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ponda de lleno á los deseos del insigne Pontífice que con austeridad de santo, con profundidad de filósofo, con prudencia de político y hasta con la dulcedumbre de poeta, guía la nave de Pedro y derrama torrentes de luz sobre las cerradas tinieblas del mundo moderno! HE DICHO.

LA PERSONALIDAD EUSKARA

EN

LA HISTORIA, EL DERECHO Y LA LITERATURA

CONFERENCIA

leida en el CENTRO BASKо de Bilbao el dia 27 de Abril de 1901

SEÑORES:

ADA más difícil que dar las gracias. Porque, ó la sencillez de la expresión pudiera parecer tibieza de afecto, ó el acicalamiento de la frase convertirla en tema retórico. Mas si son inevitables ambos defectos, antes prefiero pecar de corto que no de fingido. Permitid, señores, que sirviéndome de palabras frías manifieste un afecto ardiente, y recibidlas vosotros, no tal cual ellas son en sí, pero como yo querría que ellas fuesen para reflejar con fidelidad la viva luz de una gratitud sin ocaso.

Hace muchos años que no he estado en Bizkaya. Entonces como ahora venía á dar testimonio de adhesión á la causa de la raza y de la patria euskaras, fraternalmente convocado por quienes aquí compartían tan puros amores. Tan grande era el fervor de mi entusiasmo, tan íntima dentro de mi

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espíritu la fusión del elemento ideal y de la realidad de la vida, tan completa-¿por qué no confesarlo, señores?--la inexperiencia de mi juventud, que pensaba había de ser brevísima la estancia de Euskaria en su sepulcro, y que los mismos ojos que la contemplaron clavada en la cruz habían de desquitarse bebiendo los resplandores de su resurrección gloriosa.

No fué así, por desgracia. Seguimos oyendo el coro de las lamentaciones, pero nuestros oídos no perciben las campanas de Pascua. Dura la cruz; se espesan las tinieblas; el corazón de los malos euskaldunas se ensordece con pertinacia judaica; el humilde altar de la tradición euskara recibe menos ofrendas que las aras lujosas del becerro de oro; la inmigración alienígena por todos lados nos sofoca, arrastrándonos al trance de ser extranjeros en nuestra propia tierra; la lengua milenaria, ejecutoria de inmemorial libertad, retrocede á las cumbres de las montañas para morir más cerca del cielo; el materialismo económico agota nuestra entereza, corrompe nuestras costumbres, entibia nuestra fe, rebaja la talla de nuestros pensamientos, corta las alas á nuestras aspiraciones, atrae los afectos de los ricos hacia la mayor riqueza y taladra el corazón de los pobres con la úlcera de la envidia..... Bajo el peso de tan múltiples y eficaces causas de aniquilamiento desfallece el ánimo, aterrado por el fantasma de lo ineluctable. Nosotros mismos estamos sellando con nuestros pecados las losas sepulcrales de nuestra madre para que nunca, jamás resucite. Y al ver que la patria se pulveriza y evapora; que por días, mejor dicho por momentos, va disminuyendo la cantidad de euskarismo dentro del país euskaro y mereciendo aquel fatídico rótulo con que Eliseo Reclus, hace muchos años, nos describía: "un peuple qui s'en va„ (un pueblo que desaparece), ¡ah,

señores!, el alma se orienta hacia lo pasado, y aun reconociendo que entonces nuestra cultura, nuestro bienestar, nuestra riqueza eran infinitamente menores, disminuye el precio de los actuales progresos, equiparándolos á las joyas y sedas con que se amortajase á un cadáver, y exclamamos: ¡Felices, mil y mil veces felices los toscos guerreros que en las faldas de Ibañeta ó en los riscos de Amáyur sucumbieron frente á los pendones de Francia y de Castilla! Siquiera ellos, al exhalar el último suspiro, podían abrigar la generosa esperanza de que permanecía incólume la patria!

Pero no. Todavía quedáis vosotros y grupos de patriotas en las diversas comarcas baskongadas, capaces de repetir los acentos del poeta:

"que aunque marcadas con la vil cadena,

„no han sido esclavas nuestras almas nunca,; hijos beneméritos de Euskal-Erría que desempeñan el papel de las antiguas vestales, velando y alimentando el fuego encendido por los siglos. De él extraeréis los tizones que han de arder en cada uno de los hogares baskongados. Los pueblos, como los individuos, son sanables. En los esfuerzos constantes de los buenos confío. Y confío, además, principalmente, en los recursos, en la abundancia de cualidades que la personalidad euskara, tal como nos la revelan la historia, el derecho y la poesía, atesora. La personalidad euskara se asemeja hoy á esas imponentes ruinas que por lo acabado y perfecto de la fábrica no han llegado á convertirse en escombros; antes bien, brindan con ricos sillares dignos de ordenarse á reproducir las formas características del primitivo edificio, y compensar las destrucciones irremediables del tiempo con nuevas comodidades y conveniencias."

I

Acerca de esa personalidad euskara os quiero hablar esta noche, señores. Dibujar la personalidad de un pueblo equivale á describir su psicología, y la psicología étnica presupone un conjunto de exploraciones minuciosas sobre todas las exteriorizaciones pretéritas y presentes de la vida social. Un pueblo es un ser histórico, es decir, un ser mudable, evolutivo, que va elaborando instituciones familiares, políticas y económicas; que se rodea, como un molusco de una concha, de un mundo de tradiciones religiosas y patrióticas; que se engalana y hermosea con obras artísticas infinitamente más maravillosas que las plumas y los cantos de las aves.

Esto os indicará que yo no me propongo desarrollar en el breve espacio de esta conferencia un tema tan complejo que requeriría aparato embarazoso de pruebas y demostraciones. Habré de limitarme á aislar la que á mí me parece facultad dominante de la personalidad euskara, rasgo distintivo de su genio, motor interno del cual depende la serie entera de los movimientos y sus transformaciones por el influjo de las circunstancias ambiantes. La mostraré actuando en tres ó cuatro grandes aplicaciones, dejando que vosotros rellenéis los huecos, trabéis los fragmentos, coordinéis los detalles, reconcentréis en un foco único los rayos de luz dispersa. No os llaméis á engaño, señores; yo no os ofrezco un cuadro, sino un boceto; menos aún, un esbozo: cuatro brochazos nerviosos.

Prescindo de los caracteres anatómicos, sin negar por ello su interés. Aun suponiendo que la ciencia se hubiese puesto de acuerdo tocante á la deter

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