Alv. ¿Por qué rompisteis vos el fuerte apoyo Que os diera el cielo en su indulgencia suma? Rey. No respiras aun? Alv. Alv. Pero sin fuerza. Quien desciende cual yo de tanta altura No vuelve á levantarse; ó bien del trono Sobre las ruinas su ambicion le encumbra. Rey. ¿Qué es lo que osas decir? Ya entre nosotros Ni confianza, ni amor puede haber nunca. Yo temeré que renoveis la ofensa, Vos que yo trate de vengar la injuria. Sin mi antiguo poder vivir no quiero : Teniéndolo, tal vez... ¡Ah! Mucho ofuscan La ambicion, el rencor. . Dejad que muera: No expongais mi lealtad á pruebas duras, Que es el morir el único servicio Que os puede ya prestar hoy el de Luna. Rey. Marcha, pues, á morir, pues tú lo quieres. Como amigo cumplí : fuerza es que cumpla Alv. No osaba... Aquí su rey en tal hora Rey. Tienes razon: á eso vine. Elv. Si á la clemencia me inclina, A ser severo me obliga. Es fuerza que él me lo pida. Elv. ¡Ah! Señor, piedad... Miradme, Yo abrazo vuestras rodillas. Si como fuerte varon Teme mostrar cobardía, Débil mujer, hacer puedo Lo que en el mengua seria. Ved mis lágrimas... Tened Compasion de mi desdicha. Si habeis venido á salvarle, Cumplidlo... mi padre viva : Que nunca un rey brilla tanto Alv. ¿Qué haceis, amigos, qué haceis? Por Dios, reprimid el llanto... Mas siento vuestro quebranto Que el estado en que me veis. ¿A qué lamentar la suerte Del que vivió poderoso, Cuando es de un Dios bondadoso Un nuevo favor tal muerte? Llorárais, sí, con razon, Si con golpe repentino Tuviera fin mi destino Triunfando aün mi ambicion; Mas pues me quiso humillar El cielo en mi hora postrera, Será porque en su alta esfera Nuevas glorias me va á dar. Alegre marcho á gozarlas; Que eternas, puras serán, Y allí no conseguirán Ni traicion ni envidia ajarlas. Adios... Marchemos. -¿Qué intentas ? (Al verdugo, que se acerca á él llevando unas cuerdas en la mano.) Verd. Ataros, señor, las manos. Alv. No hagas tal, que es de villanos. ¡A un nob'e tales afrentas! (Desprende de su vestido una cinta y se la da al verdugo.) Ata con esto... y te ruego Está el puñal acerado 1 Histórico. Aun se halla lejos el fatal instante. Un cuarto de hora falta, si no miente El reloj que aquí está. Mor. No, pues volvíle Pregon. (Dentro y mas lejos.) Esta es la justicia que manda hacer el rey nuestro señor á este cruel tirano, usurpador de la corona real, y en pena de sus maldades, mándanle degollar por ello. Dest. Lejos suena el pregon. (Se acerca á la ventana del fondo, ý entreabriéndola, mira por ella. Morales mira tambien con inquietud por la puerta por donde debe volver Elvira.) Todos gritemos que el suplicio cese. Elv. Si, si... ¡ Perdon! ¡ Perdon!... Mirad... Teneos .. (Destúñiga y Morales corren á la ventana del fondo y la abren de par en par. Se ve una plaza, y el cudalso en que está ya don Alvaro de gollado. Elvira corre hacia la ventana gritando y mostrando el perdon; pero al ver muerto á su padre, da un grilo y cae desmayada en los brazos de Destúñiga y Morales.) Dest. Cielos!... ¡No es tiempo ya! La escena es en Italia. El primero y segundo actos pasan en Nápoles; el tercero y cuarto en Barleta ; el quinto en Cerinola (año de 1503). Bay. Otra vez ganais. Aub. Tambien perdí: me da grima. Pur. Siempre España queda encima. Bay. Al menos mucho os jactais. Par. Y hago bien : debajo el sol, Desde la China á Inglaterra, No hay hombre sobre la tierra Mas guapo que el español. Es en la guerra animoso, En los estrados galan; Todos la palma le dan Por cortés y generoso; Y ya vista seda ó malla, Así, con gracia y valor, Vence en las lides de amor Como en la marcial batalla. ¿No es esto, Mendoza? Mend. ¡Y tanto! Piz. Válgate el diablo, Paredes ¡Qué charlar! ¿ Callar no puedes? Me has hecho perder un tanto. : Par. Señor Pizarro, ancho pecho: |