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se el patronato Aprobáronse estas capitulaciones en 5 de Mayo del mismo año, entregándose 2.000 rs. por vía de adelanto y para hacer las primeras diligencias al citado religioso, no sin viva oposicion por parte de algunos señores regidores. Las dificultades suscitadas por el párroco, impidieron una pronta solucion, y ya veremos en lo que estos tratos pararon despues.

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Esta natural dilacion irritaba tanto á algunos impacientes, que ya en el año inmediato, fueron perfectamente acogidas, algunas escitaciones de un fraile franciscano en pró de su órden, y mejor todavía las hechas por un benedictino descalzo: se gestionó entonces con el general que residía accidentalmente en Oviedo, prometiéndoles este la traslacion del convento de Villanueva, cerca de Cangas, á Gijon, con tal de que el edificio se construyera á espensas de esta villa, Abierta discusion sobre este punto, y á pesar de que algunos regidores hicieron ver la falta de inconveniencia cuando menos, en que se incurria, mediando tratos con los mercenarios, triunfó la mayoría, sometiendo á la aprobacion del superior de los benedictinos, las siguientes bases para un arreglo: «1. Que la religion habia de sacar bula para la union y el traspaso de la renta de Villanueva á Gijon. 2. Que si por algun accidente se separan ambos institutos, todo el edificio y la cantidad que hubiere dado la villa, sería para la misma. 3. Que no se habia de admitir en el templo dotacion alguna, si no tener à la villa por bienhechora. 4. Que habia de enviar un monje de satisfaccion, que gastara lo que fuese preciso. 5. Que la religion habia de poner colegio ó estudio, con los profesores necesarios, que bien los necesitaba una poblacion que pasaba de 4.000 almas, y finalmente 6.a y última, que no se podian dar mas de 16.000 ducados. En 8 de Enero de 1671, se recibió la contestacion del general de la órden, aprobando con ligegeras variaciones, las bases formuladas por el municipio. y anunciando que se disponia a obtener del arzobispo de Santiago las licencias necesarias; una vez que el obispo de Oviedo sé negaba á concederlas.

En el año de 1673. y cuando los benedictinos se agitaban, para conseguir el permiso del Arzobispo, llegó á Gijon un fraile mercenario, autorizado con real cèdula para fundar el convento; entonces tuvo ocasion de verse la ligereza conque se habia procedido en el asunto, que en pleito entablado por la villa, y concluido por sentencia espedida por la chancillería de Valladolid, se la obligó á cumplir el contrato con la órden mercenaria, ó á entregarle una cantidad por via de indemnizacion: igual demanda entablada por los benedictinos, que se vieron sorprendidos y burlados, obtuvo en 1676 idéntica resolucion; mas recurriendo en súplica al monarca los señores justicia y Regimiento, pintándole la penuria y falta de recursosen que se encontraban. alzóles la pena, indultándoles d.' pago de la suma: desde entonces y en todo el siglo, no se trató mas de convento, que aunque en 1697 Fr. Domingo de Castro, Presidente del Seminario de San Francisco de Villaviciosa, propuso y fué acogido la creacion en Gijon de otro instituto de igual indole, ni esto era convento, ni tampoco hubo de llevarse á efecto.

Seguramente que mas afortunadas fueron la madres agustinas, que aunque à costa de una escesiva dosis de paciencia, consiguieron dar cima á sus propósitos, estableciendo en Gijon una comunidad de su órden: se recibió por primera vez en el municipio, y en el año de 1663, una carta de la Reverenda madre María de Santo Tomé religiosa prelada del convento de Llanes, cuya vida era muy, ejemplar y admirable, segun se dice en su biografía que circula impresa; en ella manifestaba su propósito, de fundar un convento de monjas, siempre que se le otorgara licencia y algunas cantidades; en nombre del municipio contestó el alferez D. Francisco Jove Llanos, espresándola que su peticion habia sido acogida con gran aprecio, pero que la villa no se podría estender á contribuir con mas de 4.000 ducados, que se tenian por cuenta de los propios y rentas; siempre que todas las diligencias fueran á cargo de dicha señora, igualmente que el poder necesario, para entregar la citada cantidad, y con la cláusula, que la villa ha

bia de ejercer el patronato; aceptó esta dádiva la religiosa, en la confianza de que lo demás que se necesitara podría obtenerse por medio de limosnas particulares, aunque advertia tambien que el patronato no podia concederse, á no ser que se afianzaran 600 ducados de renta; se accedió á sus deseos pero añadiendo que no se daría la suma estipulada, hasta que Sor Maria obtuviera la licencia real, siendo vanas las gestiones que por su encargo hizo el licenciado. D. Pedro de la Flor su sobrino, para que se le entregase al contado. En 1668 y á 23 de Setiembre llegaron á Gijon, provistas con todas las facultades necesarias las monjas agustinas, y su priora, saliendo á recibirlas una comision del municipio, que las dispensó los mayores cuidados y agasajos: hospedáronse provisionalmente en una casa particular, (1) comenzando de seguida la venerable Sor Maria sus diligencias, para apresurar la edificacion del convento: recomendada la urgencia en este asunto en mandamiento espedido á 24 de enero de 1669 por el Sr. gobernador del Principado, viose privada la virtuosa religiosa de ver realizadas sus aspiraciones, sorprendiéndola la muerte á 26 del mismo mes: impresionado el municipio y la villa con tan súbito fallecimiento, y en atencion á las relevantes dotes, que adornaban á la ilustre finada, se la tributaron solemnes honras fúnebres, con asistencia de los зeñores justicia y Regimiento, desplegándose gran pompa en su obsequio y con asistencia de todos los sacerdotes del concejo, y profesores de la capilla de Oviedo.

Algun tanto paralizados con este motivo los necesarios y preliminares trabajos, y aun siendo diversos los pareceres, sobre el sitio en que se habia de edificar, vino á Gijon en el mes de Junio, el Sr. gobernador D. Pedro del Rivero y Gomez, que autorizado por el municipio, y des

(1) En la que primitivamente se estableció el Instituto Asturiano, propiedad de la casa de Jovellanos y sita en la plazuela de este nombre.

pues de informe de tres maestros arquitectos. señaló como el mas apropósito para el caso, el terreno conocido con el nombre de calvario viejo, tomándose tambien bajo su presidencia á 16 del mismo mes, el siguiente acuerdo por el que se concedian á las monjas, mas cantidades que la señalada, que hubo de parecerle harto mezquina, en razon del plan proyectado: »que esta villa y su puerto tiene mas de 1,000 vecinos, y se va poblando cada dia, y en ella no hay mas que una parroquia, y no tiene ninguna comunidad eclesiástica, y que en el circuito por la costa, en mas de veinte leguas, no hay convento de religiosas hasta la villa de Llanes: y teniendo tanta vecindad y poblacion, necesitaba de un convento de religiosas, para acom dar en el sus hijas. Que se habian ofrecido 4000 ducados y eran poco, que las religiosas no tenian nada, por lo cual disponian establecer un arbitrio nada gravoso, como era el de un maravedí en puchera de vino, hasta reunir otros 6000 ducados, y que tanto el municipio como las monjas, harian las diligencias necesarias, para conseguir el permiso.» A poco tiempo se recibió la autorizacion real para este recargo, contratándose las obras en 24 de Julio; aplazáronse no obstante, á causa de haberse reconocido como de condiciones perniciosas y mal sanas, el sitio designado; por lo cual se resolvió en 29 de Setiembre con asistencia del Sr. gobernador del Principado, cederles otro con las mismas condiciones que el anterior, en el llamado campo de la talaya, dando principio á la edificacion en Julio del año inmediato de 1670: lentas fueron las obras, que no daban para mas los estrechos recursos con que se contaba; así que hasta 1679 no se terminó el convento, y la iglesia en 1684. Dia de fiesta para Gijon, fué el 4 de Octubre de este año en que se trasladó el Santísimo del Convento provisional al nuevo y suntuoso de Santa Catalina; celebró el obispo de Oviedo los divinos oficios, con asistencia de los señores justicia y Regimiento, personas convidadas, y un numeroso pueblo; solemnizándose tambien con varios festejos y regocijos públicos; significando así los vecinos la satisfaccion con que

al fin veian cumplidos sus deseos, una vez terminada obra tan meritoria. (1)

Por lo demás grandes eran los sentimien tos religiosos. que abrigaban los vecinos de Gijon: encontramos numerosas pruebas de esta solicitud en las muchas asociaciones y cofradias, que como prueba de amor hacia la religion existian y se crearon, durante el siglo XVII; la antiquísima de San Fabian y San Sebastian, las del Rosario. Santa Eulalia, Sacramento y Animas del Purgatorio; la de la Misericordia, instituida en 1652, que gozaba de grandes indulgencias, y la de San Antonio, de que formaban parte casi todas las personas de calidad. Estas cofradias celebraban ostentosas funciones en los dias de su santo respectivo, en que no se escaseaba ningun género de gastos, para que salieran con el mayor lucimiento. Atendian tambien constantemente, al mayor esplendor del templo, y comodidad de los fieles; ya adquiriendo imáge nes, ornamentos y órgano, como instituyendo en 1660 la misa de doce en obsequio de los paisanos de las aldeas vecinas ó haciendo resonar bajo sus bóvedas la magestuosa voz, del benedictino Feijóo y otros célebres oradores. En las cuestiones que se ventilaban por el pueblo, como en la del conde de Linares, por ejemplo, se imploraba siempre el auxilio divino, los regocijos por cualquier acontecimiento feliz, una buena noticia, el triunfo de nuestras armas, se celebraba con solemnes fiestas de gracia. En las grandes calamidades, cuando el persistente sol ó la tenaz lluvia, amenazaban la ruina de la cosecha, se hacian rogativas públicas, llevando en procesion á la Virgen del Rosario, hasta la ermita de Contrueces, donde se la dejaba nueve dias, repitiéndose á la vuelta con igual solemnidad.

Finalmente, tambien son buenas prendas del espíritu re

(1) Este edificio, notable por su magnitud y buen gusto arquitectónico, se encuentra aplicado desde hace años, á la fabricacion de cigarros por cuenta del Estado.

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