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sas, á modo de epitafio: «Y porque en breves días murió no me ocurrió más que de él pudiese decir.> Así, mientras Colón triunfaba en Barcelona, engalanándose con toda la gloria del descubrimiento, el pobre Pinzón moría oscuramente en Palos, á consecuencia de los pesares y quebrantos del viaje, y lo que es peor, su nombre quedaba bajo el peso de aquellas terribles acusaciones que el Almirante había dejado escritas en su Diario. Por virtud de

vicio que les ha hecho la tal persona, y hiciéronlo Almirante de aquellas tierras y mares occidentales, y ansi mandaron que de aí adelante le llamasen.» (En Fernández Duro, Nebulosa de Colón, págs. 74-75.) Confirma todas estas relaciones el Dietario de Barcelona, en donde están consignadas las salidas y entradas de los Reyes, la llegada de los embajadores y hasta los incidentes de tan poca monta como los que ahora se ponen en la gacetilla de cualquier periódico, sin que conste una sola palabra respecto á Colón. Así, en el registro del día 15 de Noviembre de 1492 se lee: «El Rey, la Reina y el primogénito entraron hoy eu la ciudad y se alojaron en el palacio del obispo de Urgel, en la calle Ancha.» Sigue la descripción de las fiestas que se hicieron con este motivo. En el registro del dia 4 de Febrero de 1493: «El Rey y la Reina fueron á Alserat (Monserrat).« En el registro del 14: «El Rey y la Reina volvieron á la ciudad.» Ahora bien; ¿es posible que en un Dietario donde se consignaban sucesos tan insignificantes se hubiese omitido el entusiasta y pomposo recibimiento hecho á Colón, tal como lo describen Irving y Pres

cott?

La formación de la leyenda acerca del viaje triunfal de Colón á través de España, desde Andalucia á Cataluña, y de su solemne entrada en Barcelona, puede seguirse paso á paso desde D. Fernando Colón y Fray Bartolomé de las Casas, en quienes empieza, hasta Washington Irving y Roselly de Lorgues, que la llevan á su término y complemento.

estas acusaciones, la tremenda injusticia entonces cometida no sólo ha sido sancionada sino agravada por la historia, que de siglo en siglo ha enaltecido á Colón hasta convertirlo en un enviado de Dios, y ha deprimido á Pinzón haciendo de él un réprobo, un desertor, un traidor. Un paso más, y el primero sube á confundirse con los santos en el cielo, y el segundo baja á morar con los demonios. en el infierno. Curioso ejemplo, en la Edad Moderna, de una creación semejante á las que nos ofrecen las cosmogonías y literaturas del antiguo Oriente. ¡Quién sabe si no fueron producto de un proceso semejante algunas de aquellas primitivas personificaciones de los principios del bien y del mal, como los Osiris y Set de los egipcios, los Ormuz y Ahriman de los iranios, los Indra y Rudra de los Vedas!

V

Hora es ya de que tamaña injusticia acabe. El siglo XIX es el siglo de las reparaciones, y entre las muchas que ha llevado á cabo, será una de las más notables la de devolver á los personajes que concurrieron á la obra del descubrimiento la parte de gloria que les corresponde. Grande, muy grande fué el mérito de Colón por haber concebido el proyecto de navegación al Occidente; pero gran

de, muy grande fué también el mérito de Isabel por haber suministrado los medios para realizar el viaje, y grande, muy grande el mérito de Pinzón por haber organizado la expedición y ha berla conducido á feliz término. Colón, Isabel, Pinzón: he aquí las tres grandes figuras del descubrimiento de América. Colón puso la idea; Isabel puso los medios; Pinzón puso la resolución. Colón representa la inteligencia; Isabel el sentimiento; Pinzón la voluntad: los tres elementos indispensables en toda acción para que llegue á cumplido efecto. ¡Martín Alonso Pinzón, levántate, sal de la tumba y sube al templo de la gloria, á ocupar al lado de Colón el alto puesto que por tu firmeza, valor é intrepidez te conquistaste. Mas al ser reha bilitado en tu honra y en tu gloria, perdona á los que por error te hemos calumniado, perdona á tu mismo acusador, que no fué la razón sino la pasión la que movió su pluma!

Debajo de estas tres primeras figuras, se agrupan una porción de personajes de primero y de segundo orden. En torno de Colón y de Isabel se colocan, en primer término, Alonso de Quintanilla y el Cardenal Mendoza, primeros protectores del extranjero; Fr. Diego de Deza y Fr. Antonio de Marchena, incansables propagandistas de su proyecto; los aragoneses Juan Cabrero y Gabriel Sanchez, amigos decididos y constantes de Colón; el Duque de Medinacelli, D. Luis de la Cerda, su decidido patrocinador, y Fr. Juan Perez y D. Luis de Santangel, salvadores del proyecto abandona

do: en segundo término, la Marquesa de Moya, D.a Beatriz de Bobadilla, D.a Juana Velázquez de la Torre, Gutierre de Cárdenas, el Dr. Chanca, el P. Gorricio y los demás cortesanos que de algún modo protegieron á Colón é influyeron en el ánimo de los Reyes á favor del proyecto. Entre Colón y Pinzón toman puesto, en primer lugar, los hermanos de éste, Vicente y Francisco, Juan de la Cosa y la numerosa familia de los Niños; en segundo orden, todos los marinos que fueron á la expedición, y los vecinos de Palos, Moguer y Huelva que, como Pero Vazquez de la Frontera, los alentaron. ¡Loor y gloria á todos, que obra de todos fué el descubrimiento de América!

¡Qué hermoso cuadro aquél en cuya parte su perior figurase Colón, en el centro; Isabel, á la derecha; Pinzón, á la izquierda, y al rededor de éstos, y cada uno en su respectivo puesto, más alto ó más bajo, según sus merecimientos, todos los demás españoles que directa ó indirectamente, de obra ó de palabra, contribuyeron á la empresa del descubrimiento! Podría llamarse semejante composición el cuadro de la justicia. ¡Ojalá que asunto tan bello inspire algún día la fantasía de alguno de nuestros más aventajados pintores!

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APÉNDICE I

DECLARACIÓN DE GARCÍA HERNÁNDEZ,
FÍSICO DE PALOS

Que sabe que el dicho myn alonso pinçon en la dicha pregunta tenya en esta villa lo que le hacya menester, e qe sabe que el dicho almirante don xristobal colon venyendo á la Rabida con su hijo don diego, qe es agora almyrante, a pie se byno a la Rabida, ques monesterio de frayles en esta villa, el qual demandó á la porterya que le diesen para aquel nynyco, que hera nyño, pan y agua qe bebiese, e qe estando ally ende este testigo con un frayle que se llamaba frey juan perez, qe es ya defunto, quyso ablar con el dicho don xristobal colon, e vyendole despusicion de otra trra o reyno ageno en su lengua le pregunto qe quyen hera e donde venya, e qe el xristobal colon le dixo que venya de la corte de su alteza e le quiso dar parte de su embaxada, a qe fué a la corte e como venya, e que dixo el dicho xristobal colon al dicho frey juan perez como abya puesto en platyca

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