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hacían y decían muchas cosas no debidas contra él, y el Martín Alonso lo dejó desde el 21 de Noviembre hasta el 6 de Enero, sin causa ni razon, sino por su desobediencia; todo lo cual el Almirante habia sufrido y callado por dar buen fin á su viaje, así que por salir de tan mala compañía, con los cuales dice que cumplia disimular, aunque gente desmandada, y aunque tenia diz que consigo muchos hombres de bien; pero no era tiempo de entender en castigo; acordó volverse y no parar mas con la mayor priesa que le fuese posible» (1)

El 16 de Enero de 1493, emprendieron los expedicionarios la vuelta á España, tomando el derrotero bastante más al Norte del que habían seguido á la ida, en busca de favorables brisas. La Pinta no marchaba ahora delante, sino detrás, y aun tenía que esperarla con frecuencia la Niña, «por andar mal de la bolina, según anotó Colón en el Diario, el Miércoles 23 de Enero (2). El viaje se hizo

(1) Fernández Duro hace un análisis de las causas de este enojo del Almirante contra Martín Alonso, en Colón y Pinzón. (Memoria de la Real Acad. de la Hist., t. X, págs. 313-316.)

(2) Esperaba, dice el Almirante, muchas veces á la carabela Pinta, porque andaba mal de la bolina, por se ayudar poco de la mesana por el mastel no ser bueno; y dice que si el capitan de ella, ques Martin Alonso Pinzon, tuviera tanto cuidado de proveerse de un buen mastel en las Indias, donde tantos y tales habia, como fué codicioso de se apartar de él, pensando de henchir el navio de oro, él lo pusiera bueno.» Merece notarse que Colón aprovechaba todas las ocasiones de decir mal de Pinzón. Muéstrase bien, en estas notas del Diario, su carácter apasionado y vehemente. Y aún nos falta hacer mención de la del jueves, 10 de

sin incidente notable, hasta el 13 de Febrero en que, próximos ya á las costas de Europa, se desencadenó furioso temporal, que separó de noche á las dos carabelas. La Pinta fué á fondear en Bayona de Galicia; la Niña arribó á Santa María, la más meridional de las Azores, y luego, el 4 de Marzo, después de nuevas tormentas é inminentes peligros de naufragio (1), á Lisboa. Ningún historiador,

Enero, en la que se lee; «Mas diz que era cosa tan pública su maldad, que no podia encobrir.» Evidentemente, Colón no era de los que perdonan. El odio perduraba en él hasta más allá de la venganza. Compréndese que los que han tomado por única guía el Diario, hayan formado de Pinzón el concepto de un traidor y hasta de un perverso.

(1) Lunes, 4 de Marzo de 1493.—«Anoche padecieron terrible tormenta que se pensaron perder de las mares de dos partes que venian, y los vientos que parecia que levantaban la carabela en los aires, y agua del cielo y relámpagos de muchas partes: plugo á nuestro Señor de los sostener, y anduvo asi hasta la primera guardia que Nuestro Señor le mostró tierra, viéndola los marineros, y entonces, por no llegar á ella hasta conocella, por ver si hallaba algun punto ó lugar donde se salvar, dió el papahigo (la vela mayor sin bonetas) por no tener otro remedio y andar algo, aunque con gran peligro, haciéndose á la mar, y asi los guardó Dios hasta el dia, que diz que fué con infinito trabajo y espanto. Venido el dia, conosció la tierra, que era la roca de Cintra, ques junto con el rio de Lisboa, adonde determinó entrar porque no podia hacer otra cosa; tan terrible era la tormenta que hacia en la villa de Cascaes, que es á la entrada del rio. Los del pueblo diz que estuvieron toda aquella mañana haciendo plegarias por ellos, y despues que estuvo dentro, venia la gente á verlos por maravilla de como habian escapado....» (Navarrete, Col. de Viaj., t. I). Contra la afirmación de «adonde determinó entrar porque no podia hacer otra cosa,» sostiene Fernández Duro (Pinzón en

hasta Fernández Duro, se ha fijado en la tan distinta suerte de las dos carabelas desde que se separaron: que mientras Pinzón arriba desde luego á las playas españolas, Colón anda errante por tierras de Portugal, cuyo monarca estaba interesado en arrebatar á España el descubrimiento. Así, en las Azores estuvo á punto de ser preso (1), y en

el Desc. de las Ind., págs. 116 y sig.), fundándose en la dirección de los vientos que el propio Colón señala en un post-scriptum de la carta que desde las Azores tenía escrita á D. Luis Santangel, que «ni la necesidad ni el peligro aconsejaban acometer el puerto, antes por el contrario, habia en la entrada riesgo voluntariamente corrido, que se evitava marchando á buscar las rias de Galicia,» como había hecho Pinzón.

(1) Martes, 19 de Febrero.—«Después del sol puesto, vinieron á la ribera tres hombres de la isla y llamaron: envióles la barca, en la cual vinieron y trujeron gallinas y pan fresco, y era día de Carnestolendas, y trujeron otras cosas que enviaba el capitan de la isla, que se llamaba Juan de Castañeda.... Y porque el Jueves pasado, cuando se vido en la angustia de la tormenta, hicieron el voto y votos susodichos y el de que en la primera tierra donde hobiese casa de nuestra Señora saliesen en camisa.... acordó que la mitad de la gente fuese á cumplillo en una caseta que estaba junto con la mar como ermita.... Viendo que era tierra segura y confiando en las ofertas del capitan.... rogó á los tres hombres que se fuesen á la poblacion y hiciesen venir á un clérigo para que dijese misa. Los cuales idos en camisa.... y estando en oracion, saltó con ellos todo el pueblo á caballo.... y prendiéronlos á todos..... Levantó el ancla y dió la vela hasta en derecho de la ermita, y vido muchos de caballo que sé apearon y entraron en la barca con armas, vinieron á la carabela á pren

der al Almirante....>>

Viernes, 22 Hebrero.- -«.... y luego dejaron toda la gente con la barca, de los cuales supo que si tomaran al Almirante nunca

Lisboa debió su salvación á los magnánimos senti. mientos del rey D. Juan II (1). ¿Fué aquello pura casualidad? No; por mucha que fuese la violencia de los elementos, la inteligencia no llegó á abandonarles por completo el gobierno de las naves. Sobre la casualidad, ó por lo menos, junta con la casualidad, hay que admitir la pericia náutica de Pinzón, quien, viendo cuan difícil había de serles ganar las costas de España por el rumbo que seguían, corrió el temporal hacia las playas gallegas, y la luz que encendió fué para avisar á Colón el cambio de rumbo é invitarle á que le siguiese,

II

Cuentan los historiadores, representándose á Pinzón presa de la codicia y soberbia, que desde

lo dejaran libre, porque dijo el capitan quel Rey de Portugal su Señor se lo habia asi mandado.» (Navarrete, Colección.... t. I, pág. 155.)

(I) <.... y porque en la relacion que hacia acusaba al rey de Portugal haber perdido tan gran empresa por no le haber creido, por lo cual el Rey recibia mayor dolor y pena, atribuyéndolo á atrevimiento y arrogancía los que estaban presentes, dice el historiador que requirieron y pidieron licencia al Rey para que sin que nadie lo sintiese, se asirian con el Almirante en palabras, y segun era soberbio y atrevido, y segun dice descortes, lo matarian y asi cesaria la noticia deste descubrimiento para Castilla, pero que como el Rey era muy temeroso de Dios, no solamente le defendió, mas aun le hizo honra y mercedes y con ellas le despidió....» (Las Casas, Hist. Gen. de las Ind., t. I, cap. LXXIV, pág. 463.) Lo mismo dice Ruy de Pina, en su Chronica del Rey Dom João II.

Bayona escribió á los Reyes atribuyéndose la gloria del descubrimiento, y que los Reyes le dieron repulsa diciéndole que no se presentase en la corte sin el Almirante. Enhorabuena que Pinzón escribiese á los Reyes; se lo exigía su deber, pues no sabiendo si la Niña se había salvado, obligado estaba á dar cuenta del viaje á sus soberanos. Mas los otros dos extremos son inexactos.

Es inexacto, en primer lugar, que Pinzón se atribuyese la gloria del descubrimiento. Cabalmente, durante el tiempo que la Pinta estuvo anclada en la rada de Bayona, arribó allí, procedente de Flandes, una embarcación á cuyo bordo venían marinos de Palos, hasta un hijo de Pinzón, y éste y varios de los otros declaran en el pleito haberles dicho Martín Alonso que el Almirante era el que había descubierto las islas. He aquí las declaraciones:

De Pedro Arroyo.- «Porque este testigo, al tiempo quel dicho almyrante del dicho viaje venya, con un navio suyo en que venia martin alonso pinzon por capitan, llegó á vayona de galyçia, y este testigo vido ally los yndios que traia de la isla de Guanahany, é allí le dixeron como el señor almyrante habia descubierto las islas con hayty é las mas contenidas en la dicha pregunta, y que este testigo ovo al presente quinientos pesos de oro, que le dió el contramaestre de la nao, que es Juan Quintero Argenta, vecino de Palos» (1).

(1) Inf. de Palos, 15 de Febrero de 1515. Pieza 3.a Loc. cit.

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