servida de darle licencia pa

ra que con su propósito , y beneplácito , y consentimiento él venga á poner en obra su deseo , que no es otro, según él dice , y yo pienso , que de servir á vuestra encumbrada altanería y fermosura , que en dársela vuestra Señoría hará cosa que redunde en su pro 3 y él recibirá señaladísima merced y contento. Por cierto, buen escudero , respondió la Señora , vos habéis dado la embaxada vuestra con todas aquellas circunstancias que las tales embaxadas piden: levantaos del suelo, que escudero de tan gran caballero como es el de la Triste Figura > de quien ya tenemos acá mucha noticia , no es justo que esté de hinojos: levantaos , amigo , y decid á vuestro señor , que venga mucho en hora buena á servirse de mí y y del Duque mi marido en una casa de placer que aquí tenemos. Levantóse Sancho admirado , así de la hermosura de la buena Señora , como de su mucha crianza y cortesía, y mas de lo que le habia dicho , que tenia noticia de su señor el Caballero de la Triste Figura, y que si no le habia llamado el de los Leones ¿ debía de ser por habérsele puesto tan nuevamente. Preguntóle la Duquesa: (cuyo título aun no se sabe) decidme y hermano escudero ¿ este vuestro señor no es uno de quien anda impresa una historia, que se llama del Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha y que tiene por Señora de su alma á una tal Dulcinea del Toboso? El mesmo es, señora, respondió Sancho , y aquel escudero suyo que anda , ó debe de andar en la tal historia y á quien llaman Sancho Panza y soy yo , sino es que me trocaron en la cuna y quiero decir que me trocáron en la estampa. De todo eso me huelgo yo mucho , dixo la Duquesa. Id y hermano Panza y y decid á vuestro señor, que

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