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HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA.

PARTE SEGUNDA.

EDAD MEDIA.

LIBRO III.

CAPITULO I.

ALFONSO X. (el Sábio) EN CASTILLA:

JAIME I. (el Conquistador) EN ARAGON.

De 1252 á 1276.

Primer periodo del reinado de don Alfonso el Sabio.-Renueva la alianza de su padre con el rey Ben Alhamar de Granada.-Sabio gobierno del emir granadino: prosperidad de su estado.-Conquistas de Alfonso de Castilla.-Cede el Algarbe á Portugal.-Su proyectada espedicion á Africa. Empresas frustradas sobre Navarra y Gascuña.-Defeccion de su hermano don Enrique y del señor de Vizcaya. Es elegido emperador de Alemania. Contrariedades que esperimenta para la posesion de la corona imperia!. Niéganle su confirmacion los pontífices.-Consume los tesoros de su reino en reclamaciones inútiles. Su entrevista con el papa. Exito desgraciado de estas negociaciones.-Rebelion de los moros valencianos: término que tuvo.-Situacion de Aragon.- Política de don Jaime dentro y fuera de su reino.-Levantamie uto de los moros de Andalucía y Murcia. Guerra entre el rey de Castilla y el de Granada: auxilia don Jaime á su yerno don Alfonso: tratado de Alcalá de Ben

Zaide.-Enlaza la casa de Aragon con la de Sicilia.-Célebres bodas del infante don Fernando de la Cerda con la hija de San Luis rey de Francia.-Don Jaime el Conquistador emprende una espedicion á la Tierra Santa: su resultado.-Rebelion de nobles en Castilla: el infante don Felipe: pásanse los sublevados al rey moro de Granada: sus pretensiones: término de esta rebelion: tregua de Sevilla.-Invasion de los Beni-Merines de Africa en Andalucía: muerte de los infantes don Fernando de la Cerda y don Sancho: regresa don Alfonso de su entrevista con el papa: tregua de dos años con los moros africanos y andaluces.-Turbulencias en Aragon y discordias entre el rey, sus hijos y los ricos-hombres. Va don Jaime al concilio general de Lyon, y vuelve desabrido con el papa.-Muerte de don Enrique de Navarra: alteraciones en este reino: pasa la corona á la casa real de Francia.-Nueva sublevacion de moros en Valencia.-Muerte y testamento de don Jaime I. el Conquistador.

Ningun príncipe español desde el octavo hasta el decimotercio siglo habia, recogido tan rica herencia como la que legó á su muerte San Fernando á su hijo primogénito Alfonso, que al dia siguiente del fallecimiento de su ilustre padre, y á la edad ya madura de 31 años (1.9 de junio, 1252), ciñó una corona y empuñó un cetro á que estaban sometidos los dilatados territorios de Asturias, Galicia, Leon, Castilla, Murcia y la mayor parte de Andalucía. Veremos si el reinado de Alfonso X. correspondió á las esperanzas que hacia concebir la grandeza de los estados que heredaba, la educacion que habia recibido, el ejemplo que habia tenido á la vista, el papel importante que ya como príncipe habia desempeñado, y el talen

to y la ilustracion que le valieron el sobrenombre de Sabio con que el mundo y la historia le conocen.

Tan luego como Ben Alhamar de Granada supo la muerte de su aliado y amigo Fernando de Castilla, envió á su hijo Alfonso cien principales moros vestidos de luto para que asistiesen á los funerales del difunto monarca, como lo verificaron, llevando en sus manos antorchas ó cirios encendidos. Dábale en esto una prueba de su disposicion á mantener con él las mismas relaciones de amistad que con su padre, y á reconocérsele su vasallo. Alfonso por su parte tampoco tuvo reparo en reconocer la alianza y los pactos que con el rey de Granada habia su padre establecido: en lo cual de cierto obraba con mas sinceridad el castellano que el moro, toda vez que éste, como no tardaremos en ver, solo aguardaba oportuna sazon y momento para sacudir el yugo y libertarse del vasallage del cristiano.

Tenia Ben Alhamar eminentes dotes de príncipe, y sabia regir con tino y prudencia un reino. En los años que disfrutó de paz, antes y despues de la muerte de San Fernando, hizo florecer las artes, el comercio y la industria en sus dominios; merced á su proteccion tomó fomento la agricultura, multiplicáronse los productos de la tierra, perfeccionáronse las manufacturas, cultivábase con provecho la minería, y recibieron considerable aumento las rentas del estado; con sabias leyes y con premios y exencio

nes concedidas al mérito y á la laboriosidad se estimulaban á la aplicacion sus vasallos, las letras tenian en él un protector generoso, erigíanse escuelas, se fundaban colegios, y los maestros y profesores eran anchurosamente remunerados; el desarrollo intelectual marchaba al nivel de la prosperidad material: él mismo visitaba los talleres, inspeccionaba las escuelas y colegios, examinaba el estado de los baños públicos, entraba en los hospitales y se informaba personalmente sobre el esmero ó el descuido con que se asistia á los enfermos: y el mismo que como soberano daba audiencia dos dias á la semana indistintamente á ricos y pobres oyendo las quejas y reclamaciones de todos para fallar en justicia, se mezclaba modestamente entre los obreros y albañiles que trabajaban en la construccion del gran palacio de la Alhambra. Con un príncipe de tan altas prendas, que por otra parte acogia benévolamente á todos los refugiados musulmanes que á millares acudian cada dia á su reino de las ciudades conquistadas por las armas cristianas, el pequeño estado granadino, circunscrito á estrechos límites, pero rebosando de poblacion y gobernado con sabiduría, recordaba el esplendor y traia á la memoria el brillo del antiguo imperio de los califas.

Menos atinado en las cosas de gobierno el nuevo rey de Castilla, disgustó pronto á sus súbditos con la medida que tomó de alterar el valor de la moneda para remediar la escasez de dinero que por efecto de

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