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se dudara, si los comandantes de Guardias Españolas y Walonas habian de entrar en la sala de las sesiones á tomar del Sr. Presidente la órden, como la tomaban del Monarca, quedó acordado que así se hiciera, entendiéndose dichos comandantes con el Sr. Presidente, como lo hacian con la Real Persona.

Estos acuerdos se consignaron en los artículos 1.o y 2.o, cap. Ix del Reglamento para el gobierno interior aprobado en 27 de Noviembre siguiente; determinando que, en lo interior del Palacio de las Córtes harian la guardia los Reales Cuerpos de Guardias de Corps y Alabarderos; y en el exterior y galerías las Reales Guardias Españolas y Walonas.

Del alcance de estas prescripciones puede juzgarse por el hecho acaecido en la sesion secreta de 13 de Diciembre de 1810. Al comenzar ésta, el Sr. Presidente mandó que se leyese un oficio, que le habia dirigido D. Roman de Landáburu, comandante de la compañía de Guardias Walonas, que se hallaba de guardia en las Córtes, manifestando la órden que se le habia comunicado del Estado Mayor, para que desocupara el cuartel de San Carlos, y fuera á acamparse, para hacer lugar á los Granaderos de á caballo; y despues de hablar sobre este asunto varios Sres. Diputados, exponiendo los privilegios que por ordenanza tenia la tropa de Casa Real, cuando se hallaba en actual servicio, se acordó prevenir á Landáburu, como así se verificó por medio de oficio firmado por los Sres. Presidente y Secretarios, que se estuviera quieto y no obedeciera otras providencias que las de las Córtes, á cuyas órdenes se hallaba. Un mes despues, ó sea en la sesion secreta nocturna del 13 de Enero de 1811, habiendo manifestado el Sr. Presidente la duda, que se ofrecia al capitan del cuerpo de Guardias de Corps, sobre si todo él, ó alguna parte, se tras

ladaria á Cádiz, se resolvió que se trasladase la totalidad; y en la sesion tambien secreta y nocturna de 20 del mismo mes, dada cuenta de un oficio de la Regencia, remitido por la Secretaría de la Guerra, manifestando, de acuerdo con el informe del General en jefe del ejército de la Isla de Leon, que para la guardia de las Córtes y Regencia en Cádiz podrian pasar dos compañías de Guardias Españolas y dos de Walonas, relevándose cada ocho dias, se acordó contestar de conformidad.

Trasladadas las Córtes á Cádiz y reunidas en el templo de San Felipe Neri, en la sesion de 1.o de Marzo de 1811 se leyó una Memoria del Ministro de la Guerra sobre las causas de las derrotas del ejército español, y los medios que podian aplicarse para precaverlas, pronunciando con este motivo un caluroso discurso el Sr. Capmany, siendo interrumpido por el Sr. Terreros, y promoviéndose un palmoteo general del público, que sorprendió á las Córtes y dió motivo á que muchos Diputados clamasen porque se levantara la sesion. Evitólo el Sr. Presidente, suspendiendo aquel debate y poniendo á discusion otra Memoria del Ministro de Hacienda; pero la importancia del primer tumultuoso incidente indujo, sin duda, á las Córtes á aprobar en la sesion secreta del inmediato dia 2 de Marzo las tres siguientes proposiciones de la Mesa:

a

1. Que cuando se levantara la sesion pública, quedaran los Sres. Diputados formados, manteniéndose en sus respectivos asientos hasta que avisaran los comandantes de la guardia haber quedado despejadas las galerías y cerradas sus puertas.

а

2. Que los comandantes de la guardia estuvieran entre las dos columnas de la entrada del salon de Córtes, al finalizar las sesiones públicas, para recibir las órdenes del Sr. Presidente.

3. Que, durante las sesiones secretas, hubiera centinelas en todos los parages por donde pudieran oirse las discusiones.

A fines del siglo xvш, la fuerza del Cuerpo de Guardias de Corps pasaba quizá de 1.000 caballos, llamando la atencion general en los primeros meses de las Córtes el que aquel Cuerpo permaneciese inactivo en las circunstancias por que atravesaba la Península. De esta opinion fué órgano en el seno del Congreso el Sr. Diputado Luxán, exponiendo en la sesion secreta de la mañana del 5 del repetido mes de Marzo de 1811, que seria muy conveniente destinar dicho Real Cuerpo de Guardias de Corps al servicio activo de campaña; pero habiendo manifestado otros Sres. Diputados que aquel Cuerpo tenia pendiente igual solicitud en el Consejo de Regencia, se acordó suspender entonces la discusion sobre el asunto, continuándola en la sesion secreta de la noche del mismo dia. En ella presentó el expresado Sr. Luxán una proposicion concebida en los siguientes términos:

«Habiendo entendido las Córtes que el Real Cuerpo de Guardias de Corps desea se le emplee en el servicio activo de campaña, para continuar los notorios y distinguidos servicios que ha hecho a la Patria desde el principio de nuestra santa revolucion, acuerda S. M. que se diga al Consejo de Regencia, que sin embargo de la órden que se le comunicó para que todo el Cuerpo pasase á Cádiz á hacerle la guardia, igualmente que al Congreso, pueda disponer y destinar la parte que estime de dicho Real Cuerpo, al servicio de campaña que mejor le parezca.»

Despues de un prolijo debate sobre la anterior proposicion, se acordó por mayoría no admitirla á discusion; pero ya estimulado por estas indicaciones, ya porque en realidad los Guardias de Corps quisieran salir á campaña,

tres dias despues de haber sido desechada la proposicion del Sr. Luxán, se leyó en sesion secreta una representacion del Conde de Castelflorido, Capitan-comandante del repetido Real Cuerpo, que aparecia dirigida al Consejo de Regencia con fecha 28 de Febrero anterior, solicitando que se destinara un escuadron de los de su mando al servicio activo de campaña, dejando el resto para cubrir el que le estaba encargado cerca de S. M. A esta representacion acompañaba un oficio del Ministro de la Guerra, manifestando que, aun cuando el Consejo de Regencia hallaba propia del honor y lustre de dicho Cuerpo la expresada solicitud, no le habia parecido conveniente resolverla en atencion al anterior acuerdo de las Córtes, para que todo el Cuerpo se trasladara á la plaza de Cádiz. En vista de todo, acordó el Congreso que sin embargo de la citada resolucion, se accediera á la solicitud del Conde de Castelflorido, destinando el Consejo de Regencia al escuadron donde creyera más oportuno, y que se leyera todo en la sesion pública del dia siguiente, como así se verificó.

muy

Conveniente será advertir que en el mismo edificio de las Córtes y para su custodia durante las horas que no habia sesion, existia un cuerpo de guardia, debiendo ser muy reducido el local destinado á este objeto, lo cual obligó á aquellas á acordar en sesion secreta de 19 de Setiembre de 1811 que, sin perjuicio de aumentar el número las noches que hubiera sesion, quedase limitada la fuerza en las demás á 10 hombres, únicos que cabian en los tablados hechos para su descanso.

En 7 de Abril de 1812, estimando necesario el Gobierno para sus fines usar de la guardia de las Córtes, el encargado de la Secretaría de Guerra dirigió á las dos y media de la tarde al Sr. Vicepresidente del Congreso, que desempeñaba las funciones de Presidente por fallecimiento

del Sr. D. Vicente Morales Duarez, dos oficios con la nota de muy reservados, participándole en el primero que la Regencia le mandaba solicitara poner á su disposicion toda la tropa de la guardia, para emplearla en un asunto muy interesante; y en el segundo que aquella seria relevada por los voluntarios distinguidos de Cádiz. Impulsado por la perentoriedad de la urgencia y la reserva de lo dispuesto, el Sr. Vicepresidente, que lo era D. José María Gutierrez de Terán, determinó avistarse con el Presidente de la Regencia, para enterarse confidencialmente de la hora y demás circunstancias en que habia de verificarse el relevo, y las cuales no se explicaban en los oficios. Enterado de todo, y no permitiendo la hora señalada reunir las Córtes, para enterarlas de lo que acontecia, mandó citar á las cuatro y media de la tarde á los Oficiales de Guardias Españolas y Walonas, que estaban aquel dia de servicio en el Congreso, para darles la órden de dejarse relevar por los voluntarios distinguidos; y como á las cinco aún no hubiesen acudido dichos oficiales, mandó llamar á los sargentos comandantes, los que le manifestaron se les habia comunicado ya la órden por su Ayudante. El Sr. Vicepresidente Gutierrez de Terán les dijo lo cumpliesen, pues era lo mismo que iba á mandarles, y en seguida contestó á la Regencia de conformidad, pero haciendo expresion en el oficio de cuanto habia ocurrido.

De ello fueron enteradas las Córtes en la sesion secreta del dia siguiente 8, y despues de aprobarse á propuesta del Sr. Secretario Zorraquin lo hecho por el señor Vicepresidente, y de hablar con este motivo varios señores Diputados, que consideraban poco decorosa la forma empleada por la Regencia, acordó el Congreso que se nombrara una Comision à la cual se pasaran los indicados oficios, para que, en su vista y de lo que informara el señor

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