é nunca vinieron de paz; é dejándolo quemado é asolado nos partimos; y en este pueblo se quisieron volver todos los amigos; asaron uno vivo y ahorcaron otros, no me acuerdo cuántos. É así partidos de aquí, 50 Pasados diez dias, pasando por algunos pueblos todos de guerra é ninguno apaciguando, llegamos al pueblo de Ciguatlan, que dicen ser las mujeres; é en este pueblo hallamos todo lo mas mujeres, é no se pudo alcanzar si vivian solas ó tenian maridos, por cabsa de no tener lengua que las entendiese bien, salvo que habia muy pocos hombres é todo mujeres. Está este pueblo riberas de un rio junto á la mar. En este pueblo ahorcó un hombre ; y en todos estos tiempos pasados iban los amigos con cadenas al pescuezo con las petacas, 32 é así partimos de aquí dejándolo de guerra. 31 33 Pasados diez dias, habiendo pasado muchos pueblos de guerra, llegamos á la provincia de Culuacan, onde tuvimos un recuentro 35 con los indios, que fueron desbaratados, é plugo á Nuestro Señor Dios que aunque tienen yerba todos los mas, no hirieron á español ninguno, salvo á ciertos caballos, que murieron dello. Esta es una provincia abastecida de maiz é pescado é frutas. Va poblado todo este rio hasta la mar; fuemos por él hasta el postrer pueblo, é fueron unos por un cabo y otros por otro á buscar camino, é no hallándolo por cabsa que juntan las sierras con la mar, é va todo desierto sin ir poblado, si no es de unos indios salvajes que comen yerbas, é visten cueros de venado, é no podiendo mas, partimos. 34 Volvimos para atrás por este rio arriba, diciendo que venia de la tierra dentro, que por él nos entrariamos. Á cabo de diez dias que habiamos ido por él, ensangostó é no podimos pasar, é tornamos á cabo de ir á buscar á muchas partes camino á Culuacan, que serian cuarenta leguas de vuelta; é aquí nos dijeron los indios, que dónde íbamos é andábamos, que todo era despoblado la tierra dentro Diga cómo pasó esto.-Lo que pasó en el pueblo no fué mas de como tengo dicho en la relacion, ni sé mas. » 31 << Porqué le ahorcó.-El hombre que se ahorcó decian que porque se quiso amotinar. » 30 22 «Que si estos amigos eran los de esta provincia, ó de dónde.-Los que llevaban las cargas eran de esta cibdad y sus comar cas, como dicho tengo en la relacion.. 33 •Cómo pasó este reencuentro.-El recuentro fué de la manera de los sobredichos, cerrando con ellos é desbaratándolos é yendo alanzándolos dos leguas, é así fueron desbaratados. > 34 «Qué hicieron en este lugar.-No se hizo en el pueblo ninguna cosa. » é la costa adelante, salvo aquello poco donde ellos estaban. Aquí fué Samaniego con veinte de caballo por la costa adelante, é anduvo cuarenta leguas por la costa adelante, é nunca halló poblados; ni tampoco cuarenta peones que anduvieron atravesando las sierras hácia el Norte, que anduvieron cien leguas de ida y venida, no hallaron poblado. É fecho esto, que pasaria en ello tres meses, partimos. Pasados diez dias llegamos á un pueblo que se dice de los Guamóchiles: está junto á las sierras, veinte é cinco leguas de Coluacan, é aquí fué Gonzalo López con diez de caballo é ciertos peones á atravesar las sierras, á pasar la Mar del Norte, é habiendo muchos enconvinientes, las pasó en espacio de cuarenta dias, é halló de la otra parte un poblezuelo de hasta treinta casas, donde le mataron dos españoles; é de allí escribió á Nuño de Guzman cómo habia llegado á los llanos. Por donde estando muy malo se hizo llevar en unas andas, é lo llevaban todos los principales é indios desta cibdad, é así fuemos con mucho trabajo, é pasamos cuarenta é cinco leguas de sierras; é ya que las teniamos todas encumbradas, pensando que ya habiamos hecho algo, llegó el dicho Gonzalo López muy flaco, él é los que venian con él, é le dijo cómo habia andado los llanos en cantidad de ciento é cincuenta leguas, é que no habian hallado poblado, ni rastro ni camino, é que si no fuera por un poco de maiz que habian dejado enterrado, que todos murieran, que ya querian matar un caballo para comer, é que allá dejaba cincuenta fanegas de maiz, é seis de á caballo á guardallas, é que si allá pasaba él, pereceria, é todos los que fuesen con él, que eran desiertos despoblados, no habia sino indios salvajes, que mirase lo que hacia. Y habidas muchas altercaciones, é viendo que ya no teniamos que comer, y que el bastimento era ya acabado que teniamos, é habia hasta la provincia de Culuacan setenta leguas, de aquí se huyeron hasta doscientos indios, de los cuales fué la nueva que á esta ciudad vino: é así acordó de hablar á toda la gente, cómo él queria hacer una villa en Coluacan, y otra en Xalisco, y otra en el Teul, y que holgaba de se volver; é así nos partimos. Los españoles no comian sino carne, é los indios yerbas, donde perecieron muchos dellos; é pasando mucho trabajo, é despeñándose hasta treinta ca 33 36 ballos é yeguas, volvimos á la provincia de Coluacan. Aquí acabaron de fenecer todos los mas indios desta cibdad y sus comarcas. É llegados que fuemos á la provincia de Culuacan, pasados dos meses ordenó la villa é la hizo, é dió á todos indios, 35 é decian é ansí fué segund persónas 56 á Nuño de Guzman me dijeron, que les dió licencia para que herrasen é cogiesen oro con los indios de los pueblos; é partidos de allí nos venimos por las jornadas sobredichas, sin hallar pueblo de paz, si no fueron tres, y llegamos al pueblo que se dice de los Zapotes; y allí supimos de Vra. Sría. y Mdes., y cómo D. Luis iba á poblar á Xalisco, por lo cual otro dia en amaneciendo llegó á Tepique, y ordenó alcaldes y regidores, y hizo su villa: 37 y hago saber á Vra. Sría. y Mdes., que en aquel pueblo de Culuacan quedan muchos indios desta cibdad presos en cadenas, y dando voces á Dios nuestro Señor, porque algunos dellos lo comunicaban conmigo, diciendo, que porqué los dejaban como á esclavos presos; que bastase que habia dos años algunos dellos que traian las petacas á cuestas, de lo cual estaban todos. molidos; que los dejasen ir á sus hijos y mujeres; especialmente de mill é doscientos hombres que fueron de Taxcaltecle 58 no escaparon mas de veinte, y estos quedaron en una cadena, si no fué dos que trae Gonzalo López, de los cuales se informará Vra. Sría. y Mdes. Y todo esto que yo aquí he dicho, he visto por mis ojos, salvo las cosas en que pongo dubda en esta relacion.— GARCÍA DEL PILAR. 38 RELACION DE LA CONQUISTA DE LOS TEULES CHICHIMECAS QUE DIÓ JUAN DE SÁMANO. En veinte dias del mes de Enero del año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil é quinientos é treinta años, llegó el muy magnífico señor Nuño de Guzman, que á la sazon era presidente del abdiencia real desta Nueva España por mandado de S. M., al rio de Nuestra Señora de la Purificacion con el ejército que desta cibdad sacó, ó con la mayor parte de él, donde asentó su real y tomó posesion y de allí adelante en nombre de S. M.; y allí fundó un ermita cercada de su muro y almenas, y puso nombre á la dicha ermita Nuestra Señora de la Purificacion; y esta casa de Nuestra Señora y este rio está cuatro leguas de Puruándiro, donde estuvo ciertos dias esperando alguna gente que habia de venir, que no era llegada; y allí por ciertos delitos que contra el Cazoncí, señor de la provincia de Mechoacan, se hallaron, á lo cual me remito al proceso que contra él se hizo, le mandó arrastrar á la cola de un caballo el dicho gobernador, y le llevaron á un palo donde fué ahogado con un garrote y quemado; y decia el pregon « á este hombre por traidor, por muchas muertes de cristianos que se le han probado; y en este caso, para mas verdad decir, me remito al proceso que contra él se hizo. En dicho dia caminó el campo, el cual caminó tres ó cuatro dias sin hallar poblado; é yendo adelante el maestre de campo, que á la sazon era Villarroel, con cierta gente de caballo, al cuarto dia halló unas casas, no muy buenas, de gente montés; estaban detrás de un rio pequeño, y para pasar á ellos, que les daban grita, el paso era malo y tardáronse algo por pasar presto, é todavía alcan zaron diez ó doce gandules, é hirieron un español que iba á caballo, en una pierna, é mataron ciertos indios dellos; y volvieron á dar mandado al señor gobernador, el cual mandó caminar otro dia siguiente el campo, y caminó dos leguas y llegó dos leguas de un pueblo que se dice Cuyna, sin saber del maestre de campo; y estando allí el campo, siendo de mañana, salió el gobernador con ocho ó diez de caballo, y siguió el camino, tanto que descubrió cierta poblazon del dicho pueblo de Cuyna; envió á llamar al veedor para sacar el campo á vista del dicho poblado, y el dicho veedor despues de dejar aposentado el campo, con algunos de caballo é peones siguió al señor gobernador, y hallóle en un estero de mal paso, y allí hicieron noche, donde llegó mucha copia de gente de indios de la otra parte del estero á dar grita ; y otro dia de mañana llegó el campo, y cuando llegó la manguardia hallaron que los que habian allí dormido con el señor gobernador estaban haciendo una puente de madera y tierra para pasar la gente é caballos, la cual se hizo con harto trabajo, y el gobernador estuvo allí quedo hasta que pasó todo el campo, estuviendo adelante gran trecho guarda de caballo en el campo, que los enemigos eran retraidos; y despues de pasado todo el campo, y porque era muy tarde cuando acabó de pasar todo el campo, mandó se hiciese el aposento allí luego, y envió al veedor su teniente, y al comendador Barrios, y á Hernando Sarmiento, escribano, y á Juan Pascual, lengua, y dos alguaciles á requerirles viniesen de paz; los cuales hicieron el requerimiento en haz de los dichos indios de guerra, y los dichos indios les dieron mucha grita é tiraron muchas flechas y piedras, y el dicho veedor con su gente arremetieron á ellos é mataron dos ó tres, y dieron vuelta y llegaron donde el señor gobernador estaba, ya noche. Otro dia de mañana mandó á toda la gente, así españoles como indios amigos, se pusiesen á punto de guerra, lo cual así se hizo, en la cual gente habria españoles ciento de caballo y doscientos peones, pocos mas o menos, y de los indios cinco mill hombres de guerra. Mandó al veedor con su capitanía y una compañía de peones tomasen la halda de la sierra á la mano derecha, y mandó á los indios de Taxcala é Guaxocingo que le siguiesen. Mandó al capitan Cristóbal de Oñate y al capitan Cristóbal de Barrios tomasen el lado izquierdo, y con ellos el capitan Diego de Proaño con |