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y fielmente, sin añadir ni menguar en él cosa alguna, en esta villa de Madrid á catorce dias del mes de Agosto, año del Señor de mill é quinientos y sesenta y seis años: que fueron presentes á lo ver sacar, corregir y concertar con el original, Pedro Romero y Juan de Monesterio, vecinos de la dicha villa. Aquí este mio signo atal.3 GASPAR TESTA, escribano.

(Copia moderna.)

3 La fórmula usada ordinariamente por los escribanos era esta: « En testimonio de

verdad fice aquí este mio signo, que es atal; » es decir, de esta forma, tal como este.

CARTA

DEL PADRE FRAY GERÓNIMO DE MENDIETA.

1582

Muy Reverendo Padre nuestro: Algunos dias há (y aun años) que viendo y tratando las cosas deste nuevo mundo me vino en espíritu, como á otros ha venido (y creo que de Dios, porque no sé cuál otro me pudiese en este caso mover) de escribir á S. M. del Rey nuestro señor, y dalle aviso de lo que en estos sus reinos sentia cumplir muy mucho á la honra y servicio de nuestro Dios, y á la salvacion destos naturales sus vasallos, y finalmente al descargo de su real conciencia; las cuales tres cosas y el celo dellas (por ser tan importantes) han compelido y compelen á los religiosos y siervos de Dios que en estas partes residen, á que dejada su quietud y sosiego, y poniéndose en odio y aborrecimiento de todo el mundo ,y (que son los hombres mundanos que van por muy diverso camino) sean importunos y molestos con cartas y palabras á S. M. y á los de su real consejo, de donde, despues de Dios, depende totalmente la ejecucion y efecto de las tres cosas sobredichas, y el remedio de lo que en contrario y en destruccion dellas por la astucia y diligencia del enemigo se trata.

He dejado hasta aquí de poner por obra lo que el espíritu y conciencia me dictaba, á los principios creyendo que se me dijera (lo que está en la mano) que hablaba como nuevo y sin experiencia; aunque cierto me parece que así como Nuestro Señor fué servido de me dar recien venido á esta tierra un poquito de noticia de la lengua de los naturales della para entenderme con ellos, así me la dió tambien luego para entender algun tanto su ser y quilates, y sentir sus faltas y necesidades, y el modo que se podria tener para remedio dellas.

Despues que faltó esta ocasion, sucedió otra, que fué mandar S. M. que nadie le escribiese, si no fuese refrendada la carta por su real audiencia de México. Y como las necesidades que en estas partes hay para haber de recurrir con ellas á la propia persona real, sean en defecto de la misma audiencia, no es de maravillar que ni yo ni otro alguno perdiese en balde su vergüenza, en especial entendiendo el poco crédito y reputacion que de algunos dias á esta parte de los religiosos desta Nueva España se ha tenido, y el poco caso que de sus escritos y dichos en las audiencias y consejos se ha hecho.

Ahora viendo que ya el remedio ó total perdicion desta tierra están puestos tan en balanza, que no pende todo sino de un solo hilo, que es inclinarse de nuevo S. M. á desear y pretender puramente la honra y servicio del altísimo Rey y Señor nuestro, y salvacion destas míseras ánimas que están á su cargo, para que la obra de la conversion y manutenencia dellas vuelva al prístino fervor y calor con que se comenzó y sustentó en vida del cristianísimo y muy católico nuestro Emperador Don Carlos, de inviolable memoria, ó inclinarse á la voz del mundo, que por sugestion diabólica, solapada debajo de buenos y provechosos colores, al parecer dice: «Vaya, vaya, y muera el celo de las ánimas, y viva la gala y locura del mundo, y la tiránica opresion para sustentallas.» Y oyendo tambien decir cómo V. R. y los padres provinciales de las otras órdenes, de consejo y parecer de los padres discretos de todas ellas, movidos y forzados por esta ruina y caida (quæ instat et imminet huic novæ Ecclesiæ), han acordado y determinado con mucha razon de ir en propias personas á los reinos de España para dar cuenta y razon á S. M. del estado peligroso y términos en que están los negocios desta tierra, por estar su persona real tan lejos della; acordé yo tambien de descargar mi conciencia, y seguir el espíritu que tanto tiempo me ha seguido, poniendo en el pecho de V. R. lo que en este breve tiempo me fuere dictado, para que en persona lo ponga en el real pecho de S. M., cuya conciencia y ánima es la que principalmente corre todo el riesgo y peligro, por depender (como depende) de sola su provision y mandato todo el bien ó el mal que en esta tierra se hiciere, y todos los servicios ó ofensas de Nuestro Señor Dios, que por su bueno ó mal gobierno en ella se cometiere.

Padre nuestro amantísimo: necesidad hay muy grande de la gracia divina para tratar de los negocios sobre que V. R. y esos RR. PP. se juntan, para desenmarañar esta tan tramada tela del demonio, para disipar esta caliginosa niebla y este confuso caos que á todos nos cerca, para que nos entendamos y nos entiendan, para que sepamos y sepan de qué nos quejamos, qué es lo que pedimos, de qué nos agraviamos y qué remedio buscamos: porque lo que vemos y experimentamos es que en nuestros capítulos y congregaciones ya no hay otra cosa sino renunciaciones de guardianes. En las visitas de los conventos apenas hallan los prelados fraile consolado ni contento, antes á los caminos les salen al encuentro las cartas y nuevas del descontento, y una y otra porfia sobre la licencia para volverse á España. Ya no hallarán para maravilla fraile que de ve . ras arrostre á deprender lengua, porque los que la saben, con mucho desmayo y casi sin gusto se aprovechan de ella: y (los que les vale la suya ) dicen que ya ni aun confesar ni predicar, sino meterse en un rincon, y lo ponen por obra. Los prelados superiores de las órdenes andan (segun parece por la obra) tan acosados y afligidos, que no hallan otro remedio sino, desamparadas sus ovejas, embarcarse para Castilla, siquiera para entretener, ó por no dar con todo á un tiempo al través; porque el fervor y ejercicio en la obra de la salvacion de las ánimas, ya parece que del todo ha cesado ya murió el primitivo espíritu; ya de los naturales recien conversos no hay el concurso que solia á la iglesia de Dios para oir su palabra, para confesar su fe y doctrina, y para recibir sus santos sacramentos; porque para evadirse deste cuidado y trabajo los que por su ruindad lo tienen por penoso, han hallado adonde acudir muy á su propósito, que es á los escribanos, procuradores y letrados, y á las audiencias, adonde se arman pleitos sin fundamento, y se da lugar para seguir pasiones y bandos, alborotar los pueblos, y revolver las repúblicas, y sosacar dineros de los pobres que no entienden lo que se hacen. ¿Pues qué será la causa de todo esto? de dónde procede? qué principio ha tenido? de cuándo acá tantà resolucion y mutanza adonde la viña de Dios solia ser tan fructífera y abundante, que no se daban am...... en ella, ni faltaba otra cosa sino obreros que la vendimiasen? Verdaderamente si ante el juicio de Dios hubiese de tener la culpa á quien la voz de los.

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hombres descuidadamente la impone, trabajos tendria la conciencia de S. M. Digo esto porque si preguntais al fraile porqué no entiende como ANTES en la obra de la conversion y instruccion de los indios, responde que no puede, porque S. M. le ata las manos para que no remedie nada de lo que conviene. Si preguntais al indio cacique, ó alcalde, ó principal, ó viejo del pueblo, que cómo en los tiempos de ahora debajo de la ley de Dios hay mas borracheras y otros vicios que en su infidelidad, y mas desvergüenza en los mozos, diraos muy lindamente: actiquenin?.... como quien dice y lo declara despues, de eso me espanto, y si lo quieres saber, no es otra cosa sino que en tiempo de la infidelidad nadie hacia su voluntad, sino lo que le era mandado, y ahora la mucha libertad nos hace mal, porque no estamos forzados á tener á nadie temor ni respeto. Si hablais con los corregidores sobre los males que pasan y no se remedian, dicen que no se dan medio ni remedio, porque en la real audiencia ya no se da crédito á los religiosos, ni aun á los jueces ordinarios que están de asiento en los pueblos y ven lo que pasa por vista de ojos, sino á dos ó cuatro revoltosos que van allí con mil mentiras y ficciones. Si decís al oidor que cómo se da lugar en la audiencia á que se armen cada dia tantos pleitos sin fundamento, pudiéndose atajar sin perjuicio, antes en provecho, de las partes, y á que se gasten sin provecho tantos dineros, y perjuren tantos testigos, y á que se hagan tales ó tales cosas por esta causa, que claramente son en ofensa de Dios; responderos ha que S. M. manda que todos los naturales sean oidos en su real audiencia sobre cualquier caso y contra cualquiera persona, y que sentencien por sus leyes secundum allegata et probata, y que no pueden hacer ni...... Si preguntais al virey que cómo consiente y pasa por muy muchas cosas que sabe él manifiestamente que son de directo contra el servicio de Dios y de S. M. y bien de los naturales que están á su gobierno, y dándole voces sobre ello se hace del sordo, ó cumple con palabras de espera, y ya que dé sobre ello sus mandamientos, no se ponen en efecto ni ejecucion, ni él se cura dello; dirá que S. M. no le da mas poder, antes lo tiene atado á los oidores, y que ellos son muchos y él es uno solo, y que así hace lo que puede y no lo que quiere, ni lo que bien le parece. De manera que todos se descargan y disculpan lo mejor que pueden, y echan toda la culpa y carga á quien sin du

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