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NÚMERO 6

El Virrey la Serna á los peruanos. - Proclama. - Cuzco, 5 Febrero de 1824. — Está publicada en nuestro tomo II, pág. 499, Manifiesto de la Serna.

NÚMERO 7

El Virrey la Serna al Comandante general interino de Potosi (La Iera).-Por el oficio documentado de V. S. de 30 de Enero último, quedo enterado de las ocurrencias habidas en Potosí con el General Olañeta, y del motivo que ha ocasionado su venida á esa villa con la guarnición de aquélla. Sin dejar de hacer justicia á los sentimientos españoles de V. S., ni de su decisión por el Rey y la Nación, no puedo menos de expresar que el haberse trasladado con la guarnición á la Casa de Moneda fué un acto de aquellos que lleva consigo el carácter de hostil, cosa que debió V. S. evitar, para no dar margen á recelos ni á desconfianza, y adoptar otros medios más análogos á la situación en que se hallaba V. S. y más propios para espiar la conducta y procedimientos del General Olañeta. Con esta fecha dicto las disposiciones convenientes para evitar los males que pudiera ocasionar dicho acontecimiento, y mientras V. S. no reciba órdenes del Sr. General Valdés ó mías, se mantendrá en ese punto con las tropas que ha traído de Potosí. Luego que terminen las ocurrencias, calificaré el mérito de los Oficiales que V. S. recomienda.-Dios, etc.-Cuzco, Febrero 9 de 1824.

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NÚMERO 8

El Virrey la Serna à Olañeta. - Cuzco, 10 de Febrero de 1824. Está publicada en nuestro tomo II, pág. 500, Manifiesto de la Serna.

NÚMERO 9

El Virrey la Serna al General en Jefe del Ejército del Sur (Valdés).— El Coronel Sanjuanena me ha entregado anoche el adjunto parte documentado que me da el General la Hera desde Condocondo, con fecha de 30 de Enero último; y como su misma urgencia me permite sacar copias de todos los documentos que contiene, los paso á V. S. originales para que, impuesto de ellos, me los devuelva.

Lo ocurrido en Potosí entre los Generales la Hera y Olañeta denota

de parte de éste, con los antecedentes que ya tenía, cierta idea de no obrar sino por su capricho; por lo cual, y no habiendo obedecido mis. órdenes, opino que el asunto demanda hacer entrar á Olañeta en el límite de sus deberes à la fuerza, si no obedece lo que le prevengo con esta fecha por extraordinario, de que remito á V. S. copia.

Como conviene hacer marchar á las tropas que deban ir al objeto. indicado cuanto antes, para no dar tiempo á Olañeta á que aumente su fuerza, creo que el primer batallón del primer regimiento y el de Gerona, con 1.000 plazas, deben estar prontos para emprender la marcha luego que V. S. lo prevenga, pues yo hallo no puede ejecutar la citada operación otro General que V. S., por todas razones, si el estado de su salud se lo permite; así, espero la contestación de V. S. por extraordinario, para de no poder V. S. verificarlo, iré yo á ejecutarla. En punto á caballería, puede V. S. dar la orden á dos escuadrones de Granaderos de la guardia, para que con la fuerza de 400 hombres marchen con dirección al Desaguadero; pues al primer batallón del primer regimiento, que se halla en Sicuani, doy orden para que desde luego pase à Puno y que allí espere las órdenes de V. S. ó mías para ejecutar lo que se le mande. Prevengo asimismo al Brigadier Ameller que esté dispuesto con el batallón primero del Cuerpo de su mando para pasar donde convenga. En el caso de que V. S. pueda hacer la operación, le confiero todas mis facultades superiores para que obre en todos los casos y circunstancias en que se encuentre del modo más conveniente á que no se altere el orden público, tomando para ello cuantas medidas juzgue necesarias à evitar tal anarquía que parece quiere introducir por sus procedimientos y faltas de subordinación el General Olañeta. Dios, etc. - Cuzco, 10 de Febrero de 1824.

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NÚMERO 10

El Virrey la Serna al General en Jefe del Ejército del Sur (Valdés).Con fecha 10 del actual dije á V. S. lo siguiente:

Lo que transcribo á V. S. de nuevo, pues se lo dirigí á Arequipa, añadiendo que si V. S., por las operaciones sucesivas, viese que el General Olañeta se ha declarado abiertamente como un rebelde, ó perturbador del orden público, en este caso, él y los Jefes principales que hayan seguido sus ideas deben sufrir desde luego el último suplicio (1)

(1) No parece muy débil la disposición.

para que sirva de ejemplar, y no se vean estas desagradables escenas, que no pueden producir sino males, y son sólo hijas de la ambición de los malvados; pues los hombres de bien esperan tranquilos los sucesos, y sin faltar à lo que la sociedad y las leyes exigen, obedecen lo que se les manda y el Gobierno determina. - Dios, etc. Cuzco, 12 de Febrero de 1824.

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NÚMERO 11

El Virrey la Serna al General en Jefe del Ejército del Norte (Canterac). Reservado. Muy estimado amigo Canterac: Siento que le hayan atacado á usted otra vez los males, y celebraré que no continúe su indisposición. Nada adelantamos sobre las noticias de la Península, y así, aunque yo no dudo sean ciertas, deseo venga un buque con noticias oficiales para salir de dudas y saber si volvemos al año 1808 ó cómo quedamos; pero especialmente porque espero venga también la orden de mi relevo, porque en la última representación que hice dije que si no nombraba S. M. otro, entregaba el mando, porque yo no me hallaba con aptitud para continuar, y en efecto es así.

La ocurrencia de Olañeta es por ahora difícil de comprender si ha procedido sólo de personalidades entre él y la Hera, ó si lleva el doble objeto de declararse un perturbador del orden público bajo el pretexto de defender la Religión y el Rey. Ello es que en la Paz se han puesto pasquines de ¡Viva el Rey! ¡Viva la Religión! ¡Viva el Virrey Olañeta! ¡Muera la Constitución y los herejes!, y que con las mismas voces se sublevó en Oruro el segundo escuadrón de dragones americanos y se fué á Potosí: así, recelo haya alguna trama secreta, pues aunque Olañeta me da parte con fecha 28 del pasado de lo ocurrido en Potosí con la Hera, disculpándose y diciendo que no por esto deja de obedecer mis órdenes, veo no ha dado cumplimiento à la que le puse previniéndole el destino que debía dar á las tropas de su división.

Yo le he pasado un oficio para que se explique terminantemente sobre si obedece ó no mis órdenes, cuáles son sus ideas y mandándole venga á esta capital á dar cuenta de la ocurrencia habida en Potosí entre él y la Hera, y pienso que ni uno ni otro ni Maroto queden en sus destinos, enviando á éste y á la Hera á ese Ejército y sacando de ahí á Monet y Carratalá, en lo cual creo que no tendrá usted inconveniente. El asunto de Potosí es que la Hera, temiendo que Olañeta cometiera con él una tropelía, se encerró en la Casa de Moneda con toda la guarnición, y que Olañeta lo atacó, pero no se sabe hasta ahora quién fué el primero que rompió el fuego; hubo algunos muertos de una y otra parte, sin tomar el pueblo cartas en el asunto; la Hera hizo

su capitulación, y por ella se obligó á salir con la guarnición y se halla en Oruro.

Si á Olañeta le da por declararse defensor de la Religión y del Rey, como si los demás fuéramos de sistema contrario, será preciso hacerle entrar en el orden á la fuerza, y para no perder tiempo, ya hago á Valdés camino del Desaguadero con Gerona, primer batallón del primer regimiento y 300 caballos de la guardia, pues es menester sofocar desde luego estos nuevos feotas, si su caudillo Olañeta se resiste y no obedece mi orden de venir á esta capital. Yo espero que Valdés me avise del estado en que ve las cosas, para en caso necesario marchar desde luego á Puno con el segundo del Imperial y segundo del primer regimiento, en cuyo caso será preciso que el Centro y Victoria vengan á ésta, pues yo creo que lo peor que nos puede suceder es que entre la anarquía.

Hay quien dice que Garate está en el plan de Olañeta, y no sería extraño, pues él es muy servil y está proscripto por las Cortes. Lo cierto es que la tal ocurrencia, si sigue adelante, debe sernos bien sensible, porque tal vez puede impedirnos obrar contra Bolívar con aquella seguridad que, no haciendo nada de esto, podíamos hacerlo, y porque habiendo conservado este territorio á fuerza de tantos sacrificios, es terrible cosa que un mentecato y un inepto quiera hacer figura por la perversidad é iniquidad de los que componen la Regencia de Madrid, si es cierto, como aseguran, que Olañeta ha recibido para obrar instrucciones y el nombramiento de Virrey. Mas sea lo que fuere, yo creo que debemos obrar siempre con la razón y la justicia por delante, y esperar con serenidad y tranquilidad que los sucesos se presenten con el carácter que corresponde.

Remito á usted la copia de la carta que Santa Cruz escribió á Zamudio, y una original que de Lima escribían al encargado de negocios en Chile. Estas cartas me las remite Valdés, con otras que nada contienen de la correspondencia que cogió el corsario Quintanilla. El canalla del Comodoro del Franklin se ha empeñado en perseguir nuestros corsarios como piratas: le he pasado últimamente un oficio terminante sobre el asunto, y si insiste en su capricho, haré salir todos los anglo-americanos y no permitiré desembarquen efecto alguno.

Según las noticias que ha dado un buque que llegó á Quilca del Callao, parece que de Panamá no venían más que 700 hombres, de los cuales ya habían llegado 300, aunque habían hecho correr la voz de que venían 3.000; dijo también que se creía que Sucre iba sobre el Cerro de Pasco, mas yo dudo que emprendan cosa alguna si son ciertas las noticias que corren de Europa; mas sea lo que fuere, creo que lo que más nos conviene es mantenernos á ver venir.

Me han dicho que Loriga debe llegar hoy; veremos qué es lo que dice, y creo que se conformará con volverse á ese cuartel general y no usar de su licencia hasta que se desenlacen las cosas.

Es de usted su afectísimo y s. s. q. s. m. b. - Cuzco, 17 de Febrero de 1824.

NÚMERO 12

El Virrey la Serna á Olañeta.—Cuzco, 17 de Febrero de 1824.— Está publicada en el tomo II, página 508, Manifiesto de la Serna.

NÚMERO 13

El Virrey la Serna á las tropas de Olañeta. Cuzco, 19 de Febrero de 1824. Está publicada en el tomo II, pág. 501, Manifiesto de la Serna.

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NÚMERO 14

El Virrey la Serna á los peruanos. Contestación à la de Olañeta de 4 de Febrero. - Peruanos: La simple lectura de la proclama del General Olañeta manifiesta sus ideas capciosas. Él os habla sin autoridad y sin explicar claramente su objeto, tomando por pretexto la defensa de la Religión y del Rey para alucinar con estos sacrosantos nombres á los incautos y hacerles creer que él y sus tropas son únicamente quienes los aman y respetan en el Perú. Os dice que sometáis vuestra obediencia ciega á las autoridades legítimas; pero como no expresa cuáles sean y os invita á que os unáis á él, se deduce que intenta alguna mutación que pueda introducir la anarquía. Un lenguaje semejante es siempre criminal, aunque proceda (según algunos dicen) de haber recibido Olañeta de la Regencia que se formó en Urgel el nombramiento de Virrey de Buenos Aires; esto es, de las provincias al Sur del Desaguadero. Sea ó no cierto, su proceder es un atentado, porque ni á pretexto de tal nombramiento, ni de las noticias que han corrido y os anuncié en mi proclama de 5 del actual mes sobre la variación de sistema de gobierno en la Península, debió alterar nuestro orden público, constituyéndose en absoluto, según parece, pues ha hecho salir de Potosí al General la Hera, Jefe político y Comandante general de aquella provincia, y ha marchado con su división sobre Chuquisaca para verificar lo mismo con el General Maroto, poniendo en su lugar al Coronel Marquiegui, hermano político de Olañeta. Tales procedimientos daban margen á declararlo traidor y á cuantos le si

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