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CAPÍTULO IV.

DE 1486 Á 1491.

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AZONES de plan, exigen que agrupemos en un capítulo y expongamos con toda brevedad las varias vicisitudes de Colón, desde las juntas de Córdoba hasta que el futuro Almirante, comienza á negociar con los Monarcas á fin de conseguir los honores y preeminencias que como premio á sus descubrimientos apetecía.

No desconocemos la importancia que tiene este período de la historia colombina; agítanse y resuélvense en él cuestiones de entidad, y en el relato que del mismo suelen hacer los escritores, hay no pocos errores que desvanecer y aclarar; para quien trazase una biografía de Colón ó escribiese una historia del descubrimiento, serían tales materias importantísimas; mas para nosotros, dado nuestro especial punto

de mira, carecen por completo de interés: por esta razón no hemos de detenernos á dilucidar cuestiones, transcribir textos y citar autoridades; nos limitaremos á exponer los hechos, generalmente admitidos como ciertos, sin entrar en prolijas discusiones ni en detenidos ni minuciosos comentarios.

Al terminar la campaña de 1486, recibieron los Reyes cartas del Conde de Benavente, noticiándoles la rebelión del de Lemos, que se había sublevado en Galicia; era preciso alajarle prontamente, y á este fin, después de oir el parecer de la Junta de Córdoba y de contestar á Colón, aplazando para ocasión más oportuna el entender en el negocio, abandonaron los Reyes la ciudad andaluza, dirigiéndose al Noroeste de la Península; la presencia de los Monarcas bastó para reducir á la obediencia al rebelde magnate: sosegada Galicia y asentada la autoridad real, regresaron los Reyes deteniéndose en Salamanca; no hay seguridad, en la fecha de su llegada á esta población, porque los cronistas difieren en este punto: pero lo que parece seguro es que los Monarcas permanecieron en dicha ciudad durante el Diciembre de 1486 y el Enero de 1487; en 27 de este mes, salieron de Salamanca en dirección á Córdoba, para comenzar la campaña de aquel año y emprender el sitio de Velez-Málaga.

Mientras los Monarcas reducían á la obedien

cia al Conde de Lemos y hacíanle sentir todo el peso de su real autoridad, tenía lugar en Salamanca uno de los acontecimientos más notables y decisivos para la suerte ulterior del descubrimiento, nos referimos á las célebres Conferencias.

Es verdaderamente extraordinario, que un suceso de tal importancia, haya sido confundido. con las Juntas de Córdoba por casi todos los historiadores que se han ocupado en escribir la historia del descubrimiento; merced á diligentísimos esfuerzos de doctos escritores contemporáneos, está hoy perfectamente averiguado que son dos reuniones distintas, que obedecieron á diversas causas y tuvieron diferente carácter: el Sr. Rodríguez Pinilla, ha demostrado cumplidamente este aserto: nos referimos á su obra Colon en España al tratar este punto, y en ella pueden verse todas las pruebas y argumentos que aduce en apoyo y demostración de su tesis.

El dictamen dado por la Junta de Córdoba debió disgustar extraordinariamente á Colón y á sus amigos y favorecedores: contábase entre estos Fray Diego de Deza, maestro del Príncipe D. Juan, Prior de la comunidad de dominicos de Salamanca y catedrático de prima de Teología: Colón dice claramente que Deza fué uno de sus más poderosos auxiliares: viendo el efecto que el dictamen había producido en el ánimo de

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los Reyes, debió pensar el ilustre dominico, que acaso si pudiese conseguir que el proyecto de Colón lo examinasen en Salamanca, personas peritas en las ciencias cosmográficas y que le prestasen su aprobación, tal circunstancia había de influir poderosamente en el ánimo de los Reyes, y tal vez conseguirían de esta suerte, contrapesar el efecto producido por el desfavorable dictamen de la Junta de letrados y marineros que había presidido el Prior del Prado: fijo en esta idea, apenas los Reyes se partieron de Córdoba en dirección á Galicia, trató Deza de llevar á cabo sus propósitos; llamado por él, llegó á Salamanca el genovés, hospedándose en el convento de San Esteban: alli, y en la granja de Valcuebo, propiedad de los frailes dominicos, tuvieron lugar las conferencias: doctísimos profesores en ciencias sagradas y profanas, en cosmografía, astrología y matemáticas, acudían á estas reuniones y discutían con el descubridor sus planes: poco á poco fué convenciendo á sus contradictores, y se iba extendiendo por la ciudad, la noticia de estas frecuentes reniones á las que asistían los más sabios catedráticos de la Universidad salmantina; los proyectos de Colón eran el tema obligado de todas las conversaciones, y extendíase la noticia de que lejos de ser irrealizables, como habían dicho en Córdoba, los marineros presididos por Talavera, tenían tales visos de probabilidad en opinión de

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