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del consulado, crea vuecelencia que la causa no es otra que el no ayudar á Gijon en una empresa que, aunque generalmente util, ha de contribuir primero á su particular engrandecimiento. Los cuerpos políticos son tambien capaces de estas miserables pasiones, cuando los individuos que los forman no saben resistirlas. »

«Dignese, pues, vuecelencia acelerar la ereccion del consulado de Gijon; que si algun dia naciese en esta costa otro puerto mas seguro y magnífico que el nuestro, fácil será trasladar á él él consulado y el comercio de Indias. Entre tanto no retire vuecelencia del nuestro su benigna proteccion, ni deje de animarle con las gracias y franquezas que el mismo consulado sabrá pedir y señalar con mas conocimiento. »

«Mas para promover una idea tan provechosa, es indispensable la interposicion de un cuerpo autorizado y capaz de vencer los obstáculos que la envidia y otras pasiones le oponen cada dia. »

»Ni será empleo menos digno del nuevo consulado promover ante su magestad y vuecelencia la creacion de un colegio de pilotos para proveer la navegacion de una costa tan estendida, en la cual solo se sabe de esta importante ciencia lo que la practica y la tradicion enseñan á nuestros patrones."

Tal establecimiento parece indispensable para nuestra costa septentrional desde Francia á Finisterre, y la razon señala para él el puerto de Gijon, que la naturaleza colocó en el centro de esta gran distancia.»

«Por lo dicho hasta aquí reconocerá vuecelencia que para que el puerto de Gijon logre los efectos de la libertad que la sabiduría de vuecelencia ha proporcionado á este comercio, necesita todavia de su ilustrada y vigilante proteccion."

«Mas si vuecelen ia, completando su obra, acelérase la ereccion del consulado, tardará muy poco en recoger el fruto de sus benéficos designios en el aumento y estension de este comercio: cuya prosperidad deberá solamente á la piedad del rey y á la ilustracion de vuecelencia. »

Dígnese, pues, de señalarla con este último rasgo de beneficencia, para que Gijon pueda fijar en él la época de su felicidad. y perpetuarla en los siglos futuros con e ilustre nombre de vuecelencia.»

Ya hemos dicho el ningun resultado que esta esposicion produjo; reiterada mas tarde, tampoco fué atendida; por último abandonose por completo la idea del consulado, y aun habian de pasar luengos años antes que volviera á agitarse tan feliz pensamiento.

Sin comunicaciones no hay comercio, es esta una verdad incontrovertible; la provincia de Asturias aislada por altísimas montañas, separados sus pueblos por tortuosas veredas y malísimos caminos, apenas cultivavan entre sí algunas relaciones; al benéfico influjo que las luces civilizadoras comenzaban á ejercer disipando las tinieblas de la ignorancia, conocian las localidades y sus hombres ilustrados, la necesidad de estrechar sus vínculos, y desarro llar el comercio, uniéndose por medio de vias cómodas y accesibles: desde principios del siglo que predominaba la idea de abrir una carretera desde Leon. à un puerto de mar del Principado, natural era que Gijon solicitase esta preferencia, y en su virtud gestionó repetidas veces, ya con la diputacion del Principado, que tenia en estudio un plan general ó directamente en Madrid por medio de sus particulares agentes; ascendido el eminente conde de Floridablanca al cargo de primer ministro, se solicitó su apoyo por el Ayuntamiento en el año de 1773 contestando S. E. en los siguientes tèrminos:

Rindo á V. S. en nombre del rey las debidas gracias por la exactitud y claridad del informe que con fecha 26 de Febrero me han dado en contestacion á ini carta de 31 de diciembre, acerca del camino desde esa cindad á la de Oviedo, que es el que mas importa construir, para que ese puerto y las provincias interesadas, disfruten el beneficio del libre comercio á América. Queda el rey enterado de la formacion de la Junta y la aprueba. dándose por muy satisfecho de las muestras conque ya han empezado á acre

ditar su celo inteligencia y acierto en el desempeño de su comision. >>

«Sobre los arbitrios que disponen para construccion y conservacion del camino tomará S. M. la determinacion correspondiente, y ahora importa que V. S. S. me digan si hay algun facultativo capaz de dirigir las obras que deban ejecutarse a fin de que en caso de no haberle se mande de aquí el que haya de desempeñar aquel encargo cuando se decida llevarle à efecto. »

«Dios guarde, á V. S. muchos años como deseo.-El l'ardoá 13 de Marzo de 1779.-El conde de Floridablanca.Sres. corregidor y Ayuntamiento de Gijon. »

A pesar de estas seguridades del ministro, habríase naufragado à vista del puerto, sin la celosa intervencion del noble protector de la villa D. Gaspar de Jovellanos, que mientras se acordaba la variedad de opiniones de los naturales del país acerca del giro y direccion que debia llevar el camino general desde Leon, suponiendo que debiese terminar en Oviedo, por su situacion central, y por ser la cabeza del Principado, promovió en la corte el año de 1782, que se comenzase desde Gijon, añadiendo á los motivos arriba indicados, ser el puerto de mas comercio de la costa, tener concluido su muelle, que por él entraban los tabacos que iban de Sevilla para el consumo de Asturias y Leon y otras razones poderosas que el gobierno no pudo dejar de tomar en consideracion. Y habiendo mandado que se propusiesen arbitrios, presentó Jovellanos el de dos reales de vellon sobre el consumo de cada fanega de sal, que se adoptó proporcionando de seguida el mismo señor los medios de adelantar el valor de este impuesto; asi bajo su acertada direccion segun el consejo dispuso logró empezar y concluir en poco tiempo las cinco leguas de carretera que median entre Gijon y Oviedo, camino que segun un escritor contemporáneo dicen ser uno de los mejores que se conocen en España por su recta y cómoda direccion, por su piso suave é igual, por los tres puentes, y varios murallones de reten que contiene, por una venta en que

se provee el pasagero, por los árboles con que le recrea, y por otras obras de comodidad y ornato. »

Aprovechándose de la estancia en Asturias del insigne Jovellanos, y motivado por las reclamaciones de varios comerciantes de Gijon, en consecuencia de las trabas que se les ponian á la estraccion por mar del carbon de piedra, que habian descubierto y beneficiado á su costa, dispuso el ministro Bailio Valdés, que D. Gaspar reconociera las minas, y dictara las medidas mas oportunas á su esplotacion. Despues de muchos viajes y largas investigaciones, redactó y sometió á la aprobacion superior un luminoso informe, en el que entre otras cosas proponía la construccion de una carretera desde la cuenca de Langreo à Gijon. Vino entre tanto á Asturias el Sr. Casado de Torres, ingeniero de marina en comision para auxiliar al Sr. Jovellanos, y durante una ausencia de éste. propuso al gobierno, hacer navegable el rio Nalon; hízoselo así presente á su vuelta, haciéndole asentir á la utilidad de su proposicion; Jovellanos condescendió siempre que fuera dable realizarla porque jamás tuvo desconfianza de los grandes recursos, que el espiritu humano encuentra en la ciencia.

Conocido el temperamento conciliador del ilustre asturiano y en virtud de las razones aducidas por el Sr. Casado, se prestó á firmar con el ingeniero un largo informe, cuyos resultados produgeron la real órden de 24 de Agosto de 1792 que habría sido fuente de prosperidad para Asturias, á no haber resultado erroneos los cálculos formados acerca de la navegacion del Nalon; no es nuestro ánimo suscitar aquí la idea de la oportunidad ó conveniencia en absoluto de esta obra; mas si podemos aseverar, que con relacion alobjeto que la motivó, estamos por lo segundo, supuesto que con la mitad de los gastos que se hicieron, era posible construir el camino de las minas á Gijon, mientras se gastaban millones en obras que desde su principio demostraron el alto precio á que habría de ascender la conduccion del carbon. Hoy no quedau apenas señales de las sumas gastadas. El camino por que tanto suspiró el Sr. Jovellanos, construyose cincuenta años mas tarde: las escelentes ventajas

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obtenidas, demostraron la abundancia de verdad y de saber que el insigne patricio poseía. Muy distinta habría sido la suerte de Asturias á haberse construido entonces.

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