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jarle dos buques que hacian agua, volviendo á Portugal por el mismo derrotero que habia traido. Alburquerque, apoderado ya de Goa y establecida la superioridad del poder portugues en la India, resolvió vengar la injuria que esta nacion habia padecido en Malaca, y en el año de 1511, atravesando el golfo de Bengala se presentó delante de aquella ciudad, exigiendo la entrega de Ruiz de Araujo y de los demas portugueses que quedáran prisioneros. Como viese que el Rey, aconsejado por los príncipes y por los nobles, partidarios de la guerra, procuraba ganar tiempo mientras llegaba su escuadra, rompió el fuego desde las lanchas sobre los arrabales de la ciudad y sobre algunos buques que pronto se vieron envueltos en llamas. Esto bastó para que Mahamud pusiera en libertad á Ruiz de Araujo y á sus compañeros, por cuyo conducto suplicó al virey que no estorbase los trabajos que para cortar el fuego se practicaban. El virey, teniendo ya á su lado á Araujo, se determinó á dictar duras condiciones, exigiendo el pago de objetos robados y destruidos en la factoría, así como el de los gastos de la expedicion, y que se le diera permiso para construir una fortaleza en la ciudad, porque despues de la traicion que se le hiciera á Lopez Sequeira no convenia que los súbditos del Rey se viesen expuestos á tales perfidias. Insistiendo el soberano de Malaca en sus subterfugios y dilaciones, Alburquerque dió el asalto á la ciudad el dia de Santiago de 1511, al amanecer. No referirémos los rasgos de valor de los portugueses en las diversas acometidas que fué preciso dar á una ciudad fortificada y con gran número de decididos defensores. Tomada al cabo la poblacion, que abandonaron sus habitantes, fué entregada al saqueo, hallándose en ella grandes tesoros, almacenes llenos de ricas mercaderías y 3.000 armas de fuego entre grandes y pequeñas, de ellas las 2.000 de bronce.

Adoptadas las disposiciones convenientes para que Malaca volviera á poblarse, y fabricados un fuerte de madera, una iglesia y un hospital, Alburquerque regresó á Goa, enviando ántes para establecer el comercio con el Maluco, ó sea con las islas Molucas, un junco y tres naves á las órdenes de Antonio de Brito.

Treinta y cuatro años despues de estos sucesos, y cuando Malaca se hallaba ya poblada en parte por portugueses, Francisco Javier, resuelto á llevar la luz del Evangelio á Macassar, llegaba á aquella

ciudad, si rica en mercaderías, no ménos abundante en corrupcion y vicios. De ella dijo el Santo que no habia hallado en toda la India ciudad peor que Malaca ni mejor que Santo Tomé. Fué, sin embargo, recibido con veneracion y cariño, yéndose á vivir, segun su costumbre, al hospital, aunque luego se trasladó á una humilde casa pegada al muro y próxima al castillo de Santiago. Viniendo todas las naciones á Malaca como á una feria universal, concurriendo allí árabes, persas, malabares, mercaderes de toda la India, Bengala, Pegú, Siam, China, Java, Molucas y Japon; traian juntamente con sus mercaderías sus vicios, á los que agregaban los propios en no corta suma, los naturales. Habia allí gentiles, moros, judíos, brahamanes, bonzos y cristianos, que apénas se distinguian en los nombres y trajes, siendo muy poco diversas las costumbres. No habia, dicen los biógrafos de Javier, edad ni estado á quien no dominase el vicio; y tan dificultoso parecia al Santo el remedio, que antes procuraba mover á Dios á misericordia que á los pecadores á penitencia. Para esto pasaba las noches en oracion, y los dias dedicaba al rezo, á la penitencia y al ayuno. Los domingos predicaba al pueblo con grande libertad y fuerza; los dias de fiesta enseñaba la doctrina cristiana á los esclavos y todos los dias á los niños por más de una hora.

Al anochecer salia por las calles de la ciudad cercado de niños, y tocando una campanilla exhortaba á todos en voz alta á que rogasen á Dios por los que están en pecado mortal, y por los cristianos que navegaban en el mar. Por su ejemplo y predicacion se desterraron de Malaca los cantares lascivos, y no se oian otros sino los de la doctrina cristiana, y algunas coplas devotas que el Santo habia compuesto para este intento y que cantaban los niños de dia y de noche. La pena que scntia de lo poco que se aprovechaban los adultos de Malaca de su doctrina, pues si no cesaban de alabarle no daban muestras de seguir sus consejos, fué templada con la llegada á la India de nuevos misioneros, que cuidó de distribuir y enseñar. En Malaca se ocupó tambien en traducir con mucho trabajo en lengua malaya, que es la principal entre las que se hablan en el gran Archipiélago asiático, el Credo, Mandamientos, Padre nuestro y Ave-maría, y la confesion general con una explicacion de la doctrina cristiana, todo lo cual tomó de memoria por si le era posible lograr más fruto en las islas del

Oriente que en dicha ciudad. Al fin, despues de tres meses de residencia, y habiendo sabido que en Macassar no era por entónces necesario, determinó ir al reino é isla de Amboino para donde se embarcó á principios de Enero de 1546, llevando por compañero á Juan Eiro y dejando sin dificultad un pueblo al que, como dice el P. García, no habia podido reducir perfectamente con lágrimas, con oraciones, con ayunos, con penitencias, con sermones y con tantos medios como habia tomado para su conversion.

VII.

En la vasta extension de los mares del Asia no hay region alguna que haya sido tan disputada por los europeos, ni teatro de tan homicidas luchas, ni objeto de tanta codicia y tan opuestas pretensiones, como las famosas Molucas, llamadas tambien en otro tiempo, á causa de los ricos productos de su suelo, Islas de la Especiería. Traficantes chinos fueron los que durante la Edad Media descubrieron en gran abundancia y comenzaron á explotar en aquellas islas las aromáticas especias, ya conocidas y usadas en el celeste Imperio y de mayor aplicacion en los países ecuatoriales que en Europa, por la necesidad que allí se siente de excitantes que neutralicen los efectos del calor. Navegantes árabes fueron asimismo los que dieron á conocer en Europa aquel artículo, cuyo uso se generalizó rápidamente, y que de tal manera fué apreciado en la Edad Media, que no sólo se le utilizó como condimento, sino tambien como droga y medicina. Las especias, haciendo en aquella época el papel del oro en la nuestra, fueron las que atrajeron á las Molucas á los portugueses, siendo el primero de esta nacion que arribó á ellas Serrano; las que impulsaron al gran navegante Fernando Magallanes á ofrecer al Emperador Cárlos V que le pondria en posesion de las regiones que las producian, descubriendo una ruta directa á traves del Atlántico y el Pacífico, en un viaje no ménos maravilloso ni aventurado que el de Vasco de Gama; Y por último, la posesion de aquellas riquezas vegetales fué la que hizo combatir entre sí á españoles y portugueses, á portugueses y holandeses, á holandeses é ingleses, dando lugar á tiranías, exclusiones, matanzas y derramamiento de sangre por mar y tierra,

La primera vez que los portugueses se presentaron como conquistadores, y despues del viaje del descubridor Serrano en las Molucas, fué en el año de 1522, el primero del glorioso reinado de Don Juan III. Otras islas de estos archipiélagos habian sido descubiertas en la famosa expedicion conducida por Hernando Magallanes, aunque despues de muerto este habilísimo marino en la isla de Mactan. Son bien conocidos los antecedentes del viaje en que el ilustre marino lusitano al servicio de España dobló por primera vez el cabo de Hornos, penetrando por el estrecho que hoy lleva su nombre en el Pacífico y avanzando por este inmenso mar hasta descubrir las islas del Archipiélago de San Lázaro, hoy Marianas, y las más numerosas é importantes de Poniente, llamadas en el dia Filipinas. La ambicion de los portugueses sobre la América les hizo desear la remocion del meridiano trazado para separar sus descubrimientos de los de los castellanos, por el tratado de 4 de Mayo de 1493, aprobado por el Papa Alejandro VI. Verificado así, y trasladado dicho meridiano á la isla Tercera, Fernando Magallanes, que tenía la idea de que la América terminaba por su parte meridional en una punta de tierra semejante al Cabo de Buena Esperanza, ofreció á la corona de Castilla arribar á las Molucas siguiendo el rumbo occidental que prescribia el breve de Alejandro VI, y demostró que con la traslacion del primer meridiano á la Tercera quedaban en el derecho de Castilla aquellas islas de que sacaban los portugueses su rica especiería. Acompañado del hábil cosmógrafo Ruiz de Falero se presentó Magallanes en la córte de Cárlos I, á la sazon en Valladolid, á quien sobre un globo explicó su conjetura de la existencia de la union de los mares Pacífico y Atlántico, así como las ventajas que á la corona española ofrecia aquel pensamiento realizado bajo su proteccion. Bien acogido por aquel monarca y por el obispo de Burgos Fonseca, encargado entónces de los negocios de la India, se celebró entre la corona y los descubridores un contrato por el cual Magallanes prometíó descubrir en la parte correspondiente á la conquista de Castilla, segun su tratado con Portugal, islas ricas en especiería, á las que nadie podria abordar en el trascurso de diez años sin permiso del rey. Por su parte éste concedió á los exploradores el gobierno de las islas que descubriesen con título de Adelantados y trasmisible á sus herederos, y les reconoció la

vigésima parte del producto líquido de su comercio en aquéllas, pudiendo ademas embarcar en los buques reales mercancías por su cuenta en cierta cantidad. Dispúsose el armamento en Sevilla de cinco buques de 60 á 130 toneladas, con 234 hombres de tripulacion, y en 19 de Agosto de 1519 salió la expedicion de aquel puerto al mando del navegante portugues embarcado en la Trinidad. Los detalles de este memorable viaje son bien conocidos. En 1.° de Noviembre, despues de quince meses de la navegacion más azarosa, la escuadra salia del Estrecho á que Magallanes dió su nombre, y entraba en el mar Pacífico: treinta dias despues descubria las islas Marianas, y algo más adelante las Filipinas. En una de estas islas, la de Mactan, Magallanes moria herido de un dardo emponzoñado, el 26 de Agosto de 1521, peleando en auxilio de los naturales de Cebú contra los de la primera. No obstante este suceso funesto y la muerte de Eduardo Balbosa, segundo jefe de la expedicion, asesinado por el régulo de Cebú, la escuadra, compuesta ya solamente de dos buques al mando de Gonzalo Gomez de Espinosa y de Juan Sebastian Elcano, llegaba el 8 de Noviembre á la isla de Tidor, ó sea á las Molucas, objeto de tan larga y penosa expedicion. A esta misma isla de Tidor fué adonde se dirigió, como dijimos, Antonio de Brito, quien, hallando á los castellanos dispuestos á dar la vuelta á Europa, sin romper las hostilidades pasó á la de Ternate. Hállanse todas las Molucas debajo de la línea equinocial, son en sus orillas llanas y espaciosas, pero se van encumbrando hacia el centro, y á distancia de dos leguas de la costa ofrecen grandes alturas, en cuyas cimas con frecuencia se descubren volcanes, y están pobladas de espesos bosques. Uno de los árboles de estas florestas es el que produce el clavo, y en todas ellas se encuentran diversos géneros de palmeras, como el sagú y el coco, de las que, la primera con la harina que encierra su tronco, y la segunda con el la carne y el aceite de sus frutos, suministraban á los indolentes pobladores fácil alimento obtenido sin trabajo. Los árabes, que, como hemos dicho, frecuentaron desde la Edad Media las Molucas en calidad de mercaderes, llevaron tambien á ellas la religion mahometana, que era á la llegada de Francisco Javier la de la mayoría de sus habitantes. La guerra era tambien entónces la ocupacion favorita de los últimos, y la poligamia dominaba en todas las clases,

agua,

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