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Ensayo bibliográfico de «Tirant lo Blanch»>

FUENTES DEL TIRANT LO BLANCH

Sin llegar a la afirmación de que la obra de Joanot Martorell y Juan Martín de Galba sea totalmente inspirada en otras anteriores, como afirma algún crítico, no hemos de negar, por poseer pruebas materiales, que algunos pasajes del rarísimo libro de caballerías, tan elogiado por Cervantes, muestran analogías con otras producciones poco conocidas y pertenecientes a los tiempos medioevales.

Así, vemos que de una obra de Raimundo Lulio sacó el autor del Tirant su capítulo I: "En tan alt grau excelleix lo militar stament q deuria esser molt reuerit si los Cauallers obseruauen aquell segons la fi perque fonch instituyt e ordeat. E per tant cos la diuina prouidencia ha ordenat: e li plau que los .vii. planets donē influencia en lo mon e tenē domini sobre la humana natura donant los diuersas inclinacions de peccat e viciosamēt viure. Empero nols ha tolt lo vniuersal credor lo franch arbitre que si aquell es ben regit les poden virtuosamēt viuint mitigar e vēçre si vsar volen de discrecio. E per ço ab lo diuinal adiutori sera departit lo psēt libre de caualleria en .vii. parts principals, per demostrar la honor e senyoria que los cauallers deuen hauer sobre lo poble. La primera part sera del principi de caualleria. La segona sera del stamēt e offici de caualleria. Lo terç es del exame que deu esser fet al gētilom o generos qui vol rebre lorde de caualleria. Lo quart es de la forma com deu esser fet caualler. La sinquea es que signifique les armes del caualler. La sisena es dels actes e costumes que a caualler pertanyen. La setena e darera es de la honor que deu esser feta al caualler. Les quals .vii. parts

de caualleria sera deduydes en serta part del libre. Ara en lo principi se tractara de certs virtuosos actes de caualleria que feu lo Egregi strenu caualler pare de caualleria lo Compte Guillem de vayroch en les seus benaventurats darres dies 1."

Casi con las mismas palabras se encuentra la división en siete libros en el prólogo del Libre del Orde de cauayleria del iluminado doctor ma llorquín, de la siguiente forma: “Per significaç de les .vij. planetes qui son corsos celestials, e gouernen e ordonen los corsos terrenals, departim aquest libre d'cauayleria ē .vij. parts, a demostrar los cauaylers han honor e senyoria sobre lo poble a ordonar e a deffendre. La primera part es d'l começament d'cauayleria. La segona es del offici de cauayleria. La tercera es de la examinacio qui coue esser feta al escuder con uol entrar en lorde de cauayleria. La quarta es de la manera segōs la qual deu esser fet cauayler. La quinta es de ço que signifiquen les armes de cauayler. La sizena es de les costumes que pertanyen a cauayler. La setena es d'la honor as coue esser feta a cauayler."

La "Expedición de aragoneses y catalanes a Oriente", y la Crónica de Ramón Muntaner, sirvió también a Martorell y a su continuador Martín de Galba para trazar la silueta del protagonista del famoso libro de caballerías que nos ocupa 2.

ARGUMENTO DEL "TIRANT"

Transcribimos a continuación el argumento de la novela valenciana, debido a la docta pluma de don José Amador de los Ríos, escrito en forma galana y con gran precisión: "Aparece en ésta Tirante el Blanco levantado, por su alta caballería, a la dignidad de Príncipe y César del Imperio griego; hecho no tan peregrino en verdad para catalanes y aragoneses que no hallase modelo en Roger de Flor, cuyas hazañas había

I Hoja a .ii. vta. del Tirant.

2 El docto catedrático don José Amador de los Ríos, en su monumental Historia crítica de la Literatura española, después de afirmar que el Tirant es una obra de origen valenciano, hace la siguiente revelación: "cuantos lectores hayan admirado en Muntaner o en Moncada las portentosas hazañas de Roger de Flor, llamado desde Sicilia en defensa del Imperio bizantino; levantado a la dignidad suprema de las armas; triunfante una y otra vez de los turcos, que amenazaban a Grecia con horrible coyunda; desposado con la hija de los Césares, y muerto cuando eran más brillantes los resplandores de su gloria, reconocerán fácilmente con cuanta razón hemos atribuído a Juan Martorell el intento de dar plaza en el mundo de la caballería a la memoria de aquellas inclitas proezas". Vid. op. cit., t. VII, pág. 389.

inmortalizado la pluma de Ramón Muntaner en el siglo precedente. Y tan exacta y oportuna es esta observación, tan palpables son las analogías entre la historia verdadera de aquel inmortal caudillo y la fantástica de Tirante el Blanco, que basta la simple exposición del argumento de tan estimable libro para dejarla críticamente confirmada. Tirante, hijo del Señor de las Marcas de Tiranesia y nieto del Duque de Bretaña, se dirige a la corte de Inglaterra, cuyo Rey celebraba fastuosamente sus bodas, seguido de crecido número de caballeros y donceles. Separado fortuitamente de éstos, duérmese sobre su caballo, el cual le conduce a una ermita, donde Guillermo, conde de Warwick y uno de los más famosos caballeros de su tiempo, cansado de las humanas vanidades, hacía vida solitaria. Leía Guillermo, en el momento de llegar Tirante, el Arbol de las Batallas, libro muy preciado de la caballería, y advertido por el doncel, que despierta al detenerse su caballo ante la ermita, de sus calidades personales y de sus proyectos caballerescos, alecciónale el conde con la doctrina que el citado libro de las Batallas encerraba; y advirtiéndole del peligro que corría en aquellos bosques, apartado de sus compañeros, excitale a seguirlos, no sin regalarle, cual docto y útil catecismo, el referido Arbol de las Batallas y de suplicarle que volviese por la ermita acabadas las fiestas de la corte de Inglaterra.

"Triunfante del caballero Villermes en singular batalla, donde ostentan ambos combatientes un escudo de papel y un casco de flores; vencedor en un solo día de los Duques de Borgoña y de Baviera y de los Reyes de Polonia y de Frizia, quienes son exterminados por su diestra; muerto de dolor don Kyrie Eleisón de Montabán y rendido su hermano Thomás, tras temerosa y terrible batalla, vuelve Tirante el Blanco a la ermita del Conde de Warwick con treynta y ocho caballeros, informando al anciano prócer el valiente Diofebo de las grandes proezas del primogénito de la Tirannia. Restituído éste a Bretaña, sabe que los caballeros de Rodas se hallan asediados en esta isla y ciudad por el Sultán del Cairo; vuela en su ayuda acompañado de Felipe, hijo menor del Rey de Francia, y obsequiado grandemente por el de Sicilia, llega a la isla, haciendo levantar el cerco con estrago de los infieles. Vuelto a Sicilia, gozaba alli Tirante el galardón del triunfo, cuando un mensajero del Emperador de Constantinopla le advierte de que el Gran Turco había invadido y amenazaba destruír el Imperio. Tirante no da tregua a su valor: corre 3. ÉPOCA. TOMO XXXVII

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en auxilio de los griegos; e investido en la antigua Bizancio con el mando y autoridad suprema de las armas, pelea una y otra vez con los turcos; y siempre vencedor, con muerte de los Reyes de Egipto y de Capadocia y destrucción del Rey de Africa, salva de la opresión aquel decadente Imperio, asentando una larga tregua con el Gran Turco, herido gravemente, como su hijo, en la última batalla.

"Con fiestas y torneos, en que brillan de nuevo el esfuerzo y la gallardía de Tirante y de sus caballeros, celebra el Emperador griego las victorias de sus libertadores, derramando sobre ellos honras y dignidades. Tirante se enamora, entre tanto, de Carmesina, hija del Emperador, y, con la mediación de Placerdemivida, dama de la Princesa, logra verla de noche. A la felicidad de los amantes, turbada en parte por la malevolencia de la viuda Reposada, pone fin la terminación de la tregua, partiendo luego Tirante el Blanco en busca del Turco sin despedirse de Carmesina. Para saber la causa de esta inesperada conducta, envía la Princesa tras él a Placerdemivida; y mientras Tirante es arrojado al Africa por una terrible borrasca, alcanza a la mensajera igual suerte, sin lograr hallarle. Errando a la ventura, tropieza el héroe con un embajador del Rey de Tremecén; síguele a la Corte, y, entrando allí al servicio de aquel Monarca, sácale victorioso de sus enemigos. Cercada por él la ciudad de Montagata, preséntase Placerdemivida en su campo para implorar su misericordia en favor de los moradores; reconócela Tirante, y, haciéndola proclamar reina de dilatado Imperio, allega numerosos ejércitos y dirigese en socorro de Constantinopla. Ante esta ciudad pone fuego a la armada turca, corta la retirada a las huestes del Gran Sultán, y reduciéndole al último extremo, obligale a capitular, obteniendo para los griegos una paz honrosa. El Emperador concede entonces a Tirante el Blanco la mano de Carmesina, y ya se preparaban las más pomposas fiestas para festivar las bodas, cuando, acometido el héroe de mortal dolencia, pasó de esta vida, llevándose tras sí al César y a su hija, quienes no pudieron resistir el dolor de tan irreparable pérdida 1."

OPINIÓN ACERCA DEL "TIRANT"

Aparte del juicio tan conocido del Cura del Quijote en el escrutinio de la librería del hidalgo manchego, donde se hacen los mayores elogios

I Op. cit., t. VII, pág. 387 y sigts.

del libro valenciano, creemos oportuno recordar, entre otras, la autorizada opinión del mejor de nuestros críticos literarios.

El ilustre y llorado polígrafo don Marcelino Menéndez y Pelayo, en sus Orígenes de la Novela 1, decía serie "...muy sabrosa, aunque demasiado larga y demasiado libre, historia valenciana de Tirant lo Blanch, que es uno de los mejores libros de caballerías que se han escrito en el mundo, para mí el primero de todos después del Amadís, aunque en género muy diverso. El elogio que hace de él Cervantes en el escrutinio de la librería de don Quijote nunca me ha parecido irónico, sino sincero, aunque expresado en forma humorística". Manifiesta también el distinguido crítico que Martín Juan de Galba "acaso fuera un notario, a juzgar por la forma curialesca en que redactó los testamentos de Tirante y la princesa Carmesina", no creyendo se escribiera la novela en inglés, pero sí en portugués, de cuyo idioma tradujo Martorell a la lengua catalana los tres primeros libros, efectuando lo propio Galba con el postrero.

En nuestra modestísima opinión es el Tirant lo blanch una sátira finísima de las costumbres y libros caballerescos, no sólo por los nombres de los personajes, casi todos burlescos 2, sino por las cómicas aventuras en que el protagonista llega a la realización de sus empresas, produciendo la hilaridad constante del lector. La lucha que sostiene Tirant con el perro alano (cap. LXVIII), desposeyéndose de sus armas para que hubiera verdadera igualdad en el combate no puede tomarse en serio, así como otros muchos pasajes de la obra en donde las escenas atrevidísimas vienen a confirmar nuestro aserto. Sus autores no pudieron ocultar el ingenio valenciano, que tiene mucho de socarrón y escéptico.

Creemos con los señores Amador de los Ríos y Gayangos que la novela se escribió en valenciano originalmente, habiéndose supuesto traducida del portugués y anteriormente del inglés a aquella lengua, por seguir la costumbre de los autores de estos descabellados libros.

I Tomo 1, påg. CCLI.

2

Confr.: "Señor de las Villas yermas" (cap. LXV); "ciudad de Montagata" (capítulo CCCLXXXIII); "don Kyrieleisón de Montalbán, viuda Reposada, Placerdemivida", etcétera, etc.

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