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nicos, se redujo á decir que se habia de adoptar «entre una buena paz y una buena guerra.» Buena paz habia de ser la que extendiera sus beneficios á los dominios del Rey en su extension vastísima sin dejar asidero á encuentros y novedades de una ni de otra parte. Tres eran las concesiones que en semejante caso se habia de exigir que hiciesen las que todavía llamaba Coloma islas rebeldes: que renunciaran á su mal fundada libertad, que se retirasen del trato y comercio con las Indias, y que le abriesen á nuestros bajeles por el rio Escalda, dejando desembarazada la navegacion hasta Amberes; si almenos se salia con las dos últimas serian tolerables; si con la postrera solo «disculpables en alguna manera á los que gustan sobradamente de palmas;» pero con las condiciones de las pasadas las declaraba «< indignas de la grandeza del Rey y ofensivas para la conservacion de los demás reinos y provincias.» Bien debió conocer quien asi discurria cuan difícil era que al cabo de 40 años de guerra y 12 de tregua renunciasen á su independencia los holandeses; y asi es que sin mostrar en esta parte sobrado teson, advierte «que hay menos inconveniente en dar uno á su contrario lo que á él se tiene bien o mal adquirido, que en poner lo que queda en conocido peligro.»> Lo que le parecia intolerable era que en los 12 años de la tregua unos vasallos rebeldes no solo se hubieran salido con inquietar las costas de las islas occidentales, y mas aun de las orientales sino con poner en balanza el dominio y posesion de ellas con el mismo desenfado que si las poseyeran los gentiles y no las hubieran ántes ganado los portugueses á costa de su sangre y trabajo.

Y en cuanto al punto de la navegacion de Escalda (que por cierto ha sido litigio renovado en presencia de la generacion actual), señalaba elocuentemente los daños que se habian seguido á Amberes, que de lugar muy pequeño como era 200 años antes, llegó á ser el mas opulento y noble de Europa; pero luego con quedar cerrada su navegacion, de tal manera habia usurpado su prosperidad Amsterdam, pueblo apénas conocido al empezar las guerras, que ya noera inferior esta última ciudad ni á Génova en riqueza, ni á Lisboa en concurso de todo género de mercancías, ni á Venecia en la fortaleza del sitio. Por si no llegara el caso de ajustar paces convenientes, pasaba el autor del discurso á explicar cómo se habian de emprender campañas venturosas, y para este fin designaba la fuerza, composicion y situacion que convendria dar á tres ejércitos que eran en su concepto indispensables, con particularidades y explicaciones importantes que por falta de espacio me veo obligado á omitir. Ocurríasele para sus proyectos un reparo muy natural, y era el del dinero que habia necesidad de juntar para semejante empresa; pero despues de responder que era imposible comprar barata la total firmeza y seguridad de la Monarquía, añadió otra consideracion notable: «Si vemos, decia, que los reinos y provincias que V. M. tiene en Italia se han desentrañado para acudir á las cosas de Alemania, cuánto más no se debe esperar de ellos para otras propias de la Monarquía como las de Flandes y aun las de las Indias de Oriente y de Occidente.» Abrevio y termino la cita de este importante documento, pero no puedo menos de añadir que su estilo es notable por la claridad, conviccion y el tono de urbanidad y elegancia que nunca sufre el eclipse menor ni en las cartas del mismo autor, ya políticas y oficiales, ya familiares y amistosas, ni en sus obras impresas, ni en otras que hubieran merecido serlo como este discurso de que ablo y otros varios papeles, informes, memorias У consultes acerca de los mas graves negocios del Estado que en su tiempo fueron de carácter secreto y hoy pudieran y aun deberian prestar nueva claridad á la historia.

muy

Antes de que terminasen las treguas de Holanda comenzó la guerra de Ale

mania con ocasion de haber querido coronarse Rey de Bohemia el Príncipe Palatino del Rhin, por cuyos estados entró el Marqués de Espínola con un ejército español en el mes de Setiembre de 1620, mientras tanto que otro diverso gobernado por el de Bucquoy iba en busca del usurpador hasta arrojarle de Praga. Con el primero de estos ejércitos entró por el Palatinado D. Cárlos á cuyo cargo despues de haber atravesado el ejército dos veces el famoso rio, corrió el apoderarse de Kreutznach, lugar que habia de ser centro de las operaciones y cuartel del ejército de Espínola. Con esta invasion del Palatinado, á no ser que se quiera contar desde la rebelion de Bohemia, comenzó la guerra que con tanto daño de Europa y muy en particular de la Monarquía española, se habia de prolongar por espacio de los 30 años que le dieron nombre.

Valia poco determinar cuales fueran condiciones honrosas para la paz, ni el

mejor sistema para la guerra, ni tampoco podian ser de gran fruto las operaciones preliminares de ella si no se contaba con los recursos necesarios para su prosecucion y buen término, como lo habia advertido Coloma, aunque es aviso que pueden omitir imprudentemente los que no son tan prácticos consejeros. Para que propusiese y recomendara el despacho de las indispensables provisiones, acordaron los Archiduques fuese á Madrid D). Carlos, conociendo que asunto tan árduo en las circunstancias del Gobierno de España no podia correr á cargo de persona mayor celo. Bien era menester, en efecto, que empleara su autoridad y reputacion, y no estaban de más las espuelas de su elocuencia para impedir que con la acostumbrada lentitud se retardasen las resoluciones y se malograsen las empresas, y por si se dormia su celo no dejaban de estimularle desde Bruselas con cartas incesantes el Marqués de Espínola, el de Bedmar, el Veedor general D. Cristóbal de Benavente y Benavides, y hasta el mismo Archiduque.

de

(Se concluirá.)

BREVES

APUNTES

SOBRE LAS BIBLIOTECAS DE SAN LORENZO DEL ESCORIAL.

En el número correspondiente al mes de Agosto, describimos á grandes rasgos la Biblioteca principal del Monasterio de San Lorenzo (Escorial), no queriendo hacerlo de los tesoros litera rios que en ella se encierran por creer necesario dar á esta parte mas esteusion en razon de ser mas importante que la ya descrita.

Entre las joyas literarias que se custodian en esta Biblioteca se halla un cuaderno que se conoce con el nombre de Códice áureo á causa de contener los cuatro evangelios, los Prefacios y Epístolas de San Gerónimo y los Canones de Eusebio Cesariense escrito con letras de oro. Su tamaño es de 3 cuartas de alto por mas de 1 y medio de ancho y tres pulgadas de grueso próximamente; se halla encuadernado en tafilete encarnado sobre tablas, siendo sus cantos de bronce dorado y sus broches de argentino metal. Contiene 168 hojas de pergamino sumamente fino. La letra es clara y de un tamaño regular y la tinta empleada en ella conserva el mismo tono y brillo que si se acabara de escribir: en cuanto á las letras de oro están sobrepuestas al pergamino, formando relieve y no como generalmente se encuentran escritas en otros libros con oro desleido á manera de tinta, el valor del oro empleado en ellas se puede calcular en mas de 5000 reales. Es de notar que apesar del tiempo transcurrido no ha desaparecido ni el mas pequeño rasgo y aun cuando se arrugue el pergamino no por eso saltan las letras de oro.

En la primera de sus hojas vemos al emperador Conrado y á su mujer la emperatriz Gisela postrados en presencia del Salvador que se halla sobre un trono de nubes y de ángeles en aptitud de dar su bendicion, y en la segunda hoja están el Emperador Enrique y la Emperatriz Doña Inés su esposa, delante de Maria Santísima: ambas hojas tienen leyendas en verso al rededor y tambien en cuatro circulos que hay en cada una. Estos versos dicen lo siguiente:

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Además del lujo desplegado en estas dos primeras hojas encontramos en las siguientes los retratos de los Pontífices desde S. Pedro, hasta Leon I, formando un total de 48 papas, y últi–

mamente en los principios de los capítulos se encuentran mas de cincuenta historias y en cada Evangelio el retrato de su respectivo Evangelista, no desmereciendo estos trabajos en nada de los ejecutados en las primeras hojas. Debió emplearse mas de 50 años en la ejecucion de los trabajos que este precioso códice contiene, segun se desprende de su pintura, que si bien tosca en su principio, mas ganando las figuras en perfeccion y gusto en el colorido; el hallarse algo borrosa la tinta general de las carnes, depende sin duda alguna que el artista con objeto de darle cuerpo hizo bastante uso del albayalde, cuyos malos resultados se conoce no precavió. Segun los datos que existen con mas visos de verdad debió escribirse en Spira, mas no puede fijarse con certeza y lo que de todo punto se ignora, es el nombre del autor.

Segun se deduce de su contenido, este códice mandado escribir por Conrado II, Emperador de Alemania y mas tarde de Occidente, no se concluyó hasta tiempo de su hijo Don Enrique, por el año 1050.

Este códice solo se mostraba con luces encendidas en dias de gran solemnidad; perteneció à la princesa Margarita, mujer del Príncipe Don Juan é hija de Maximiliano, pasando luego à poder de la Reina Doña María, hermana del Emperador Carlos V, de quien la hubo Felipe II y la rogaló á esta biblioteca, donde se custodia actualmente y se enseña á los curiosos que visitan la oclava maravilla del mundo.

José M. BOLLO.

Alumno que ha sido de la Escuela de Diplomática de Madrid.

OBRAS ÚLTIMAMENTE PUBLICADAS,

SOBRE LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS LATINOS.

EUROPA.

Histoire de la Grèce sous la Domination romaine, por L. Petit de Julleville.

Histoire de la litterature française, por Ch. Gidel.

Histoire du regne de Louis XIV, por C. Gaillardin.

Le Duc de Brunswisch, sa vie et ses meurs.

Chroniques de Froissart, publiqeés pour la Societé de l' Histoire de France, por Simeon Luce. To mo V. (1356-1360)

Marie-Antoinette, reine de France et de Navarre; d' aprés las mémoires de Weber, continués despuis la journe du 10 aout 1792, jusqu'a la mort de la reine, por el abate Orse.

Memoires sur Lamoignon de Males-herbes, defenseur de Louis XVI, por E. Vigaux.

Luis XVI et Madame Elisabeth, sa sœur, por el abate C....

Histoire du régne de Louis XIV, recits et tableaux. 2 partie. L' Epoque de puissance et de glorie sous Colbert et Louvois. T. III. ej. IV. por C. Gaillardin.

Storia de Giovanna d' Arco, detta la Pulzella d' Orleans, por G. Ventura.

Commento storico ai «Promesi Sposi» ó la Lombardia n'l secolo XVII, por César Cantú. Relation de l'expédition de Charles-Quint contre Alger, por Nicolás Durand de Villegaignon, suive de la traduction du texte latin, por Piérre Tolet. Publiées avec avant-propós, notice biographique, notes et appéndice, por H. D. de Grammont.

La Colonne Trajane reproduite en photo-typographie, d' aprés le surmoulage exécute à Rome en 1861 et 1862. Texte esplicatif por W. Frohner, conservateur du Louvre.

Saint Louis et son temps, de H. Wallon.

Cours elementaire d' archeologie cretienne, de J. Mollet.

Histoire de Marie Stuart, por Jules Gauthier. Deuxième édition.

este el nombre de oligárquico, tampoco se podia confundir con repúblicas democráticas como la de Atenas ú otras de Grecia, y menos con las que llevan hoy igual denominacion. Y aun cuando es árduo apuntar en breves frases cual es el origen de la grandeza ó decadencia de cada estado, si se me estrechase á explicar como fué tan alto el vuelo de aquella naciente república, contestaria sin vacilar que se hubo de atribuir, mas bien que á causas misterosas, ni á la mágica virtud de las palabras, ni aun á la menos quimérica de las formas políticas, a resortes harto mas poderosos, como fué, sobre todo, el ordenado concierto de las voluntades y de los esfuerzos, ayudado con patrióticos sacrificios, con el amor al trabajo, fuente de todo linaje de grandezas en los pueblos modernos y con cierto instinto práctico reñido con las quimeras y apreciador exacto del límite de las cosas posibles, á cuyas dotes suelen ir reunidas ciertas virtudes modestas, que con ser subalternas no por eso dejan de ser provechosas para su felicidad y solidez así de las monarquías como de las repúblicas; aunque en el caso á que me refiero no fué poco lo que ayudaron luego á realzarlas el brillo de las artes y el lustre de rasgos heróicos, como respectivamente lo acreditan la fama de Rembrant y de Hemskerque.

Se me ha de perdonar esta digresion á que ha dado origen mi propio convencimiento, autorizado ciertamente con el ejemplo y práctica del personaje á quien he consagrado mi discurso. Pero nada mueve á que se haga aprecio de las partes de un combatiente quien pasa por alto las de su contrario, cualesquiera que sean el origen y justicia de la contienda ó el término final de la misma, y así es, que para poner de realce el valor y proezas de los españoles, nunca desaprovechó Coloma las ocasiones que á su notoria imparcialidad se ofrecieron al referir aquellas guerras, con cuya memoria para siempre quedó tan relacionada su propia reputacion militar y literaria.

Ya es tiempo de que volvamos á hablar de este último, á quien nombró el Rey Gobernador de Perpiñan, Lugarteniente de Capitan General de los Condados de Rosellon, Puigcerdá y Cerdania, en Junio de 1600, es decir, dos años despues de la muerte de Felipe II. Doce habian sido los que pasó asistiendo á las contínuas campañas de Francia y de los Paises-Bajos, y tiempo era que reposara de tanto cansancio y peligro en su nuevo empleo, donde sin embargo no habian de escasear las inquietudes. Si á costa de largos tratos habia sido posible á los Gobiernos situados á uno y otro lado del Pirineo firmar las paces de Vervins, mas difícil era avenir las ánimos de entrambos pueblos al cabo de tan largas y sangrientas discordias, por cuya razon quedaron en disposicion indecisa entre la avenencia y el resentimiento, dudándose cada dia si al siguiente no renaceria la guerra, y sobre todo, en aquellas fronterizas comarcas del Rosellon colocadas entre los dos Reinos en posicion tan poco segura y resguardada de la ajena codicia, como luego lo acreditaron los sucesos. Aun durante los años mas tranquilos del reinado, ántes y despues del doble casamiento que pareció prenda de paz entre una y otra corona, se encuentran en las correspondencias del nuevo Gobernador curiosas noticias acerca de sus forzadas relaciones con varios de los personajes, cuyas inquietudes ocasionaron tantos disturbios del lado allá de los Pirineos durante la minoría de Luis XIII. Con igual cargo pasó luego á Mallorca, pero necesito del breve espacio que los límites de este discurso consienten para referir mas graves sucesos. De las treguas de Holanda habia corrido gran parte del plazo; hablábase mucho de su terminacion próxima; hácia aquel mismo lado era posible saltase alguna chispa del incendio que levantaron en el Imperio

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