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gitud, 0,23 de alto y 0,13 de grueso. Si hemos de dar fe a un dibujo publicado por el señor Assas1, compondrían juntas ambas piedras un todo, siquiera sea fragmentario, de la decoración de un edificio, pudiendo considerarlas como neto y faja o imposta de un friso. Avalora estas piedras la ornamentación en ellas esculpida, consistente, en la piedra mayor, en un recuadro lleno por un motivo de hojas y frutos de tradición clásica y encima un medio punto de labor radial que recuerda la concha; en la piedra pequeña, correspondiente a la faja o imposta que va encima de la primera, se desarrolla un motivo de círculos y semicirculos enlazados, de carácter bizantino.

Ambas piedras proceden de la antigua construcción toledana llamada Baños de la Cava, y en la primera publicación que de ellos se hizo, en el Album artístico de Toledo, aparecen en la forma antedicha. También están dibujados en la obra Monumentos arquitectónicos de Espaya, en cuya nueva edición consigna don Rodrigo Amador de los Ríos, siguiendo la opinión de su señor padre, que son "diversos por las formas decorativas y por la aplicación que sin duda tuvieron" 2. Y así es, en efecto.

EL TESORO De Mogón.-Donativo de Mr. Horace Sandars.-No es este el primer donativo con que ha favorecido al Museo Mr. Sandars, que por este medio y por sus doctas investigaciones y trabajos ha dado constantes pruebas de su amor a nuestra Arqueología y a nuestro país; pero es de notar una circunstancia especial, y es que los objetos, en su mayoría de plata, que constituyen este tesoro fueron por él comprados, no sin vencer algunas dificultades, persiguiendo el intento con verdadero y noble afán, con el solo fin de hacer el donativo, y formalizó éste cuando, después de tener depositado en el Museo la mayor parte de los los objetos, logró completar la colección, y la hizo escogiendo la ocasión que estimó más oportuna 3.

El hallazgo del Tesoro de Mogón ocurrió cerca del pueblo así lla

I Album artístico de Toledo, escrito por don Manuel de Assas, 1848. Monumentos arquitectónicos de España.-Toledo, por don Rodrigo Amador de los Ríos, tomo I, 1905, pág. 61, lám. iv.

2

3 Debo particular gratitud al señor Sandars por la consideración personal con que me distinguió haciendo su donativo en 22 de marzo, esto es, a los trece días de haber tomado yo posesión de la Dirección del Museo.

mado, distante ocho kilómetros de Villacarrillo, en la provincia de Jaén, en sitio donde existen ruinas de antigua población y donde anteriormente se encontraron otros tesoros, siendo de notar la relación que este hecho permite establecer con la riqueza de aquel quebrado terreno, pues en él se ven al Sur los cerros de la Sierra de las Cuatro Villas, o sea el Mons Argentiferus de los antiguos.

El hallazgo fué casual y lo realizaron gentes campesinas, siendo lamentable no lo fuese por virtud de doctas excavaciones, que hubiesen permitido puntualizar las circunstancias del mismo. Pero ya que esto no ocurrió ha procurado suplirlo con su diligencia y perspicacia el mismo donante señor Sandars, haciendo con todos los datos recogidos una información tan detallada como le ha sido posible y una descripción inteligente de los objetos, en un opúsculo titulado Apuntes.-Joyas iberoromanas halladas en Mogón, cerca de Villacarrillo, en la provincia de Jaén. Traducción española por doña Carlota Remfry de Kidd. (Jaén, ́ Imp. de Morales, s. a.; 16 págs. y nueve láminas.)

Según estos informes, lo que se halló enterrado fué una vasija de barro rojizo, de forma esférica, ligeramente alargada hacia la base y hacia la boca, donde tiene un pequeño reborde, y decorada con anchas y lisas zonas de color purpúreo, todo lo cual indica manufactura ibérica. Mide 0,19 por 0,19. Sirviendo de tapadera a la vasija se halló una especie de torta de plata fundida, algo informe, cuyo peso es de 1.216 gramos; y rodeando el cuello de la vasija había tres torques o collares rígidos de plata, y otro había con ellos o cerca de aquélla.

El contenido de la misma era, como dice el señor Sandars, verdaderamente asombroso, pues estaba completamente repleta, hasta la boca, de monedas y joyas de plata. Las monedas, en número de 1.258, cuya huella ha quedado en la periferia interna del vaso, son todas ellas consulares romanas, correspondientes las de más reciente acuñación al año 89 antes de Jesucristo, entre cuyo año y el 80, según acertada deducción del señor Sandars, debió ser enterrado el vaso con su precioso contenido.

De las joyas, la que primero se veía junto a la boca de la vasija erą "otro torques de plata que hubo de romperse, ya al meterlo allí, ya al sacarlo"; habiendo favorecido la rotura que se pueda apreciar cómo fué hecho este collar y sus congéneres. A este propósito el señor Sandars, que ha hecho especial estudio del caso, escribe las interesantes observa

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REVISTA DE ARCH., BIBL. Y MUSEOS

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PIEZAS DE PLATA DEL TESORO DE MOGÓN (JAÉN)

TOMO XXXVII.-LÁM. III

1. Hebilla ibérica.-2. Brazalete ibérico.-3. Medallón greco-romano con la Medusa.

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ciones que vamos a transcribir: "Componían el ornamento tres tubos de plata, formados, cada uno, de una tira de plata enrollada, cuyo ancho estrictamente permitía doblar sus bordes a lo largo, soldarlos y formar así el cilindro. Cada tubo partía de una misma base o espiga, terminada en lazada, por la cual se enhebraba el cordelito que luego iba a sujetarse al otro extremo del torques. Variaba el diámetro, según aumentaba el tubo hacia el centro o disminuía al acercarse a la punta contraria. Retorcidos los tubos en espiral, iban enroscados después, uno sobre otro, para unirse de nuevo en una sola y maciza espiga. De allí arrancaban también tres finos cordones de plata que, siguiendo las vueltas y giros de los tubos, llenaban los instersticios y daban un aspecto elegante y esbelto al artefacto perfeccionado."

Las demás joyas guardadas en la vasija son: un brazalete o pequeño collar semejante al torques (lám. III), formado por una barrita curvada, que lleva al comedio adornos resaltados consistentes en cuatro grupos de filetes anulares y en los intermedios otros filetes en zis zás; dos pulseras formadas por sendos alambres gruesos, cuyos extremos montan uno sobre otro, y figurando dichos extremos en uno de los ejemplares cabezas de serpiente; dos finas y largas láminas a modo de cintas con ligeros filetes resaltados; dos piezas o accesorios de adorno personal que el señor Sandars llama "alfileres o pendientes", que consisten en pequeños torques con un remate, hoy desprendido, en forma de gruesa y alargada bellota de plata maciza, de 130 gramos de peso; una placa de figura triangular, larga, repujada, que debió servir de revestimiento a una vaina de puñal y que mide 0,19 de longitud; una hebilla formada por la figura de un ave, unida a una media luna; un trozo de diadema con ornamentación de relieve, sobredorada, y un medallón, también sobredorado y repujado, de 0,08 de diámetro, en el que se representa en medio relieve la cabeza alada de la Gorgona Medusa.

En total, las 18 piezas de plata reseñadas dan un peso de 1.671,50 gramos.

De dichas piezas, el medallón de la Medusa (lám. III), que reproduce el tipo del conocido mármol de la colección Rondanini, obra debida al arte helenístico, es una bella joya producto de la industria grecorromana del siglo II antes de J. C., y puede creerse que importado a la Península. Debió ser centro de una pátera. La cabeza de Medusa aparece sobre la

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