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mente cubierto de confusión por la alta é inmerecida honra que de vosotros he recibido. ¿Cómo, si no, habría de haberme atrevido á tomar asiento en el ilustre Consistorio de vuestros Juegos florales, que celebra solemnidad cultísima y patriótica, digna por su espíritu y también por los detalles de su ejecución de esta rica, noble y excelsa ciudad de Barcelona, "correspondencia grata de firmes amistades y en sitio y en belleza única", que la patrocina? No ya méritos personales, exclusivamente visibles para vuestra cortesía y benevolencia; pero lo que más me duele, ni la inmerecida representación de una gran tradición literaria me es dado ostentar: que allá en Nabarra, aunque no faltaron insignes escritores, caen sus obras dentro de la jurisdicción de la literatura castellana; y aun con ser nabarro el más grande de los prosistas euskaros, fuera en mí inexcusable petulancia querer hombrearlo con los vuestros, de universal y merecido renombre.

La enérgica, concisa, flexible, caudal y harmoniosa lengua catalana muéstrase á la vista de todos cuajada de joyas cinceladas por el arte más exquisito. Mientras los demás idiomas neo-latinos yacían entumecidos y agarrotados por las ligaduras de la barbarie, volaba el vuestro con alas de águila por el cielo purísimo de la Provenza. La rima, ese inestimable primor de la poesía moderna, adorna antes que á ninguna otra á la literatura provenzal. Emperadores, reyes y príncipes, muchos de ellos extranjeros, la cultivan, y en sus próvidos pechos beben inspiración Dante y Petrarca. Es tan poderosa su acción social, que iguala á los plebeyos con los nobles: la Historia nos conservó el nombre de una dama, Matilde de Montagnac, que despreció á cuatro príncipes por un simple trovador: el terrible. Beltrán de Born, que "ni en la tumba siquiera gozó de paz“. Vibran las cuerdas de la Fe, de la Pa

tria y del Amor. Los trovadores disfrutan de influencia política: Beltrán Carbonell, Bonifacio de Castellane, Guillermo Figuera, Arnaldo de Moncut, Ramón de Miraval, se agrupan en torno de la Casa de Tolosa al despeñarse, desde el Norte, nueva irrupción de bárbaros (más bien movidos de pasión nacional que de celo religioso) y hacer presa en la civilización del Mediodía, torpemente manchada por los herejes albigenses, y arrastran á morir en los nefastos campos de Muret al héroe de las Navas; . Marcabrú entona la Marsellesa de la Edad media, y al lado de la fresca albada que acompañan los trinos del ruiseñor, y junto á la serena coronada de estrellas, como la culebra silba el serventesio implacable; cerrando este ciclo maravilloso que encierra dentro de un arco de oro, sembrado de pedrería, á Provenza, Cataluña y Valencia, el sublime erotismo de Ausías March.

La lengua catalana, la lengua en que cantaron Vidal de Besalú, Cavestany, Guillermo de Bergadá, Jordi de Sant Jordi; la que corría con nervioso, sobrio, acicalado y luminoso estilo por las páginas de Muntaner, Desclot, Eximenis y Bernardo Metge; la que el raudo genio de Raimundo Lull hizo resonar en Túnez y Sicilia, en París y Moscou, como á reina destronada arrastráronla por el polvo de los caminos, después de la catástrofe de 1714, plebeyos y toscos poetas. Con todo, la inefable bondad de Dios tenía decretado renovar para ella el milagro de Lázaro. Y la literatura catalana, evocada por la Oda á la Patria de Aribau y atraída por las penetrantes y enloquecedoras notas del Gayter del Llobregat, sacudió el sueño de bronce, ciñóse la regia corona y soltó á las umbrosas enramadas del Ter, del Francoli, del Segre y del Besós, bandadas de canoros ruiseñores que pasmaron y suspendieron al mundo. Hoy esta literatura es una espléndida constelación

que impera soberanamente en el cielo de España, porque, como dice el insigne escritor montañés Pereda, á ella pertenecen el único poeta épico español y el único dramaturgo contemporáneo en cuyas tragedias centellea el numen soberano de Shakespeare. Bien quisiera citar los nombres de los poetas, de los dramáticos, de los novelistas, de los cuentistas, de los escritores todos del renacimiento catalán; pero me veo sin alientos para emprender esta enumeración homérica. Creedme, señores: si no saltan esos nombres de mi pluma, los llevo guardados en mi corazón.

Nada que á este movimiento literario se asemeje presenta mi vieja y gloriosa tierra, ni vosotros pretendéis tampoco honrar en mi persona los méritos de una literatura. Habéisme dispensado el inolvidable y profundamente agradecido beneficio de elegirme entre todos mis conterráneos, para personificar vuestras simpatías á Nabarra. Los dos pueblos pirinaicos se dan las manos en estos instantes; al apretárselas, se reconocen y dicen: "ya hemos estado enlazados anteriormente,,. También han sido nuestros vuestros reyes; también poblaron gentes de vuestra raza nuestras villas y ciudades; también dialectos de vuestra lengua resonaron en las cortes de nuestros monarcas y sirvieron para redactar innumerables documentos de nuestros archivos, y fueron verbo de nuestros trovadores Guillermo de Tudela, Juan de Viana y Diego de Valtierra. Invictos guerreros nabarros regaron con su sangre los campos de Mallorca, combatiendo bajo la señera de D. Jaime. Un Corbarán de Lehet fué general de vuestros almogávares, y el degenerado Paleólogo escuchó el irrintz baskónico con el mismo espanto que el desperta ferro! También nos contagió la lɔcura épica de vuestras expediciones, é hicimos reverdecer en Oriente las legendarias hazañas de Ro

ger de Flor. Nuestras lágrimas y las vuestras, allá se confundieron y mezclaron al caer sobre la tumba del príncipe D. Carlos, como las aguas de los ríos catalanes y nabarros en las aguas del Ebro que traen á Cataluña los besos de Nabarra.

¡Dios haga de mi estancia entre vosotros preludio y anuncio de fraternidad indisoluble! Y si alguna vez los hambrientos leones se ceban en vuestras barras, que las cadenas de nuestro escudo los aprisionen!-HE dicho.

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CONFERENCIA

ACERCA DEL

origen y desarrollo del regionalismo nabarro,

dada en la LLIGA DE CATALUNYA la noche del 3 de Junio de 1891

SEÑORES:

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ENGO á cumplir el compromiso que hace unas noches contraje con vosotros, de ocuparme en el regionalismo de Nabarra. Mi propósito primitivo era exponer sucintamente el origen y desarrollo de ese movimiento literario-político por medio de un discurso oral; pero como he de aludir, por lo menos, á sucesos en los que he tomado parte activa, no quiero que los enemigos que también tiene el regionalismo en mi tierra puedan suponer ó sospechar que, prevaliéndome de vuestra ignorancia de aquellos sucesos, os he pintado las cosas á mi manera. Las palabras vuelan, la escritura permanece: escritas quedarán mis noticias y juicios, y este proceder, en la ocasión presente, paréceme más propio de la gravedad catalana y de la entereza nabarra.

He de hablar de regionalismo, con ocasión de daros á conocer á un gran poeta nabarro, al amigo

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