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ceros sentimientos de gratitud, que serán sin cesar los mas fieles intèrpretes de nuestro cordial amor y reconocimiento. Asegurando á V. E. que cuantas disposiciones se dieren por el Ayuntamiento en órden al depósito en su inversion de dicho candal cuando llegue el caso, serán con la intervencion del Sr. D. Francisco de Paula y con arreglo á las órdenes prescritas por V. E. en su citada. Con este motivo tenemos el honor de revalidar á V. E. nuestro inmutable afecto para cuanto ceda en su obsequio y mayores satisfacciones y rogamos al Todopoderoso felicite su apreciable vida los años de nuestro deseo.-Gijon y Febrero 28 de 1798.-Excmo, Señor.-Señor B. L. M. de V. E. sus inas favorecidos atentos servidores.-José García Jove Llanos, Ignacio de Valdes Tabaza. »

A pesar de tan lisonjeros pronósticos, y cuando ya se iban á fijar los cimientos de la nueva iglesia, la destitucion del Sr. Jovellanos del ministerio de Gracia y Justicia, originó la suspension primero y el abandono despues del proyecto. Tal es la relacion que tiene la caida de un ministro, con la ejecucion posterior de sus ideas y disposiciones, aunque hayan sido las mas benéficas al Estado y al bien público.

Concluiremos este capítulo con la relacion de otro proyecto, que está intimamente ligado con la materia que nos ocupa, y que dá honra y gloria á la veneranda memoria del Sr. Jovellanos. Con motivo de padecerse en Gijon el año de 1799 una asoladora epidemia, se trató de poner por obra la construccion de un cementerio, que hacía algunos años se tenia premeditado, por la pequeñez de la iglesia parroquial, lo crecido del vecindario que se enterraba en ella, y para que tuviese el debido cumplimiento la real cédula de 3 de Abril de 1787, que mandaba se ejecutasen en todos los pueblos del reino. Autorizado D. Gaspar con el honorifico empleo de Alferez mayor que gozaba por su casa, hizo congregar el Ayuntamiento para tratar del asunto; y habiendo sido necesaria toda su elocuencia y persuasion para desvanecer las preocupaciones de los regidores contra los enterramientos fuera de los templos, se acordo que se construyese por suscricion un cementerio cerca de la igle

sia, en parage ventilado, y distante de la poblacion. Pero habiéndose da lo cuenta de esta resolucion al reverendo obispo de la diócesis, que la aprobó, hubo de insinuar á Jovellanos, que aunque por su respeto, autoridad y planes se hubiese vencido la repugnancia al cementerio, dudaba que sucediese lo mismo con los que tenian sepultura propia en la iglesia, á quienes esceptuaba la citada real cèdula de 1787.

Enardecido el señor D. Gaspar con esta respuesta de un santo celo por el decoro y decencia de la casa del señor, por el cumplimiento de las reales órdenes, y por la salubridad del pueblo, tomó inmediatamente la pluma y estendió el borrador de una escritura pública con ánimo decidido de otorgarla ante un escribano, cuando se comenzase á construir el cementerio. Despues de referir en el borrador les justos motivos que habia para edificarle, y lo que previenen los antiguos canones y disciplina de la iglesia, teniendo en consideracion la dificultad que insinuaba el venerable prelado, y deseoso de concurrir por su parte á facilitar tan santa obra, y á estimular con su ejemplo á otros propietarios de sepulturas en la parroquia, decía, que renunciaba el derecho que disfrutaba de enterramiento en la capilla de los Reyes, y mandaba, que cuando se verificase su fallecimiento, se enterrase su cuerpo en el cementerio que se trataba de construir, y no en la iglesia, á no ser que á la sazon no hubiese cementerio.

Otras cláusulas estendió acerca del patronato y demás distincion que disfrutaba en la mencionada capilla, y que tambien renunciaba y mandaba remover, porque solian ser mas bien un incentivo de orgullo y vanidad; que de piedad y verdadera devocion, y por tanto desconocidas en los antiguos y venerables siglos de la mas pura disciplina eclesiástica, y menos conformes al espíritu de humildad con que debe presentarse el hombre en el templo ante su divino criador y Redentor. Pero declaraba que no era su ánimo alterar en manera alguna el cumplimiento del aniversario fundado en la propia capilla; al contrario que estaba pronto á llenar tan piadosa obligacion en la sucesivo, y en los mismos térmi

nos que lo habian hecho sus predecesores. Aun á mas se estendía su generosidad y devocion. que era á ceder la parte del prado llamado de la Atalaya, propio de su casa, que se considerase necesaria para formar en ella el cementerio, y á dar por una vez, mil quinientos reales, cómo suscritor para su construccion.

Como esta no llegó á verificarse, ó por haber cesado la epidemia, ó por la aversion de los enemigos de tan santos y saludables proyectos, tampoco llegó á estenderse la escritura, que hubiera sido un documento digno de grabarse en las paredes del cementerio y en los corazones de los vecinos de esta villa, como es el borrador un testimonio de la beneficencia y verdadera devocion de Jovellanos.

CAPITULO V.

Reflexiones.-Cuestiones de puerto y muelle.-Hostilidad del Principado.-Diversas ruinas en el muelle antiguo y enérgicas representaciones del Ayuntamiento.-Completa ruina en el año de 1750.-Orden del rey para su reedificacion.-Ingeniero Odaly.Dificultades suscitadas por la provincia.-Orden real á Salaverri.-Marcha de Odaly.-Arquitecto D. Pedro Menendez.-Informe de Llobet.-Suspension de las obras.-Representaciones.Informe de Bierna.-Orden en 1772 para proseguir las obras.Dictámen del Excmo. Sr. D, Jorge Juan.-1dem de Guiral.— Otros varios de distinguidas personas.-Arquitecto D. Manuel Gonzalez Reguera.-Ingeniero D. José Palacio San Martin.Lentitud con que caminan las obras y largos años que se emplearon en las mismas.-Merced á las intrigas de algunos asturianos proyectase el puerto de Rivadesella.-Gestiones de Jovellanos en favor de Gijon.-Estracto de algunas de sus cartas.Esposicion al ministro de Marina.-Inútiles diligencias.-Por disposicion de la Junta suprema del Estado, se suspenden las obras en 1790 y sus arbitrios se aplican á Rivadesella.-Costo de las mismas.-Diversas representaciones de la villa.—Son desoidas.

Tarea enojosa por mas de un motivo, es la que respondiendo al compromiso que voluntariamente nos hemos impuesto, tócanos desempeñar en la redaccion de este capítulo: cuando despues de un siglo subsisten aun estrañas rivalidades entre pueblos nacidos para amarse como hermanos, cuando los adelantos de una localidad escitan la suspicacia

y el recelo de las restantes; forzoso nos es confesar que que nuestro ánimo decae, y que como asturianos y gijone ses nos contristan los obstáculos que sus mismos hijos oponen, en nuestro modesto pero leal juicio, á la prosperidad y engrandecimiento del Principado; con todo, luchas enconadas, ardientes cuanto estériles polémicas, podrán suscitar dificultades del momento, pero no variar lo que la naturaleza y la ciencia tienen señalado como punto de partida para la regeneracion de Asturias.

Ya comprenderán nuestros lectores que vamos á ocuparnos de la cuestion del puerto en general y del muelle ó dársena en particular; en todo el transcurso de la obra y en la espectativa de que llegara este momento, hemos tenido sobrado cuidado de presentar á su vista un buen número de hechos exactos, tomados de los autores y documentos comtemporaneos, entre los que se distingue la representacion hecha por el Principado al príncipe D. Baltasar Carlos, en contra de las pretensiones del conde de Linares. En todos ellos se cita el puerto de Gijon, como el principal de las costas de Asturias y como el único de las de Cantábria, para refugiarse en tiempos tormentosos.... ¡ah! cuántas veces á sus escelentes cualidades, se debió la salvacion de la provincia ya en tiempos de guerra, ya en inviernos tempestuosos y de escasez de cereales; entonces se reconocian, entonces no predominaba aun el espíritu de partido; todos eran asturianos; al recorrer las páginas de nuestra historia, muchas pruebas se encontrarán de la verdad con que formulamos este aserto. Hasta el siglo XVIII no comenzó á dibujarse esa hostilidad del Principado seguramente inspirada por las demás localidades, recelosas infundadamente de los adelántos y mejora de Gijon, debidos tan solo á los esfuerzos y laboriosidad de sus honrados habitantes. Historiemos, pues, este período y comenzando por el muelle actual, dejemos. para luego ocuparnos del proyecto de puerto de refugio en la concha de Torres.

De construccion debil, defectuoso y en estremo reducido el muelle ó cay antiguo de Gijon, hecho á espensas de la villa, segun dejamos atrás consignado, sufrió en diversas

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