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La Breve Relacion fué escrita en España, despues que el oidor regresó de la América, donde, dice, pasó diez y nueve años, los diez de ellos en México. 30 Haciendo la cuenta segun sus propios datos, resulta que esos diez años fueron los de 1554 á 1564. Corresponde bien con la noticia de la incorporacion del grado de doctor en la universidad de México, que nos da Beristain (tomándola sin duda de la Crónica de la Universidad escrita por Plaza, que él tuvo y se ha perdido), porque es de suponerse que el oidor cuidaria de dar ese paso luego que hubo llegado á México. El Memorial que ahora publico no tiene fecha; pero habiéndose dicho ya que el autor residió en México de 1554 á 1564, en ese período de tiempo hay que colocar la composicion de este escrito. No creo errar mucho fijándola en 1560. En primer lugar me parece ver en la pág. 334, lín. 9-11, una alusion á las expediciones hechas á la Florida por disposicion de D. Luis de Velasco en 1558 y 1559. Despues dice, ya al fin, que ha comunicado aquel negocio con Fr. Alonso Maldonado que va á España, lo cual significa que iba á partir próximamente. Noticias directas del viaje de este religioso no las he hallado; pero sabemos (pág. 598) que andaba en España con Fr. Alonso de la Vera Cruz, el cual partió de México en 1561, y es probable que el P. Maldonado fuera con él.

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No es fácil determinar qué provincias se proponia conquistar y poblar el oidor, porque no las nombra, y acaso él mismo no tenia idea bien clara de lo que iba á hacer. Solo se ve que el viaje era al Norte, y probablemente hácia Sonora y Chihuahua. Es de creer que las proposiciones del oidor no fueron admitidas, porque no hay noticia de que tal expedicion tuviera efecto.

El MS. original está en mi coleccion; tiene cuatro fojas en folio.

FRAGMENTOS DE UNA HISTORIA DE LA NUEVA GALICIA, POR EL P. TELLO.

Hace diez ó doce años que el Sr. Lic. D. Crispiniano del Castillo, conociendo mi aficion à la historia nacional, tuvo la bondad de regalarme estos fragmentos de la Historia del P. Tello, cuya copia habia obtenido

sido muy fácil corregir. Baste decir que en los largos trozos copiados de las cartas de Cortés, el editor se entretuvo en poner notas á los pasajes que le parecieron viciados, proponiendo conjeturas y correcciones harto infelices, sin que le hubiera ocurrido ir á consultar un libro que anda en manos de todo el mundo, como son las cartas de Cortés. Es lástima que una coleccion que pudo ser tan interesante, vaya dirigida con tal descuido. Con lo dicho se demuestra que la importante obra de Zurita aun está por publicar. Llegado el caso de hacer la publicacion seria de

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suma utilidad la excelente copia del Sr. Ramirez.

30 En la traduccion de Ternaux, pág. 3 al fin, despues de las palabras je visitai presque toute la province de Guatemala, falta la traduccion de las que siguen en el texto español : y lo demas estuve en México. Hållanse estas, tanto en el impreso de Madrid como en mi copia MS. y en la del Sr. Ramirez.

3 FR. DIEGO BASALENQUE, Historia de la Provincia de San Nicolas de Tolentino de Michoacan, del Orden de N. P. S. Augustin (México, 1673, 4o), lib. I, cap. 8.

del Sr. Lic. D. Hilarion Romero Gil, residente en Guadalajara, á quien no tenía yo entonces el gusto de conocer. Llegada la hora de imprimir el fragmento tuve la fortuna de contar ya con la amistad y asistencia del mismo Sr. Romero Gil, quien se sirvió revisar todas las pruebas, empleando en ese trabajo su conocida instruccion en la historia de aquella época, y sobre todo, su perfecto conocimiento de los lugares en que pasaron los sucesos referidos por el P. Tello.

Tan poco conocido es este autor, que no hallo otra noticia de él, en obra impresa, sino el artículo de la Biblioteca de Beristain, y es como sigue : «TELLO (Fr. Antonio) Religioso Franciscano de la América Septen>> trional. Escribió:

« Historia de Xalisco y de la Nueva Vizcaya. Ms. Su Extracto en nueve » Quadernos existe en el Archivo de la Provincia del Stô. Evangelio de » México. »

La indicacion biográfica de Beristain no puede ser mas vaga, pues ni siquiera expresa la provincia á que pertenecia el religioso. Traté por lo mismo de adelantar algo en la investigacion, pero inútilmente. En fin, debiendo regresar á Guadalajara el Sr. Romero Gil, le rogué que viese de averiguar si en aquellos lugares existia algun papel que nos diera noticias de la vida del P. Tello. Su contestacion fué que á pesar de haber puesto el mayor empeño y registrado muchos papeles viejos, solo habia podido aclarar que el P. Tello fué natural de la misma ciudad de Guadalajara, de la familia Tello, muy antigua allí, y entre cuyos individuos se cuenta tambien hoy un estimable literato, el Sr. canónigo Tello de Orozco. Para suplir, siquiera en parte, el vacío de noticias, me envió al mismo tiempo el Sr. Romero Gil las que se encuentran, relativas á nuestro autor, en una crónica manuscrita de la órden de S. Francisco. Son estas:

«El año de 1596, gobernando la Nueva España el conde de Monterey, » salió por el puerto de Acapulco Sebastian Vizcaino con gran número de » gente y cuatro 52 religiosos franciscanos, al descubrimiento de la isla » de California. Los religiosos eran Fr. Francisco de Balda, por conisa> rio, Fr. Diego de Perdomo, Fr. Bernardino de Zamudio, Fr. Antonio » Tello, de la provincia de Xalisco, Fr. Nicolás Arabia, sacerdotes, y el >> hermano lego Fr. Cristóbal López, y caminaron con felicidad hasta el » puerto de Mazatlan, y habiendo llegado allí á tomar agua y otras cosas, » se desembarcó el P. Balda, porque siendo hombre muy grueso, y la na>> vegacion de aquellas costas caliente, se enfermó y se quedó en aquella » tierra. Llegó la armada á la boca de California, que tiene ochenta leguas » de entrada, y habiendo desembarcado en dos partes, porque no les pare>> cieron parajes á propósito para poder poblar, como lo intentaban, se vol>> vieron á embarcar hasta dar en el puerto de la Paz, por ser tierra apaci

32 Cinco son los que enumera despues, sin contar con el lego.

»ble, y su gente tan dócil y amigable, que viendo á nuestros españoles > los recibieron bien y con grandes demostraciones de contento. Aquí » desembarcaron, y luego con ramas de árbol se amurallaron, por si los › indios se desmandaran en alguna cosa. Así permanecieron por dos me»ses, en que determinó el general Vizcaino desamparar la tierra, porque › no habia maiz en ella, y el que ellos habian llevado estaba al acabarse. > Los religiosos, que se sujetaban á padecer cualquier penuria por no des» amparar la tierra, quisieron quedarse; pero no se lo permitió el general, › prometiéndoles que breve darian la vuelta, y así partieron con la esperan»za de volver; pero no se lo concedió Dios, porque aunque el dicho Viz> caino volvió á aportar á las Californias, cuando por mandado de Felipe III » fué á descubrir el cabo Mendocino; pero ya no llevó frailes franciscos, > sino descalzos de Ntra. Sra del Cármen, y no entraron en el puerto de » la Paz, sino á otro que llamaron San Bernabé. »

«En el año de 1605 se ve en la misma crónica que fué electo (el Padre Tello) para guardian del convento de Zacoalco, y se dice de él que hizo de mampostería la sacristía de aquella iglesia, con las puertas y ventanas de sillería: que derribó la torre que estaba arruinándose, y la comenzó de cal y canto, dejándola en el estado que tiene. Hizo otras muchas obras en el dicho convento.

«En la misma crónica se encuentra que en el año de 1620 fuẻ nombrado por el provincial Fr. Pedro Gutierrez para que se encargase del convento de Amatlan y administrase el mineral de Jora, en union de Fr. Diego Ribera; y el cronista añade que por no saber el camino entraron por San Pedro Analco, pasando indecibles trabajos entre aquellas fragosísimas y asperísimas serranías, y habiendo llegado al mineral de Jora, dejó allí á su compañero. Fr. Antonio se fué á dar á conocer con los indios de Amatlan, y halló en él indios tepehuanes, coanos y otros de distintas tierras, foragidos por delitos y por no pagar tributo, porque allí no llegaba justicia seglar ni eclesiástica. Cuatro años despues, y habiéndose sublevado los indios de Amatlan, á instancias de la audiencia y del señor obispo D. Francisco Ribero, mandaron al P. Tello á los pueblos de Amatlan y mineral de Jora para pacificarlos; y el cronista dice que habiendo ido, á costa de nuevos trabajos volvió á reducir á los indios al estado pacífico en que antes se hallaban y sucedió al dicho padre que andando visitando los pueblos de su mision, llegó un indio llamado D. Alonso y le dijo que los indios del pueblo de Yehualtitlan estaban entre aquellas sierras con sus familias, porque no pudiendo sufrir los malos tratamientos que les daban los españoles de sus pueblos, se habian huido, y lo llamaban para aconsejarse.

«En 1641 se halla su nombre en la lista de los guardianes del convento de Tecolotlan, en el que estaba en este tiempo, y se dice que procuró unos buenos ornamentos y todo lo necesario para el culto divino.

<< En el año de 1648 fué electo guardian para el convento de Cocula, y concluyó la iglesia que existe en aquella ciudad, embelleciéndola en su interior. El cronista le califica de varon docto y de piedad.

<< En un capítulo de la crónica de los franciscanos, cuyo rubro es: «De >> los muchos libros que han compuesto los ministros del Evangelio fran>> ciscanos en la Nueva España,» se habla del P. Tello, y dice: «El Padre » Fr. Juan Antonio Tello, doctísimo varon, escribió muchas cosas en nues» tra crónica primitiva, compuso muchos sermones, y tradujo muchos pe» dazos de la sagrada Escritura en una lengua pura y elegante, que se

» conservan en nuestro convento. »

Hé aquí cuanto me ha sido posible averiguar acerca de la vida de este venerable varon. De ello se deduce que fué persona principal de su órden, y que era de edad muy avanzada cuando escribió su Historia. Porque habiendo ido en 1596 con la primera expedicion de Vizcaino, como misionero, no es de suponerse que tuviera entonces menos de treinta años; y habiendo escrito en 1652, como él mismo dice (pág. 420), tenia en aquella fecha ochenta y seis años, lo que parece difícil de creer. Sin embargo, este cómputo se confirma al ver que en 1605 fué nombrado guardian de Zacoalco, para cuyo cargo no es probable que fuera elegido, á no tener los treinta y nueve años que le corresponden por el mismo cálculo. Que escribió hácia 1650 ó 51 lo dice tambien Mota Padilla, y consta asimismo del testimonio de un escribano, como adelante veremos. Tal vez entonces solo daria la última mano á su obra, escrita mucho antes. Mota Padilla, en su Historia de la Conquista de la Nueva Galicia,

33 El título de la obra de Mota Padilla es el que sigue: «Conquista del Reino de la Nueva Galicia en la América Septentrional. Fundacion de su capital, ciudad de Guadalajara, sus progresos militares y políticos, y breve descripcion de los reinos de la Nueva Vizcaya, Nueva Toledo ó Nayarit, Nueva Extremadura ó Coahuila, Nuevas Filipinas ó Tejas, Nuevo Reino de Leon, Nueva Andalucía ó Sonora y Sinaloa, con noticia de la isla de la California, por comprenderse unos de dichos reinos en el obispado de dicha ciudad, y otros en el distrito de su Real Audiencia. Escrita por el Lic. D. Matías de la Mota Padilla, natural de dicha ciudad de Guadalajara, alguacil mayor del Santo Oficio, y actual Abogado fiscal de dicha Real Audiencia. Año de 1742. » Existen de ella varias copias manuscritas, y conozco hasta cuatro: la del Archivo General, las de los Sres. Ramirez y Andrade, y la mia. La division de la obra es vária en las copias: la mia tiene

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se

dos partes con 48 capítulos cada una. En el folletin del periódico « El Pais, » que se publicaba en Guadalajara en 1856, se imprimió esta obra con el título de « Historia de la Conquista de la Provincia de la Nueva Galicia, escrita por el Lic. D. Matías de la Mota Padilla en 1742. Edicion de «El Pais. » Guadalajara, Tip. del Gob. á cargo de J. Santos Orozco. 1856. » 3 tomos en 8°, de 410, 310 y 412 págs. Está dividida en Parte Política y Parte Eclesiástica: aquella ocupa los dos primeros tomos, con 70 capítulos, y esta el tercero, con 43. La edicion es pésima, plagada de las erratas mas groseras, que cualquier persona medianamente instruida podria haber corregido á primera vista. Tal edicion debe considerarse, pues, como no existente.

Beristain da al autor los títulos de « Abogado de la Audiencia de Mégico, y Prebendado de la Catedral de Guadalajara. » Si abrazó el estado eclesiástico, seria en edad avanzada y por haber quedado viudo, porque él mismo

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refiere continuamente al Cronicon del Padre Tello (que así le llama), y al parecer lo tuvo completo, porque en ningún lugar dice lo contrario; cita á lo menos muchos pasajes de él que no se encuentran en mis fragmentos. El P. Beaumont, que escribia hácia 1780 su Crónica de Michoacan, tambien cita con frecuencia la Historia del P. Tello. Antes de aquella fecha debió ocurrir el extravío de la obra, si hemos de juzgar por estas palabras del cap. 22 del lib. I: « La historia manuscrita del R. P. Fr. Antonio Tello, que, he leido há mucho tiempo, y se ha perdido» &c. ; cuyas palabras dan á entender que la obra se perdió en el tiempo trascurrido entre haberla leido el P. Beaumont y haber escrito él mismo su Crónica citada.

En cuanto á los nueve cuadernos de extractos que, segun Beristain, existian en el archivo de la Provincia del Santo Evangelio, solo puedo decir que nunca consegui que se me franquease aquel archivo, mientras existieron las órdenes religiosas, y que, despues de extinguidas estas, he sido informado de que no se encontró allí ese MS.

De los dos fragmentos que ahora publico, uno, que comprendia los capítulos 26 á 39, fué dado al Sr. Romero Gil por el P. Fr. Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera, al tiempo de salir por última vez de Guadalajara. Dicho fragmento tenia al pié la siguiente nota, donde aparece el verdadero título de la obra, que en ninguna otra parte he hallado.

<< Va cierto y verdadero este traslado, corregido y concertado, y con> cuerda con los capítulos de que se ha fecho mencion, y constan sentados >> en un libro de folio manuscrito por el R. P. Fr. Antonio Tello, de la

nos refiere (tom. III, pág. 402, ed. de Guad.) que por intercesion de S. Pedro Regalado obtuvo sucesion, de que habia carecido en diez y seis años de matrimonio.

34 Esta crónica importante permanece inédita. El autor murió antes de concluirla. Hay copias de ella en el Archivo General, en mi coleccion y en las de los Sres. Andrade y Ramirez. Consta de dos partes. La primera, intitulada Aparato á la Crónica, no ofrece gran interés. Es un compendio de la historia de América, desde el descubrimiento de Colon, hasta la toma de México por Cortés. La Crónica propiamente dicha abraza desde el descubrimiento del reino de Michoacan hasta el año de 1575. El autor no solo tuvo á la vista las obras impresas relativas á su asunto, sino que juntó con gran diligencia muchos manuscritos é instrumentos auténticos, que en parte se han perdido. Algunos copió á la letra, y aumentan el mérito de su obra. No se refiere esta únicamente al reino de Michoacan, sino que comprende todas las

provincias del interior, hasta Nuevo México, y aun se extiende á la historia general. El plan era demasiado vasto, la crítica del autor no igualaba á su diligencia, el estilo tiene resabios de la época en que aquel hizo sus estudios; pero á pesar de todo, la obra es un rico repertorio de noticias, de que puede sacarse gran partido. La Crónica está todavía inédita, segun queda dicho; pero existe una edicion del Aparato, publicada por D. Carlos María de Bustamante con el extraño titulo de « Historia del Descubrimiento de la América Septentrional por Cristóbal Colon, escrita por el R. P. Fr. Manuel de la Vega, religioso franciscano de la Provincia del Santo Evangelio de México. México, 1826. » 4°. Edicion incompleta, infiel é inservible. El P. Vega, á quien Bustamante atribuyó la obra, no era mas que el antiguo dueño del manuscrito que sirvió á este de original!

Beristain habla de nuestro autor (médico y hombre de mundo antes de tomar el hábito); mas no conoció su Crónica.

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