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tificarlos para resistir mejor desde allí, algun dia, cuando la ocasion se presentase mas favorable. Cerca de un siglo estuvieron en la emigracion nuestros antepasados, junto con los demás fugitivos de otras provincias de España, entreteniéndose en aquellas tentativas de avance hacia el país que perdieron y por el que suspiraban, regando el extraño suelo con amargo llanto, sin conseguir tan siquiera, por laudable que fuese su empeño, ni la esperanza mas ó menos lejana de la reconquista! Con el curso de los años iba desapareciendo la generacion principal que conservaba con todo su ardor y brillo la memoria de la cara patria, y la nueva generacion que la substituia, los niños que se habian llevado en el regazo las madres al huir del alfanje berberisco que azotaba sus espaldas, contemplaban cada dia mas reducido el círculo de aquellos venerables ancianos, que, entorno del hogar, les esplicaban lo que fué el bello sitio de su cuna, las delicias de que allí habian disfrutado en su juventud, los dolores que experimentaron al abandonarlo, y finalmente les designaban los caminos que habian de seguir para recobrarlo, si Dios algun dia les otorgaba tan inmensa dicha! Quien solo conozca la historia escrita de España en general ó de alguno de sus antiguos reinos y estados, al enterarse de la situacion de Cataluña en los primeros tiempos de la reconquista, acaso preguntará admirado ¿cómo es posible tantos años de paciencia y de inaccion, sin vengar aquella misma patria que los ojos llegaban á contemplar desde lo alto de los montes?... ¿cómo no tomaban ejemplo de los demás Hispanos que peleaban ya en la Península los antiguos

habitantes de la Marca, antes que vivir pobres, tristes y sin esperanza entre gentes para ellos extrañas y que practicaban costumbres no del todo idénticas á las suyas? Si la pregunta lleva en sí alguna acusacion, pronto se mudará esta en lamento, al comprender la causa de aquella tardanza tan amarga para los que, perdiendo lo suyo, no veian fácil el medio de recobrarlo: comparada la situacion geográfica de Cataluña con la de Asturias por ejemplo, era esta mucho mas ventajosa para poder organizar una resistencia, pues ni por el mar Cantábrico habian de ofender tan fácilmente á los soldados de Pelayo, en aquellos tiempos, las embarcaciones musulmanas, ni venia tan de paso á las huestes Árabes hacer irrupciones por aquel rincon, sin combinarlas antes con habilidad estratégica, cuando Cataluña, destrozada enteramente, teniendo sus principales ciudades en poder de los infieles y con Tarragona destruida, contaba como límite marítimo el Mediterráneo, mas frecuentado por los buques árabes que el mar Cantábrico, y sobre todo por sus piratas, siendo por otra parte desembocadero general de todas las algaradas que venian continuamente de Andalucía y de Valencia, y á la vez paso y camino de estas para ir aun mas allá de Cataluña, para internarse por la Galia con el propósito de dominar allí lo que dominaron los Godos y mas si pudieran, como que, para resistirlas, mas de una vez hubieron de ayudar los nuestros á los habitantes de la Narbonesa y demás países vecinos, rodeados de frecuente malestar, por tener que rechazar de una parte á los Árabes irruptores y de otra á los Francos Carlovingios, cuya ambicion era,

en opuesto curso, hacer lo propio que los sarracenos en aquel país intermedio, esto es, extender su dominio hasta los Pirineos, y luego si la ocasion se presentase, por el interior de España. Esta mira ambiciosa que inició Carlo Magno, y que no dejaron de acariciar en todos siglos los que le sucedieron en las diversas estirpes de la monarquía Francesa, fué el único rayo de esperanza que concibieron los Godo-Romanos, ó mas bien Hispanos, emigrados en la Galia, para la reconquista de su patria, ya que no les quedaba otro medio: aceptando estos la proteccion de los reyes Francos, que les facilitarian ejércitos para la reconquista, empuñaron por primera vez las armas de que se habian servido sus padres, única herencia que les dejaron al morir en la emigracion, y cóntando el político monarca que habia de ser un gran elemento de triunfo para los ejércitos Francos el ardor con que pelearian las huestes de naturales para el recobro de sus hogares, unió estas con aquellos, y desde entonces empezaron á cruzar por nuestros territorios legiones aguerridas, que, si bien peleaban bajo la enseña Franca, pero en realidad eran en gran parte compuestas de naturales de esta tierra y de otros que como naturales se hubieron de considerar en adelante. Difíciles y costosos fueron los primeros ensayos, y aunque lograron los reconquistadores plantar su triunfante bandera en los muros de la antigua Gerona, hubieron de retroceder, inundados por las algaradas Mahometanas que, atravesando el Ebro, se esparcian por todos los ámbitos de la Marca; pero, no cejando en su propósito, doblando siempre el ahinco, y atraidos á la lucha por una esperanza

mas segura, renovaron con indecible constancia su empresa los guerreros Hispano-Francos, y acaudillados al cabo por el mismo hijo de Carlo Magno é inmediato sucesor, Ludovico Pio, que en vida del padre habia logrado ya llamarse rey de Aquitania y contaria, con tal esfuerzo, serlo asimismo de la Marca Española, dominaron por completo el espacio que media entre el Pirineo y Barcelona, asegurando esta de manera, que ya no les habian de arrojar de allí los hijos del Islam, por mas ejércitos que sus correligionarios del Mediodía enviasen en ayuda de los demás Árabes que señoreaban el territorio desde el Llobregat á Tortosa. Con este hecho aparecia una nacion mas en el suelo Hispano, y aunque de pronto tenga solo visos de mera agregacion á los dominios Francos, la manera de constituirse el país revela claramente que fué el suceso empresa nacional, y que, por consiguiente, los reconquis tadores serian en su mayor parte' naturales ú originarios del país nuevamente conquistado, gérmen incorruptible de su futura independencia, por mas que la gratitud les debiese mantener desde luego adictos á la jurisdiccion suprema de su coronado protector: Ludivico, rey Franco y caudillo de la empresa, con todo y no despojarse del poder que ejercia respecto de los nuevos habitantes de Cataluña, con todo y ser el hijo del gran legislador Franco, tras la adquisicion de Barcelona, consintió en dejar á aquellos su ley y su costumbre, permitióles que la pública administracion se montase segun lo prescrito en el Fuero Juzgo, en el anterior código Visigodo, y la aplicacion de este en todos los casos de derecho, lo que de seguro no consintie

ra á ser el pueblo armado que verificó la reconquista exclusivamente Franco. Así vino á constituirse en España una nueva nacion Goda por completo, pero mas Hispana que Goda por su espíritu, no obstante la pasajera dependencia de Francia, pues aunque en ley y costumbre era igual á la nacion desaparecida en Guadalete, tenia la ventaja sobre esta de gobernarse por sí misma, sin distincion de razas, sin temor ni desconfianza de una raza inferior ó excluida, como que eran todos los habitantes de la Cataluña Vieja dignos de una misma honra, y cuantas preeminencias resultaban del Código Visigodo en lo antiguo para la raza dominadora, podian disfrutarlas entonces los Hispanos de nuestra 'nacion, siendo ellos y solo ellos, sin ayuda de otra fuerza extrangera, los encargados de defender el país, rompiendo, con este objeto, las fronteras enemigas, para dilatar cada dia mas y mas el dominio que les competia, y avanzando é internándose con heróico empeño en direccion al Ebro, último límite de la Marca, para lograr, como lograron, con el tiempo, expulsar por completo á los dominadores extraños de la region que habia pertenecido á sus padres antes de la irrupcion sar

racena.

Esplicaremos luego, con mayor oportunidad, la continuacion de la marcha que sigue la nueva nacionalidad Hispana, establecida en el territorio de la Marca, hasta conseguir todo el perfeccionamiento necesario para poder obrar como nacion independiente, y entretanto, basta consignar que por su carácter, por su procedencia natural, por la costumbre bajo la cual vivia, por sus esfuerzos mi

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