CANCIONERO CASTELLANO DEL SIGLO XV GOMEZ MANRRIQUE Bien puedo dezir con verdad, muy magnifico e virtuoso señor don Rodrigo Pimentel, conde de Benauente, que con menos enbaraço tomaria la lança enla mano para con aquella cumplir lo que por vuestra merced me fuese mandado, que tomo la pluma para satisfazer alo que por algunas letras de | vuestra señoria me ha seydo escrito, encargandome por aquellas que vos enbiase vna copilacion de mis obras trobadas; por que del primero destos dos oficios, demas delo auer mamado enla leche, oy desde mi moçedad enla escuela de vno delos mas famosos maestros que, como vuestra merced bien sabe, ouo en nuestros tienpos, que fue mi señor e mi hermano don Rodrigo Manrrique, maestre de Santiago, digno de loable memoria. Alli aprendi a sofrir peligros e trabajos y nesçesidades junta mente; que por cosa grauisyma de conportar lo alego Gayo Mario en su oracion contra los nobles: que asi como la continuaçion delos males los faze tener en poco, como lo dize el filosofo, asy la continuaçion delos peligros acarrea menosprecio de aquellos. Y esto no podre dezir que aya fecho enel estudio delas sciencias ni del arte dela poesia, por que yo estas nunca aprendi, nin toue maestro CANCIONERO CASTELLANO.-TOмO II. que me las mostrase; delo qual las obras mias dan verdadero testimonio, y avn no valgo mas por ello; que como quiera que algunos haraganes digan ser cosa sobrada el leer y saber alos caualleros, como sy la caualleria fuera a perpetua rudeza condepnada, yo soy de muy contraria opinion, por que a estos digo yo ser conplidero el leer e saber las leyes e fueros e regimientos e gouernaciones delos pasados que bien rigieron e gouernaron sus tierras gentes, e las fazañas e vidas e muertes de muchos famosos varones que vida virtuosa biuieron, e vyril mente acabaron, no posponiendo la ynquisicion delos que lo contrario fizieron; por que asy como enla mayor escuridad relunbra mas la clara entorcha, bien asy en la tenebregosa memoria delos viciosos se esclarece e reluze mas la gloria e fama delos buenos. Las quales dotrinas, en quien mejor nin tan bien pueden ni deuen ser enpleadas que en aquellos que han de gouernar grandes pueblos y gentes diuersas en condiciones e calidades? A esto afirmo yo no solamente ser conplidero, mas nescesario saber las difiniçiones dela prudencia, para regir; dela justiçia, para tener sus pueblos e gentes en paz; dela tenprança, para 1 los conportar; dela tortaleza, para los defender; y sy el justo caso lo ofrecera, para los acrecentar, ynquiriendo fama e prouecho, despojado dela tirania. A estos es conueniente darse al tenplado estudio, porque sepan aprouechar por teorica lo que avran de poner en platica, segun lo fizieron muchos famosos varones romanos, tebanos, cartaginenses y lacedemones que, como dize Jhesu, fijo de Sirac, los onbres enseñados, sobre las estrellas reluziran; que las sçiencias no fazen perder el filo alas espadas, ni enflaqueçen los braços nin los coraçones delos caualleros; antes tengo yo que la memoria delas honrras y glorias delos pasados engendra en aquellos vna virtuosa ynbidia, sy enel viçio alguna mezcla de virtud puede auer, como lo fizo enel coraçon de Julio Cesar en ver la sepoltura de Alixandre, que, segun se escriue del, alli determino de ser enperador; avnque, como lo dize Enio, no touo a esto otro derecho syno que lo penso e salio con ello. E por cierto, señor, yo mas creo aver aprouechado ala defensa del ynperio romano la no couarde sabiduria de Quinto Fabio, que la loca osadia de Terencius Barro; e avn la çibdad de Eprimen mas se aprueua averse defendido por el yndustrioso saber de su cabdillo que por el esfuerço de sus vezinos. E no es de dubdar que a este grande Alixandre ouiese ayudado tanto e mas en sus famosas conquistas los consejos del cientifico Aristotil, maestro suyo, mas lo que de sus dotrinas tomo, que la fortaleza de su braço; lo qual aprouo bien el rey Felipo, padre suyo, en vna epistola que, en nasciendo este famoso fijo, escriuio al ya nonbrado maestro, notificandole el grandisymo gozo que en su real casa avia dado el naçimiento del primogenito, certificandole que muy mayor le auia el auido por ser naçido en tienpo de onbre tan prudentisymo y sabio como el era, delo qual fazia mas gracias alos dioses que por auerle dado heredero, esperando que seria por el tan bien dotrinado e enseñado que meresçiese suçeder en su real sylla. E avn deste mesmo Alixandre se lee, que quando le demanda ron licencia los caualleros sabios y ancianos de su hueste para yr a reposar delos grandes e continuos trabajos que auian pasado, diziendo que dexarian a sus fijos con sus gentes en su lugar, que les respondio que mas queria la sabiduria y grauedad delos viejos que la ligereza delos mançebos. Y dexando, muy magnifico señor, de abtorizar este mi prosupuesto con los varones ya dichos y con otros muchos, agenos de nuestra fee e de nuestras regiones, con muchos principes e caualleros de aquestos, y avn no lexos de nuestra memoria e parentela, podria bien syn dubda aprouar esto que digo. Y callando los otros testigos que ternia, que son tantos que farian muy largo este proceso, que por breue que sea enfadara, con el muy magnifico y sabio y fuerte varon don Iñigo Lopez de Mendoça, primero marques de Santillana, de loable memoria, mi señor e mi tio, puedo bien aprouar esta mi opinion, como vuestra merced bien sabe, pues lo conoscio y vio sus altas obras en que magnifestaua su grand prudencia y sabiduria, no sin grandes vigilias adquerida, e oyo sus grandes fazañas, algunas dellas mas de esfuerço que de ventura acompañadas, enlas quales se conoce la verdadera fortaleza, y se afina como el oro enel crisol; por que como quiera que en algunos casos sus gentes fuesen sobradas, nunca su gran coraçon fue vencido. E asy, muy magnifico señor, concluyendo en esta parte, digo que, como ya dicho tengo, que a todos los caualleros, y mas alos grandes de estado, es cosa muy neçesaria el saber alo menos lo que conuiene ala orden dela caualleria; que asy como seria cosa vergonçosa a vn platero yr a preguntar a otro de como avia de bruñir vn plato, asy lo deue ser al cauallero yr a preguntar a vn letrado como ha de responder a vna requesta o de requestar a otro, o como ha de partir vna caualgada, o de entregar vna fortaleza, sy la tiene por su rey o por su señor, y otros casos senblantes, de que ay muchas ordenanças y leyes, lonbardas y españolas; que las otras cosas dela guerra, como quiera que leyendo las ystorias romanas y nuestras, grandes auisaciones se pueden aver, pero cierta mente para estas mas aprouecha la platica que la teorica. E avn esta platica se aprende mejor enla guerra delos moros que tenemos por vezinos que en otra ninguna, porque ellos desde que naçen estan abituados a guerrear, y son tan esperimentados enlas sotilezas y engaños, de que se aprouechan mas que delas afrentas, que syn dubda son buenos maestros para mostrar a no errar enla guerra, enla qual el mesmo yerro que se faze trahe la pena consigo. E, muy magnifico señor, por no añadir yerros a yerros, quiero tornar a mi tema y dezir como desta demanda que vuestra merçed me haze dos cosas me tenian bien descuydado: la primera, que avn que yo pensaua que vuestra merced fuese otro Anibal enel esfuerço e trabajo e sabiduria dela guerra, nunca enla verdad pense que fuesedes otro Çesar en querer juntar la toga con la loriga; del qual se escriue que no menos andaua çercado de libros que de armas, y que nunca el trabajo delos dias le enpachaua el estudio delas noches. Esto aprueuan bien sus famosas conquistas y las grandes batallas que vençio y los comentarios que dexo escritos de su mano en vn estilo tan elegante que no paresçen ser escritos por mano que lança tomase, mas por aquella que otro ningun oficio touiesse. Mas bien parece que en esto estaua muy engañade mi pensamiento, pues segun veo, tan bien vos es natural el leer como el pelear, que pues tal deligencia ha puesto vuestra señoria en procurar esta escritura mia, no dina de ser procurada, de creer es que mucho mayor se porna en aver y leer otras mejores en materias, y mas elegantes enla forma. La segunda causa, señor muy virtuoso, que me descuydaua y aseguraua dela ya dicha demanda vuestra, era aquella mesma que asegura alos que tienen mujeres feas que no selas requestara nadie; la qual seguridad me daua el desmereçimiento de mis obras. Mas en esto pareçeme que vuestra merced quiere fazer como los famosos pintores que para descanso de sus grandes y sotiles obras acostumbran tener otras obretas de pequeña ynportancia en que, syn molestia de sus espiritus e syn fatiga delas personas, despiendan algunos ratos por no desvsar la mano. E asy creo que vuestra señoria, para descanso delos grandes negocios y delas altas escrituras que terna, procuro esta mia, la elegancia dela qual no dara mucha fatiga a su espiritu, segund su baxeza. Bien puede creer vuestra merçed que no a seydo pequeño el debate que comigo mesmo he tenido sobre conplir o negar este vuestro mandamiento, que por deuino reputo; el qual debate el tiempo pasado toue, e me duro tanto, que nunca ouo efecto otra senblante demanda que enel tienpo de su felicidad me fizo el serenisymo señor don Alfonso, rey de Portugal, que Dios aya, asy por letras suyas a mi enbiadas, como por otras que enbio al muy magnifico señor conde don Enrrique, mi tio, con tanto afinco que, vista la dilaçion que yo daua, ala postre me ouo de enbiar ala çibdad de Avila, donde ala sazon estaua, vn secretario suyo con esta mesma demanda, y tanto me aquexo, que de vergueña suya oue de posponer la mia. E deliberando de conplir su mandamiento, fize buscar por los suelos de mis arcas algunas obras mias que ally estauan como ellas mereçian, e procure de aver otras de otros, mal conocedores de aquellas, que las tenian en mejor lugar. E asy començe a fazer vna copilacion dellas; mas despues de fechas, acordandoseme de vn refran que dize: No ay mayor neçedad que la que pareçe escrita, desque vi tantas ayuntadas, delibre de perder la verguença a su real señoria, por no envergonçar a mi. Pero no es de marauillar que este señor rey resçibiese engaño por ynformaçion de algunos que le loarian alguna obra mia que les paresçiese buena, acaesçiendome lo que acaesçe alos porfiosos justadores, que aun que no sean nada diestros, faziendo muchas carreras malas y desconçertadas, nesçesario es que fagan algun buen encuentro. E asy, señor, yo, entre tantas obras como he fecho, trobando mal y porfiando, bien puede ser que aya açertado en fazer alguna buena con que el ya di cho señor rey fuese engañado, diziendole que todas eran tales; que ya, señor, sabeys como se suele dezir: De luengas vias luengas mentiras; mas de vos, señor muy magnifico, con gran razon me puedo e deuo marauillar, por que, conociendo tanto como de mi poco saber conoce, aya podido pensar nin creer que de oficial que con tan botos destrales labra, pueda salir ninguna obra prima nin limada. Pero bien parece que como al dicho señor rey engañaua la distançia dela tierra, y el poco conocimiento que de mi tenia, engaña a vuestra merced la sangre que hierue syn fuego y el grande amor que sienpre me mostro y muestra, demas del debdo, que a muy muchos y muy discretos suele engañar, faziendoles pareçer fermoso lo feo. Y sin dubda, muy magnifico señor, sy estas obras mias no ouieran de pareçer, saluo delante de solos vuestros ojos, no ouiera yo tanto dubdado nin dubdaria de enbiarlas, porque soy cierto que todos sus defectos pasaran por la criua sotil de vuestra discrecion syn que los syntiera, por yr confitados enla gran beniuolencia que me tiene e afeccion que me muestra; que asy como es natural cosa paresçer bien el fuego alos que han frio, asy es alos que mucho aman no paresçer mal ninguna cosa que faga la persona amada. Mas como estas mis obras, viniendo a poder de vn señor tan grande como vuestra merced es, en cuya casa tantos parientes y nobles concurren, alos quales de neçesydad han de ser publicadas, crea vuestra señoria que ha seydo muy grande e muy continuo el ya dicho debate que comigo mesmo he tenido; porque dela vna parte el negar lo que vuestra señoria con tanta ynstançia me ha pedido, me ha seydo y seria muy graue, segun el deseo que tengo dele conplazer y seruir, y dela otra el conplir de su mandamiento se me faze molesto, por que conpliendo aquel, fago yo a mi mesmo pregonero de mis grosserias. Mas con todo esto, señor muy virtuoso, ateniendome alo que dize la santa Escriptura, que mas vale obedeçer que sacrificar, yo he deliberado de amenguar a mi por conplazer a vos y con plir vuestro mandamiento; cunpliendo el qual, le enbio con este mi criado esta copilaçion de mis obras que con tantos afincos me ha pedido, que estouiera mejor ronpida que copilada; la qual, por mal que vaya escrita e ornada, como lo va, yra mejor que ordenada ni compuesta, por que la escritura y ornamento, tal qual lo vera, avran fecho mas sotiles ministrales que lo es el componedor. Suplyco yo a vuestra señoria que no me agradezca la valia deste pequeño presente, mas seame en gran cargo por la vergueña con que lo enbio, la qual pospongo por vos seruir e conplazer, como a señor a quien no saldria demandado en otras cosas, por mas graues que fuesen. Avnque syn dubda tanto graue a seydo esta para mi que, como aquel enperador romano, quando le dauan a firmar vn mandamiento para josticiar vn honbre, dezia: «O quien no supiera escreuir! podria yo dezir: O quien no sopiera trobar! para me aver puesto en tal diferencia sobrel obedecer o desobedeçer el mandamiento de vuestra señoria. A la qual suplico que pues le obedezco e cunplo, quiera mandar tener este libro cerrado en su camara; que de cosas ay que mejor es estar con la esperança que con el cunplimiento della; y asy vuestra señoria avra conseguido su fin en aver estas obras, y su conponedor, que queda a vuestro seruicio, quedara enla buena posesyon en que es tenido de aquellos a quien sus obras son ynotas. 311 Pregunta de Gomez Manrrique a Francisco de Bocanegra. Por quanto la oçiosidad, amado mucho de my, es causa, segun oy, de pensar mucha maldad; e solo por esquiuar aquesto, considere esta quistyon que no se por trobas vos preguntar. |