Antología de poetas líricos castellanos desde la formación del idioma hasta nuestros días, Volumen10

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Viuda de Hernando y ca, 1900

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Pasajes populares

Página 134 - ¿Dónde vas, Alfonso doce, dónde vas, triste de ti? — Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde no la vi.
Página 29 - El ermitaño ruega a Dios por si le revelaría la penitencia que diese al rey que le convenía. Fuéle luego revelado, de parte de Dios, un día, que le meta en una tumba con una culebra viva, y esto tome en penitencia por el mal que hecho había.
Página 308 - Un hijo tiene el buen conde, — un hijo tiene y no más. Se lo dio al señor rey — por deprender y por embezar.
Página 197 - LA FE DEL CIEGO Camina la Virgen pura, camina para Belén, con un Niño entre los brazos que es un cielo de lo ver; en el medio del camino pidió el Niño de beber. No pidas agua, mi Niño, no pidas agua, mi bien; que los ríos corren turbios y los arroyos también, y las fuentes manan sangre que no se puede beber Allá arriba en aquel alto hay un dulce naranjal cargadito de naranjas que otra no puede tener.
Página 126 - Delgadina, Delgadina; tú has de ser mi enamorada." "No lo quiera Dios del cielo ni su Madre soberana, que de amores me rindiera al padre que me engendrara.
Página 209 - Pa misa diba un galán, caminito de la iglesia; no diba por oír misa ni pa estar atento a ella, que diba por ver las damas las que van guapas y frescas.
Página 36 - CANCIÓN NUEVA DEL GERINELDO, en la que se expresan los amores y fuga de un oficial ruso con la bella Enilda, sultana favorita del Gran Señor.
Página 80 - ¡Ay!, diga, a la blanca niña, ¡ay!, diga a la niña blanca, ¡ay!, que su amigo la espera, ¡ay!, que su amigo la aguarda al pie de una fuente fría, al pie de una fuente clara, que por el oro corría, que por el oro manaba, a orillas del mar que suena, a orillas del mar que brama.
Página 120 - Tal caballero, mi madre, doncella me pareció. — ¿En qué lo conocéis, hijo, en qué lo conocéis vos?
Página 199 - ... la baranda del cielo se pasea una zagala, vestida de azul y blanco, que Catalina se llama. Su padre era un perro moro, su madre una renegada; todos los días del mundo el padre la castigaba. Mandó hacer una rueda de cuchillos y navajas, para pasarla por ella y morir crucificada.

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