(Salen Cecilia y Antonio guiados por Ramon.) Ramon. Venid... por aquí... cuidado. Juan. Pues el chico es una perla. Ramon. Que canteis alguna cosa Cec. Aquí estoy para servirlos: Enr. Todo eso está muy oido; Cec. Pues oigan una cancion Que no sabrán... Cosa buena. Acabadita de hacer, Calentita, que aun humea. Juan. Muy bien... Mejor estaremos Sentados. (Se sientan don Juan, Clotilde y don Enrique. Cecilia toca la guitarra y Antonio la acompaña con el triángulo.) Cec. Antonio, alerta: Sígueme bien al compás; Y sin distraerte. Hijos suyos nos llamaba, Y de su amor dando muestras, Nos daba á entrambos; yo, ciega, No podia ejercitarme ¡Ah, no esperaba que un dia Ramon. ¡ Pobrecita...! Yo tambien... Cec. ¡Ay, señor! murió mi tio De pronto, sin que pudiera Testar; y aunque todos dicen Nos corresponde su herencia, Otra parienta muy rica Nos la arrebató. Ramon. ¡ Perversa! Cec. Mil desatinos proyecta. Y hago á la vez mi carrera : O les arranco la herencia. [blillo! Yo tomo vuestra defensa. Clot. Juan. ¡ Vos! Sí, sí. ¿Tú lo apruebas? Señor... ¡Qué extrema Clot. No lo he de aprobar? Cec. Ant. ¡Oh! ¡qué contento! Cec. Bondad! Juan. Aun mas quiero hacer. Mi casa será la vuestra : Vivireis aquí. Tú, Antonio, Seguirás, como deseas, Los estudios: tú, Cecilia, Servirás de compañera A mi esposa. Cec. ¡Ah! señor, sois en la tierra Un ángel que Dios sin duda Hoy nos manda en recompensa Ant. Yo de rodillas... (Cecilia y Antonio se arrojan á los piés de don Juan y le besan repetidamente las manos.) Ramon. Reventara si tuviera Que no llorar! Solo así á Dios se respeta, Solo á él esto debeis, Que á tan buen tiempo os trajera. Pues hoy tambien me concede La esposa que mi alma anhela, Es justo le dé las gracias Os cause esto, No extrañeza señorita. Dispuso la Providencia Lo confirmó la experiencia. Enr. Pues vamos á ver; y yo Soy jóven ó viejo, prenda. Cec. Vos sois jóven, ¿quién lo duda? Mas tendreis mala cabeza. Ramon. ¡Miren si lo ha adivinado! Ni que estudiado le hubiera. ¿Y yo? Cec. Vos, pobre Ramon, Ya rayais en los sesenta. Ramon. ¡Caramba, es verdad! Cec. Mas sois Un infeliz. Ramon. ¡Cómo acierta ! Hemos de ser muy amigos. Cec. Por supuesto. Ant. ¿ Y yo ? Ramon. ¡Esa es buena ! Viejos y niños son unos, Y como chiquillos juegan. En casa...-Tú, buena pieza, Llorad, llorad, ojos mios, Y no dejeis de llorar : (A don Enrique.) | Palabra por mí mal dada, |