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e cauallos, y ansi mismo para la de la Nueua Galizia dio un cavallo y herraje, y que se sirue de la mitad del pueblo de Pyazıla y Thinantla que son de muy poco prouechos, y que deve mas de mill pesos de minas, y que a veynte y tres años que es casado y despues aca a thenido su casa poblada con sus armas y cauallos y familia acogiendo en ella hijosdalgo, y de todo se ofresçe a dar ynformacion.

Guillermo de Salinas.

Dize que es vesino de la çibdad de Guaxaca y natural de Zaragoza, y hijo de Bernaldo de Salinas y de Petronila Garçes, difuntos, hijosdalgo, y que pasó a estas partes con Pedrarias Dauila el año de catorze, y despues vino a esta Nueba España a descubrirla con Cristóbal de Solis y despues tornó a ella con Panfilo de Naruaez, y se halló en la conquista toma y pacificacion de esta çibdad y de las demas prouincias a ella comarcanas, y despues en las de Socochina y Panuco y Coatlan y Mestitan. y Tecotuastlauaca y Tiltepec y Amititlan y nonbra testigos y los capitanes con quien dize que andubo, por lo qual le fueron encomendados dos pueblezuelos que se dizen Tiltepec y Xaltepetongo, que no rrentan mas de trezientos y cincuenta pesos de tipuzque, e que a sido casado doss veces y a auido hijos y se le an muerto, y que la muger que agora tiene está etica y el enfermo de gota y padeçe necesidad estrema, y quess de los primeros pobladores de Guaxaca porque siendo vezino desta ciudad. el audiencia rreal le mandó yr a biuir a ella.

Garcia de Aguilar.

Dize que es vezino de la ciudad de Los Angeles, y natural de la villa de Villafranca que es en el Maestradgo de Santiago, e hijo legitimo de Gonçalo Garcia hijodalgo y de Costança Gonçalez Xaramillo, e que a çerca de treynta años que vino a descubrir esta Nueua España con el capitan Joan de Grijalua, y despues boluio a ella con Panfilo de Naruaez y se halló en la conquysta y toma de esta ciudad y de las prouinçias a ella comarcanas y en las de Guatimala donde siruió a S. M. con sus armas y cauallos a su costa, en rremuneracion de lo qual le fue encomendado la mitad del pueblo de Igualtepec en conpañia de Francisco de Terrazas, y por ser de poco prouecho padesçe estrema neçesydad, y que a deziseis años ques casado y tiene vna hija de doze años y su casa poblada, y que tiene vna çedula de S. M. para que se le trueque el dicho pueblo por otro, en comarca de la dicha çiudad de Los Angeles, suplica a V. S. I. la merced que se le ouiere de hazer sea en aquella comarca donde es vezino.

Hernan Gonçalez de Hortigosa.

Dize que ha quarenta añosque pasó a estas prouinçias en la ysla Española, e ayudó a conquistar a San Joan de Puertorrico, e que pasó a esta tierra desde Cuba con Narvaez, e que se halló en la toma e conquista

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desta çibdad, e la primera vez quando se alçaron y despues quando la tornaron a ganar, y en todo lo que se a ofrecido a seruido a su magestad, y desde a quatro años que se ganó, con licencia fue a España e traxo su muger e dos hijas, las quales casó la una con Gaspar Davila e la otra con Garcia de Llerena, e que a pleito, vsa vn pueblo de Otomi, de poco prouecho, por la qual cabsa el está adeudado e padesçe necesidad e no a sido remunerado, suplica que en este rrepartimiento sea gratificado e presenta el titulo original que tiene, de los yndios, dize que es vezino de Çacatula. Diego Correas.

Dize que es vezino de Çacatula y natural de Santaren de Portugal e hijo legitimo de Ximon Rodriguez y de Maria Correas, e que pasó a esta Nueua España en el armada de Panfilo de Naruaez, y se halló en la conquista y toma desta çiudad de Mexico y de las demas prouincias a ella comarcanas, y despues en las de la costa de la mar del Sur con el capitan Rodrigo Aluarez Chico y en la de Motin con Pedro Sanchez Farfan, e ayudó a hazer la madera para los nauios que lleuó a Saavedra a la espeçeria, y ques casado y pobre y tiene su casa poblada y padesçe necesidad.

Martin Monje.

Dize que es vezino de la villa de Colima, y natural de la de Palos, e hijo legitimo de Alonso Gutierrez de Leon y de Ines Alonso Monja, e que pasó a esta Nueva España el año de dizinueue con Panfilo de Narvaez, y que se halló en la conquista y toma desta çiudad de Mexico y de las demas prouincias a ella comarcanas, y despues en las de Mestitan y Tututepec e Mechoacan y Çacatula e Iopelçingos y Colima y Jalisco, y en esta mesma prouincia en la vltima paçificaçion della con V. S. I., y de las demas, nonbra los capitanes con quien dize que anduuo, en rremuneracion de lo qual le fueron encomendados el pueblo de Coyutlan en Colima y la mitad del pueblo de Tenamaztl de muy poco prouecho, y ques casado y tiene cinco hijas la una para casar, y que no se puede sustentar y padesçe necesidad y questá sienpre enfermo en Colima, suplica a V. S. I. que la merced que se le ouiere de hacer sea en tierra frya.

NOTAS BIBLIOGRAFICAS

FRAY ANTONIO DE GUEVARA. Menosprecio de corte y alabanza de aldea. Edición y notas de M. MARTÍNEZ DE BURGOS. - Madrid, Impr. de La Lectura, 1915. 261 págs. en 8.°

En este volumen se contienen dos prólogos, uno del anotador y otro del autor. En aquél, conjetura el señor Martínez Burgos que los aires montañeses, tan hechos a orear ingenios para nuestras letras, fueron los que solidificaron aquel cerebro travieso y bullidor de Guevara, que tanto nombre había de granjearse en su edad madura. En extensa biografía descrjbe, con rasgos minuciosos, la figura del maestro fray Antonio, que tomó parte activa en los sucesos políticos de aquel tiempo, significándose ai lado de los Gobernadores contra las Comunidades de Castilla, según él mismo asegura haberse hallado en Segovia, en Avila, en Medina, Valladolid y Villalar.

El Menosprecio de corte y alabanza de aldea es un tratado corto de moral mundana, donde el autor nos pinta el vivir cortesano y el vivir aldeano, contraponiendo las ventajas e inconvenientes que en uno y otro se ofrecen. Hombre práctico y experimentado se muestra partidario entusiasta de la aldea, por las virtudes y regalos que su vida proporciona, así como también por los peligros y vicios de que nos libra.

En el prólogo con que el insigne franciscano se dirige al serenísimo Rey de Portugal, da razón de sus consejos con las siguientes palabras: «He dado esta cuenta a Vuestra Alteza, muy alto príncipe, para que sepáis que todo lo que dixere en este vuestro libro este vuestro siervo no lo ha soñado ni aun preguntado, sino que lo vió con sus ojos, passeó con sus pies, tocó con sus manos y aun lloró en su coraçón; por manera que le han de creer como a hombre que vió lo que escrive y experimentó lo que dice.» Y justifica sus avisos diciendo, poco más adelante, que <ay tanta necessidad del predicador que reprehenda los vicios como de la justizia que castigue los excessos».

Que Guevara fué hombre de letras con ingenio fertilísimo échase de ver con sólo hojear el libro que nos ocupa; pero no sabemos cuál resalta más a nuestra vista, si la erudición del cronista de Carlos V o los conocimientos filológicos que brillan en las notas del Bibliotecario de Burgos. Baste añadir que es un trabajo completo, hecho con la delicadeza y esmero que era de esperar.

R. R. V.

Tratado elemental de Sociología cristiana, por el doctor don José María LLOVERA, presbítero. Tercera edición, notablemente aumentada. Barcelona, [Nicolás Poncell]. 1916. x11 + 364 páginas, 21 X 14 centímetros.

Tratar, en el reducido volumen propio de una obra elemental, las múltiples materias que abarca la Sociología, y exponer las soluciones prácticas que se aconsejan para el problema social planteado en nuestros tiempos, es labor sin duda de grandes dificultades. Por ello es altamente estimable la obra que nos ocupa, en que el autor, profesor de la asignatura en el Seminario Conciliar de Gerona, ha logrado hacer la exposición, breve, pero clara y ordenada, de las principales cuestiones de la Sociología, desde el origen de la Sociedad hasta el más pequeño problema de la cuestión económico-social, como el contrato de trabajo, exponiendo en sintesis las soluciones de las principales escuelas, rebatiendo fundamentalmente las contrarias y defendiendo las de la escuela católica (en sus tres principales grupos: Escuela de Lieja, Escuela de Angers y Democracia cristiana), que tanto desarrollo ha alcanzado, merced, principalmente, a la sabia labor del Pontífice León XIII.

Aunque no compartimos algunas de las opiniones del autor, como, por ejemplo, la de que la enseñanza obligatoria «es una violación de los derechos de familia, aun limitándose a establecer la ley un grado de instrucción obligatoria para todos, dejando al arbitrio de cada familia emplear los medios que juzgue más conducentes a este fin; pues -según el autor- aunque muy conveniente, no es necesa. ria la instrucción elemental»; no hemos de censurar, sin embargo, la obra por sus ideas, pues todas nos parecen respetables, por distintas que sean de las nuestras, cuando están razonablemente expuestas y sinceramente profesadas.

En cambio, sí es censurable, a nuestro juicio, que materias como la de la licitud del interés, que si han sido muy discutidas por los moralistas, carecen hoy de importancia práctica, sean tratadas con relativa extensión, en tanto que a otras, como las huelgas, de gran actualidad, apenas se dedican un par de páginas de la obra.

En cuanto a la fórmula en que el autor encierra su criterio para la solución de la cuestión social (Justicia, Cooperación, Caridad), aun habiendo sustituído la libertad, que figuraba en la fórmula de monseñor Freppel, por la Cooperación, nos parece todavía muy liberal para quien, como el autor, considera al liberalismo como causa sola y unica del malestar que actualmente agita a la sociedad.

En suma, teniendo en cuenta que el autor no se ha propuesto seguramente hacer una obra magistral, ni descubrir la panacea para los males sociales, sino presentar un resumen de la materia, útil a los estudiantes, y que pueda orientar a los no iniciados en los estudios sociales, su obra nos parece, no sólo útil, sino excelente para este objeto.

R. R. P.

Las calles de San Sebastián. Explicación de sus nombres, por don SeraPIO DE MÚGICA. San Sebastián. R. Altuna. 1916. XLIV +196 páginas y un plano. 13 X 21 centímetros.

Es muy frecuente, entre los que habitan en las grandes poblaciones, tratar de averiguar el motivo a que deben su nombre muchas calles, sin que en muchos casos puedan ver satisfecha esta curiosidad. Hoy es ya general rotular las calles 3. ÉPOCA.-TOMO XXXVII

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con los nombres de personajes ilustres; pero todavía quedan gran número de títulos debidos a sucesos tradicionales, muchos de ellos ignorados, y que dan lugar a toda clase de conjeturas cuando se trata de averiguar su origen.

Aun en los nombres que obedecen a un acontecimiento histórico, o son de ciudades, regiones, etc., es frecuente que la ignorancia de las gentes y la fantasía popular, que en nada se pára, den lugar a interpretaciones verdaderamente disparatadas.

Por esto es muy de alabar la obra del señor Múgica, inspector de Archivos municipales de Gupúzcoa, que al explicar los nombres de las calles de San Sebastián, ha hecho a la vez un catálogo de los hijos ilustres de la bella ciudad, cuyos nombres llevan muchas de ellas, poniendo una sucinta biografía de cada uno. Meritoria es esta labor, que presenta a la actual generación el ejemplo de las virtudes de sus más esclarecidos antepasados; pero no lo es menos la de hacer la historia de cada calle, y explicar el origen de algunos nombres antiguos, teniendo en cuenta que en el incendio dǝ San Sebastián, en 1813, por las tropas anglo-portu guesas (duodécimo de los sufridos por la desdichada villa), se quemaron todos los papeles del Archivo municipal.

Precede a la obra un extenso prólogo, en que el autor traza el cuadro de las vicisitudes por que ha pasado San Sebastián hasta llegar a ser la ciudad que ostenta con orgullo el título de perla del Cantábrico, y la acompaña un plano de la ciudad actual y otro de la antigua, comprendida dentro del recinto amurallado, comparando los cuales puede apreciarse el asombroso desarrollo que ha alcanzado en un siglo.

R. R. P.

El territorio soriano. Excursiones geográficas, por GARCÍA REY Y RAMOS CHAves Villaseñor. Madrid. Impr. de G. López del Horno. 1915. 86 págs., 4.

Estudian los autores en este breve tratado el territorio de la actual provincia de Soria. Lo estudian exclusivamente desde un aspecto de unidad geográfica: la meseta soriana; la provincia. No tratan de dar la fisonomía histórica de la región con arreglo a su significación en el pasado, lo que fué desde el punto de vista de la raza, del Municipio, de la diócesis. Las regiones españolas tienen a veces perfecta correspondencia entre lo que fueron y lo que son. La historia de la región suele ser lo que manda, y a ella se somete en lo moderno el aspecto administrativo de las mismas. Hay regiones, provincias, que conservan la unidad significativa de lo que fueron; otras en que la unidad geográfica ha triunfado en lo moderno, a pesar de su heterogéneo significado històrico. Este es el caso de Soria, cuya provincia tiene la geográfica unidad de la meseta soriana; sin diócesis la capital, su territorio estuvo y está sometido a la histórica influencia de las diócesis vecinas.

Los autores del presente opúsculo no estudian nada de esto aunque bien fuera de desear en todas las publicaciones regionales y locales. Hacen solamente un sencillo análisis descriptivo del territorio: aspecto general del terreno, geolo. gía de la meseta soriana, la cadena ibérica (Idubedo según el dictado ofrecido por las descripciones de los escritores antigues), la hidrografía de la provincia (cuenca del Duero, lagunas de Urbión), crítica geográfica (afirmaciones inexactas sobre el nacimiento de este río), consideraciones militares...

La región de Soria, no desprovista de interés histórico (Numancia, Calataña.

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