No las ha osado negar. Unido estaba el aleve A mi enemigo mortal, Y en negras tramas ocultas Mi ruina intentó fraguar. El es quien al de Villena Procuró la libertad : Él quien antes le introdujo En este mismo lugar; Y él es en fin, el que astuto, Con su lenguaje falaz, Del rey el antiguo afecto Ha conseguido entibiar. Dest. Y habeis dejado que vivo Salga de aquí?
Alv. Caminando do reciba
Sí; mas va
El justo premio. Mirad: Vedle allí... De aquella torre Le van luego á despeñar.
(Aparecen Vivero, Rivadeneira y gentes de don Alvaro en lo alto de la torre. En este instante la luna sale de entre las nubes é ilumina todo el teatro.)
Elv. ¡Ah! Señor, no perdonadie; Que es horroroso...
EL REY, SANTILLANA, JUAN DE MENA, CASTRO Y OTROS CABALLeros.
Rey. Sentaos, señores; y en plática grata, Los duros afanes del dia olvidad: Dejando de Marte la furia insensata, De amores y versos tan solo tratad; Que amor á las almas dió el cielo piadoso, Cual dulce consuelo de tanto dolor;
Y versos inspira que en canto armonioso La llama eternizan del fiel amador.
Mena. Mi musa de amores los dulces placeLos blandos hechizos no suele cantar; Que en vez de medrosas y flacas mujeres, A fuertes varones pretende ensalzar. En versos robustos, con trompa sonora, Las lides relata mi altiva cancion; Y así retratando los males que llora, Les dicta á los reyes sublime leccion.
Sant. Yo fuerte en el campo, la espada blandiendo,
Procuro mostrarme cual noble adalid; Mas luego sensible la lira tañendo, Aquel de ser dejo que fuera en la lid. Postrado á las plantas de hermosa doncella, Sus prendas celebro, pretendo su amor; Y canto gozoso mis dichas con ella, Olloro en endechas su fiero rigor. [inspira: Rey. Amor dulces trovas, marqués, os Con gusto, sabéislo, las suelo escuchar :
Sant. Rey. Robársela puede si Dios se la dió? Sant. Será que en tal caso quitarla per- Rey. Pues diósela en vano? [mita. Sant. Señor, eso no. Rey. Al dársela dijo que libre seria. Sant. Voluntad sin eso no fuera jamás. Rey. A un tiempo ser libre y esclavo podria? [demás. Sant. Decir que no es dable será por Rey. Pues bien, si el ser libre voluntad implica,
Y el serlo y no serlo decís que es error, Que aquella subsiste mi argumento indica. Sant. Fuerza es confesario: vencísteis, señor. [hace alarde. Mena. De ingenio su alteza do quiera Cast. Castilla celebra su vasto saber. Rey. Ya basta, señores... Mas¿cómo tan tarde
El buen condestable se deja hora ver? Tampoco Vivero se encuentra... (Ruido dentro de gentes.) ¿Qué es esto?
Que espanto el oirlo causa! Rey. ¿Cuál es?
Un criado vuestro
De lealtad acrisolada, Un ministro que os sirviera Por luengos años sin mancha,
Pach. ¡Horrible, atroz!... Recordarla
No puedo sin que la sangre Quede en mis venas helada. Desde una elevada torre
Le ha lanzado vil venganza, Y en su espantosa caida
El triste ha exhalado e alma. Todos. ¡Qué horror! Rey. No es posible, no. Pach. ¿Quereis la prueba mas clara ? Miracle.
(Le lleva hária la puerta por donde ha entrado, fuera de la cual se supone estar el cadáver de Vivero.) Rey. Cielos! ¡Él es!
¡Su cadáver!... ¡Ah! Me espanta Esa vista... Es horrorosa.
De mis ojos apartadla.
Vanos esfuerzos! Los viles
A su víctima levantan
Con fuertes brazos, y al hondo Abismo airados le lanzan. ¡Ay! casi vino á caer
El infeliz á mis plantas.
Rey. Crimen atroz!... Mas no es cierto : No cabe, no, maldad tanta
En don Alvaro... ¿Su amigo
No era Vivero?..... ¿Qué causa ?...
Sant. No hay amistad en el pecho Que la negra envidia abrasa. Vivero fiel os servia;
Para perderle eso basta.
¿No habeis visto al condestable,
En su funesta privanza,
De vos constante apartar A cuantos justa la fama
Por su lealtad y valor Entre los buenos ensalza? ¿Hay un rico-hombre por dicha Que su furor no probara ? ¡Cuántos en prisiones gimen! ¡Cuántos dieron su garganta A infame verdugo! y ¡ cuántos En tierra extranjera vagan! Pues & cómo dudar podeis Que á ese infeliz hoy matara?
Pach. No hay du‹la: á jurarlo vuelvo, Yo presencié su desgracia;
Y otros ciento á par conmigo La presenciaron... Recaiga Sobre el infame asesino Tanta sangre derramada. ¡Ah! Señor, ¿á qué aguardais? Mil y mil víctimas alzan Hácia vos desde la tumba Su voz pidiendo venganza. ¿Sereis sordo á sus clamores? ¿Podreis mas tiempo negarla? ¿O esperareis para hacer Justicia á que todos caigan, Y de nosotros no quede
Ni aun memoria ?... Las miradas Volved de nuevo, volved,
A ese infeliz... ¿Veis su infausta, Su horrible suerte ?... Pues bien, Esa misma n s aguarda.
Así nos vereis á todos, A todos... ¡Oh negra infamia ! ¡Oh torpe baldon !... Si está Nuestra muerte decretada, Aquí mismo en nuestros cuellos Caiga del verdugo el hacha, Corra nuestra sangre toda, Mas siendo vos quien lo manda.
Rey. ¡Ah! Callad; que con mil tiros Me estais traspasando el alma.
El dolor... ¡Ah! Perdonadme : Un fiel vasallo es quien habla, Y acaso le hace atrevido
La lealtad que el pecho abrasa. Monarca tiene Castilla, Es verdad, de eterna fama, Grande, noble, generoso, Que todos por sabio ensalzan; Mas al amor de sus pueblos Hoy un pérfido le arranca. En vano os buscan, señor : Do quier sus pasos ataja La mano osada y funesta Que de ellos constante os guarda. Cual nube que o ulta el sol Don Alvaro se ade'anta, Y vuestros rayos divinos De quien los contempla aparta. ¿Qué mucho que con envidia Haga guerra á quien le iguala, Si aun siendo vos su señor, Vuestras glorias soberanas Le ofenden, y al mismo trono Lleva atrevido su planta?
¿Os buscan? Solo á él se encuentra. Él solo arude si os llaman. Mandais, y nadie obedece Si él á la par no lo manda; Y mientras todo en el reino Su có era lo anonada, Vuestras divinas bondades A nadie, señor, alcanzan. Para ser rey, la corona Ya solamente le falta; Y ¿quién sabe si ambicioso Se propone arrebatarla?
Rey Arrebatarla! Primero Su muerte...
Pach. Si aun mucho tarda, No será tiempo... Miradle, Miradle desde la infancia Unido á la suerte vuestra Como maléfica planta
Que sembrara el mismo infierno Para ahogaros con sus ramas. Si libre vivir quereis,
Necesitais arrancarla. Señor, destruid al monstruo
« Ved que si hoy no le matais, Él os matará mañana. » Estas palabras aquí
Se me han quedado enclavadas, Y siento que el corazon Se estremece al recordarlas.
Será cierto que el maestre ?... No, no cabe tal infamia En quien tantos años dió De lealtad pruebas claras. ¡De lealtad!... Y ¿es leal El que en su ambicion insana Un titánico poder
De su rey á expensas labra, Y hace que brille el vasallo Despareciendo el monarca? No lo es, no; que es traidor. ¡Traidor!... Y ¿por qué?... Si hoy alza Su frente tan orgullosa;
Si sus riquezas son tantas; Si á par de su rey, en fin,
Mis reinos todos le acatan,
¿Quién lo quiso? ¿No eres tú, Débil don Juan?... ¿No arrojabas Ha poco sobre su frente Con profusion insensata Puestos, títulos, honores, Como en los surcos que traza El rústico labrador
Los granos de trigo lanza? Pues ¿por qué al ver el co'oso Que tú formaste te espantas? ¿Te asombras de su poder? ¿Lo temes ?... ¡ Alma apocada! Ese poder no es el tuyo? ¿No es tu sombra? ¿No reparas Que si es para los demás Mucho, para tí no es nada; Y que esa torre orgullosa Que tan alto se levanta, Semejante á los castillos Que forma el niño con cartas,
Solo á un leve soplo tuyo Al punto se desbarata?
Pues si eso sabes, ¿por qué?... ¡Ah! Bien sé que es sombra vana; Pero esa sombra ni un punto Del lado mio se aparta. Diez lustros ha que me sigue, Que me acosa, me avasalla, Y sin poder resistirlo, Tiemblo tan solo al mirarla; Que para mi mal un genio Fascinador la acompaña. Y qué, siempre he de sufrir De un vasallo la arrogancia ? ¿Será que el rey obedezca Mientras el súbdito manda? No: me es fuerza ya salir De esta esclavitud tan larga, Tan vergonzosa... Me ofende, Me es insufrible, me cansa. Mostremos por fin al mundo Que sé obrar como monarca: Fulmine el rayo mi mano, Y el privado infame caiga.....
(Toma una pluma.} ¿Qué voy á hacer? ¡A mi amigo,
Mi compañero de infancia ;.
Al que de riesgos sin fin
Valeroso me salvara;
Al que sostuvo el decoro
De mi trono en lides tantas !...
No, que fuera ingratitud;
¡Oh cielos! ¿Qué será? ¿Por qué mi mano Se estremece al tomar ?... Como una losa Pesa este pliego... ¡ Santo Dios!... Parece Que funesto ha de ser lo que me imponga. Airado el rey me habló, y en el semblante Vi vagar del furor las negras sombras, Mas¿para qué me canso? El pliego tengo, Él me debe sacar de esta zozobra.
(Lee.) «Don Alvaro Destúñiga, mi alguacil mayor yo os mando que prendais el cuerpo á don Alvaro de Luna, maestre de Santiago, y si se defendiese, que le mateis. -Yo EL REY 1. » [cierto ?
¿Qué es esto?... ¿Qué he leido?... ¿Será Si... no hay duda... lo es... ¡Orden odiosa! Y ¿á quién la dan?..... ¡A mí!... ¡Cuando mi suerte
De unir acabo á la de Elvira ahora!
Y yo á su padre he de prender!... ¡Ah! Fuera aleve traicion, fuera deshonra.[Nunca: Pero lo manda el rey: cual fiel vasallo Obedecerle debo... Y qué me importa? Si aquí negra traicion sus redes tiende, Me ordena el cielo que leal las rompa, En trance tan fatal salvando á un tiempo La vida al uno, al otro la corona.
Sí, corramos... Es fuerza al condestable Su peligro aivertir antes que pongan Obstáculo á su marcha... Voy... ¡Oh cielos! Él es... No es tiempo ya.
« AnteriorContinuar » |