A la vez que Vigor que del cielo mismo Las bóvedas conmovió, estremeció Los cimientos del abismo. Siniestra á sus piés silbaba Noble entusiasmo la abrasa : ¡Desventurada! Si infiel Y en constante agitacion, Tú, patria amada, que diste Mas no temas; que levanta Del hombre allí el pensamiento Y la imprenta, que así vierte Patria mia, entonces sólo Con razon fuiste acatada Perdona si digo ahora, Que si á tus raudos bajeles De gloria nuevos senderos FRANCISCO A. COMMELERAN, catedrático de este Instituto. Á CISNEROS. Ya lento el siglo quince descendia A su ocaso, y el siguiente se acercaba; Siglo que á España cual ninguno habia De sonreir, que en él le reservaba Dios su mayor poder, cuando vivia, Y á la grande Isabel consejos daba, El que de un sayal tosco rodeado Fué el más hábil del mundo hombre de Estado. Hábil hombre de Estado, un grande hombre Que ha de dar de saber pródiga muestra Que inmortalice su preclaro nombre Libre de toda oscuridad siniestra; De austero franciscano, no os asombre, Llegó á regente de la patria nuestra, Brotó pura doctrina de sus labios, Honró la ciencia y protegió á los sabios. ¿Quién es, preguntaréis, este gigante Político sagaz, bajo la enseña : Severo a todos su camino enseña ¡Oh vasta creacion! en tí yo admiro Así á dejar los sitios placenteros, ¡Oh varon sin igual que, valeroso, Domó del musulman la saña fiera, Y á la vez con su influjo poderoso Hizo á las letras florecer doquiera , A las que monumento alzó grandioso Que concepcion audaz le sugiriera, Y bajo el cual mil sabios se formaron Y el sacro nombre de su patria honraron! ¿Dónde está el edificio sin segundo, Por tan potente genio levantado, Donde mostraron su saber profundo Doctos varones que contar no es dado? El que fué admiracion de todo el mundo Y por todos los hombres ensalzado, ¿En dónde está ? repito. ¡Ah! ya no existe; El tiempo en él sentó su planta triste. Y ahora, condiscípulos queridos, Ya que va á ser orlada vuestra frente Con los laureles al saber debidos, La imágen de Cisneros bien presente Guardad en vuestras almas, y no olvidos Ni ingratitudes manchen vuestra mente. ¡Pluguiese á Dios que en años venideros Naciera otro Jimenez de Cisneros! ANTONIO Ruiz y JIMENEZ, alumno de este Instituto. |