Obras v.11, Volumen11

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Página 97 - Órdenes le fueron a decir responsos. Convidó el conde de Luna caballeros para su entierro, y al anochecer estaban muchos llamados y otros inducidos de la misericordia. Desnudó el verdugo el cuerpo de don Rodrigo en el tablado, pusiéronle en el ataúd de los ahorcados...
Página 81 - Para informar de sus partes, bastará decir que entre tantos grandes vasallos, tantos ministros de satisfaccion, no descansó en otra verdad, ni en otras letras ni en otro valor el celo de aquella señora del mundo, que se llevó consigo toda la felicidad de España, dejando...
Página 96 - Acompañábanle los religiosos, y apenas el verdugo le ayudó a morir. No tuvo el cadalso luto ninguno ; antes habiendo cubierto la silla, vino orden que se quitase.
Página 96 - Otros que se llegaban, si no más a la piedad, a la razón, dijeron que como él esperaba por su condición, por su vida, por sus delitos el castigo anticipado en la violencia del pueblo, y halló lágrimas y ruegos y aclamación general, se alentó con esfuerzo generoso y agradecido.
Página 4 - Vicq , nuestro embajador en corte de Roma, lo que veréis por las copias que van con la presente; y estamos muy determinados si su Santidad no revoca luego el breve , y los autos por...
Página 110 - Conde animosamente, asistiendo antes á la venganza que á la piedad, y diciendo esto es hecho, empezando á sacar la espada y quitando el estribo, se arrojó en la calle, donde espiró luego entre la Cereza deste ademan y las pocas palabras referidas.
Página 21 - ... años, y en catorce viajes que me han servido mas de estudio que de peregrinación, siendo parte en los negocios que de su Real servicio me encomendó SM (que está en el cielo), y con Su Santidad y los Potentados.
Página 111 - Su familia estaba atónita, el pueblo, suspenso; y con verle sin vida y en el alma pocas señas de remedio, despedida sin diligencia exterior suya ni de la Iglesia, tuvo su fin más aplauso que misericordia.
Página 1 - Italia esta carta (así lo digo en la raia con que la remití), y porque no fuese aquella libertad desabrigada y tan de par en par á los que acreditan su malicia con apariencias de religión, acompañé con estos apuntamientos sus renglones, juzgando y temiendo que nota y razones tan robustas como las de aquel gran rey, en otro lector que vuecelencia estará peligrosa, y que solamente en su experiencia tendrá estimación lo que a menor espíritu será escándalo.
Página 143 - Y para agravarlas más, las hizo tan largas como pesadas, con poco temor y reverencia de las que imprimió el ingeniosísimo Miguel de Cervantes.

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