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pilla de Oviedo, que se traia exprofeso. A pesar de contribuir con el consumo de cera las diversas cofradías de la villa, gastábanse próximamente 2.000 reales en la funcion, lo que demuestra la manera solemne con que se hacian los funerales regios.

El aparato que se desplegaba para recibir á las autoridades superiores, era tambien fastuoso y variado: he aquí el que se dispensó al Sr. D. Alfonso del Castillo, caballero de San Juan, bailio de Lora y gobernador del Principado, en Abril de 1646: seis lanchas engalanadas y llevando á su bordo cada una seis arcabuceros; se aproximaron á la concha, escoltando la en que venia el Sr. gobernador acompañado de una comision del municipio; durante el tránsito, las salvas de los arcabuceros, mezclábanse con las de la artillería de la plaza; despues de tomar tierra y del conveniente descanso sirvióse una abundante cena, preparándose cómodos y bien adornados aposentos para el bailio y su comitiva, que despues del refrigerio, recorrieron la villa cuyas casas estaban todas colgadas é iluminadas.

En la gran variedad de fiestas que se celebraban, y en la imposibilidad de mencionarlas todas, nos ceñiremos esclusivamente á relatar la principal de San Pedro, para luego entrar en detalles, respecto á cada parte, de las que constituian el todo de la funcion. Despues de solemnes. vísperas en el templo, daba principio la funcion nocturna, iluminándose con variedad de faroles de color la torre de la iglesia, las casas de ayuntamiento, y todas las de la poblacion: hacianse grandes hogueras con barricas y argoma, cerca de estos edificios, en torno de las cuales, bailaban varios gitanos, al son de los populares instrumentos del pais; quemábanse profusion de fuegos artificiales, segun nos demuestra la siguiente lista que hace relacion al año de 1663 «gastaronse 2124 reales en lo siguiente: 6 ruedas de disparar, 6 jirandulas, 200 cohetes voladores de trueno, 50 ordinarios, 300 cohetes catapies, 50 de caña que suben arriba, 30 alcancias, 52 carretillas y dos volatines de cuatro tiempos cada uno. Al siguiente dia, desde muy temprano, recorrian la villa alegres com

parsas enmascaradas; en tanto que varios saltinbanquis, entretenian al público, haciendo suertes sobre la maroma en la plaza mayor. Despues de la solemne funcion de iglesia y vistosa procesion, amenizada con cuadrillas de bailarines, y disparos de cohetes y arcabuces, á la que asistia la justicia y Regimiento en forma de villa, daban principio los mas principales festejos; como el juego de la sortija, la comedia y desde 1660 la corrida de toros, terminando con la indispensable colacion, que se servía á los señores de ayuntamiento, sus dependientes y á veces á los sacerdotes que era digámoslo asi, el finis coronat opus de la funcion. Era tan grande en aquellos años el deseo de que la fiesta de San Pedro, sobresaliera á las demás, que no satisfecha la corporacion conque en ella se gastaran de siete á ocho mil reales cantidad crecidísima para aquellos tiempos, solicitó facultad real para poder gastar en ella de los propios hasta doce mil reales, porque asi lo requería el lucimiento y solemnidad de la fiesta y los muchos ca' alleros del Principado que á ella concurrian dice la leyenda.

Pocas palabras diremos sobre el juego de sortija, que sobre ser tan conocido, no requiere esplicacion, tenia este lugar por lo general, en la plaza pública, donde se alzaba el palenque con un tablado para la justicia y Regimiento, que siempre presidia la funcion; habia tan diestros mantenedores, que algunas veces se les gratificó hasta con cien ducados, por la habilidad que mostraban en las suertes. En las mascaradas solian tomar parte activa los mismos concejales, vistiendo ricas y vistosas libreas, y saliendo emparejados con preciosas hachas de viento. En ocasiones se invitaba á los regidores, á ir en cuadrilla á otros pueblos, donde se celebraba alguna solemnidad, cómo en 1619 en que á instancias del Ayuntamiento de Oviedo, pasaron á aquella ciudad á tomar parte en las fiestas de Santa Eulalia, cuatro caballeros del de Gijon, despues que se les ofreció, lo que es muy digno de notarse, que en todas las funciones se les daría el primer lugar.

Eran las colaciones verdadero reverso de la genuina acepcion de esta palabra: que segun la gráfica espresion de

un amigo nuestro, abundaban en ellas las carnes y los vinos, sobraban las frutas y rodaban los dulces: he aquí lo que se consumió en la que tuvo lugar el dia de la Visitacion de 1649: 20 rs. de pollos, 40 de gallinas, 12 de lenguas de vaca, 24 de piernas de carnero, 24 de perniles, 12 de cóngrio, 12 de roballo, 6 de pimienta, 4 de clavo. 10 de manzanas, 6 de jerez, 12 de aceitunas y 14 de confites; y en la de San Pedro de 1663, además de una exhorbitante cantidad de helados; 125 libras de confites, manzanas y cerezas en abundancia y 35 azumòres de vino. Estos espléndidos y algun tanto báquicos festines. se celebraban en el Consistorio.

Representábanse en público las comedias, bien por aficionados ó por alguna compañía ambulante, que accidentalmente se encontrara en la poblacion; en el primer caso la representacion consistia en algun auto sacramental, aplicable á la festividad del dia, que era cuando aquellas tenian lugar; en el segundo en cbras del teatro contemporáneo: siempre que la concurrencia era escasa, recompensaba largamente la ilustre municipalidad á los actores, de las pér-didas sufridas. El sitio donde las comedias se celebraban solia ser en la plaza que se preparaba al efecto, colocándose en un tablado la justicia y Regimiento, que dirigia la

representacion.

Vamos ahora á hacer una breve reseña de las corridas de toros, tal cual se verificaban en nuestra villa de Gijon. Desconocido este espectáculo para la generalidad de sus habitantes; por primera vez le presenciaron en el año de 1660, en las funciones dispuestas por la cofradia de San Antonio, y á las que asistió el Ayuntamiento en forma de de villa. y un númeroso público que concurrió de diversos. puntos de la provincia, atraido por la celebridad de la fiesta. Desde luego la lidia no era como al presente; que entonces se hacia uso del rejoncillo, desjarretándose los toros para darles muerte; muy buenas suertes hizo con los que se corrieron el torero Juan de Solares (a) Figon, tanto que sus mercedes se los mandaron dar por premio, y 24 rs. á

biera sido aun mayor, si las casi constantes guerras no hubieran impedido el pacífico desarrollo del comercio y las artes liberales.

CAPITULO X.

Hijos ilustres de Gijon.-D. Juan Vigil de Quiñones.-D. Luis Fernandez de la Vega.-D. Fernando de Valdés.-D. Antonio de Valdés Ramirez.-D. Pedro de Valdés.-Dr. D. Justo de la Mar.-D. Juan de Valdés Tineo.-D. Gregorio de Jove Bernardo. -D. Andres de Valdés Castro.-D. Francisco de Valdés.-don Gregorio de Tineo.-R. P. Fr. Blas de Tineo.-D. Alonso Ramirez de Jove.-D. Alonso de Tineo Solis.-D. Cárlos Ramirez de Jove, marqués de San Esteban.-D. Cosme de Valdés.— D. Francisco Ramirez de Miranda.-D. Pedro de Valdes.-don Juan Ramirez de Jove.-D. Andres Gala.-D. Antonio de Argüelles Somonte.-Otros gijoneses distinguidos.

Siguiendo nuestra costumbre, tócanos ahora y antes de pasar á otro libro, cerrar el presente, con la enumeracion de algunos gijoneses distinguidos, que florecieron durante el siglo XVII; sensible nos es que la falta de detalles, nos obligue á ser demasiado someros, y que apenas podamos consignar sino los nombres de algunos; que la completa imparcialidad y exactitud que nos anima desde el principio de la obra, y que creemos se refleja claramente en sus páginas, eco fiel de los libros y documentos que nos hemos

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