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partidos, merced á la propaganda de los últimos años, se han saturado de regionalismo y cosen en el sangriento harapo que les sirve de enseña un retazo de nuestra bandera. Y es, señores, que en España nada queda por ensayar en materia de sistemas políticos: pasaron los diferentes partidos, y en los arcos de triunfo con que los pueblos celebraron su apoteosis, ya únicamente crecen las ramas de ciprés del desengaño.

Hora es de que Cataluña, aleccionada por nuestros reveses y amaestrada por nuestros errores, piense en la acción política. Así como nosotros los nabarros adelantamos la hora, paréceme joh catalanes! que la retrasáis demasiado. Veo las gigantescas nubes condensadas por vuestro genio y vuestro esfuerzo; pero aun no se ha desprendido de ellas el rayo vengador de tanta injusticia. No aguardéis la hora de las catástrofes, porque os cogerá desprevenidos. No imitéis la conducta de aquel elegante que andaba en cueros esperando al último. figurín. La acción de las fuerzas políticas nadie la improvisa: es preciso ganar voluntades, conquistar posiciones, adquirir influencias; en política es también exacto el axioma beati possidentes. Sobre todo, no comprometáis la obra con generosas intransigencias é idealistas anhelos; acordaos de que las ideas centellean en el cielo, pero que los intereses combaten en la tierra. No os imaginéis que seréis, desde el primer día, la irresistible catapulta que en un momento arruina la fortaleza; aspirad más bien á ser la cuña que lentamente desagrega las fibras y concluye por rajar y hendir al árbol altivo: abierta la brecha, vuestro será el castillo. En política nadie triunfa, por mucha razón que le asista, como no reduzca la magnitud de sus anhelos á los límites de lo posible.

Yo que os hablo, afanoso de contribuir á la patriótica y nobilísima compenetración del tradiciona

lismo y fuerismo nabarros, no me he negado á figurar en una candidatura tradicionalista durante las últimas elecciones municipales de Pamplona, salva siempre la integridad de los principios, y constante la comunidad de ciertos dogmas esenciales. ¡Extraña coincidencia, que es signo revelador de los tiempos!: otros amigos míos de notoria significación lauburista figuraban, coetáneamente, en la candidatura que presentó el carlismo pamplonés.

¡Ahora, señores, adiós! Mi espíritu queda con vosotros; y de entre las muchas maravillas que he visto en esta tierra, yo les diré á mis paisanos que la que más admiro y reverencio por su ardoroso patriotismo, elevación de ideas, pureza de intenciones y cordialidad de afectos, es la Lliga de Catalunya.

HE DICHO.

DISCURSO

EN EL

CÍRCULO REGIONAL TRADICIONALISTA

DE PAMPLONA

el día 29 de Mayo de 1892

SEÑORES:

NVITADO por la Junta directiva de este católico centro á dar una conferencia en sus salones, me ha parecido que mi profundo agradecimiento no se compaginaba discretamente con una negativa; y á pesar de mi escaso hábito de esta clase de trabajos y de mi repugnancia á hablar en público, nacida de la poquedad de mis medios, resolví sobreponerme á todos los motivos que me aconsejaban abstenerme de ⚫echar sobre mis hombros peso de tamaña gravedad. Aquí estoy, señores y amigos míos, dispuesto á responder á vuestro obsequio con mis buenas intenciones y deseos: que deseos é intenciones, por desgracia, y no actos efectivos han de resultar mis esfuerzos por cautivar vuestra atención y hacer llegar á vuestros oídos conceptos cuya forma no sea totalmente indigna de la alteza de los pensamientos que os quisiera comunicar.

Vengo, señores, á continuar entre vosotros mi modestísima obra, á proseguir entre vosotros la labor que tiene acaparadas todas mis facultades desde hace cerca de diez y seis años; obra y labor que pueden compendiarse en la siguiente brevísima fórmula: que los católicos sean cada vez más fueristas, y los fueristas cada día más católicos. Estoy entre vosotros y estimo no haberme movido de mi casa; pues aunque á los que como vosotros piensan y á los que como yo piensan les separan diferencias de relativa importancia, afirmo, sin miedo á equivocarme, que esa importancia es secundaria, que no toca á nada substancial. Vosotros constituís un partido nacional, y nosotros quisiéramos constituir un partido local, unido á otros partidos locales por el vínculo común de la aspiración regionalista; vosotros opináis que se han de resucitar los antiguos Reinos españoles, y nosotros, sin oponer ninguna razón teórica en contra, antes bien hallando simpática la idea, estimamos que hoy por hoy no existen sentimientos particularistas si no es en contadas regiones de España, por lo que únicamente en éstas tendrá razón de ser y practicabilidad la restauración foral, quedando para las demás la implantación de un régimen ampliamente descentralizador, cuyo fundamento jurídico arrancará del Estado, mientras que en Nabarra, Provincias Baskongadas, Cataluña y acaso Galicia, que son las regiones á que antes aludía, el régimen restaurado se ha de levantar sobre la propia personalidad histórica de ellas.

Pero esta diversidad de criterio no obsta á que vosotros y nosotros nos hallemos en el caso de dos viandantes que recorren el mismo trayecto, aunque no en toda su longitud: vosotros, por ejemplo, seguís hasta Gallur, que es tierra aragonesa; nosotros nos apeamos en Olite, donde están las ruinas del Palacio de nuestros excesivamente olvidados mo

narcas: ó mejor dicho nos hallamos en el caso de dos vecinos, íntimos amigos, que viven pared por medio, con la circunstancia de que la pared, en vez de ser de cal y canto, es de tablillas y lienzo hecha, y además está montada sobre una corredera; así es que constantemente los vecinos pasan de una á otra habitación, se congregan las familias, comparten goces y penas, y se encuentran en disposición de comunicarse sus planes, de discutir sus proyectos y hasta, si conviene, de hablarse al oído. Hablémonos, pues, pero en alta voz para que todo el mundo nos oiga y comprenda por dónde corren nuestras mutuas simpatías, de qué punto parten y en qué punto se reúnen y anudan como en inrompible haz.

Espero que el tema elegido ha de ser de vuestro agrado porque responderá, adecuadamente, á vuestros sentimientos de católicos y nabarros: Sentido católico de las reivindicaciones fueristas; he aquí el tema que pretendo desarrollar en sus principales aspectos, aunque con la necesaria concisión para no abusar de vuestra benevolencia.

Esta reivindicación fuerista que es, por lo que á Nabarra atañe, como el cuerpo de la reivindicación católica, que es quien representa el papel de alma inmortal y espíritu vivificante, es un episodio de nuestra perenne historia y un rasgo de nuestra milenaria fisonomía. Cuantas veces he investigado cuál es la misión histórica del pueblo nabarro, y he intentado conocer cuál es su característica propia y dominante, las he hallado en la palabra "resistir,,. Siempre lo divisé sentado á la sombra bendita del árbol de la tradición, escuchando, á semejanza de la anciana del escultor catalán, las leyendas y los relatos de la corneja centenaria; siempre lo observé transformándose pausadamente, saliendo de las sombras de lo pasado á los resplandores de lo porvenir por gradaciones insensibles de luz crepuscu

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