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El ciudadano ateniense debía ser el sujeto de derecho ro

mano.

En efecto, según Fouillée (1), la antigedad había representado con arreglo al mismo tipo el mundo humano y el mundo físico», el individuo era una célula del Estado sin vida propia, sin personalidad, y aun más, era una célula de la naturaleza, esclavo del medio ambiente, como dice Gioberti, y maravillosamente explica Novicow (2).

Se desprendió el hombre de la naturaleza como Darwin (3) y Hackel, siguiendo las huellas de Lamarch, tratan de demos trar, demostración que dejará siempre al campo religioso, la bella quimera que humorísticamente el personaje Asmodeo (4), «forjó para burlarse del ingenio humano que quiere pasar los límites impuestos, piedra de toque donde claudican todas las filosofias, por el vano empeño de hacer para el hombre una creación especial, estimando en él cualidades específicas distintas al desarrollo cuantitativo de las universales; pero como en los orígenes de la civilización, en las primeras abstracciones, no puede la filosotia formar el laborioso concepto del evolucionismo, hijo de las modernas ciencias biológicas, fué preciso inventar fábulas para dar nacimiento al ser humano, haciéndole surgir de lo fantástico; y así Moisés, separando al hombre de la bestia, ideó la re belión que Milton (5), pone en el primer hombre que quiso lanzarse á los cielos y se quedó de pie, y Homero (6) imaginó aquellos dioses en comunión y trató con los mortales, de cuyas có. palas nacieron seres iguales á los dioses y á los brutos, según bellas comparaciones del historiador Salustio (7) y del satírico Juvenal (8), y ya el semi-dios, hijo de los poderes que hacen

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temblar la tierra y agitar las aguas y correr los vientos y encender las fraguas, no es el salvaje que se prosterna humillado ante las fuerzas ciegas de la naturaleza.

3. Pero la filosofía presintió, antes que el desarrollo de las demás ciencias viniera en su auxilio para darles materia de elaboración científica consciente, que sobre la haz de la tierra el hombre era algo más que un elemento de la naturaleza, que el hombre era frente à ella, un ser, un individuo, y la creación mística de Moisés, para abarcar á sólo un pueblo, hace sentir al de Israel la superioridad del suyo por derecho divino de elección, considerando los demás, que por otra parte tenían igual. concepto de sí mismos, como sumidos en su condición natural de bestia, y las fantasías poéticas de Homero, provocan en la mente de Sócrates la rebelión contra el Estado, entonces algo prematura.

Sócrates afirma que el deber está grabado en la conciencia y prepara el camino & Zenón que proclama al hombre desligado de la sociedad en cuanto a su ser íntimo, se aflojan los lazos familiares y el individuo nade.

4. Dominada, Roma la dominadora, por el sútil espíritu griego, pueblo vencido, lleva á su actividad vital el fermento de la filosofía de Atenas; el pacto de aquellas tribus ramnes, tizios y luceres se relaja, las gens se enredan de cada día en nuevas facultades del derecho inter-gens, surge la clase plebeya y se robustece paulatinamente como fuerza pública, y el concepto del hombre viene al derecho y el derecho se extiende gradualmente á los vencidos; Séneca dice que en ninguna parte es el hombre extranjero», Cicerón considera á todos los hombres de la misma familia, el recuperator es ya el pretor peregrinus, el sistema orgánico de colonización y de conquista evoluciona lentamente por la concesión de los derechos al sistema asimilador, y en tales condiciones la fuerza poderosa del espíritu cristiano viene a Roma con la inspiración católica de San Pablo, se junta con el estoicismo griego y en el reposo de la ciudad eterna, cansada de conquistas, llega hasta su primer magistratura, hace

́el espíritu de humanidad poderosa del catolicismo, se amasan bajo el poderío absorbente de los Césares, desaparecen los extranjeros, las castas y las clases; la familia agnaticia cede à la consanguinea y surge el individuo, inmarcesible para siempre en su doble carácter de ciudadano y de sujeto de derecho privado, uno en su esencia y en su origen, como lo acredita la etimología de las voces jus civile de jus civitatis.

5. Después la historia de la humanidad ha respetado en sus fundamentos la obra inmortal de Roma, se ha reducido á extender sus principios inconmovitles á las nuevas circunstancias, & dominar los tiempos, & vencer los obstáculos que al individuo se han opuesto sucesivamente; y así venció al feudalismo, y al papado, y al absolutismo, y vencerá las corrientes modernas socialistas, en todos sus matices, para llegar á una inteligencia con el Estado, bajo un régimen intervencionista, fórmula del progreso que hoy cae bajo el horizonte sensible del humano saber y de la previsión profética de la ciencia política, y tórmula que no pudo alcanzar el pueblo romano, por lo cual, como veremos, su derecho incompleto en cuanto al aspecto social del hombre, se halla en crisis.

II

Lucha del individuo contra el feudo.

6. El hombre natural murió con el último pagano>, dice Laboulaye (1) y á esa bella frase debe añadirse que la obra de Cristo fué individualizar al hombre nuevo, forzando las puertas del limbo, completar la obra de Moisés que se limitó á separarlo

(1) París en América.

limbo no podian salvarse las almas, ó como añade Chateaubriand (2), tratando de la redención. «Vemos, desde luego, salir de este misterio la doctrina del pecado original que nos da la explicación del hombre».

A la sazón, cuando la obra estaba hecha, vino nuevo en odres viejas, como si aquella sociedad no fuera la llamada á vivir bajo sus disciplinas, se refrescó con la sangre germánica, al decir de los autores, altiva, independiente y de genio individualista, lo cual, y lo digo con humildad, por ser singular apreciación, yo no he podido comprender, estudiando aquel pueblo, ni César haciendo su historia, ni Tácito criticando sus hábitos, nos dan más resultado que el de tratarse de un pueblo salvaje, cuyo carácter independiente es el propio à todas las hordas primitivas, en todas las razas, antes de que las disciplinas del organismo político las domeñase á la -subordinación del poder público (3).

(1) La Divina Comedia.

(2)

El Genio del cristianismo.

(3) Mi opinión sobre el individuo y el feudo es singular y carece de autoridad por ser contraria á la admitida por los doctos. Es concepto general que los germanos tenían una tal idea de la persona, de su dignidad y de su fuerza, que les caracterizaba su genio individualista, y lo mismo se cree, y en consecuencia, que el espíritu jurídico de la raza era suponer en cada uno su derecho propio per se, por el mero hecho de ser, de vivir, á diferencia del derecho griego, que descendía de los principios filosóficos, y del romano que provenía de las leyes y pactos como reglas de convivencia; yo creo que los germanos no eran más que hordas salvajes, las cuales iban evolucionando, que cuando pidieron á los emperadores romanos tierras que cultivar ó campo para pelear se hallaban en la crisis del estado nómada al sedentario, deseando trocar, como dice Paulo Osorio, la espada por el arado, que se educaron dominados por la civilización de los vencidos, y que en fin, lo que se ha dado en decir su genio individualista fué, mientras salvajes, lo propio de todos los salvajes, después la resul tante de su educación en la cultura de los pueblos ocupados. En

can Spencer (1) y Savigny (2), por el Duque y Conde simultáneamente, rey en su feudo y á su vez vasallo de otro rey, lo que Proudhon (3) llama la conciencia intuitiva de la costumbre.

Recientes, profundísimos estudios de Costa y otros sabios, dedicados á buzar en los tiempos prehistóricos, nos enseñan que las primeras formaciones sociales en la raza aria, fueron tribus de organización republicana, lo cual, no obsta, á que bajo la presión de las bandas militares, tribus mamertínicas. tomasen, como dice Michelet, la consistencia de los feudos, rotos los cuales, resurgieron aquéllas en forma de comunidades rurales, y el Municipio romano, se determinó en los burgos, en las ciudades, provocando la revolución comunal que magistralmente explica Altamira (4).

El individuo romano tal como lo hemos expuesto, entabla su primer lucha, la guerra contra el feudo, organización local del militarismo caballeresco que absorbía en absoluto y adscribía á sus necesidades de interior constitución la vida de todos.

8. A pesar de la orientación política de Carlo Magno á la República occidental cristiana, bajo la mano de sus sucesores, los blasones del feudo oscurecen el brillo de la Monarquía, y no obstante, el genio individualista que á los germanos se atribuye, desaparece en la comunión feudal, y queda como arraigado en el terruño el individuo, á semejanza de un árbol plantado en los acirates del huerto de un castillo, ó en el atrio de una abadía.

tiendo, pues, que no fué el espíritu germánico, sino el individuo romano, quien produjo en la Edad Media el individualismo jurí.dico.

(1) La Justicia, Principios de Sociología.

(2) Historia del derecho romano en la Edad Media. (B) ¿Qué es la propiedad?

Historia de la propiedad comunal.

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