Marcolier (*), como severo en demasía, obligado á enviar á diferentes partes fuerzas considerables, lográra apaciguar todas estas sublevaciones sin derramar una sola gota de sangre: establecidas definitivamente las milicias, con las cuales allega un cuerpo de ejército de gente escogida de más de 30000 hombres, con la correspondiente fuerza de á caballo: equipadas numerosas escuadras, con que derrota las flotas de los Berberiscos y ahuyenta á los corsarios de nuestras costas, a la vez que activando toda clase de aprestos bélicos por mar y tierra y fundiendo gruesos cañones, logra derrotar en las mismas gargantas de los Pirineos, sin dejarlo penetrar en el interior, al numeroso ejército que envia el Rey de Francia á la reconquista de Navarra : extendiéndose á todas partes su influencia bienhechora, á Nápoles, á las costas de África, y hasta á los países ya descubiertos por Colon y sus inmediatos sucesores , á donde, para endulzar la situacion de los indígenas, envia á los religiosos Jerónimos: vencidas, finalmente, sérias dificultades, que a cualquier otro hombre

á de gran corazon hubieran parecido insuperables, y en particular las que le suscitan los numerosos partidarios del jóven Fernando, á quien queria tambien nuestro Cisneros por haber nacido en Alcalá y habérsele confiado su educacion en los primeros años, pero tenia en más la causa de la legitimidad, representada por su hermano, y allanados los más temibles obstáculos que le creaban para gobernar los consejeros que tenía D. Cárlos en sus Estados de Flandes, que habian influido en su ánimo desde la infancia; sin que ni estos contratiempos, ni sus achaques, ni la enfermedad, que hacía rápidos progresos, le impidan velar sin tregua ni descanso por el bien de su país hasta los últimos momentos de su vida. Y si, ademas, consideramos que tantos y tan asombrosos resultados

y los consigue Cisneros en circunstancias las más críticas y desfavorables, cuando con la muerte de D. Fernando vuelve á quedar en cierto

(*) Titúlase su obra : Histoire du Ministre du Cardenal Ximenès, Archevêque de Tolède et Regent d'Espagne. Nouvelle édition.-Paris, MDCCXXXIX.

modo desmembrada la monarquía española, rigiéndose Aragon por sus propias instituciones, y gobernado por el Arzobispo de Zaragoza, sin que pueda contar Cisneros con más elementos y recursos que los que le suministran los reinos de Castilla; no vacilando, sin embargo, en desafiar las mancomunadas fuerzas de los vecinos reinos de Portugal y de Francia, que ven frustrados sus intentos de arrebatar cada uno á España una porcion de su territorio. En vista, pues, de cuanto acaba de exponerse, ¿será tal vez aventurado el afirmar que á la discrecion y energía de Cisneros, en aquella avanzada edad de ochenta años, en que la inmensa generalidad de los mortales están ya imposibilitados de ocuparse áun en los asuntos de su vida privada, se debe en gran parte que no amenguára considerablemente el poder español, retrocediendo muchos años el curso de sus prósperos sucesos, si no que, al contrario, siguiera siempre adelante, no habiéndose más que momentáneamente detenido con las guerras de las Germanías de Valencia y Comunidades de Castilla, que casi todos dos biógrafos, siguiendo á Alvar Gomez, están unánimes en afirmar que se hubieran evitado con que Dios, en sus altos designios, hubiera prolongado por un poco más de tiempo la vida del inmortal Jimenez de Cisneros? (*).

¿Quién, pues, no reconoce que desde que en 1492 es llamado á los consejos de sus Reyes, secunda eficazmente aquellos grandiosos planes que en los reinados de Carlos V y de Felipe II pronto habian de transformar á España en una monarquía más vasta y poderosa que el Imperio Romano, y que no sólo apoya estos planes, sino que en tres diferentes épocas realiza él solo una gran parte del testamento de D.a Isabel la Católica; y cuando ruge más furiosa la tormenta y soplan los vientos más contrarios, es precisamente cuan

(*) Dice Alvar Gomez, al folio 221 y fin del libro VII: Sed nos ista aliis copiosius tractaturis relin. quimus, sat habentes disertis verbis profiteri, universa illa incommoda , quæ et tunc maxima fuerunt, et in nostra prorepserunt tempora , cessatura proculdubio fuisse, si Ximenio vita longior Dri beneficio conligisset. (Pero dejando á otros estas consideraciones, para que las traten con mayor amplitud, nos conptentamos con declarar del modo más terminante que todos aquellos conflictos, que faeron entonces » muy graves, habiéndose dejado sentir sus efectos hasta nuestros dias, se hubieran evitado, sin dula o alguna , si por un favor especial de Dios se hubiera prolongado la vida de Jimenez de Cisneros.)

do empuña él mismo la nave del Estado, haciendo que ni por un instante, como si fueran los tiempos más bonancibles, cese de proseguir su marcha hácia un próspero porvenir ; siendo así que, regida por manos ménos expertas, se hubiera cien veces estrellado en las intrigas y manejos de formidables enemigos?

Y en este gran hombre de Estado, no ya nuestros escritores nacionales, sino áun los más afamados entre los extranjeros, admiran á uno de los genios más extraordinarios y más benéficos, que sólo de tarde én tarde envia á este mundo la Divina Providencia para encumbrar á los pueblos, sin que en nuestro Cisneros se perciban siquiera aquellas manchas que deslucen áun al más esplendoroso de los astros; viéndose obligados los mismos escritores de allende los Pirineos, que son tan celosos de sus glorias nacionales, entre ellos Flechier, que de su elegante y clásica pluma hace instrumento de las más entusiastas alabanzas del Cardenal, como él le llama (*), á confesar la superioridad de los talentos y demas cualidades del gran Jimenez sobre las del mismo Cardenal Richelieu, que preparó el gran siglo de Luis XIV, y consignando con mucha detencion esta misma superioridad uno de los escritores alemanes más profundos de nuestros dias (**).

· Pues bien, este varon extraordinario, bien lo sabe el ilustrado público que me dispensa su benevolencia, es precisamente el ilustre fundador de la Academia Complutense, de la cual se glorían de continuar las enseñanzas la Universidad Central, y en lo tocante á los estudios filosóficos y de humanidades nuestro Instituto, que hoy lleva su nombre; siendo a la vez esta Universidad, depositaria de sus recuerdos y de sus glorias, la que ha encomendado á los más hábiles pinceles de nuestros tiempos el perpetuar en estos suntuosos muros las imágenes de sus más preclaros hijos. Y digamos ahora, supliendo con su admiracion la distinguida concurrencia que me

(*) Titúlase simplemente su obra , L'Histoire du Cardinal.---Paris, 1693.

(**) Me refiero al Doctor Ch. J. Hefele, autor de la obra que tiene por título : Le Cardinal Ximents et ’Église d'Espagne, traduit sur la seconde édition.- Paris, 1860.

pos, algi isto