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que yo me desmande , ni que diga cosa que no venga muy á pelo , que no se me han olvidado los consejos que poco ha vuesa merced me dio sobre el hablar mucho , ó poco , ó bien > ó mal. Yo no me acuerdo de nada , Sancho y respondió Don Quixote , di lo que quisieres, como lo digas presto. Pues lo que quiero decir 3 dixo Sancho, es tan verdad , que mi señor Don Quixote que está presente 5 no me dexará mentir. Por mí, replicó Don Quixote , miente tú > Sancho y quanto quisieres > que yo no te iré á la mano , pero mira lo que vas á decir. Tan mirado y remirado lo tengo '\ que á buen salvo está el que repica y como se verá por la obra. Bien será, dixo Don Quixote y que vuestras grandezas manden echar cíe aquí á este tonto , que dirá mil patochadas. Por vida del Duque , dixo la Duquesa, que no se ha de apartar de mí Sancho un punto : quiérole yo mucho , porque sé que es muy discreto. Discretos dias, dixo Sancho, viva Vuestra*'Santidad por el buen crédito que de mí tiene 3 aunque en mí no lo haya , y el cuento que quiero decir es este: convidó un hidalgo de mi pueblo muy rico y principal , porque venia de los Alamos de Medina del Campo , que casó con Doña Mencía de Quiñones 3 que fué hija de Don Alonso de Marañon , caballero del hábito de Santiago , que se ahogó en la Herradura 3 por quien hubo aquella pendencia años ha en nuestro Lugar y que á lo que entiendo mi señor Don Quixote se halló en ella, de donde salió herido Tomasillo el travieso , el hijo de Balvastro el herrero. ¿No es verdad todo esto y señor nuestro amo? dígalo por su vida , porque estos Señores no me tengan por algún hablador mentiroso. Hasta ahora y dixo el Eclesiástico y mas os tengo por hablador, que por mentiroso; pero de aquí adelante no sé por lo que os tendré. Tú das tantos testigos, Sancho , y tantas señas, que no puedo dexar de decir , que debes de decir verdad: pasa adelante , y acorta el cuento y porque llevas camino de no acabar en dos dias. No ha de acortar tal > dixo la Duquesa , por hacerme á mí placer, antes le ha de contar de la manera que le sabe , aunque no le acabe en seis dias, que si tantos fuesen, serian para mí los mejores que hubiese llevado en mi vida. Digo pues, señores mios , prosiguió Sancho , que este tal hidalgo y que yo conozco como á mis manos, porque no hay de mi casa á la suya un tiro de ballesta, convidó á un labrador pobre , pero honrado. Adelante > hermano 3 dixo á esta sazón el Religioso, que camino lleváis de no parar con vuestro cuento hasta el otro mundo. A menos de la mitad pararé, si Dios fuere servido , respondió Sancho : y así digo , que llegando el tal labrador á casa del dicho hidalgo convidador, que buen poso haya su ánima , que ya es muerto : y por mas señas dicen que hizo una muerte de un Angel, que yo no me hallé presente, que habia ido por aquel tiempo á segar á Tembleque. Por vida vuestra y hijo29, que volváis presto de Tembleque , y que sin enterrar al hidalgo , si no queréis hacer mas exequias, acabéis vuestro cuento. Es pues el caso, replicó Sancho , que estando los dos para asentarse á la mesa , que parece que ahora los veo mas que nunca. Gran gusto recebian los Duques del disgusto que mostraba tomar el buen Religioso de la dilación y pausas con que Sancho contaba su cuento, y Don Quixote se estaba consumiendo en cólera y en rabia. Digo así, dixo Sancho y que estando y como he dicho , los dos para

TOM. III. MM íj

sentarse á la mesa , el labrador porfiaba con el hidalgo, que tomase la cabecera de la mesa, y el hidalgo porfiaba también, que el labrador la tomase, porque en su casa se había de hacer lo que él mandase ; pero el labrador que presumia de cortes y bien criado , jamas quiso , hasta que el hidalgo mohino, poniéndole ambas manos sobre los hombros , le hizo sentar por fuerza , diciéndole: sentaos, maja granzas, que adonde quiera que yo me siente será vuestra cabecera, y este es el cuento , y en verdad que creo, que no ha sido aquí traido fuera de propósito. Púsose Don Quixote de mil colores , que sobre lo moreno le jaspeaban , y se le parecían. Los Señores disimularon la risa , porque Don Quixote no acabase de correrse , habiendo entendido la malicia de Sancho , y por mudar de plática , y hacer que Sancho no prosiguiese con otros disparates , preguntó la Duquesa á Don Quixote , que que nuevas tenia de la Señora Dulcinea , y que si le habla enviado aquellos días algunos presentes de gigantes, ó malandrines , pues no podía dexar de haber vencido muchos. A lo que Don Quixote respondió: señora mia , mis desgracias, aunque tuvieron principio, nunca tendrán fin. Gigantes he vencido , y follones y malandrines le he enviado ¿pero adonde la habian de hallar , si está encantada , y vuelta en la mas fea labradora que imaginarse puede? No sé , dixo Sancho Panza, á mí me parece la mas hermosa criatura del mundo, aloménos en la ligereza, y en el brincar bien sé yo que no dará ella la ventaja á un volteador: á buena fe, señora Duquesa , así salta desde el suelo sobre una borrica , como si fuera un gato. ¿ Habeisla visto vos encantada , Sancho? preguntó el Duque. Y como si la he visto y respondió Sancho ¿pues quien diablos sino yo fué el primero que cayó en el achaque del encantorio? tan encantada está como mi padre. El Eclesiástico , que oyó decir de gigantes , de follones y de encantos , cayó en la cuenta de que aquel debia de ser Don Quixote de la Mancha , cuya historia leia el Duque de ordinario, y él se lo habia reprehendido muchas veces > diciéndole, que era disparate leer tales disparates, y enterándose ser verdad lo que sospechaba, con mucha cólera, hablando con el Duque > le dixo : Vuestra Excelencia, señor mió , tiene que dar cuenta á nuestro Señor de lo que hace este buen hombre. Este Don Quixote, ó Don tonto, ó como se llama , imagino yo , que no debe de ser tan mentecato como Vuestra Excelencia quiere que sea , dándole ocasiones á la mano para que lleve adelante sus sandeces y vaciedades. Y volviendo la plática á Don Quixote , le dixo: y á vos, alma de cántaro ¿ quien os ha encaxado en el celebro , que sois caballero andante , y que vencéis gigantes > y prendéis malandrines? Andad enhorabuena, y en tal se os diga: volveos á vuestra casa , y criad vuestros hijos y si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dexad de andar vagando por el mundo papando viento, y dando que reir á quantos os conocen, y no conocen. ¿En donde ñora tal habéis vos hallado , que hubo , ni hay ahora caballeros andantes? ¿Donde hay gigantes en España, ó malandrines en la* Mancha , ni Dulcineas encantadas , ni toda la caterva de las simplicidades que de vos se cuentan? Atento estuvo Don Quixote á las razones de aquel venerable varón, y viendo que ya callaba , sin guardar respeto á los Duques , con semblante airado y alborotado rostro, se pu

so en pie , y dixo... Pero esta respuesta capítulo por sí merece*

CAPÍTULO XXXII.

De la respuesta que dio Don Quizóte á su reprehensor y con otros graves y graciosos sucesos.

Levantado pues en pie Don Quixote , temblando de los pies á la cabeza como azogado > con presurosa y turbada lengua dixo: el lugar donde estoy, y la presencia ante quien me hallo , y el respeto que siempre tuve, y tengo al estado que vuesa merced profesa 3 tienen > y atan las manos de mi justo enojo : y así por lo que he dicho, como por saber que saben todos, que las armas de los togados son las mesmas que las de la muger, que son la lengua , entraré con la mia en igual batalla con vuesa merced , de quien se debia esperar antes buenos consejos, que infames vituperios. Las reprehensiones santas30, y bien intencionadas otras circunstancias requieren, y otros puntos piden, alómenos el haberme reprehendido en público , y tan ásperamente ha pasado todos los límites de la buena reprehensión, pues las primeras mejor asientan sobre la blandura que sobre la aspereza 3 y no es bien sin tener conocimiento del pecado que se reprehende, llamar al pecador sin mas, ni mas mentecato , y tonto. Si no , dígame vuesa merced ¿por qual de las mentecaterías que en mí ha visto me condena , y vitupera, y me manda que me vaya á mi casa á tener cuenta en el gobierno delia, y de mi muger y de mis hijos, sin saber si la tengo , ó los tengo? ¿No hay mas sino á troche moche entrarse por las casas agenas á gobernar sus dueños y y habiéndose criado algunos en la estrecheza de al

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