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DEL

CONVENTO Y SANTUARIO

DE

NTRA. SRA. DE MONTESCLAROS

POR EL

R. P. FR. MARÍA DEL SANTÍSIMO ROSARIO

DE LA ORDEN DE PREDICADORES

CON LICENCIA DE LA ORDEN Y DEL ORDINARIO

VERGARA
Tipografía de EL SANTÍSIMO ROSARIO

1892

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NUESTRA SEÑORA DE MONTESCLAROS.

(DE UN DIBUJO DEL AUTOR.)

Á LA SOBERANA REINA DE LOS CIELOS.

Santísima Virgen María Madre de Dios y de los hombres, resplandeciente Sol de la Merindad de Campóo, al escribir esta historia de vuestra aparición milagrosa á los hijos de estas montañas, no me impulsa otro deseo más, que el de perpetuar vuestras glorias, dando á conocer los inapreciables favores que vuestro maternal amor sabe dispensar á los hombres. Obligado por vuestra fineza de habernos visitado en nuestro suelo natal, y hecho mansión en estas cumbres que habéis enriquecido con vuestra preciosa IMAGEN DE MONTES-CLAROS, no menos que por los beneficios singulares que confieso deber á vuestro cariño y bondad especialísima, os ofrezco este insignificante trabajo, como una expresión clara de mi reconocimiento y gratitud á tan Soberana Protectora. A Vos, Señora, debo sino el pensamiento que me ha sido impuesto por la obediencia, la ejecución material de la obra: bien que, á decir verdad, de uno y otro os soy deudor, toda vez que Dios dispensa todas sus gracias por vuestro medio; y bajo este concepto es completamente vuestra, aún antes de habérosla ofrecido. Pero vuestras piedades son tan sin medida, que admitis y premiáis, como si fueran nuestros, vuestros propios bienes: he aquí la razón que me anima á suplicaros con rendida confianza, recibáis benébola la pequeñísima parte que me cabe en ella, atendiendo no al mérito de la ofrenda, sino al buen deseo de vuestro esclavo, y al entrañable afecto con que os ama.

Que todos cuantos lean ú oigan leer este libro glorifiquen á Dios que os hizo tan grande; y á Vos, que sois tan amada del Altísimo y tan amante de los hombres, os alaben y bendigan. Y ya que, según la bella expresión de San Efrén,

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