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>> de las cartas que trujísteis, » dándoles otras, «y decí á los seño>> res de Mechuacan como quedamos contentos é alegres los corazo» nes de lo que nos han escrito, y que así se hará, y torná á traer » la respuesta, y decinos para cuándo vernéis con ella. Y que los mensajeros respondieron que dende en quince dias vernian con la respuesta; y que los de Tascala les dijeron é avisaron que no andoviesen de dia sino de noche, porque no fuesen vistos ni conocidos de españoles, porque no sospechasen algo de lo que venian. É que los mensajeros se partieron diciendo que así lo harian; y que el dicho gobernador de Tascala y principales quedaron hablando en el dicho lugar donde despidieron los mensajeros, y que el dicho indio les oyó algunas palabras salteadas, porque hablaban muy paso, especialmente que dijeron: «¿qué tantos podemos morir de > nosotros? pocos moriremos, y ansí los acabaremos y no ternemos >> señores que nos manden: » é otras palabras casi al parecer desta. Lo cual el dicho indio, que no era de la provincia, dijo otro dia al clérigo; de lo cual el dicho clérigo estando alterado, llegó á la sazon el dicho Gutierre Maldonado, y hablando al dicho abad y preguntando la causa de su alteracion, le contó todo lo de suso contenido, mas por istenso; y que el dicho Maldonado le habia dicho: «Padre, esta cosa es ardua é pesa mucho, y va la vida y el > estado de la tierra en ella; esperemos aquí los quince dias, po>>drá ser que tomemos los mensajeros é las cartas, ó á lo menos » que los veamos é hagamos en ello lo que pudiéremos. » Concertados en esto, el obispo de Tascala envió á llamar su clérigo de mucha prisa, é así se desconcertó la esperada.

Díjome mas el dicho Maldonado, que venido á la cibdad de los Ángeles, donde vive, que fué luego á ver una heredad que tiene en el valle de Atrisco, término de Guaxucinco é Calpa, é que halló un hombre que tiene en la dicha heredad muy alterado, y preguntándole la cabsa, dijo que creia que habia gran mal en la tierra, porque habia visto hacer cierta junta de muchos indios con dos principales de Tascala que él conoció, é que con la junta se entraron en la iglesia; y que él sospechando mal dellos, se fué muy paso por los oir lo que hablaban, y se puso á la puerta de la iglesia encubierto, y que hablaban tan paso, que no podia oir razones enteras, é que algunas palabras de las que oia eran malas y de

señal de quererse alzar contra los españoles é matallos; é que para esto hacian confederacion con toda la tierra; é que esto, por lo que habia oido, estaba muy cierto que lo concertaban, que se de bia poner remedio en ello; y que el dicho Maldonado le preguntó que qué indios de los de por allí se hallaron al razonamiento é junta, é que le nombró algunos, á vueltas de los cuales dos de quien el dicho Maldonado tenia mucha confianza; le nombró el uno que casi lo habia criado, al cual el dicho Maldonado tomó en secreto é con razones le persuadió á que le dijese verdad cerca de lo susodicho, é qué les habian venido á decir los de Tascala; é que el indio se lo habia confesado, ó la mayor parte dello, como el dicho español lo decia: y preguntándole el dicho Maldonado, quién estaba delante, que le nombró á muchos, en especial el otro que el español habia dicho, que era hombre señalado; é que traido y llamado lo negó todo, y acareado con el otro, deshízolo todo por unas razones, que el dicho Maldonado quedó espantado. Visto esto, por asegurallo apartólo y díjole: «esto debe ser mentira; yo te creo á > tí, que si otra cosa fuera me lo dijeras; » é ansí lo dejó, é otra dia amaneció huido y no pareció mas en su casa. Y que viendo que este caso le encargaba mucho la conciencia, se fué á confesar é lo dijo á un padre dominico que lo fuese á decir al visorey para que lo remediase, antes que no toviese poder para lo remediar; y que el fraile vino á solo esto á la cibdad, y el dicho Maldonado no se asegurando, vino tras del fraile, y supo que lo habia dicho al visorey: é como viese que no se hacia nada sobre ello, dice que él mismo en persona fué é lo dijo al visorey en su cámara todo lo que pasaba, muy por istenso; y que el visorey le habia dicho que ya se lo habia dicho el fraile, y él bien sabia que si los indios querian, que no tenian una merienda en ellos.

Y que el dicho Maldonado le dijo: « Señor, mirá que en el con> cierto que los indios platicaban, que aquel hombre mio oyó, de>> cian los indios que V. Señoría iba esta jornada, y que llevaba >> la flor de los españoles consigo, é que allá se ternia medio como > los de guerra se retrujesen á unas sierras adelante, y que mete» rian á V. Señoría en un valle que estaba entre unas sierras, y » que estando dentro darian todos sobre los españoles por delantera > y rezaga, tomada la salida, é que así no se escaparia alguno, y

» que los demas que quedaban en México y en la tierra no eran › nada ; › y que á todo esto el visorey le habia respondido lo ya dicho é otras palabras, é que le habia parecido mal tener en tan poco una cosa tan grande, é no haber proveido nada en ello, é que Dios lo remediase. Esto que dicho es me contó así á la letra el dicho Maldonado.

Luego lo escribí todo al dicho visorey al camino, porque en todo fuese mas advertido. Estando en esto, puede haber quince dias que vino á esta casa á comer conmigo un fraile de Sto. Domingo, y fué el dia de S. Francisco pasado, á ocho de Otubre, digo á cuatro del dicho; é hablando en cosas, me dijo que venia á descobrirme un negocio de calidad é á tomar parecer conmigo de lo que debia de hacer en él, y que era que á él habian venido ciertos indios principales de la tierra y le habian dicho que ellos sabian como él queria ir á España, y que estaban todos muy tristes porque los españoles tenian sospecha dellos que se habian de alzar con la tierra, y alzados matallos á todos; que les hiciese tanta merced que les escribiese él una carta para V. M. y se la llevase é diese; y que en ella dijese, como ellos cuando fueron ganados en guerra se dieron por vasallos de V. M., y que siempre lo habian de ser, é así lo habian jurado entonces, y despues jurando al príncipe; que así lo habian de mantener, é que ellos en haber sido ganados por S. M. habian recibido grandes bienes, que eran estos y estos; y que ellos no se alzarian en la fin del mundo, é que así nuevamente lo juraban, é que en la carta se pusiese una forma de juramento muy fuerte é firme que V. M. creyese; é que esta carta escrita desta forma, que se la diesen é que ellos la firmarian de todos los principales de la tierra, dentro de quince dias, é se la darian firmada; é que les hiciese este bien, pidiéndome que yo la escribiese, para que esto se efectuase. Oido esto quedé fuera de mí é creí mas lo que me habian dicho, y vide que Dios permitia que se descubriese por boca dellos lo que ocultamente habian hablado é platicado. Esto es muy gran mal que hayan osádolo pensar, cuanto mas decirlo y escribirlo aun á V. M. El fraile me pidió parecer, porque los indios le mataban é importunaban sobre ello. Yo le respondi: Padre, el caso es mucho y no es nada, y para el ronron que > anda, que estos se han hablado con los de Tascala y Mechuacan

> sobre esta traicion, parece que Dios lo va aclarando para que se » dé crédito á ello; y esas cosas de estos indios é juramento dellos > son aire; aunque lo juren en Uchilobos es de hacer poco caso de » llo; pero porque puede ser que Dios permita por nuestros peca. >> dos que esto venga en ellos á decir é hacer, y esta carta por ins_ piracion divina han venido á que se les haga, y porque de ca» llallo V. R. podria redundar daño, me haga una merced muy » grande; que vaya á México y todo como pasa por istenso lo di» gais á esos señores oidores (que al presente estaban en la cibda d > el Lic. Zaynos y el Lic. Loaysa, que los demas habian ido con > el visorey); y decidles como yo os envio á que se lo digais, por» que lo sepan; y si quisieren escribir la carta, para ver los que > firman en ella, que yo la escribiré y por ella tomarán algun >> aviso deste negocio. » Al fraire le pareció bien el consejo, y dijo que estaba muy bien, é que él iba á lo hacer así, y que antes que fuese al monesterio iria á casa del Lic. Zaynos y se lo diria todo. El fraile con su compañero se partió á hora de vísperas há hoy trece dias; no lo he visto mas, mas de que supe que lo habia hablado. El fraile tomó su licencia para se ir á España: está en un monesterio de la provincia de Chalco, de la mesma órden; partiráse por Navidad; no va en estos navíos porque en ellos van otros frailes de la mesma órden, por no ir con tanto fraile, porque se me dice que se van doce, y todos nahuatatos; 2 la cabsa no se sabe.

Yo no contento con esto, vino el Lic. Tejada de la dicha jornada, y como lo tenga por tan señor, le di cuenta de todo esto que pasaba, segun dicho es, el cual se admiró dello, para que advirtiese á la abdiencia dello, pues que de lo demas el visorey estaba advertido: pluguiera á Dios que la diligencia que se habia de hacer sobre este caso y castigo dello estuviera en sus manos, que yo creo verdaderamente que se hiciera con el calor que el caso requiere é con el castigo que demanda; y sé que la carta se escribiera luego, y se tomaran los nombres de los que la firmaban, porque ellos son los de las juntas é concilios malos, y con hacerse un castigo famola tierra se asegurara y allanara por agora, hasta que se bus

so,

1 Esto es, intérpretes, ó peritos en las lenguas de los indios.

cara el medio de seguridad perpetua: la cual dé Dios, que es el que todo lo puede.

Quiero dar á V. M. desde principio los yerros que me parece ha habido é hay, por dónde ó de dónde proceden estos inconvenientes y cosquillas, las cuales, si Dios, como digo, no las mata, no pue den dejar de crecer, porque la gente crece en mucho número, y de su calidad es amiga de bullicios é alteraciones é guerras, y el demonio como perdidoso desta tierra que tenia por suya, ha de poner toda diligencia que pueda para restituilla, si pudiere: nuestro Señor la sustente con aquella mano de misericordia suya, y no permita que por nuestros pecados y ofensas á él cometidas, seamos castigados por gente tan severa é cruel é mala, amen: y conserve su santa Iglesia y la aumente, y no permita otra cosa por sus grandes misericordias, amen.

El primer yerro que se tuvo por los fraires franciscos, fué dar de golpe el bautismo á todos los que venian por campos, montes, caminos, pueblos, sin decirles lo que recibian ni ellos sabello, de donde ha parecido bautizarse muchas veces, porque cada vez que uno via bautizar se bautizaba; de donde ha venido tenerlo agora en poco.

El segundo yerro fué que luego quisieron predicalles todos los artículos de la fe juntos, é aclarárselos, no teniendo fe para creerlos ni vaso en que cupiese; de donde ha venido haber mil yerros. El tercero, que tomando muchos mochachos para mostrar la dotrina, en los monesterios llenos, luego les quisieron mostrar leer y escribir; y por su habilidad, que es grande, y por lo que el demonio negociador pensaba negociar por allí, aprendieron tan bien las letras de escribir libros, puntar, é de letras de diversas formas, que es maravilla verlos; y hay tantos é tan grandes escribanos, que no lo sé numerar, por donde por sus cartas se saben todas las cosas en la tierra de una á otra mar muy ligeramente, lo que de antes no podian hacer. La doctrina bueno fué que la sepan; pero el leer y escribir muy dañoso como el diablo.

El cuarto fué que luego á una gente tan nueva é tosca en las cosas de nuestra fe, y viva en toda maldad, se les comenzó á aclarar é predicar los artículos de la fe é otras cosas hondas, para ponelles dudas y levantar herejías, como se han platicado algunas;

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