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dejó la tierra de paz, los españoles dejaron de sembrar é diéronse á comprar el maiz de los indios, é á contratar con los indios, é ansimismo las otras comidas que habían de comer; porque lo que los indios contribuian no bastaba para la sustentacion de los españoles y de sus casas; y despues que á los cristianos se les acabó el maiz é los rescates para comprarlo de los indios, sin saber el capitan dar órden para que los cristianos se sustentaran sin destruir la tierra, permitió que los cristianos fuesen á tomárselo á los indios por fuerza á sus casas, y á vueltas de tomalles el maiz les tomaban las mantas é chaquira, que es aquellas turquesas, é las otras cosas que ellos tenian de hacienda, por manera que los indios, visto que no se les guardaba la paz, determinaron de alzarse y esconder lo que tenian en los arcabucos y en los montes, y quemar sus propios pueblos, como lo hicieron ; y en lugar de remediar este daño, los cristianos comenzaron á dar tras las rancherías é á robar la tierra, como ya estában alzados, y comenzóse á destruir la tierra como agora está, y los indios moriéronse de hambre, porque dejaron de sembrar dos ó tres años con la golosina de aquella conserva del maguey; que en la ranchería donde estaban en los montes en los hornos hacian su conserva, é como era melosa é hecha con miel, dióles cámaras é muriéronse todos, que ya no han quedado sino muy adiados indios é muy pocos, puesto que como agora se han descobierto ricas minas, se sustentan los cristianos en aquella villa; y por esto que desmerece un capitan que no se sabe dar maña á sustentár una tierra tan buena, y tan poblada y abundantísima como esta era, merecen otros que lo saben hacer, é de lo que no es tal como esto, hacerlo mejor, como V. M. lo tendrá mejor entendido.

lo

La provincia de Cuiseo, que es de la primera que trata Nuño de Guzman en su relacion, está junto á la de Mechoacan, y es de la misma lengua de Mechoacan: ya esto estaba descobierto de antes. Los ritos é cirimonias que estos tienen son como los que tienen en México, puesto que la lengua es otra. Llámanse los indios entre ellos Tarascos, y no traen maures, sino sus desvergüenzas de fuera; salvo que traen unas camisetas como los indios del les llega hasta la rodilla. Tienen entre estos indios una costumbre,

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que

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Faja ó ceñidor.

"Hay una abreviatura que no puede entenderse.

que cuando están algunos caciques en compañía de otros, tienen muy grande humildad y respeto al mayor. El Cazoncí que Nuño de Guzman dice que quemó, era tan gran señor como Motenzunba, y aun mas rico de oro y plata: tenia treinta cabeceras de tierra, que es como acá cibdades, sin sus subjetos, subjetos á él, y treinta señores dellas.

La villa que está poblada en los valles de Huxitipa se dice San Luis; poblóla como he dicho Lope de Mendoza: está veinte leguas de la cibdad de Pánuco, la tierra adentro hácia Xalisco. Esta villa de Huxitipa quedó en la gobernacion de Xalisco despues que mandó el rey estar á Pánuco debajo de la gobernacion de México. Hay desde esta villa de Huxitipa ciento é dos leguas á Tonalá. Los ritos é cirimonias desta provincia de Huxitipa é Pánuco son como los que se hacen en México, é así se hacen los sacrificios, aunque difieren en ciertos fanos que entre ellos hay, como es la lengua diferente, é así tienen sus cues altos hechos de adobes con sus gradas; é los indios traen sus mantas é maures como en México: tienen sus maneras de brebaje para sus borracheras: tienen muy gran cantidad de pulcre de aquellos magueyes, que es el vino que ellos beben. Es tierra abundantísima de frutas y de caza de venados ́y otras cosas: hay muchas gallinas de las de México. Sale desta provincia de Huxitipa un rio grande que pasa por Pánuco é sale á la Mar del Norte, el cual es puerto. Estará Pánuco de la Mar del Norte trece leguas poblada: es tierra no muy doblada y caliente usan el pecado nefando los indios: cuando están en sus borracheras é fiestas, lo que no pueden beber por la boca, se lo hacen echar por bajo con un embudo. Tienen sus maneras de instrumentos de flautas, trompetas y atabales y cornetas. Cázanse en esta tierra codornices, perdices, tórtolas é otras muchas aves. Es tierra abundantísima de muchas comidas.

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SEGUNDA RELACION ANÓNIMA

DE LA JORNADA QUE HIZO NUÑO DE GUZMAN

Á LA NUEVA GALICIA.

Desde Culiacan hasta el rio de Petatlan hay cincuenta leguas: dícese este rio Petatlan, porque cuando llegamos allí los españoles vimos que eran todos los pueblos de los indios cobiertas las casas de esteras, á las cuales llaman en lengua de México petates, y por esta causa le llamamos Petatlan. En este rio hay cantidad de gente, aunque no mucha : no alcanzan ropa de algodon, si no es algunas pampanillas y alguna manta muy gruesa; porque el vestido de ellos es de cuero de venados adobados, y el vestido que dellos hacen es coser un cuero con otro y ponérselos por debajo del brazo atados al hombro, y las mujeres traen sus naguas hechas con sus jirones que les llegan hasta los tobillos como faja, y otras no traen mas de una pampanilla de algodon que será de un palmo en ancho y otro en largo, cuanto le tapa su vergüenza: todo lo demas traen de fuera, las tetas y brazos.

Los ritos que tienen son adorar al sol, y no tienen manera de sacrificio ninguno, ni comen carne humana. Son cenceños y dispuestos, muy bien hechos de piernas y de cuerpo, bien agestados, aunque son morenos: las mujeres muy morenas, y mas feas que los hombres. Son muy grandes flecheros, porque no pelean con otras armas, si no es algunas porras que tienen hechas de un palo que llaman Guayacan, á la cual porra traen una manija de aquel cuero de venado adobado, que meten en el brazo : ansí la traen colgando desque andan flechando, é desque se les acaba las flechas ó armas que traen, echan mano á la porra para pelear.

Desde este rio hasta el de Tamachola hay veinte leguas; es todo

arcabuco de brasil, aunque no de lo muy fino, y en todo este arcabuco no hay poblado ninguno hasta el rio.

En este rio de Tamachola hay buenos pueblos é mucha gente; es de la lengua y calidad del pasado, en el vestir y ritos y en todo lo demas, y las casas de los mismos petates. En este rio mataron á un capitan que se decia Hurtado, que el marques del Valle envió dende México á que descobriese aquella costa para cuando él fuese con el armada que despues hizo. Matáronle desta manera, que él llegó á la boca del rio é traia necesidad de bastimento, y salió del bergantin con la gente que llevaba en él, que seria hasta quince ó veinte hombres, é siguió el rio arriba porque halló señales de indios en la costa, é por el rastro de los indios vino á sus pueblos, é como venian ganosos de comer é de reposar en tierra, descuidáronse en estar apercibidos, y en aquella noche que dormieron en tierra, los indios dieron sobre ellos é matáronlos, que no quedó ninguno; y ansí fueron á un español ó dos que quedaron en guarda del bergantin, y tambien los mataron, por manera que no ovo quien llevase la nueva.

Cuando yo y los demas que veniamos descobriendo esta tierra hallamos grandes señales de haber llegado cristianos por allí, por que los indios traian sartas de los clavos de las cintas de los españoles al cuello y en los brazos por joyas, y en esta tierra no hay oro ni cobre, ni saben qué es, y por esto se conoció lo que era, y halláronse una ó dos espadas sin guarniciones, y cuchillos y otras cosas, lo cual era de aquel capitan y cristianos que allí murieron; y aunque todo esto vimos, como no estovimos mas de dos ó tres dias en este poblado, no se alcanzó el secreto dello, hasta la vuelta, que de una india que se tomó en un pueblo de la costa que estaba siete ó ocho leguas deste rio, á la cual interrogué mucho sobre un pedazo de capa de lóndres nuevo que se halló en su pueblo con ella, que me dijese cómo lo habia habido é dónde se habia traido, la cual dijo que era de aquellos cristianos que habian muerto, y despues se averiguó con muchos indios la verdad. El principio desta provincia de Tamachola habrá hasta la mar seis leguas: durará lo poblado della cinco.

Desde esta provincia de Tamachola fuimos por el rio arriba treinta leguas hácia la cordillera de las sierras, que es á su nacimiento,

porque tovimos noticia que habia muy gran poblado, é muy buena tierra; y habiendo andado treinta leguas, dimos en una provincia que se dice Cinaloa, en la cual habrá veinte ó veinte é cinco pueblos, de á ciento y de á doscientas é trescientas casas de aquellos petates ó esteras. Llegariamos allí á medio dia, é habiamos andado bien seis leguas, porque como era despoblado é tierra llana é ir á la ligera, caminábamos mucho; y como los indios nos habian ya visto, algunos que andaban desmandados á caza fuera de lo poblado habian dado mandado, é hallamos fechos tres escuadrones á la entrada del primer pueblo, fuera de él al un cabo; y estaban tan callados y sin hacer visajes ni dar gritos como suelen hacer otros indios, que nos admirábamos dello, y por llevar los caballos fatigados de gran sol que hacia, porque esta tierra es muy caliente, y ser en la fuerza de la siesta, nos pareció que era bien no acometellos, si ellos no nos acometian, y así pasamos por medio dellos con nuestro fardaje y gente de pié, sin acometerlos ni que ellos nos acometiesen, y nos entramos en el pueblo; y los indios se estovieron un rato como espantados, y despues movieron sus escuadrones, y se fueron el rio arriba, y aquel dia dormimos con buena guarda y recado, é las velas de pié prendieron cinco ó seis indios aquella noche, porque ellos mismos se venian á las manos para entender y saber qué gente éramos y lo que queriamos, para llevar razon á sus caciques; entre los cuales se tomó un indio que despues pareció ser cacique, ó capitan, ó persona muy principal dellos. Otro dia para ver la tierra é ver lo poblado que habia, salí con ocho de á caballo é con ocho ó diez peones, el rio arriba por un camino por donde los escuadrones habian ido, el cual dejaban tan ancho como un juego de bola, porque la gente segun pareció iba en su órden y hecho su escuadron, é la cantidad de la gente era mucha, porque como los escuadrones pasaban por aquel poblado, salian siempre muchos indios: é á tres leguas que habia andado, habiendo pasado ya por tres ó cuatro pueblos y todos los hallé despoblados, llegué á otro pueblo, é allí prendióse un indio, y paréme á informarme de él, é por dónde iba aquel golpe de gente, para ir á dar en ella; diciéndome el indio que cerca de allí estaban en un llano todos juntos, eché menos un español que faltaba de los de á pié, é así me ocupé en buscarlo, porque como éramos

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