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En el año de 1521 se estendió la iglesia de San Pedro, á espensas de Juan Garcia de Jove y otros bienhechores; por esto se les hizo merced de las sepulturas contenidas en el ensanche desde el tercer arco á la izquierda, entrando por la puerta principal, hasta hacer frente con la esquina de la capilla de los Reyes; en cuya pared se abrieron desde las pilastras del púlpito hacia arriba, dos grandes arcos, en correspondencia con los del otro lado, por medio de los cuales para mayor estension de la iglesia, quedó á ella incorporada esta capilla, cuya primitiva fábrica, ya dejamos mencionada en el libro anterior,

Conforme transcurria el tiempo y se aumentaba la poblacion, se reconocía la necesidad de dar mayor capacidad á la iglesia: en el año de 1560 segun consta del libro de acuerdos del Ayuntamiento de Gijon, se construyeron las dos naves colaterales, siendo nombrado por la justicia Regimiento y vecinos, para dirigir las obras y practicar las mas estrictas economías, el regidor D. Lope Menendez Valdés, depositario general de la villa y su jurisdiccion. Estas se llevaron á cabo particularmente costeadas por algunas personas piadosas, que contribuyeron á este objeto en la forma siguiente: D. Toribio Bernardo de Miranda, Alferez mayor de Gijon dió tres mil maravedises; Juan de Valdés, dos mil quinientos; Alonso Ramirez, tres mil; Gaspar de Jove, dos mil; Alvaro de Llanos, dos mil quinientos; Toribio Moran de Lavandera, dos mil; el capitan Jordan Menendez de Valdés, cuatro mil; el Licenciado Cifuentes. tres mil; Gonzalo Sanchez de Cifuentes. mil quinientos; el capitan Martin de Valdés, dos mil; Lope Menendez Valdés de Cornellana, dos mil, el licenciado Jove tres mil; todos regidores: tambien contribuyeron, Juan de Alvargonzalez con mil quinientos; Pedro Suarez de Beriña, mil; Pedro de Tineo, dos mil; Pedro García Sala, mil; Juan de Llanos Cifuentes, dos mil; Juan Alvarez Tegera, mil quinientos; Juan de Carrió, mil quinientos; y el escribano del Ayuntamiento Julian de Carrió, con dos mil. Construyó las dos naves Alvaro de Puelles, maestro cantero del concejo de Villaviciosa, y los generosos donantes renunciaron

á favor y beneficio de la iglesia, las sepulturas que les correspondian, del mismo modo que á sus antecesores, en las nuevas edificaciones que á sus espensas se habian hecho.

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La vida era entonces muy barata, y para probarlo vamos á citar algunos ejemplos, tomados al acaso en los libros de actas y acuerdos del último tercio del siglo XVI: habiendo llegado un alferez con algunos hombres, para resguardo del puerto, se trató del alojamiento de aquel, y el municipio se quería concertar con Juan de Caces, sacristan de esta villa, para que le de su casa y de concierto con el, que se le den veinte ducados al año, deviendo parecer de dar para el alojamiento del alferez, una cama doblada, y una mesa y dos bancos, y doce platos de peltre, y dos arcas y una ferrada y una caldera, y una sarten.» El Alferez prefirió tres ducados al mes, y su posada le costaba tan solo 18 reales; bien podia sostenerse con tan infima cantidad, cuando la carne se vendia desde 8 á 15 mrs. libra; el vino blanco y tinto de Burdeos á 28 maravedises azumbre; el de Sevilla, á 12 mrs. cuartillo; la sidra desde 6 hasta 10 mrs. azumbre; y el aceite de ballena á 51 maravedises igual medida: vendiéndose el trigo que traian varios buques ingleses en el año de 1577, que se perdió totalmente la cosecha del país á 18 y 19 reales fanega; y la cebada á 11; pagándose á cuatro reales la carrada de leña.

Así es que los sueldos seguian la misma proporcion, tanto que el Padre Fajardo, predicó la cuaresma de 1577, por once ducados, y el Prior de Santo Domingo, la mitad de la del año de 1578, y la fiesta de San Pedro, por seis; sirviendo su escuela el maestro Domingo Despana, por los años de 1587, por la cantidad de dos ducados mensuales; pagándose un peon que fuè à Madrid con un mensage en tres ducados; y un propio á Lastres ida y vuelta en cuatro reales: verdad es que entonces cobraba un buen albañil seis ducados al mes; que se daban dos por un millar de tejas; que las pipas se vendian á 5 6 6 reales, la pólvora á 3 12 libra; y que un arcabuz valia 26 reales.

Benditos tiempos aquellos, tiempos patriarcales. en que al sonar las doce todo el mundo se sentaba á la mesa, aunque se descuidara el servicio de la república, y en que un secretario de Ayuntamiento, suspende la sesion en medio de un acalorado debate, porque iba a dar la hora meridiana: al toque de oraciones las calles quedaban desiertas, y solamente se sentia el ronco alerta de los guardas del puerto, que cuidadosos le vigilaban, de las asechanzas de los eternos enemigos de España. (1)

(1) Para la redaccion de este capítulo, se han tenido á la vista los libros de acuerdos del Ayuntamiento, de los años desde 1560 hasta el de 1600.

CAPITULO IV.

Hijos ilustres de Gijon.-Alvaro Carreño.-Hernando de Valdés. -Gregorio García de Jove. -Francisco Menendez de Valdes y las glorias de Flandes.-Tomás de Carrió Labandera.-Jordan de Valdés. Francisco de Valdés.-Miguel de Cifuentes.-Juan García de Jove.-Fernando Sanchez de Labandera. -Francisco Alvarez de Jove.-Juan Garcia de Jove.

Vamos hacer mérito en este y el seguiente capítulo de algunos de los muchos y eminentes varones, que enaltecieron el nombre gijonés, desde el reinado de los Reyes Católicos hasta el de D. Felipe III: precisamente hemos de reseñar muy á la ligera sus méritos y gloriosos hechos, que sino necesitaríamos para ello muchas páginas, que únicamente por un privilegio especial de la naturaleza, puede creerse que un pueblo de tan corto vecindario, produjese tantos y tan distinguidos hijos, como los que vamos á presentar á nuestros lectores, observando, segun nuestra costumbre, riguroso órden cronológico.

ALVARO CARRENO; valiente caballero, sirvió á los Reyes Católicos al comienzo de su reinado, con tanto valor como inteligencia, contribuyendo en gran parte à la toma de la ciudad de Zamora y triunfo alcanzado en la batalla de Toro, contra el rey de Portugal D. Alonso V, que pretendía la corona de Castilla, por su esposa la infanta D. Juana llamada la Beltraneja.. Consiguió por estos servicics un privilegio de 200 maravedises cada año, para sí y sus sucesores, segun consta de la real cédula espedida en Madrigal á 11 de Mayo de 1475, refrendada en Córdoba á 4 de Junio de 1484, y confirmada en Valladolid por la reina D. Juana á 3 de Junio de 1509.

HERNANDO MENENDEZ DE VALDÉS; capitan de guerra del rey D. Fernando V y teniente general de sus ejércitos; fué uno de los mas valientes y célebres capitanes, que sirvieron á aquel astuto y político rey; D. Fernando que conocia su talento superior, le confirió las empresas mas difíciles y los asuntos de mas árduo desempeño. En el año de 1501 pasó á la isla de Gelves, á tantear la disposicion de los naturales para atraerles al dominio de España: recibióle el Jeque con grandes demostraciones de amistad y benevolencia, pero resistiendo el vasallaje, con lo que se dió por terminada su mision. Enviado por su soberano cerca del Papa Julio Hy. de los principes italianos con él confederados, partió con toda presteza á advertir á los aliados, que no empeñáran batalla, hasta tanto que llegasen los refuerzos que ya estaban en marcha, pero aunque hizo todo lo humanamente posible, por llegar á tiempo; no se pudo evitar el combate, que tuvo lugar en Ravena; en esta sangrienta batalla, peleó Valdés con gran valor. aunque inútilmente, que al fin los de la liga, fueron desbaratados por los franceses. Dando mas tarde Fernando de Valdés cuenta al rey de lo sucedido; le replicó éste lamentándose de la pérdida sufrida: Por lo menos Valdés bien supisteis cuidar de vuestra persona, pues areis salido libre de un lance tan peligroso, Gravemente herido en lo mas vivo de su honor el noble capitan. disimuló por el pronto, esperando ocasion en que mostrar al monarca, lo ligero que habia andado en sus espresiones.

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