Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[ocr errors]

con distinciones y con públicas mercedes. Propagó mil voces contra el Almirante y sus hermanos, las mas infieles y ecsageradas, reputándolos de avaros cuando era notorio su desinterés; y para ganarse la voluntad de los Indios, adelantó que los tributos impuestos se debian á la codicia de Colon y sus hermanos, contra la voluntad de los Reyes. Por estos repugnantes arbitrios logró atraer la voluntad y dádivas de los Indios, hacerles odioso al Adelantado y sus fieles compañeros, y poner toda la Colonia y la Isla en la mas grande confusion.

Cesó con aquel motivo la recaudacion del tributo de los pueblos, porque los Indios, prevalidos de estos consejos, ya se creyesen asistidos de justicia para resistir, ya por propia conveniencia dejaron de ecsibirlos. El mismo gobierno se desentendia de su recaudacion aun en las inmediaciones de la Isabela, por quitar ocasion de otros alborotos. Los Indios que conocieron en estos actos la debilidad ó corroboracion de su justicia, léjos de sosegarse, formaron nuevas maquinaciones, y los Españoles que se mantuvieron fieles estaban reducidos en las poblaciones de la Vega é Isabela á la mas triste desesperacion. Privados de todo, solo se oian quejas y lamentos, y el Gobierno sufria con disimulo, porque no podia otra cosa. De modo que á principios del año de mil cuatrocientos noventa y ocho, hubieran quizá sucumbido los Españoles, á no ser por el socorro de bastimentos y de gente, enviado por el Almirante en dos naves, que fué recibido como un precioso don, de aquella mano que velaba sobre el destino de una empresa tan gloriosa.

Por último se retiró Francisco Roldan mas enso

berbecido que antes á las tierras del Cacique Maniocatex, con el cual, despues de haberle cobrado el grande tributo de oro que pagaba al Gobierno, hizo tanta liga con él que andaba siempre reunido con su hijo y sobrino, y le llamaba á aquel hermano. Permitia que viviesen licenciosamente los Españoles que habian seguido tras su bando, y nunca abandonó el proyecto de cercar á Don Bartolomé en la Concepcion y apoderarse del Gobierno. Ya habia Roldan conseguido en estos momentos muchas personas principales, tenia reunidos caballos y mandado hacer algunos herrages, y como cada dia se engrosaban mas sus filas, fué tambien en aumento su porfiada rebeldía. Empero un tal Gomez Collado dió aviso á Don Bartolomé de las intenciones que se tenian de cercarlo en la Concepcion, en las precisas circunstancias que recibia la noticia de la llegada de Pedro Hernandez Coronel al Puerto de Santo Domingo, con las dos carabclas que habia despachado el Almirante de España.

Con esta nueva determinó el Adelantado pasar á Santo Domingo á disponer y recibir las provisiones y pertrechos enviados en las carabelas, y Francisco Roldan, que no perdia pié ni pisada á Don Bartolomé, quizá con no muy buenas intenciones, partió tambien con su gente para la misma ciudad. Sabido esto por este último y previendo que muchos vecinos de ella estaban al partido del rebelde y que aventuraba algun escándalo, á la vez que con la gente de las dos carabelas podria sostenerse, se detuvo á cinco leguas de la poblacion, y allí publicó los despachos de los Reyes, por los cuales se declaraba la confirmacion de su título de Adelantado de

las Indias (1), y otras facultades y mercedes que sus Altezas habian concedido al Almirante, el cual quedaba preparando otras seis naves para volver á la Isla, con cuyas nuevas quedaron contentos todos los que permanecian leales al servicio del Rey.

En esta precisa circunstancia, deseoso el Adelantado de que á su vuelta encontrase el Almirante tranquila la Isla, comisionó á Pedro Hernandez Coronel, para que pasase á persuadir á Roluan se sometiese á la obediencia de los Reyes, ofreciéndole el perdon de sus delitos pasados. Lograda la ocasion de la entrevistà, á seis leguas de Santo Domingo, se presentó el Al

(1) Don Fernando é Doña Isabel, por la gracia de Dios, Rey é Reina de Castilla, de Leon, de Aragon, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Cordoba, de Córcega, de Murcia, de Jaen, de los Algarbes, de Algecira, de Gibraltar, é de las Islas de Canaria: Conde é Condesa de Barcelona, é Señores de Vizcaya é de Molina: Duques de Atenas é de Neopatria; Condes de Ruisellon é de Cerdania: Marqueses de Oristan é de Gociano: Porque á los Reis é Príncipes es propia cosa de honrar é sublimar é facer mercedes é gracias á los sus súbditos é naturales, especialmente á aquellos que bien é lealmente los sirven; lo cual por Nos visto, é considerando los muchos é buenos é leales servicios que vos, Don Bartolomé Colon, hermano de Don Cristóbal Colon, nuestro Almirante del mar Océano é Visorey é Gobernador de las islas nuevamente halladas en las Indias, nos habedes fecho é facedes de cada dia, e esperamos que nos fareis de aquí adelante, tenemos por bien, é es nuestra merced é voluntad, que de aquí adelante vos llameis é intituleis Adelantado de las dichas islas nuevamente falladas en las dichas Indias, è podades usar é ejercer é facer en las dichas islas, é en cada una dellas todas las cosas que los otros Adelantados de los dichos nuestros Reinos pueden facer, é que hayades é gocedes é vos sean guardadas todas las honras é gracias é mercedes é preeminencias é prerogativas que son debidas, é se deben facer é guardar segun las leis por Nos fechas en las Córtes de Toledo, é las otras leis de nuestros Reinos á los otros nuestros Adelantados dellos, é segun se guardan é las han é gozan los otros Adelantados de los dichos nuestros Reinos, así en sus Adelantamientos como fuera dellos: é por esta nuestra Carta ó por su treslado signado de Escribano público, mandamos al Ilustrisimo Príncipe Don Juan, nuestro muy caro é muy ama do Fijo, é á los Infantes, Perlados, Duques, Marqueses, Condes é Adelantados é Ricos-Homes, Maestres de las Ordenes, Priores, Comendadores é Subcomendadores, é á los del nuestro Consejo é Oidores de las nuestras Audiencias, Alcaldes é Alguaciles, é otras Justicias cualesquier de la nuestra Casa é Corte é Chancillería, é á todos los Concejos, Justicias, Rejidores, Caballeros, Escuderos, Oficiales é Homes-Buenos de las Ciudades é Vi

guacil Mayor ante los rebeldes, y cuando le vieron los que estaban de guardia, le detuvieron, diciéndole: "Teneos allá, traidores, que si ocho dias mas tardárades, fuéramos todos unos." Pero tranquilizada esta escena, habló con Francisco Roldan, encareciéndole las faltas que cometia y los daños que de esta conducta habrian de seguirse á la Isla y á su persona y partido; mas volviéndole la espalda Roldan con insolencia, y con espresiones mal recibidas, se separó del lugar con sus compañeros y tomó el camino de Jaragua, á donde, con la abundancia y vida licenciosa que ofrecia, pensaba sostener sus inicuas y depravadas maquinaciones.

llas é Lugares de los dichos nuestros Reinos é Señoríos, é al dicho nuestro Almirante, Visorey é Gobernador de las dichas islas, é á los vecinos y moradores, é á la otra gente que en ellas estan é estovieren de asiento, ó en otra cualquier manera que de aquí adelante vos intitulen é Ìlamen, é vos hayan é tengan por Adelantado de las dichas islas é tierra-firme, é vos guàrden é fagan guardar todas las dichas honras é preeminencias, prerogativas é inmunidades que segun las dichas leis vos deben ser guardadas; é vos recuden é fagan recudir con los derechos é salarios al dicho oficio de nuestro Adelantado anexos é pertenecientes, bien é complidamente que vos non mengue ende cosa alguna: ca Nos por esta nuestra Caita vos creamos é facemos Adelantado de las dichas islas é tierra-firme que así nuevamente se han fallado é descubierto en las dichas Indias, é vos recibimos é habemos por recibido al dicho oficio, é al uso é ejercicio dél; é mandamos que en ello ni en parte dello, embargo ni impedimento alguno ves non pongan, nin consientan poner; é si desto que dicho es quisieredes nuestra Carta de Privilegio, mandamos al nuestro Chanciller è Notarios, é á los otros Oficiales que estan à la tabla de los nuestros sellos, que vos lo den é pasen è sellen: é los unos ni los otros non fagan ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced é de diez mil maravedis à cada uno que lo contrario ficiere para Ja nuestra Cámara; é demas mandamos al home que les esta nuestra Carta mostrare que los emplace que parescan ante Nos en la nuestra Corte, do quier que nos seamos, del dia que los emplazare fasta quince dias primeros siguientes, so la dicha pena, so la cual mandamos à cualquier Escribano público que para esto fuere llamado, que dé ende al que ge la mostrare tesLimonio signado con su signo porque nos sepamos en cómo se cumple nuestro mandado. Dada en la Villa de Medina del Campo á veinte é dos días del mes de Julio, año del Nascimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil é Cuatrocientos è noventa é siete años.-YO EL REY,-YO LA REINA.— Yo Juan de la Parra, Secretario del Rey é de la Reina nuestros Señores, la fise escribir por su mandado. Y en las espaldas de la dicha Carta decia:Acordada-Rodericus, Doctor. -Fernando Ortiz, Prochanciller.-Registrada-Doctor.--Derechos un florin. Registro doce. Sello quinientos maravedis.

.

Por estos actos fué reconocida la infidelidad de los sublevados, porque sus mismas espresiones demostraban la arrogancia y obcecacion en que estaban imbuidos, y que llegó hasta el descaro de llamar traidores á los mas leales súbditos de los Reyes, amenazándolos con que si hubieran tardado algunos dias mas, toda la Isla habria estado sujeta á la dominacion de Roldan y sus secuaces.

Tan graves delitos no podian quedar impunes ante el enérgico carácter del Adelantado, pues que si hasta allí habia contemporizado, para evitar otros mayores males, era llegada la hora de obrar con toda energía. No fué suyo aquel sistema de flecsibilidad: se esforzaba en cumplirlo mas bien por los consejos de su hermano, y pues que estaba colocado en el terreno en que podia demostrar su autoridad y poderío, se decidió desde el momento á castigar á los culpables. Para ello levantò proceso y los citó por edictos y pregones; y no habiendo comparecido á su llamamiento, les declaró rebeldes y traidores, y con esta medida esperò tranquilo los acontecimientos que pudieran sobrevenir en la Provincia de Jaragua, á donde se dirigian.

Entre tanto pasaban estas ocurrencias en la Isla, otras cosas llamaron la atencion del Adelantado. Los noventa hombres que habian llegado en las últimas carabelas, para esplotar las minas del Sud y cortar el palo del Brasil, entre los cuales ecsistian catorce que debian dedicarse á las labranzas de la tierra, venian estimulados por risueñas esperanzas, y fueron distribuidos en los lugares mas abundantes para su recoleccion. Llevaban estos un interes mayor que los hasta allí se habian dedicado á la esplotacion é industria

que

« AnteriorContinuar »