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DE LAS SUCESIONES

TESTADAS E INTESTADAS

PRIMERA PARTE.

EXAMEN DEL DERECHO DE TESTAR

Y DEL DE ADQUIRIR,

CONSERVAR Y TRASMITIR LA PROPIEDAD.

PRIMERA PARTE.

Orígen y fundamento del derecho de testar.

NADA hay tan natural, tan racional y tan metódico al examinar

una cosa, si se quiere hacer con positivo provecho y con manifiesta utilidad y ventaja, como investigar su origen, estudiar la existencia, comprender el objeto de su ser y descubrir así los medios con que cuenta para llenarlo. Por esto, y de acuerdo con el plan de esta obra, que no es otro sino estudiar á la luz de la filosofía el derecho de testar, debemos hacerlo investigando su orígen, examinando su naturaleza y existencia, comprendiendo su objeto, descubriendo los medios con que cuenta para realizarlo, é inquiriendo la clase de éstos medios. De aquí nos resultarán los buenos conocimientos en la materia, la facilidad y rectitud en las aplicaciones á los variados, dificiles y multiplicadísimos casos que se presentan en el foro, y finalmente, la ventaja de manifestar al soberano la necesidad que hay de formar un código completo sobre esta materia, que, normada, debe producir tan grandes como incalculables bienes al individuo, á la familia y á la sociedad, como males se ocasionan hoy á uno y otras por la falta de aquel. Consecuentes, pues, con la

filosofia del método que nos hemos propuesto seguir en esta obra, examinarémos en esta primera parte de ella, el origen y fundamento, la existencia, naturaleza y objeto del derecho de testar, y todo lo relativo á la propiedad.

¿Qué debe entenderse por facultad de testar? ¿Qué se entiende por derecho de testar? ¿Cuál es su orígen? ¿Cuál el objeto de su ser? ¿Cuáles los medios, y de qué clase, para realizar su objeto? Hé aquí las cuestiones que naturalmente fluyen al solo enunciar que vamos en pos del origen y fundamento del derecho de testar, y las cuales deben ser resueltas para conseguir nuestro objeto, sin temor de errar, y bien por el contrario, con seguridad en los buenos resultados de tal estudio. Las tratarémos en tantos párrafos cuantas son las cuestiones, á fin de evitar la confusion en sus resoluciones, el embrollo en las ideas y el desórden é indigestion en los conocimientos.

PARRAFO I.

¿Qué debe entenderse por facultad de testar?

La facultad que el hombre tiene para manifestar su última voluntad, es y se llama la facultad de testar; y ésta, como todas las que le forman, caracterizan y distinguen de los demas séres: es natural. En efecto, el hombre creado por y para Dios, que ademas de ser su orígen y su fin, es su medio mejor para llegar á él, tiene dos cosas que le constituyen, el alma y el cuerpo. En el alma encontramos no solo la facultad de recibir esas meras ó simples impresiones de objetos distintos que llamamos ideas; no solo la de volverse hácia ellas, contemplarlas, retenerlas, comprender su modo de existir ó al ménos la realidad de su existencia, y á las que llamamos atencion y refleccion; no solo la de comparar y relacionar unas con otras las ideas, juzgarlas y raciocinar con y sobre ellas, á cuyas facultades llamamos

comparacion, juicio y raciocinio; sino lo que es mas importante en nuestro caso, tiene el hombre la facultad de manifestar la existencia, ejercicio y efectos de todas estas facultades, á cuya manifestacion llamamos juicio espresado con palabras, y con cuya espresion adquiere el hombre una inmensa ventaja y un goce inesplicable, por el contacto en que se pone y las relaciones que le estrechan con los demas séres de la misma especie que le facilitan el conocimiento de la nobleza de su origen, de la elevacion del objeto de su sér durante su vida, y del fin sublime de su existencia, como motivo y razon de su creacion. Todas estas facultades, si bien las examinamos, vienen en último análisis á refundirse en la de entender, cuyo objeto no es otro que la adquisicion y conservacion de la verdad, cosas en que consiste el goce que constituye el fin del entendimiento. Con éste encontramos en el estudio del alma, otra facultad tan esencial á ésta, como necesaria é íntimamente relacionada con aquel: esta es, la que tiene por objeto la adquisicion, conservacion y goce del bien; en una palabra, la voluntad. En ésta, como en el entendimiento, encontramos, por una parte la limitacion é insuficiencia, consecuencias de la debilidad humana, y que convencen, por lo mismo, de la precision en que se hallan por su misma naturaleza de estar en íntimo contacto, en estrechísima relacion, no solo entre sí para ejercerse mejor, sino con las mismas facultades de otros seres iguales que, con su estudio, vigilias y esperiencia, faciliten la mas pronta y perfecta adquisicion de sus objetos; mejor dicho, de la verdad y del bien: y por otra, que esa misma finitud, limitacion é insuficiencia, ademas de probar que el hombre de por sí es nada y que para ser un poco mé. nos que nada, le es natural la sociedad intelectual, convence de que al hombre es esencialmente necesaria la facultad de manifestar cuál es su voluntad. El alma sola no constituye al hombre, pues éste, ademas, tiene cuerpo, y la existencia de éste, así como sus relaciones con el alma, las que tiene con los demas seres de su misma clase, y aun las circunstancias especialísimas de su modo de ser y bajo cuya influencia se halla colocado por quien le sacó de la nada, confir man mas y mas, y corroboran hasta engendrar la evidencia, de que

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